EXTRAVIOS 0 MIS IDEAS AL VUELO
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Principe de Ligne
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EXTRAVIOS 0 MIS IDEAS AL VUELO
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Principe de Ligne
EXTRAVIOS O MIS IDEAS AL VUELO Version y prologo de Ignacio Diaz de la Serna
sexto editorial
Mexico 2004
Titulo de la version original: Mes ecarts ou ma tete en liberte © Del prologo: Ignacio Diaz de la Serna © De la traduccion: Ignacio Diaz de la Serna Primera edicion: 2004
© Editorial Sexto Piso S.A. de C.V., 2004 Avenida Progreso # 158, 3er piso Colonia Barrio de Santa Catarina Coyoacan.04010 Mexico D.E, Mexico www.sextopiso.com ISBN 968-5679-18-5
Derechos reservados conforme a la ley Impreso y hecho en Mexico Este libro tuvo el apoyo de la beca "Traduccion Literaria 1999' del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 4
PRINCIPE COLOR DE ROSA
Rosa y plata fueron los colores del principe de Ligne. Sin duda los eligio porque cuadraban bien con su temperamento. Rosa y plata eran, ademas, los colores distintivos del linaje al que pertenecia. Su escudo de armas, blasones, estandartes, panoplias, y otros cacharros de su alcurnia, no solo eran rosa y plata; rezumaban un abolengo que casi se perdia en la noche anterior al Genesis. Casi... Autentico principe por los cuatro costados, enloquecia con los carruajes suntuosos y los sequitos de fabula. Ahf donde se dirigiera, viajaba siempre sobre un fondo rosa, como si el universe entero estuviera tenido asi, vistiendo el uniforme bianco del ejercito austriaco salpicado de galones y cintas color rosa. Durante los ultimos anos de su vida, cuando las circunstancias lo obligaron a refugiarse en Viena tras quedar arruinado por las revoluciones de Francia y de los Paises Bajos, el rosa continuaria acompanandolo. Los interiores de la residencia que alquilo en Molkerbastei fueron rosa, y color de rosa serfan aun sus pensamientos, pese a los numerosos desencantos sufridos. Charles-Joseph de Ligne atribuia un poder especial a los colores. Creyo que cada cual influia de manera precisa en nuestros sentidos y en nuestro animo. Opinaba que los habitantes de una ciudad pintada de bianco y rosa, de verde, de amarillo, de azul, serfan mucho mas Felices que los de una ciudad donde todo es gris y negro. No andaba desca-
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minado. El ideal arquitectonico de Ligne era simple: una ciudad multicolor. Nunca lo veria convertido en realidad. Sin embargo, algo de ese anhelo quedo plasmado en los aposentos y jardines de su esplendido Castillo de Beloeil. Alii, segiin cuenta en sus Memorias, llevo una vida envidiablemente dichosa. For encima de todo, el principe fue un hombre de sangre guerrera. Huerfano de madre desde los cuatro afios, crecio en un ambiente donde predominaban las aspiraciones viriles. For las noches, al calor del fuego, escucha en voz de su padre, sin pestanear, las proezas del principe Eugene, el relato de las batallas que Charles XII libro en buena lid y gano. Como cualquier nifio, el principe encabeza las mas increfbles escaramuzas, de las cuales, por supuesto, sale siempre victorioso. En su magin retumba a diario el cheque brutal de dos ejercitos, el temblor de la tierra cuando carga la caballeria, el estruendo de los canones; oye muy cerca la siiplica de los heridos, los gemidos de los moribundos; ve a sus pies jinetes y monturas apilados en un mar de sangre que enrojece, hasta el ultimo confin, el paisaje. Las llanuras de su Hainaut natal se transforman, por arte de birlibirloque, en escenario de los Grandes Sucesos de la Historia. Monsieur de Turenne, el Gran Conde, son sus heroes favorites. Los idolatra; desea seguir sus pasos. A los trece, se siente desconsolado porque todavia no ha tenido su primer duelo. El heroismo es, a todas luces, la vocacion del principe. Quisiera crecer mas de prisa para participar en encarnizados combates que le den fama, que pongan su nombre en el noveno cielo. Ya adulto, conservara intacto ese ardor guerrero. «No me quejo de los tiros que me disparan como solaz algunas veces cuando paseo», escribe al emperador Jose II. Vaya manera de divertirse. Para sobreponerse al tedio que pronto
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se apodera de todo campamento militar durante una tregua, pide de vez en cuando a algiin suboficial que le dispare mientras el hace caracolear a su caballo. Esquivar balas es su forma habitual de abrir el apetito cuando se aproxima la hora de la cena. Cabe suponer que le habria agradado menos correr ese peligro si le dispararan intencionadamente. De Ligne esta dispuesto a perdonar cualquier cosa, salvo que se trate de una accion en la que se han sopesado sus medios, sus fines y sus consecuencias. Lo que mas aborrece en el mundo es el calculo, la prevision meditada de lo que ha de ganarse o perderse al realizar esto o aquello. Con todo, seria un error pensar que la guerra lo deleitaba. No ignora que aun cuando se puede intervenir en ella con desenfado, con cierta jocosidad, exige demostrar virtudes poco acostumbradas. Tales virtudes, el arrojo o la clemencia, por ejemplo, solo interesan al principe en tanto que le permiten manifestar una soberana desenvoltura. La savia de sus ancestros no ha muerto en el; corre alegre por sus venas. Despues de tantos siglos, todavia lo alimenta la tradicion de la antigua nobleza feudal, duena de vidas y haciendas, que consideraba la guerra una mise en scene de la dignidad aristocratica. Y de Ligne, la verdad sea dicha, jamas traiciono su vocacion. Aquellos suefios de nino dejanan de ser suenos de infancia. Tuvo una brillante carrera militar, siempre fiel a los intereses politicos de Austria. No obstante, las guerras en las que intervino apenas colmaron su deseo de gloria. En epocas de paz, se dedicaba con frenesf al cultivo de la vida en sociedad, gozosos interludios que lo entretenian a la vez que lo aburrian. Aiin bastante joven, participo en la Guerra de los Siete Anos, lo que le valio ser nombrado coronel de su regimien-
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to. Posteriormente tomo parte en la guerra de sucesion por el trono de Baviera, entre 1777 y 1779. En ese ultimo ano, su desempeno en la conquista de Belgrade fue sobresaliente. Junto a Potemkin —cuya personalidad lo fascinaria—, combatio en la guerra entre rusos y turcos. Las cartas que envia a distintas personalidades durante todas esas campaiias dan testimonio de su vitalidad y, sobre todo, de su talento literario. Pero aun para los principes, la vida no siempre es color de rosa. Pierde a su hijo, su amadisimo Charles, en el sitio de Argonne, mientras peleaba contra los Franceses bajo las ordenes de Brunswick. Cuando propone a Catalina de Rusia una coalicion contra las fuerzas revolucionarias de Francia para salvar lo que el denomina «la religion de los reyes», no obtiene respuesta a su proyecto. El silencio de la emperatriz lo hiere tanto como antes lo habfa ofendido la negativa de Jose II, prohibiendole regresar a Viena despues de acusarlo injustificadamente de participar en la revuelta de los Paises Bajos. Mas tarde, reniega con amargura de que no lo incluyan en el ejercito para luchar contra Napoleon. Lo que le disgusta del corso es su costumbre de promover soberanos con la misma facilidad con que se promueve la ascension de rango en la corte o en un regimiento. Reyes caen, reyes suben, segiin el talante que tenga el gordito Bonaparte al despertar. Impotente, no tardara en llegar al prfncipe la noticia de la derrota de las tropas austriacas. Como militar, Charles-Joseph de Ligne no oculta su reservada admiracion por Napoleon. Como aristocrata y partidario convencido del derecho divino de la realeza, observa con horror la expansion de esa «plaga» que contamina a Europa. Hacia 1810 pule su juicio sobre aquel emperador advenedizo. Aunque ya retirado, no pierde la punteria. Con motivo de los festejos por el matrimonio entre Napoleon y
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la archiduquesa Maria Luisa de Habsburgo, aprovecha la oportunidad de acercarsele y cruzar unas palabras con el. Admite que tiene el aspecto de un hombre que sabe mandar, con caracter, pero tambien le parece rfgido, calculador, incapaz de entregarse a los desvarios propios del que posee genio. Lo que pudo atisbar, ,;habran sido nervios de recien casado? No era la primera noche de bodas del emperador; tampoco seria la ultima. El colmo de la burla ha sido, para mayor indignacion del principe, que el contrato de ese matrimonio fuera copia exacta del contrato celebrado, decadas atras, entre el Delfin Luis y Maria Antonieta. Pero canonazos y cercos a ciudades no agotan la trayectoria del principe de Ligne. Otro terreno en el que se mueve con desparpajo es la relacion con las mujeres. Alii actiia con un desapego que nada tiene que ver con la frialdad o la indiferencia. Tal actitud le impide ser presa de los males que se suelen padecer al amar. El principe es sumo pontifice de la galanteria. Al menor descuido, se declara enamorado. A la menor provocacion, se acurruca en brazos de una Afrodita recostada entre tules y cojines. En esto, como en todo, ni miente ni presume. Las oscilaciones de un amor a otro le brindan una suerte de continuidad apacible, ya que prefiere los tormentos que derivan de la ausencia a las penalidades que imponen la cercanfa y la constancia. Las mujeres discurren en su vida a ritmo de galope. Todas valen su peso en oro; ninguna vale una jaqueca. Con entusiasmo, solo se entrega a los amores reciprocos. For eso sortea el envite de putas y cortesanas, y no por remilgos de su clase. Nunca se aparta de la regla que el mismo se ha dictado: intentar seducir a alguien que a su vez no lo desea, es una reverenda estupidez. La simple idea de inmolarse a una linica mujer le da escalofrfos, ya que perderla lo hundiria sin remedio en la melancolfa. Para el principe, los sollozos y desmayos romanticos son detestables.
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Asi, los amorfos que concluyen abren la puerta a otros tantos amorfos. Esa sucesion esta gobernada por una logica rigurosa: las mujeres son infinitamente deseables e infinitamente reemplazables. Su aparicion sucesiva en el lecho del principe (o en el suelo de la cocina, que mas da) es asunto del azar, de un escozor intempestivo, del humor en que se halle, pero tambien obedece a un juego sutil de semejanzas y diferencias. En ocasiones se consuela por el adios de una dama copetuda con la llegada de otra que a lo lejos parece su gemela. Otras veces, la historia con la rubia en turno cede el paso a una nueva aventurilla de piel morena. En ese ir y venir de madamas palidas, rubicundas, picaras, sosas, escualidas y rechonchas, ,;alguna hizo mella en el corazon del prmcipe? Su respuesta no deja lugar a dudas: «A1 repasar la historia de mi vida, encuentro que las tres veces que mas ame y fui amado, ocurrieron desgraciadamente al mismo tiempo...». Esta claro; el principe color de rosa tuvo pasion por los comienzos, o por los finales, segun se mire. Y, sin embargo, quien desee insultarlo, llamelo libertino. Su desprecio del libertinaje, pese a dedicar buena parte de su vida a seducir, fue sincero. La apologia que hace en diversos escritos del comportamiento disoluto resume su etica personal. Considera que el libertinaje es primordialmente una postura filosofica; implica seguir al pie de la letra el hedonismo ramplon que lo anima. Quien cultiva el placer de los sentidos ofrece a sus detractores la disculpa perfecta: no puede evitarlo. De los temperamentos que Hipocrates catalogo, asegura que nacio con el sangufneo. En una palabra, constituye una inmoralidad demasiado reflexiva, caracterfstica que lo vuelve sospechoso. De hecho, el libertino es una especie de santurron laico. En cuanto el sol se oculta, escarba en su conciencia, repasa venturas y desventuras, duerme entonces a pierna suelta, 10
con la barriga hinchada, el corazon feliz, y el pubis satisfecho. Tarde o temprano, acaba siendo tan comedido como el mejor recaudador de impuestos. Coloca en la balanza conquistas y fracases. Las primeras lo regocijan; los segundos lo deprimen. Pero siempre recupera el animo porque esta seguro que el desaire de hoy sera compensado con creces por el beso de manana. Al final, el balance de sus correrfas amorosas arroja un saldo positive. No existe libertino en este perro mundo que no haya triunfado. ^La clave de su exito? Sus alborotos jamas rebasan los li'mites de la decencia. Por el contrario, el desenfreno corretea a la decencia, la atrapa por la cintura, y le da cuatro revuelcos. Su practica dista de ser metodica. Desborda los usos de la moral admitida; violenta asi el orden de lo servil, de lo litil. Ya lo dice el principe: «Hoy organizaria una orgia para distraerme de mis ocupaciones. El libertino hace de ello un oficio». Al disoluto le gusta la provocacion sin meta, el escandalo por el mero gozo de escandalizar. Insulta de pronto al primer transeiinte que encuentra; arma la de Dios, es grande en casa del anfitrion mas recatado y, para despedirse, rompe copas, muebles y vajilla; felicita en publico al cornudo por el tamano descomunal de su cornamenta; orina a plena luz en el claustro de los conventos; grita obscenidades en los espectaculos; muele a puntapies al gatito encantador de una senorona condesa. Cruel o amable, distinguido o soez, segun le dicte el antojo del momento, deja a su paso una muchedumbre de buenas conciencias espantadas. Arruina todo, pone todo y a todos de cabeza; es un huracan, es un depravado. El libertino, en cambio, se esmera en ser un ciudadano respetable. Es el Diablo en persona, si, pero simpatico. Prudente, hila con paciencia su telarana, acecha detras de los arbustos, espia por el ojo de la cerradura mientras se relame pensando en los goces que le aguardan. Con mirar un tobi11
llo desnudo, babea. Nunca persigue a campo abierto. Actua a escondidas; entra y sale por puertas camufladas; susurra frases melodiosas al ofdo; compra y promete delicias del Olimpo; salta por fin sobre su victima. El claroscuro es la atmosfera donde mejor respira; gabinetes y pasadizos son su territorio de caza predilecto. En suma, el disoluto es un aristocrata del vicio; el libertino, un topo de espiritu democratico que proclama el Paraiso desde su bragueta. Como el disoluto que fue, de Ligne no tuvo reparo en dilapidar su energfa y su fortuna. Desde Belceil, muchos de sus dfas transcurren en el esplendor de los bailes, de las mascaradas, que iluminan con sus fiiegos de artificio los castillos y palacios de Bruselas, Pan's, Viena y Moscu. Es costumbre que los gastos corran por su cuenta. El antipoda del pn'ncipe fue un contemporaneo suyo: Casanova. Ambos se conocieron. Mas de una vez pasaron la velada juntos en el Castillo de Dux. El conde de Waldstein, quien alojara al Libertino Ejemplar y diera su nombre a una sonata de Beethoven, era sobrino del prmcipe. En la biblioteca de Dux, don Giacomo, ya achacoso, desempolva su memoria. Al recordar los placeres que disfruto, los revive de nuevo. Se rie de las penalidades que soporto porque son agua pasada; ya no lo atormentan. Lleva razon: lo bien y lo mal bailado, nadie podra quitarselo. Despues de redactar las mil y pico de paginas del Icosameron, emprendera la Historia de mi vida, aiin mas voluminosa. Ante el, vuelven a desfilar, en cueros, sus amores: Esther; Veronique; la fragante Sacconay; Manon Balletti, con sus guinos de ternera enamorada; madame d'Urfe, yaciente en su laboratorio atiborrado de crisoles, probetas, alambiques, cuencos y retortas, a punto de encontrar la piedra filosofal entre caricia y caricia; Agathe; las marquesas Q. y E; la virginal Helene, discipula sin par en los escarceos de Cupido; 12
la Corticelli; Clementine; Tonine; la enigmatica monja M. M.; Henriette, suculenta, inolvidable, celestial como ninguna. La lista se alarga con cien etceteras. «Ah, l'amour!», don Giacomo suspira apenas amanece. Durante la noche, como todas las noches, a fuerza de sonar con tantas diosas, ha mojado las sabanas. Sin embargo, algo empana la alegria de esos recuerdos. Los sirvientes del conde no lo tratan con el respeto que merecen su edad y su leyenda. A menudo los maldice, los acusa con el dueno. Ellos se encarnizan con el anciano; redoblan sus trastadas. Le sirven la comida fria, le esconden sus papeles, cierran la biblioteca cuya Have se fue —quien sabe como— volando con las golondrinas. El conde, cuando esta en el castillo, lo que rara vez ocurre, escucha las quejas de su huesped, y cambia en seguida de tema. Casanova refunfuna por nada; se enfurece de todo. Una de las escasas distracciones que rompen la monotonfa en que vive sucede cuando le llega carta que el principe le envia desde Viena. Ya moribundo, luego de recibir los santos oleos, el Libertino Ejemplar exhala: «Dios Todopoderoso, y vosotros testigos de mi muerte, vivi como filosofo, y muero como cristiano». No es invento mi'o. Asi lo reflere de Ligne en su Fragmento sobre Casanova. Cualquier comentario sobra, supongo. Pero la historia comiin de estos dos viejos zorros es rape de otra polvera. Ademas de marcar la linea que lo separa de los libertinos, al principe le sale urticaria con solo pensar en tres clases de individuos: el tonto, el sabelotodo y el oportunista. Padecerlos, opina, es un via crucis. Contra ellos descarga su furia y su iron/a. Los tontos lo sacan de quicio por impertinentes; los sabelotodos, por su estupidez y por sus infulas; los oportunistas se cuecen en un perol aparte —es la clase que mas detesta—. 13
Estoy de acuerdo con el pn'ncipe: estos ultimos, en particular, son repugnantes. Se les distingue a varios kilometres de distancia porque son naturalmente gusanos trepadores; hablan mal de todos, menos de si mismos; su ambicion por subir peldanos es ilimitada, pues consideran que la vida es una pendiente hecha de escaleras; son maestros en el delicado arte de la adulacion; agitan el rabo en serial de agradecimiento por el hueso que alguien les arroja desde arriba; sus amistades resultan del calculo matematico llamado «me conviene»; no descansan, no concilian el sueno, hasta llegar a la cima, cueste lo que les cueste, convertidos por fin en reyezuelos de mucha escolta. Semejantes gusanos abundan por igual en las monarquias de ayer y en las democracias actuales. Nacen con alma de lacayos, crecen como lacayos, jadean como lacayos, mueren como lacayos. Se reproducen en todos los climas. Hay pasajes en estos Extravios del pn'ncipe que, al recorrerlos, se tiene la impresion de visitar una Galena de Retratos Contemporaneos. De Ligne se extenuaria en los fastos del Congreso de Viena. Durante mas de quince meses, entre conclaves y acuerdos en voz baja, los Poderosos de la Tierra se reparten las ruinas que dejara el gordito Bonaparte. Bien mirado, poco hay que festejar; no les importa, festejan a todo trapo. Por supuesto, de Ligne asiste a la mayoria de esas fiestas. En el transcurso de un baile, se acatarra. Tiene 79 anos. Su estado empeora y muere en diciembre de 1814. Cuando reyes, emperadores y ministros, encabezados por Talleyrand, creian rezar en el sepelio por el eterno descanso del pri'ncipe, en realidad estaban recitando la ultima plegaria de su propia agoni'a. La Europa monarquica pronto habrfa de esfumarse para siempre. El prfncipe fue todo esto, en orden creciente de importancia: noble, militar, diplomatico, disoluto empedernido, 14
y un escritor deslumbrante. Pesa a algunos Franceses que un belga wallon haya tenido la osadfa de sentar catedra sobre como se escribe en su lengua. Les gustaria olvidarlo, pero saben cuanto perderfan. La prosa del principe no oFrece al lector los temas relevantes que abundan en la literatura de su tiempo. Aun asi, por momentos opaca al resto de las Luces. Y eso es decir bastante, en un siglo donde Rousseau, Voltaire, y algunos otros autores menos aplaudidos, nos ensenaron a pensar, nos ensenaron a escribir. Va, pues, esta leccion del prfncipe color de rosa. Ignacio Diaz de la Serna
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Si aunfuese costumbre dedicarsus obras a alguien, no sabria a quien dedicarle esta. A nadie conviene: es demasiado insensata para los serios, demasiado seria para los insensatos; demasiado osada para la gente decente, resulta demasiado decente para quienes presumen de no ser melindrosos; demasiado atrevida para los santurrones, no es lo bastante para los incredulos. Se of one demasiado a los prejuicios heredados para que agrade a los que son sus esclavos. Predica que a ninguno hay que contradecir, lo que contradice a quienes les gusta contradecir. Habla bien de las mujeres, aunque habla malde ellas. Celebra el amor, aunque alaba la indiferencia; aplaude el cumplimiento de los deberes, aunquepreconiza los encantos de una vida ociosa; incita a la gloria, pero asegura quepocos la alcanzan, o quepocos la disfrutan y que dura tan poco, que es cast una quimera; inventa proyectos, aunque sostiene que nada se gana con llevarlos a cabo. Es alegre, es sombria; es ligera, es agobiante; quizds mas huera que projunda; novedosay ordinaria; trivial y excelsa, luminosa y oscura, reconfortante y desoladora. Afirma, y duda un instante despues. /Ah, pobre obra mia!/Ah, mis Extravios, como os tratardn si algun dia sois publicados!
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Todos los que escriben pensamientos o maximas son charlatanes que pretenden deslumbrar: nada mas sencillo que escribir un libro de tal manera. Quiero intentarlo. A nada se esta obligado; se abandona la obra y se regresa a ella cuando uno quiere. Eso me conviene mucho. Casi todos dicen cosas comunes, falsas o enigmaticas. No hay que ofrecer sobre que disertar o interpretar, sino en que pensar. • Admiro las reformas que se hicieron a los catolicos; podrian haberselas ahorrado. Observad las practicas ridiculas y meticulosas de todas esas pequenas sectas bastardas, engrefdas, y sus razones para creer mas en una cosa que en otra. Tendna mayor aprecio por alguien que me negara todo, que por aquel que me dijera: «Entiendo la Creadon, pero no entiendo la Trinidad; entiendo la Trinidad, pero no comprendo la Inmaculada Concepcion». Como ninguna es mas clara que las otras, se cree en ellas sin discutir. Pelear, examinar, criticar, aburrirse con eso en este mundo, jpara luego condenarse en el otro! • Renovada por los cristianos dentro del maniqueismo, la doctrina de Zoroastro era una locura mas razonable que muchas otras. En lugar de creer en nada, prefiriendo lo maravilloso, necesitandolo, es probable que se creyera en los espiritus celestes, aereos y terrestres, que dirigfan todo el 21
universe, y otras veces en la influencia de los planetas. Si asi fuera, jque valientes seriamos nacidos bajo el influjo de Marte, galantes bajo Venus, elocuentes bajo Mercuric, tiernos y delicados bajo Virgo, justos bajo Libra, fuertes bajo Leo, diestros bajo Sagitario, aptos para la amistad bajo Geminis, discretes bajo Piscis! Sin embargo, ^que seriamos bajo Aries, Tauro, Capricornio y Cancro? Me parece que estos son planetas casi generales. • Nunca se es mas tonto que con los tontos. Con ellos, se apuesta a todo o nada. For el contrario, las personas con el ingenio aguzado son braseros que estimulan la imagination de los otros. De los que sospechamos que carecen de filosofia, son a menudo los que mas tienen; la verdadera es el placer. Incluyamos en el nuestros deberes. • Adquirimos facilmente las costumbres de aquellos con quienes vivimos, y nada malo hay en ello cuando no son malintencionadas ni peligrosas. Dicen que es por debilidad, pero la gente sencilla es siempre bien estimada. Por otra parte, mo sucede lo mismo al beber, jugar, cazar, amar —o lo que fuere— cuando estamos con personas que no les agrada hacerlo? Dicen que es por falta de caracter. Los que profanan esa palabra, confundiendola con una rigidez de los humores, carecen casi siempre de el. Utilicemos ese caracter para apoyar a los amigos, a los que no estan presentes, a los desafortunados. Sin embargo, en cuanto a los prejuicios social es y la manera de vivir y de pensar sobre las cosas insignificantes, ;lo verdadero es tan dudoso! Y debido a que todo tiene dos caras, y se puede defender tan facilmente cualquiera, no vale la pena, por cierto, trastornar a la sociedad, a menos que una opinion contraria le de mayor sazon, eliminando la complacencia que tiende a la soserfa.
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Aprecio a los ingeniosos que son estupidos; su estupidez es siempre cordial y grata. Pero temamos a los tontos. • Conozco algunos que tienen solo la agudeza suficiente para ser tontos. Escuchadlos, hablan bien; leedlos, escriben de maravilla. Asi tal cual. Hoy, todo mundo derrocha inteligencia; pero si en las ideas anda escasa, desconfiad de las frases. Segun mi parecer, si no es ironica, inventiva, mordaz, original, esa gente con ingenio es tonta. Los que poseen esa ironfa, esa inventiva, esa mordacidad, pueden no ser del todo afables. Pero si a ello sumais la imagination, los detalles bonitos, aun quizas disparates ocurrentes, cosas inesperadas que caigan como un rayo, sutileza, elegancia, precision, una educacion esmerada, argumentos que no scan rebuscados, jamas algo vulgar, un porte simple o distinguido, expresiones elegidas con tino, alegria, pertinencia, gracia, negligencia, un estilo propio al escribir o al hablar, direis entonces que resuelta y decididamente son ingeniosos, y que son cordiales. • Para agradar, es probable que no siempre sea precise tener la razon. Hay equivocaciones que contribuyen a lograrlo y errores aun bastante agradables cuando no son fingidos. • Existen maneras de escuchar que valen mas que todas las cosas hermosas que puedan decirse. Para brindarles la oportunidad de mostrar su valia a quienes nos acompanan, hay que hacerlos hablar sobre lo que mejor conocen, y sacar ventaja aun de alguien aburrido para divertirse o para instruirse; alguna cosa habra que sepa, o que sea capaz de ensenar, o que haya visto. • Los graciosos son un fastidio; asi los presentan. Hacen de su gracia una profesion. Los hay insistentes o que se repiten 23
sobre algo jocoso que les ha sucedido. Toparselos es horrible. Ser uno mismo es lo mejor. Se puede ser amigable sin ser bromista. No existe obligacion de serlo. ,;Por que tantos tienen esa mania? • Tengo mala opinion de un pais donde hay bribones y donde no hay ladrones. Obviamente es por falta de coraje. Apostaria que si los que acechan a los viajeros en un camino real durante la noche mas fria del invierno, tuvieran algo mejor que hacer, no se dedicarian a un oficio tan peligroso. Exponen sus vidas, libran una guerra sin cuartel y quizas su honor sea demasiado grande para encargarse de la banca en el juego del Faraon o volverse comerciantes. Por un lado, cenamos en casa de esos bribones; por el otro, condenamos a la horca a los que no quisieron serlo, ni convertirse en lacayos de algiin gran sefior para robarle a sus anchas. • ,;Cuales son los principios de la educacion? Lo linico que hacemos es enganar a los nifios. Les ensenamos en lo que no creemos y en lo que no podran creer despues. Los obligamos a prometer que evitaran todo lo que vean el dia de mafiana y que garantiza el exito en el mundo. Esperamos que sus ideas cambien; no los preparamos para eso. Les decimos: huid del placer. Sena mejor proporcionarselo, o al menos dejarlos que lo saboreen desde temprana edad; no lo desearfan tanto. Pareciera que una escuela refinada del vicio inspira a los maestros y que desean hacerla mas sabrosa a sus alumnos. Mas vale que los jovenes, pronto hastiados del placer, busquen procurarse goces distintos a traves del estudio, la reflexion, la aplicacion, la moral y el deber. Todo eso se exige en la edad de las pasiones; uno acaba asqueado y privado de tales deleites a la edad en que todo ello consolaria por ya no tenerlo. 24
El padre, el preceptor, jamas dicen a un joven: «Os enamorareis; tan solo prendaos de una mujer honesta que os ame por lo que sois». El cura le dira: «Senor, si amais, os condenareis». El hombre de confianza del padre le dira: «Senor, cuidaos de las mujeres; a los dieciseis, cuando entreis en sociedad, habreis perdido la reputacion». Pronto se dara cuenta, por el contrario, que a menudo es el medio de adquirirla, y que uno anda de boca en boca. Le habran dicho: «Los espectaculos son una escuela del vicio o de la frivolidad». Por ahi vera transitar a todo el mundo. «Nunca falteis a misa». Desgraciadamente vera que ahi faltan muchos. «Nunca mintais». jQue vaya a la corte! Habria que mostrarle la diferencia entre la mentira y la reserva, y hablarle del veneno para ofrecerle el antidoto. El joven al que se le ha apartado de cualquier idea licenciosa, se embriaga apenas encuentra la ocasion. Su cabeza da vueltas; se encabrita, enardecido y sin riendas como un potro que, en las praderas de su remonta, ya no puede detenerse. Confunde la virtud del catecismo con la virtud de la moral; a una la detesta y desatiende la otra. Y por no haberle ensenado lo que en realidad dene valor, se le obliga a convertirse, a pesar suyo, en un individuo malvado. • Con un rey que desea serlo para impedir a sus siibditos que se causen dano, un poco de fe y muy pocas leyes, una nacion seria feliz y decente. • Si se dijera a un soberano de Europa: «Os sugiero un gobierno militar», el responderia: «Sois un adulador». «En absolute, Senor. No estoy pensando en Vuestra Majestad, sino en mi; en mis campesinos, de los cuales soy capitan; en los burgueses, de los cuales soy teniente; en los gentilhombres, de los cuales soy cabo». Nuestros oradores en el Con25
sejo de Estado sen'an nuestros presidentes; nuestros jefes de cuartel, financieros; nuestros limosneros, todo el clero. jQue administracion tan sencilla y diafana! jQue armonfa en todas las dependencias! Los senores filosofos exclamaran que es una abominacion. Ignoran que nada hay arbitrario en el servicio militar; que cada cual, conforme a las reglas, puede quejarse de una injusticia, ser depuesto o hacer que depongan a otro; que un gobernador de provincia serfa como un mayor, visitando regularmente los cuarteles, los dormitories, para comprobar que todos tengan suficiente vestido, esten bien alimentados y no scan tratados con excesivo rigor; que nadie abuse de su autoridad; que las mujeres tengan trabajo; que los ninos se eduquen bien; que los superiores conozcan el nombre y el caracter de sus subordinados para prever que no caigan en faltas y asi no haya que castigarlos, etc. • ,;Cual es el filosofo que nos ha examinado? Solo ve en nosotros bastonazos. Que sepa que casi nunca se dan en un regimiento bien disciplinado. Que se de cuenta de la buena educacion de un oficial, de su porte, de su consideracion, de su humanidad, de su presteza, si tiene un buen coronel. Corresponde a algunos generates vigilar que se cumpla lo anterior, puestos bajo la poderosa y nada complicada autoridad del monarca, quien seria el general en jefe de su reino. • Un coronel, engrandecido en identica proporcion, mandaria sobre diez mil hombres; lo mismo con los otros cargos. Habria doscientos coroneles a quienes se encargaria el gobierno de veinte millones de habitantes en un reino; doscientos mayores, doscientos oidores, capellanes, prebostes, etc. Sobre tales jefes se ejerceria la mayor severidad para que el pueblo fuese dirigido con mano suave, con ventura y con justicia. Muerte o degradacion a esos dirigentes por una injusticia, un abuso de autoridad. 26
^Existe alguien mas libre que un soldado al que se le considera un buen sujeto? Tiene la confianza de sus superiores, la estima de sus camaradas, el respeto de los mas jovenes. Casi no se le piden cuentas de lo que hace. Uno quiere que se divierta y que se enriquezca. Tan solo se le vigila, como a los otros, para impedirle que se haga dano. • El despota no tiene en cuenta un rango social mas que otro. No se siente en la obligacion, bastante comun, de otorgar grandes empleos a los grandes senores. Les enviara tftulos y condecoraciones; pero como tiene mayor necesidad de encontrar gente talentosa que otro soberano, quizas haga a su sastre primer ministro; a su hiisar, mariscal de los ejercitos; y al hijo bastardo de un medico, arzobispo de la capital. • La coqueterfa solo disgusta a los que no son suficientemente afables para sacarle provecho. ^A quienes enfurece? A los hombres que ninguna les ha coqueteado y a las mujeres feas que notan el exito de una hermosa reina de la fiesta. Nada malo hay en eso. • Para una mujer, la coqueterfa es como la galanteria para un hombre. Pero existe una gran diferencia entre una y otra: sin pretender agradar a alguien en especial, no hay que confiar ni desconfiar de nadie. Dejad bailar, corretear, hacer la farsa, montar a caballo, pasar la noche. Jamas portaros como un marido; tal vez escapeis asi a la suerte que todos corren. • Las mujeres mas faciles son las que tienen poca imaginacion y poca conversacion. Desconocen el peligro, siempre se exponen a el, juzgan apasionados a los que menos lo son, los compadecen y, como les faltan buenas razones para quejarse, los recompensan por lo poco que sienten por ellas. 27
En Francia, las mujeres son demasiado iguales. La misma manera de embellecerse, de entrar en una habitacion, de escribir, de amar, de renir. For mas que uno cambie, se tiene la impresion de seguir con la misma. En otros paises, el andar es diferente; cada cual tiene el suyo. Una mujer hermosa es amable en todas partes, y lo es cuanto mas ingenua y sensible sea, y le guste el placer. Creo que es mas facil encontrar estos atributos en Inglaterra, en Alemania y en los paises nordicos, que en Francia. • Tengo muy mala opinion del espfritu siempre tenso; a menudo, por no ser capaces de bajar es por lo que subimos tan alto. • Hay mujeres que, sin querer comprometerse, se les ocurre ponerse celosas. Pienso que en ese instante hay que dejarlas. Algunas gastan, en tres meses, un amor que podna durar un ano. Peor para ellas. • Lo que mas reprocho a todo el mundo es el darse mfulas. Los devotos, por ejemplo, suponen que aun Dios debe estarles agradecido por sus cuidados. • Los locos tienen a ratos mementos de lucidez que los hacen desdichados. No me refiero a los que se encuentran en los manicomios, sino a los que corren sueltos por el mundo, a los galanteadores, a los enamorados, a los militates: piensan a veces que la campina, una pastora que ahi encuentran y la vida apacible, valen mas que la corte, que una mujer de gran mundo y que el ejercito. Los tontos no son asi; nunca examinan su conducta. Siempre estan contentos consigo mismos y descontentos con los otros.
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Una pasion que a nadie perjudica y beneficia mucho al que la experimenta, es la honesta devocion de un alma afectuosa y un poco exaltada, de un corazon justo y puro, de un espiritu ilustrado, aunque indulgence y colmado por la filosoffa cristiana del Evangelic, donde reconoce la divinidad de Jesus a causa de su amor por la humanidad. Ese devoto, tal como lo entiendo, duefio de todas las virtudes afables de la sociedad, no pronunciara, ni hara, ni deseara el mal. No se escandalizara, a nadie condenara, sacara de apuro a una bella mujer que las leyes beneficas del pai's condenan a muerte por el mas gozoso de los pecadillos. No sera ni soberbio, ni ingrato, ni perezoso. Prestara ayuda a los invalidos, a los miserables y a los oprimidos. Su muerte sera tranquila, pues sus dfas fiieron sosegados. Si ha procurado el bien, no hay batalla ganada, conquista de un pai's o mujer mas agradable de la corte, o el mas hermoso espectaculo, que puedan proporcionarle un placer tan duradero. Duerme sin orgullo porque supone que cualquiera, de haberse hallado en su lugar, habrfa hecho lo mismo. Tiene solo suenos placenteros, ya que no ha sufrido el desaire de su rey, no se ha aburrido haciendo antesala en palacio, ni aguardado en un palco a que un marido saiga de su casa. Las practicas devotas ocupan gratamente una pane de su dia. La pompa del servicio divino, la armoni'a de los conciertos en alabanza a Dios que tanto le gustan, la poesia sublime de los salmos, prenden fuego a su corazon. Despues, su espiritu se nutre con la ternura del libro de la Imitacion, con la noble sencillez de los evangelistas, con ei aliento de San Agustfn, con el genio de Bossuet, con la elocuencia untuosa de Flechier, con la fulminante conviction de Bourdaloue, con la persuasion seductora de Massillon, con la ciencia de Port-Royal, y con la gracia de Fenelon. Quizas vaya al teatro en la noche para admirar a Polyeucte y Alzire, para llorar a Esther, y arrullarse el oido con los hermosos versos de Athalie, pues los versos 29
hermosos contribuyen a la felicidad. Considero sus veinticuatro horas perfectamente empleadas. • ,;Quereis verlo de manera distinta, que no sea especulando? Que mi devoto vaya a las seis, luego de contemplar el alba, a la primera misa. Que vaya a pasear, o mejor, a leer en un jardfn hasta las diez. Que vaya a misa de mediodfa, pues hay que imponerse deberes y costumbres. De igual modo, nos sentimos contentos cuando ponemos cadenas a nuestra libertad mediante la obligacion de ir dos veces por dia a la casa de la mujer que amamos. Una pequena cena excelente, aunque frugal y sana: legumbres, frutas, quesos y leche. Nada que pueda alimentar o excitar la concupiscencia. Visperas, Undo canto gregoriano, rezo por la salvacion del alma y bendicion durante un buen par de horas despues de la cena. Breve paseo a caballo, en provecho de la salud o de la curiosidad, y que se acueste temprano. Si una tempestad llega a perjudicar sus cosechas, ofrece al cielo el sacrificio de sus bienes, cosa que lamenta solo porque los compartia con los desafortunados. La religion lo socorre en su fuero interne si ha perdido amigos o parientes muy queridos, y enjuga sus lagrimas gracias a la pleitesia que aiin rinde a Dios, asi como a la merma de su salud que, al debilitarse, le otorga finalmente la esperanza de reunirse pronto con la emanacion del Ser supremo que todo lo abarca. Nos surtimos de veinte amos, y el va a unirse con el suyo luego de bien servirlo, el cual lo recompensa con una eternidad de delicias por haber tenido el juicio atinado de vivir en el remanso de una buena salud y de una alegria mesurada. Es lo que se llama, creo, llevar a buen puerto sus asuntos. [Mai hayan los tibios de corazon que quieran criticar a gente asi! Es imprescindible que el devoto que describe tenga mucho ardor, brios y sensibilidad. A falta de ellos, la devocion enjuta el alma; produce imbeciles y algunas veces 30
monstruos. Estos son viles malvados y orgullosos egoistas que presencian la muerte y el infortunio del projimo sin compartirlo, porque —dicen— solo hay que pensar en el cielo. • Me gustarfa que otorgaramos mas importancia de la habitual a los colores. Tienen, estoy seguro, una mayor analogia y una mayor autoridad sobre nuestros sentidos de lo que imaginamos. Apuesto que los habitantes de una ciudad pintada de bianco y rosa, de verde, de amarillo y de azul claro, serian mucho mas alegres que los de una ciudad imperial en Suabia, donde todo esta de negro. For tanto, me gustarfa que se construyera una ciudad ordenada sin monotoma, harto limpia, con una arquitectura simple, que permitiese la vista de unos alrededores agradables, y ubicada en un sitio encantador; quisiera que la atravesaran varios riachuelos de agua saltarina y que en lugar de las horrendas plazas en las ciudades reputadas como las mas bellas, que en lugar de las pequenas tiendas horribles donde se venden manzanas, lacteos y harapos, hubiese el cesped mas hermoso y ramilletes de arboles extendiendo hasta las nubes su sombra hospitalaria. Las calles estarian bordeadas por arriates de flores que perfumarfan el ambiente. Para construir esa ciudad, cuya sola idea ya me deleita, habrfa que escoger un buen clima: Astracan, por ejemplo, o Pultawa, o alguna otra parte donde el verano no fuera demasiado caluroso, con un invierno muy breve y bastante benigno. La forma de vestir no es, en absolute, trivial. En lugar de todas las ataduras que estropean el cuerpo y, en consecuencia, el espfritu, cortando la circulacion de la sangre, se usaria una especie de tunica verde, roja, amarilla, violeta, gris lino o piirpura; una mascada mas o menos cenida, segiin la faena que ha de realizarse, y unos pantalones grandes, un poco menos amplios que los de los turcos, en los que cupiera por dentro la tunica, si asi 31
se deseara; la cabeza casi al rape, una gorguera como estilan los nines, y un gorro tambien alto, pero mas ligero que los turbantes, el cual tendrfa mayor gracia, pues deseo y necesito que se este a gusto. Las mujeres llevarian levita, con un cinturon; las morenas se vestin'an de azul, las rubias de rosa tenue o de bianco; la cabellera trenzada. Zapatos pianos sin hebillas, los brazos sin nada que los apriete; sobre la cabeza una gran toca de muselina que pudiera convertirse en una especie de sombrero o de velo, segiin la ocasion. Creo que la muerte tardaria mas en llegar a esta bonita ciudad que a cualquier otro sitio. Respetaria ese asilo confortable, el cual recordaria los tiempos de Saturno y Rea, y que bien puede hacerse realidad. De ocurrir, se crearfan entonces excelentes instituciones piiblicas, despojadas de todo prejuicio, y nutridas de filosoffa y de amor por el projimo y por lo placentero. Cuantos espectaculos, juegos, frecuentes festividades colectivas, cantos y bailes mantendrfan la alegn'a; alimentos salubres y sencillos —frutos y lacteos, por ejemplo— mantendrfan la salud, sin desterrar el jugo de la vifia que da fuerza al espiritu. Los teologos no serian necesarios: se creeria en un Ser, poderoso aun en este mundo, y se le adoraria en el culto de lo Soberano, sin supersticion, enriquecido con algo de indulgencia sobre ciertos capftulos. Por lo mismo, ningiin medico. Todo el mundo, debido a mi regimen para el cuerpo y para el espiritu, se sentiria de maravilla. En todo caso, se estudiaria botanica: bastarian las plantas medicinales del pai's. Tampoco abogados, porque las desdichas, la pobreza, el malhumor, la tristeza, son lo que da origen a los cnmenes. Si hubiese algunos por casualidad, se atajarian facilmente. Una asamblea de veinte o treinta individuos, turnandose como jueces de esta colonia, perseguin'an al que tan solo hubiera cometido un embuste, o que hubiera querido perjudicar a otro, o que hubiera mostrado falta de caracter o de gentileza. Nos gusta castigar; no nos gusta corregir 32
ni prevenir... Ensenamos a los hombres a ser malvados, diciendoles siempre que lo son. Eduquemoslos, abramosles los ojos y luego digamosles: sed buenos; lo seran. Nunca pensarfan en perjudicar si ello no redundara en su provecho. Prevengase la ocasion, poniendo su interes bajo la practica de la virtud; que se utilicen aun sus pasiones para ese fin. Que hubiera competencias para formar el cuerpo, libros edificantes para formar el espfritu, buenos ejemplos para formar el corazon; una educacion publica en la que el hijo del gobernador general se instruyera junto con los de un labrador y se leyeran las mas hermosas muestras de elevacion, de sensibilidad, de emulacion, de bondad, de generosidad, de despersonalidad —si puede emplearse este termino—; premios, estimulos, concursos de literatura, de agricultura, de historia, practicas de guerra, pruebas en todos los oficios litiles, reglamentos faciles de comprender, de ejecutar y de adaptar a las costumbres que dependen a menudo del clima. Con esto harfa un pueblo de semidioses. • ^No resulta cruel que sepamos casi todo, excepto lo unico que habria que saber; la historia de las plantas, de los animales, de los astros y del mundo, y nada sobre la historia del hombre? • Me disgustan los sabios, a menos que lo sean sin querer serlo y sin saberlo. Nada hay tan sencillo como convertirse en uno. Basta encerrarse en casa durante seis meses para adquirir conocimiento y se lograra. Vale mas tener imaginacion que memoria. .jQue son todos esos diccionarios ambulantes? Los sabios solamente conocen palabras. Jamas me topo con sabios de cosas, pues estos no tienen la reputacion de serlo. Los otros son siempre engrefdos, pedantes, y viven a costa de la sociedad. El mundo es el mejor de los libros. 33
La indiferencia por la gloria solo puede ser fingida. Es incompatible con el impetu del genio que permite volar hacia la victoria. • En epocas anteriores se tenia mayor capacidad de admirar, y es probable que antano tambien se hicieran meritos para ser admirado. Es lo que permite que uno se vuelva digno de serlo. El entusiasmo es el mas noble de los defectos. Conviene mas equivocarse asi que tener razon de algun otro modo. Hoy, sin embargo, se prefiere hacer que alguien caiga en desgracia en el teatro y en la corte. Es mas facii desbaratar que construir: este es el linico juego de ciertos senores. Se teme toda clase de exito cuando no se esta hecho para alcanzarlo. • Hay que adoptar el tono de aquellos a los que se desea cautivar; tan solo es cuestion de costumbre. Del rebuscamiento con la esposa de un intendente —o con un hombre culto de provincia—, hay que saber pasar a la vulgaridad de sus escoltas; de ahi, a la conversation de una mujer o de un obispo de la alta sociedad, de una cantante de opera, de un campesino, de un hombre refinado, de un antiguo militar o de una muchachita extravagante de la corte. • El mas perfecto de los egoismos consiste en no ser egofsta; si no es por virtud, que sea por calculo. Con frecuencia, un pequeno sacrificio que hacemos acarrea uno mayor. Nos humilla la preferencia que un hombre se da a expensas de los otros: buscamos vengarnos. No perdonaremos —decimos— a ese hombre que solo piensa en si; socorramos — diremos— a ese hombre que solo piensa en los demas.
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Una de las cosas en que una mujer puede reconocer que el carino de su amante ha disminuido es cuando el finge estar cavilando en su casa, cuando ve con deleite que una visita llega, cuando aguza el oido por una carroza que oye pasar en la calle, o cuando suena el reloj. A no ser que la deteste, cosa que podn'a leerse en sus ojos, ocurre esto: coge entonces un libro que esta sobre la chimenea o busca uno sobre su tocador. [Oh, es una pesima serial! Si ella se lo reprocha, el le responde: «Seguros uno del otro, ya no hay por que molestarse». Por consiguiente, si ya no hay por que molestarse, si se ha perdido ese deseo continue de apreciarse mutuamente, de tener exito, de divertir o de interesarse en el otro, esa aventura ha terminado. Uno hara bien en comenzar otra. • ^Como pueden justificarse los duelos y no infligir el agobio de la infamia al que lleva sobre si un arma blanca, o la posibilidad de morir al que la emplea? Justo por esa razon no se batian en Roma: solo iban armados en tiempos de guerra. Nuestros padres, puntillosos y borrachos, llevaban una larga pica de hierro a un costado para matar a sus mejores amigos. En la actualidad, se lleva una mas corta; de cien, no existe un solo hombre que tenga el coraje de utilizarla. Pese a esto ultimo, ricos y pobres tienen hoy algiin motivo para incomodarse o incomodar a los otros con ella cuando entran en una habitacion. O rompe las piernas al darse uno la vuelta, o de nada sirve, o sirve para causar dafio. • Todas esas peleas a balazos carecen de valia: o se dana demasiado, o se dana demasiado poco. El que sabe tirar bien lleva una gran ventaja. Si los dos no saben, se convierte en un juego de ninos; y el gesto de tirar al aire despues de que el otro ha fallado esta tan extendido, que la cortesia de fallar se ha vuelto una costumbre. 35
En Francia es donde mas se baten a duelo. No hay que imaginar por eso que alii son mas valientes que en otros lugares; se debe a que es el pai's donde todo se confunde mas. En los otros, todo esta encasillado; ello trae consigo una suerte de subordinacion y de armonfa que consiguen desterrar las rinas y combates, los cuales terminan a menudo en duelo. • Fuera de Francia, la nacion entera se alzaria contra el plebeyo que provocara al gran senor que quizas antes le hubiera salvado la vida en la guerra. En Francia, yo sen'a el primero en aconsejarle que diese satisfaccion a cualquiera que se la exija. Es mejor ser civilizado que cortes. No puede haber sensatez entre personas que se creen todas, por igual, de la mejor alcurnia e inteligentes.3 • ^En que hacemos consistir la felicidad de un hombre rico? Jamas es rico. Es el arrendatario de sus sirvientes. Con una mano recibe y con la otra distribuye. Si no entrega lo que esta obligado a dar, es considerado un bribon; si solo da eso, se le considera un avaro; si da mas, pasa por bobo. • Eximir a la gente de una representacion fastidiosa serfa estimarla demasiado. Ausentarse deberia ser otra manera de hacerle la corte a los Soberanos, y quedarse en su gabinete o presenciar el cortejo mas que hacer antesala. Ahi solo tendrfan que estar los imitiles y ociosos del pai's, pero nunca un ministro ni un general. a
Escribf esto veinte anos antes de la Revolucion; en consecuencia, no habfa motivo para actuar en favor de la igualdad porque ya habfa mas que suficiente. A un mariscal de Francia no se le llamaba ciudadano, aunque un ciudadano lo llamaba senor, y no se levantaba de su asiento cuando este se le acercaba.
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Los subalternos poderosos de un rey falto de poder o de buen entendimiento son mas peligrosos que cualquier otro soberano, sin importar el caracter o alguna otra virtud que ademas tenga. • Esto no lo digo por nosotros, que somos catolicos, sino es lo que yo decia en Moldavia, donde las esposas de los boyardos ponfan el grito en el cielo contra las jovenes esclavas griegas: «Esas jovenes os horrorizan. Me gustaria saber por que. Sospecho que estais un poco celosas. Por un nombre y por riqueza, sacrificais vuestra libertad para darle mayor lustre al primero, o para aumentar la segunda. Correis al altar de Dios y jurais ante El en vano». Las otras son demasiado religiosas para usarlo como testigo de sus correrias. ^No se trata de un interes vil lo que une a esta joven hermosa con un viejo asqueroso? O bien, ,;no es para dar una sorpresa a sus padres? Desde luego, ocurre lo mismo entre esa clase que tiene el triste oficio del placer. • ^Y no deseais que la que ha nacido bella busque un sosten a sus encantos; que una criatura que Dios parece haber formado con gusto evite su deterioro por los medios que sin duda recibio para ese proposito? <Sera acaso necesario ver la afable redondez de esas mejillas encarnadas aplastada por la miseria? ,;Los contornos graciles de esos miembros pulidos por el amor, deformarse por la necesidad? ^Ese talle hecho para adornar un teatro, doblegado por un penoso trabajo o degradado por la pobreza? ^Esos ojos, en los que solo el placer debiera respirar, taciturnos y apagados por el agobio? • Con tal de poder sentarse a la mesa del rey, la hija de un recaudador de impuestos o de un magistrado que se expone a aburrirse toda su vida al lado de un gran senor, harfa un mejor negocio si regalara su fortuna a algiin joven 37
amante, pobre diablo, guapo, de cuerpo atractivo y sumamente cortes. • jCuanto detesto a las personas que buscan siempre un motivo interesado detras de una bella accion, y que les cuesta trabajo creer en ella! jCuan admirable, me parece, es admirar! Si me topo con alguna cosa que merezca serlo, me afano aiin mas, al punto de dar la impresion de que de ello depende mi existencia. Me siento en la gloria cuando uno de mis congeneres realiza algo que descuella. • Me gusta la gente distraida: es un rasgo que indica que tiene ideas y que es bondadosa, pues los malevolos y los estupidos siempre estan alertas. • El comienzo (en las mujeres) es lo unico mas deslumbrante, mas jovial, mas encantador, que existe. Las mujeres se sentirian muy Felices si la relacion amorosa continuara; pero tambien son demasiado desdichadas cuando termina. Se necesitarfa que una mujer de cuarenta y cinco anos, cambiando de sexo, pensara convertirse en un hombre aFable. • Se ridiculiza el espfritu de la caballerfa. Los que van en busca de balazos a un pais extranjero son objeto de burla, y muy pronto se olvida a quienes los han padecido. El honor se desvanece; si el placer lo reemplazara, seria un consuelo. Pero nos aburrimos, y ello se debe al mismo principio: nos Falta energfa. La pretendida FilosoFia del siglo no es otra que la apatia. Los que tienen mayor nobleza son comiinmente los que poseen mejor gusto y mejor talento para divertirse. • Hay smtomas del amor tan inequivocos como los sintomas de una enFermedad. Sentimos al mismo tiempo calor; tenemos Frfo. Compartimos sentimientos iguales. Coincidimos 38
en la manera de juzgar. Damos nuestro consentimiento a las mismas cosas, tenemos los mismos gustos, nos agrada lo mismo, queremos a las mismas personas. Nos gustan los sitios donde comenzamos a amarnos, y todo ello sin que lo sospechemos. • No he visto a la que amo con todo mi corazon. Pero ayer recibi una carta; manana recibire otra. Dentro de unos dfas ire a ver a la que amo tanto; falta poco. Me pongo a escribir: tengo tinta y papel, estoy solo, he aqui el presente. Al partir me dijeron que me amaban; he ahf el pasado. A mi regreso me diran que aiin me aman; he ahi el porvenir. Me porto bien, y canto al despertar. • Mas de una vez he alabado la ingenuidad, la sencillez del Frances antiguo, que no por antiguo dejaba de ser bastante familiar. Todos esos diminutivos insignificantes, esas palabritas convencionales que utilizan Montaigne y Amyot, no son dignas de la majestad de la historia; se utilizaban en la conversacion. Volvamos a poner en uso chevaucher (cabalgar), ramentevoir (recordar), servage (servidumbre), cauteleux (cauteloso), y todo lo que hoy no se consigue expresar sino con varias palabras o con muy poca fuerza. Pero por mas que nos empenemos, nuestras costumbres han cambiado tanto, que nuestros romances ya no se pareceran a los de esa epoca, como tampoco los corazones de nuestras damas. En cuanto la ingenuidad desaparece, ya no regresa; y aun cuando le robemos algunas expresiones, su lenguaje se pierde. • Hasta hace poco sabemos escribir en prosa. Las cartas de Racine, de Moliere, de Corneille, de Boileau, de J.-J. Rousseau, de los cortesanos de Luis XIV y de monsieur el Regente, son pesadas, complicadas, alambicadas; nada cla39
ras ni agradables. En ese genero, madame de Sevigne fue la primera que supo leer y escribir. Tenia naturalidad; hay en ella expresiones sencillas, Felices, y detalles encantadores; pero preferfa la Fedra de Pradon. Hace todavia veinte anos, las mujeres no sabian siquiera ortografia. Hoy, conozco diez o doce Sevignes. Son demasiado inteligentes; habrfa que detenerlas. • Desvivirse para resultar afortunado en amores significa padecer el furor de la vanidad. Uno se mata, gasta noches enteras, aguarda bajo una ventana, trepa por una verja; teme que la gente honesta lo tome por un ladron o que los ladrones lo tomen por una persona honesta. Llega uno aterido, se esta incomodo; solo se queda un momento. No es por amor; tan solo se trata de una aventura que contar. Si la cuenta, es hombre perdido; las ancianas arrerneten contra los jactanciosos como si aiin tuvieran algo que arriesgar. Las jovenes nada dicen, pero le sacan provecho. • A fuerza de amar la decencia, detesto a la que llaman decente. He aqui como la preparan. A una jovencita se le ensena a no mirar a un hombre a los ojos, a no responderle, a jamas preguntar como vino al mundo. Llegan dos negros con un hombre al que alaban de arriba abajo. Dicen a la muchacha: «pasad la noche con este caballero». Dicho senor, abrasado por el fuego, hace valer brutalmente sus derechos; nada pide, aunque exige demasiado. Ella se levanta hecha un mar de lagrimas, cuando menos; el, todo empapado. Si cruzan entre si una palabra, es para refiir. Ambos ponen mala cara y se miran ya con recelo. El matrimonio comienza siempre de esta manera bajo dichosos auspicios. Todo el pudor se ha desvanecido. ^El pudor es lo que puede impedir a esa hermosa mujer que entregue por gusto al que ama aquello que ha entregado por deber al que no ama? Y llega entonces el 40
compromiso mas sagrado para todo corazon, profanado por los padres y un notario. • De toda la gente dominada por la pasion, los ambiciosos son los unicos que jamas pueden sentirse contentos un solo instance. El avaro disfruta contando su dinero, el devoto goza rezando; el gloton y el enamorado, sabemos como. Pero no se que hacer para que el ambicioso se contente. Desea sin cesar; le inquieta lo que otros tienen; quisiera que lo tuvieran en mayor consideracion. Si se cree el mas poderoso, existe alguien mas poderoso en otra monarquia. ;Por que no ser su propio monarca! Y aun cuando lo fuese, ^no seria el Gran Mogol mas rico, mas poderoso? ^Como someter al Gran Mogol; como reinar sobre los cuatro puntos cardinales? No obstante, se llega insensiblemente a esta locura cuando uno no sabe controlar su imaginacion. Cuando no se sabe ser insigne, no se sabe ser mariscal de Francia. Uno sera infeliz toda la vida. No soy ilustre porque, si lo ruese, ser rey me pareceria demasiado poca cosa; me gustaria set Jupiter. • ^Sabeis que los Soberanos se vuelven rabiosamente desconfiados de los elogios? Con relacion a ellos, aconsejo irse con cuidado. Ya no se les seduce con palabras: existe solo una determinada cara de admiracion que les cuesta trabajo resistir cuando se sabe porierla frente a ellos. • Un autor se siente muy contento cuando escribe lo que suele llamarse «frases atrevidas»; con decir algo malo de Dios y de un rey, cree que su obra es excelente. No logra saber que pensar de uno, y nunca ve al otro. ^Como puede hablar de ellos con conocimiento de causa?
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,;Por que la poblacion constituye una enorme ventaja? Se habla del tema en todas partes. Sin embargo, me parece que cuantos menos hijos hay en una familia, mas grande es el trozo de pastel que les toca a la hora de la cena. Un pais es como ese pastel; de haber menos personas, habria mas gente rica. Si una familia desaparece, otra lo hereda. Lo que disminuye el numero de pobres es un aumento de los bienes, a condition de que se empleen atinadamente. • El incremento de la poblacion es necesario en un pais donde hay gran cantidad de tierra ociosa. Cuando no hay siquiera brezales, ni comercio, ni industria, ni nada que exportar, creo que linicamente se necesitan hombres para que vayan a la guerra; es precise que puedan ir sin que los campos queden yermos. Una vez que hay suficientes soldados y labradores, tener varies hijos tan solo empobrece a las familias. • Es necesario que los granjeros tengan hijos porque son obreros que no les cuestan, y trabajan tan to en beneficio propio como para el de su padre. • Menos pobreza, menos hijos y mejor criados. jPobres los que razonan asf; magros argumentos los deslumbran! Dicen: hay tantos millones de habitantes en ese pais. ^Eso a mi que me importa? Id a preguntar si entre esos diez o veinte o treinta millones, la mitad no esta extenuada por la miseria y la enfermedad. • Una cosa buena que se ha extendido en todos los pafses es tener poco aprecio por los grandes senores si solo cuentan con su nombre para hacerse respetar. Hay tantos que, siendolo gracias a los privilegios y al dinero, no son gentilhombres ni de origen ni de corazon; hay tantos –digo– 42
que a menos que posean excelentes cualidades y scan muy afables en sociedad, no muestran ahi preferencia alguna por nadie. Es una buena leccion para los nobles fastidiosos y deshonestos. Que conserven su clase, necesaria en un estado monarquico, y hagan que el gobierno la tome en cuenta, pero se debe tratarlos como se merecen cuando tienen un alma plebeya y un comportamiento insolente. • Resulta diffcil ser amable durante todo el dia. No obstante, cuando uno se queda en casa por largo tiempo, proporciona al mundo una alegrfa mucho mayor. Los que no saben permanecer en casa estan siempre aburridos y, en consecuencia, fastidian. • No hay compafua tan mala que no se imagine ser buena. Con la buena sepierde el tiempo, y la mala es tan fastidiosa, que no vale la pena ocultarle a donde va uno. •
El lenguaje de buen tono es profanado por gente que tiene a menudo uno vulgar. Para poder criticar lo que hoy se hace, se acostumbra decir: «Eso no estd ni en Racine, ni en Flechier ni en Boileau». Con frecuencia he justificado a los pobres Modernos a expensas de esos santos que reverencio mas que a nadie, pero que algunas veces tienen palabras parasitas, al igual que muchas otras, y expresiones o figuras poco acertadas. Por suerte, se era menos delicado en aquel entonces, y no siempre se tenia esta estiipida frase en la punta de los labios para desprestigiar a un autor y su obra. «/Que mal tono!». No existe tal cuando se trata del genio. • Cuando los antiguos filosofos pregonaban la moral; cuando Tito, Antonino, Trajano, Marco Aurelio, la practicaban, no era para ser Felices en un mundo en el que no crefan. Esos 43
filosofos no eran retribuidos segiin su rango y no intrigaban en la corte. Esos emperadores no temian al diablo, de quien nadie hasta entonces habia ofdo hablar. Todo era lisa y llanamente para ser feliz, haciendo que los otros a su vez lo fiieran. • En varies paises, cuando se canta, se pasa por borracho. Cuando una mujer, en cualquier otra parte que no sea Francia, es alegre, pasa por algo mas. Cuando una mujer no lo es, se cree que es mal pensada. Cuando uno rie siempre, no se es jovial. Cuando se bebe en Francia, se esta de buen humor. Cuando se bebe en Inglaterra, se vuelve un asunto de Estado; en Francia, se hace con placer; en Alemania, va de por medio el honor. Cuando uno se enamora en Italia, se adopta como oficio. Cuando se es atento en Londres, se pasa por extranjero; cuando se es filosofo en Madrid, pierde el honor. Cuando se pregonaba la calma en Lisboa, uno era quemado. Cuando se bosteza en Paris, pasa uno por hacer bostezar a los otros. Cuando se tiene mujer en cierto pai's, no se le retiene por mucho tiempo. Cuando uno no juega fuera de casa, aunque sea afable, termina cenando en casa. Cuando las mujeres tienen hombres, dicen que son de mala companfa. Cuando no los tienen, dicen que son altivas. Cuando ciertas personas dicen que uno tiene razon, pasan por ser astutos cortesanos. Cuando dicen que uno esta equivocado, pasan por insolentes. Cuando se es atolondrado, pasa uno por loco; cuando no se es, por triste. Cuando se tiene un nuevo ministro o un nuevo rey, se echa de menos al anterior. Cuando se trata con negociantes condescendientes, se dice que son estiipidos. Los que no lo son, se dice que son implacables. Cuando uno juega, pierde su tiempo y su dinero. Cuando uno no juega y esta con alguien aburrido, desperdicia tiempo y palabras. Cuando uno gasta su inteligencia con tontos, da la impresion de querer mostrar44
se superior. Cuando no lo hace, parece que los desprecia. Cuando uno es sociable, no se le toma en cuenta. Cuando se es hosco, pasa uno por frio, y pierde la oportunidad de divertirse y en ocasiones de instruirse. Cuando uno apresura un lance con una mujer, a menudo no la consigue. Cuando uno no se da prisa, ella se escapa. Cuando se habla mucho en una reunion, uno parece hallarse ahi demasiado a sus anchas. Cuando se es reservado, no se le trata bien. Cuando uno sabe reir, sabe llorar. Cuando uno tiene chispa durante las fiestas, los otros lo solicitan por sus bromas. Cuando no, nadie lo busca, y resulta aiin peor. Cuando las mujeres o los amigos le ponen a uno nombres fntimos y carinosos, todo el mundo se entromete. Cuando, para evitar eso, tales mujeres y tales amigos ya no los ponen, dan la impresion de distanciarse. Cuando se ha tenido un asunto de honor, uno no se atreve a hablar de el. Cuando uno es valiente en la guerra, pasa por desconocer el peligro. Cuando uno deja escapar la oportunidad de sobresalir, pasa por tener miedo. Cuando se ama, se tiene mucha congoja. Cuando no se ama, se siente un gran vacfo. Cuando abandona uno lo que quiere, se queda desconsolado; cuando uno regresa, aun dandose mucha prisa, se tiene miedo antes de llegar, ya que siempre existen malintencionados que tejen enredos mientras se estuvo ausente. Cuando se tienen celos, uno pasa por hurano; cuando no, por un indiferente que nada le importa. Cuando se presta demasiada atencion a la salud, se pierde al querer cuidarla; cuando no se cuida, se pierde todavia mas rapido. Cuando se hace estricta justicia, se crean desdichados. Cuando no se hace, se crean culpables. Cuando los malvados estan de mal humor, es serial de que todo marcha bien. Cuando se pierde la cordura por una mujer, resulta engafiado. Cuando no se pierde, uno se engafia. Cuando se buscan subalternos, acaba uno dandose amos. Cuando uno cree gozar de libertad, dejando atras las ocupaciones o el servi45
cio, la pierde de alguna otra manera o no sabe que hacer con ella. Cuando uno es generoso en demasfa, pasa por prodigo; cuando no lo es, por avaro. Cuando uno regresa a casa, o permanece en ella, pasa por pedante; cuando no se queda en casa, por un disipado. Cuando se es franco, por indiscrete. Cuando se peca de prudencia, por disimulado. Como conclusion de todos estos cuandos: actuar segiin la naturaleza propia, procurar el bien por el bien mismo, y no mortificarse por nada, ya que al respetar la opinion, no es precise, empero, tomarla mucho en cuenta para volverse desdichado, como el molinero de la fabula, su hijo, el asno y los transeiintes. • Clemencia para las dichosas, desventuradas, tiernas sin saberlo, emocionadas sin desearlo, que sin buscar la ocasion, y aun temiendola, de pronto se encuentren perdiendo la cabeza, luego de algunas fiestas, algunas veladas encantadoras, y caigan entre las manos de un manoso que aproveche el momento anunciado por una plenitud de no se que. Clemencia de nuevo para ellas; que nadie lo divulgue, si lo sabe. No las compadezcais por eso. Que tampoco se acongojen. De una y otra parte, nada hay que reprocharse; cada cual ha cumplido con su deber si cada cual fue amable y delicado. • Los hay que critican antes de leer; examinan mientras leen por temor a sentir demasiado placer. Analizan, hacen una pausa, desdenan, denigran; se creen muy sagaces, poniendose un tanto exigentes, sobre todo durante los espectaculos. Casi de toga y birrete, se sientan en el patio de butacas como si fueran doctores. Juzgan en lugar de refr, se contienen en lugar de llorar, comparan en lugar de aplaudir; hablan bien de los muertos para hablar mal de los vivos. Discuten, pelean, razonan siempre y nunca conversan. ;Oh!, 46
a esas personas quiero decides algo: no se por que me desagradan mas ellas que sus placeres. • Prefiero el mas breve pensamiento, novedoso, aleccionador, reconfortante, humano, alegre, tierno, agradable, que todo Rollin. Una frase de dos h'neas, que tenga perspicacia e imaginacion, es preferible a la biblioteca de los sabios. • No conozco nacion mejor, mas grata —y, no obstante, sin amabilidad—, mas segura y menos cruel que toda Alemania. • Hay predicadores y autores que creen siempre dirigirse a monstruos. Cuando no se es un mal nacido, se tienen mas virtudes casi al nacer de las que ellos exigen al morir para que uno se salve. • Ya no charlamos, ya no tenemos conversacion; ya no sabemos contar de manera jocosa una pequena maldad; solo sabemos cometerla. • ^-Sabeis que es un hombre de buena reputacion? Es un hombre que pasa el dia entero subiendo y bajando escaleras. Es un hombre de buen proceder, guapo para las mujeres, de mundo, muy cortes, bien educado. Trata con deferencia a un antiguo conocido, a alguien que apenas conoce, a los ministros, a los padres y amigos de todos ellos. jCuriosa manera de merecer el empleo que se desea conseguir! Luego de tal ociosidad de espfritu, de esa costumbre de no pensar, de esa existencia cimentada en las piernas solamente, ,;c6mo resolverse a trabajar?, ,;c6mo, aun cuando se tenga la fortaleza para hacerlo, desempenarse bien en el trabajo? No obstante, ese hombre mujeriego, ese hombre ambicioso, sera el que comande los ejercitos y decida su destine en casi todos los pai'ses. 47
Esto es lo que escribia, solo para los Franceses, durante aquella epoca feliz en la que no habfa mas que diminutas ofensas faciles de reparar e insignificantes abusos que permitian a la mayoria vivir bien y que circulara el dinero: «Vais a Versalles dos o tres veces por semana, decia yo. Acompanais al rey a cazar; viajais con el; perteneceis quizas a la corte. Vuestra vida, ^transcurre como? Seis meses del ano los pasais a caballo y tres en los caminos. Os quedan tres para recorrer Paris; uno, en coche, para cumplir con vuestras obligaciones; otro para los espectaculos; el ultimo, para estar con las amistades. ^Que os queda? ^Teneis media hora para reflexionar? ,;Un cuarto de hora para el trabajo? ^Teneis tiempo de pensar en vuestras obligaciones? ,;C6mo sereis capaces de ocuparos de los asuntos del rey?» Habrfa sido necesario un monarca que no amparara a los ociosos y que hubiera estimado mas a los que viera menos. En los dias de boato en que hubiese aparecido, dos o tres al ano, con todo el resplandor de su realeza, habria escogido a los que preferfan sus tierras, sus cuarteles o sus gabinetes, no el salon de Versalles. Y el permiso que hubiera dado a esos estiipidos cortesanos por obligacion de comunicarle alguna bella o buena accion de uno de sus siibditos, les habria valido entonces el agradecimiento en piiblico de Su Majestad. • La corte os ha olvidado: cantad; una hermosa mujer os ha abandonado por uno de vuestros amigos: cantad; mafiana obtendreis la suya, y despertara mayor lastima que vos porque tal vez no sepa que hay que cantar. • Vemos a un ministro muy atareado. Lo compadecemos. jCuantas cosas en su cabeza! jLos intereses de tantas provincias, el equilibrio de Europa, etc.! Y que, ^no hay que com48
padecer a un pobre autor cuando escribe una comedia? Atraviesa tantas dificultades para lograr que se avengan Aristo, Valeric e Isabel, como el rey de Prusia, de Inglaterra y de Rusia. ^Quie'n tiene mayor merito, el ministro o el autor? El que mejor haga lo suyo. La position no importa. • Ved a esa joven victima de la religion y de la avaricia, abandonada al mundo y sus peligros. Cuanto mas hayan presidido las Gracias su nacimiento, atraera mas el deseo de los hombres y la envidia de las mujeres. Sera juzgada con mayor severidad. Si tiene un capricho, esta perdida; desdichada si tiene una pasion. La consideraran insipida si carece tanto de uno como de la otra, a menos que posea excelentes dotes de alma. Una de figura mediocre, que se jacta de tener amantes, le arrebata el exito que ella obtiene gracias a la suya, la cual resulta cautivadora. No sabe decir ni hacer que los otros digan que es bonita. Sin buena ni mala reputation, pronto la abandona su marido, enojado porque no viste a la moda, pero lo estaria mas, a decir verdad, si ella lo estuviera. ^Cual es la venganza de esta pobre joven? ^Ponerle mala cara? El la evitara, dejando de verla. ,;Conseguirse un amante? La encerraran. ^Como puede haber tantas mujeres honestas en el mundo? • ;Hombre, quienquiera que seais!, devoto, libertino, prodigo, avaro, filosofo, y aun hombre justo como ninguno otro, ^creeis haber dado siempre por generosidad? Vos, devoto, sois el que menos merito ha tenido. Habeis puesto vuestro dinero a plazo; os habeis imaginado que valdn'a el perdon de alguna maldad. Habeis pensado «dare a ese hombre, no porque sea mi hermano, sino porque la ley dice: dad a los pobres y ganareis el Reino de los Cielos». Vos, libertino, que no sois creyente, ,mo rue tal vez para deshaceros de ese mendigo? Vos, prodigo, le habeis dado lo mismo que le ha49
bn'ais lanzado si el os hubiese pedido caridad. Fue una oportunidad ma's para sentiros satisfecho. Vos, avaro, porque la gente os llama asi, porque os observaban; por contradecir a todo el mundo y por negaros lo necesario para vivir. Vos, filosofo, por humanidad, lo reconozco, pero vivis con holgura; es facil ser fllosofo cuando se es rico; un pequeno escudo no os molesta. ^Lo habriais ayudado al punto de faltaros lo superfluo? No; vuestra filosoffa os hace amar demasiado vuestra comodidad. Y vos, hombre justo, que quizas visteis a ese desdichado destacar en la guerra, solo habeis cumplido con vuestro deber. Lo repito: busco a un hombre autenticamente generoso; no lo encuentro. Seria el que experimentara mayor placer en dar que en disfrutar lo que posee, y debido a un gesto ejemplar de su alma, expresado a traves de su rostro, revelaria la satisfaction de complacer, privandose de algo. • Es insolito que no sea posible estar perfectamente contento con alguien. Eso prueba que, si lo estuvieramos de buena fe, no estarfamos a menudo contentos con nosotros mismos. • Odio a la gente que dice: soy un hombre honesto; estais hablando con un hombre honesto. Los tontos o los bribones son los que siempre se expresan asi, o en todo caso, los mentirosos. Primero, ^quien es exactamente un hombre honesto? Yo no; vos tampoco. ,;Lo somos cuando tenemos pasiones? ,;Lo soy cuando deseo a la hija o la mujer de mi projimo? ,;Lo sois al hablar con ligereza de ella o de ese mismo projimo? • Nada nuevo decimos; nada nuevo pensamos. Las mismas conversaciones vuelven siempre; sabemos ya lo que responderemos. Me disgusto conmigo mismo al ver el pequeno 50
circulo de ideas y de frases en el que doy vueltas. ^No es ya bastante aburrido levantarse, vestirse, hacer todos los dias la misma cosa, para ademas tener que hablar de ello? Se me ocurre que podemos tomar la resolucion de no proferir ya una sola palabra. • Mai hayan los que nunca se equivocan; jamas tienen razon. • Se habla siempre de tiranos. No lo es el que dirige un reino, pues, en el fondo, ^a quien perjudica? A los que se le aproximan y que la ambicion arroja entre sus garras. El coronel, el padre, el marido, el magistrado, el amo con sus sirvientes, el senor con sus campesinos; aun los amigos, a menudo la amante; estos son los verdaderos tiranos. ^Quien los desterrara? ^Habra una asamblea nacional para destruirlos? La tirania siempre existira. • Lo que voy a decir solo concierne a los paises donde no existen las buenas costumbres y, sin embargo, se cree ejercer la virtud. Tan solo sucede en los circulos sociales que yo condeno, donde se habla de una manera virtuosa. Una os dice que perderfa la honra si tuviera un amante antes de su matrimonio y que es el momento de ser recatada. Otra, que una infidelidad cubriria a su marido —al igual que a ella— de ignominia; que si no hubiera jurado al pie del altar serle fiel, seria toda vuestra y lo habria sido de haberos conocido antes de casarse. A otra mas le parece abominable semejante confesion y dice: «La verdad, da lo mismo que lo haga o no su amante». Una cuarta juzga que nada malo hay en procurarse uno, y que un marido se siente muy dichoso al tener una mujer tan sensata. «Aborrezco», dice, «todo lo que parezca una conducta impropia, y ya no se puede visitar a la senora tal desde que abandono al senor tal por el senor tal». Aquella dice: «Aprecio que haya mojigatos en el 51
mundo que pretendan que si una se equivoco en la eleccion de un amante, no pueda permitirse otro». Podeis comprobar que, desde hace mucho rato, ya nadie se refiere al marido y que la razon primordial en defensa de la severidad ha sido por complete olvidada. «En cuanto a mi», opina otra mujer, «si tuviera un amante, no veria razon para no tener cien; la que solo tuviera uno recibiria todo mi desprecio». «Estoy convencida», sostiene otra mujer, «que se goza de estima cuando se respeta la opini6n. Preferiria prescindir de un amante y que nadie lo pusiera en duda, a dar la impresion de tenerlo, como la sefiora tal que ninguno tiene, y que por fingir que lo tiene, merece su mala reputacion». «Yo soy honesta», aflrma aquella; «quiero a mi amante con locura, Pero no lo poseo. Mi marido consiente que yo disponga de mi corazon. Solo le he entregado mi persona». «Que me importa», dice otra, «que obtengan mi persona si no obtienen mi corazon. Antes me perdonaria algunos caprichos que otorgar toda mi ternura a un solo hombre». «Sin duda», dice la devota, «Dios perdona las flaquezas de la humanidad, pero castiga los pecados que se repiten por costumbre». «Creo», sostiene otra mujer, «que existe manera de arreglar todo esto. Hay pequenos favores que pueden otorgarse. Escribir, recibir una nota...». «Pero no, Madame, os comprometeis...». «Pero...». «.. .un apreton de mano», dice la otra, «...es un crimen, Madame. Preferiria conceder un beso». «Cuantos matices mas en ese tipo de libertad», dice una tercera. «Ignoro por que me sentiria perdida al conceder tan solo eso». «Y yo», afiade una cuarta, «estoy persuadida de que seria preferible permitir todo que consentir a todas esas licencias». «Hay peores, Madame». «;Ay, Dios mio! jQue horror!». «No, Madame, el reconocimiento, el deseo de procurar la felicidad hasta cierto li'mite, sin faltar del todo 52
a lo que he jurado, me obligan a ello...». «Cien mil veces mejor entregarse toda...». «No lo creo», dice la que ha hablado tan bien. «En cuanto a mi, cansada de combatir contra la inclinacion irresistible que recibimos al nacer, no me siento culpable. Una fiesta en el campo, un espectdculo, un claro de luna, un paseo en barca, musica, baile, una hermosa noche de verano... Ya no respondo por mi». «Y bien, Madame», dice una indulgente. «Es muy simple. Una declaracion me llega al corazon. Me hago ilusiones. La cabeza me da vueltas. Me han seducido, pero no convencido. ^Es nuestra culpa? Es de los hombres. Nosotras no somos culpables». «Considero que soy honesta», dice una mujer de bien. «Jamas he tenido uno. Pero pongo al cielo por testigo que si no temiera su rayo vengador, a mas de cien habria seducido». «jVaya, Madame! Si yo no tengo, es por una causa mas pura. Una noble vanidad me lo ha impedido. El amor a mi misma me ha impedido sentir amor por otros». «Yyo», dice otra, «os confieso que ha sido por mi salud y mi indolencia». «Tengo algo mejor que decir que todo eso», responde otra mujer. «He conservado mi honor por miedo a ser abandonada, humillada y sacriflcada. Ya que la suma de las penas podna superar a la de los deleites, he sido fiel a mi marido». ^Cual es la mas honesta respecto a todo esto? Senores, os lo pregunto. • El interes personal menos deshonesto es aquel que, al examinar ambas caras de las cosas, como casi siempre sucede, y despues de haber encontrado que poco difieren una de la otra, toma el partido que le conviene mas. Eso prueba al menos que ha discutido consigo mismo, y que se habria mantenido firme si hubiese hallado una verdad persuasiva contra el bien general. 53
Distingo esos pequenos y grandes intereses particulares de las pasiones, y los resultados que aquellos y estas producen. Los relampagos que derivan de los primeros, alarman; pero el trueno y los fragores que resultan de las otras, aplastan. • Hoy vemos los efectos de ese maldito amor hacia si mismo, de ese amor propio arraigado, de ese orgullo espantoso que, la verdad sea dicha, jamas habia ocasionado tantos males. En toda Europa, ciudadanos insignificantes se adjudican una mision de hombres de Estado. Gente que no puede pagar a sus lavanderas, pretende pagar las deudas de su patria; no puede arreglar sus asuntos familiares, y se encarga de los del mundo entero. Con energia y severidad en tiempos de paz, y cosechando triunfos durante la guerra, somos mucho mas Felices de lo que quisieramos sen Respetad la opinion de veinte revoltosos que podrfan ser colgados; convencera a veinte millones faciles de embaucar y hara que a mas de uno se le castigue, este en un bando o en el otro. Me gusta la bondad, pero que nunca sea llevada al extremo de vernos obligados a convertirnos en bribones; y esto sucede en todo momento a los gobiernos, a los preceptores, a los amos. • ,;C6mo puede un jefe tomar la decision correcta? Si tiene caracter, es tajante y ha de equivocarse necesariamente; si le falta, va a consultar a sus allegados, los cuales, por interes o por ignorancia, no dicen la verdad o no la saben. El primero es muy poco amigo del orden; el segundo, demasiado. A los que pregunta su parecer, es lo suficientemente perspicaz para darse cuenta de que no lo valen, pero los secunda. Entre los subalternos, el que mejor sabe lo que ha de hacerse no tiene la mision de aconsejar al jefe, ni tampoco lo desea, 54
para no pasar como alguien indispensable, que se da importancia, que busca favores. • jDios mio! jQue poco alcance tiene nuestra razon! Examinad la vida privada de los hombres mas ilustres; leed a los mas grandes genios, Voltaire, Jean-Jacques [Rousseau] y algunos otros. Ved cuanto erraron. Escuchad razonar a la gente de buen entendimiento: al cabo de una hora de conversacion ya no saben lo que dicen, y si no comparten la opinion del otro, se ponen de mal humor o muestran mala fe. • Los crimenes en la antecamara, en el gabinete, en los salones de fiestas de los hombres con mayor lustre —y en los tocadores de sus encantadoras mujeres—, acarrean mayores consecuencias que los sucedidos en los caminos. Pero no hay una pena tasada para los horrores en los circulos sociales, alentados siempre por el exito. La traicion, la calumnia, el rumor aun cierto, la acusacion, el sacrificio, los tejemanejes del amante o del marido ofuscado, la infidelidad en secreto, la maldad o la venganza en el matrimonio; los pecados de amor propio, de presuncion, de vanidad humillante; esto es lo que amerita las mazmorras, y no todo lo que acontece al simple ciudadano, demasiado ignorante, demasiado tosco, demasiado pobre para ser un hombre honesto. • Es una gran desgracia que la clase de los sirvientes no este bien educada. Deben'an existir escuelas donde aprendieran a pensar bien, a servir bien y a conversar bien. Estamos expuestos a su companfa tan a menudo, en el campo, en campana, de viaje, aun en la ciudad, todas las mananas, que es necesario encontrar con quien hablar. En esos colegios, habrfa que proporcionarles maestros de moral y de literatura, y hacer que les gustara la lectura, la musica y el dibujo, para 55
complacer a sus amos; de seguro los complacerfan. Hariamos su fortuna; serfan una parte de la poblacion contenta de su vida. En lugar de buscarlos en la calle y de contratarlos al azar, acudiriamos a esa fundacion. • Una de las ventajas de esas grandes instituciones publicas a las que me he referido con frecuencia, para cada clase de ciudadanos, de acuerdo con su empleo, seria ensenarles a perseguir objetivos comunes. De ahi, con seguridad, tendrfa que nacer un certamen mutualista para la ejecucion de las tareas que la sociedad encomendaria a esos jovenes. • Nadie es modesto, pese a la reverencia embarazosa o el aspecto tfmido que algunas veces adoptamos. Nadie es tierno; nadie es natural; nadie es de buena fe; nadie se hace justicia; nadie la hace a los otros; nadie oye bien; nadie ve bien; nadie dice la verdad. Contradecid a alguien; quien se sienta comprometido con vos, olvida todo. • No concibo que un hombre de talento sea un oportunista; en realidad, hay muy pocos. Los mediocres, contentos de si mismos, lo estan de los demas. No inquietan el orgullo de nadie, ya que a sus superiores, por escaso juicio que tengan, les da un gusto enorme comprobar su mediocridad. Nada hay ma's comodo que ellos, en todo y para todo. • El malhumor es como la mala hierba que invade todo e impide que cualquier planta o semilla benigna crezca y, en consecuencia, se reproduzca y resulte de provecho. Esta comparacion es tan acertada, que veo a las mejores personas, las mas justas, a veces las mas amables, las mas delicadas, las mas honestas, imposibilitadas de parecer lo que son. Todas las buenas cualidades quedan obstruidas. Como si no las tuvieran. 56
Creo haber dicho un centenar de veces lo que pienso de la ingratitud: que me parece monstruosa. Pero deberia pedirse permiso para agradar, ya que, si ciertos favores —los cuales no deseamos— nos caen encima de un hombre que nos desagrada, henos entonces obligados a quedar agradecidos toda la vida, a menudo sin razon de peso para sentirnos comprometidos, y algunas veces teniendo muy poco aprecio por esa persona. • No por eso, siguiendo el ejemplo de J.-J. Rousseau, hay que tener aversion a los que nos hacen favores, ni sospechar una perfldia. Podemos mostrarles agradecimiento sin quedar atados a ellos cuando, por otra parte, no lo merecen. No obstante, hacerse de enemigos, endilgarles oscuros propositos, creer descubrirlos por la frialdad de una invitacion a cenar, por el lugar que ocupamos en la mesa, o la escasa atencion de un mayordomo para ofrecernos un plato, es el colmo de la locura. En el caso de J.-J. Rousseau, el colmo de la fatuidad fue haber creido que veinte mujeres estaban enamoradas de el y que las habrfa conquistado si se lo hubiese propuesto. El colmo de su amor propio fue creerse siempre perseguido; preferir serlo a ser ignorado. El colmo de sus desdichas fue terminar siendo ignorado en Paris, sin que nadie lo atormentara los liltimos diez o doce afios de su vida. Hay que perdonarlo; admirarlo aun de vez en cuando. Leamoslo sin darle credito y admiremos sin cesar, en sus obras, el colmo del genio y de la elocuencia. • Deseo que uno sea filosofo sin saberlo; de no ser asi, uno se vuelve pedante, paradojico, presuntuoso. Ya no se escucha a si mismo. Suelta maximas que no se entienden. Sin embargo, los tontos dicen para si: ;Dios mio! ;Que cierto! 57
Tengamos cuidado con ese tipo de personas, sobre todo en una obra como esta. A menudo, un artifice de pensamientos piensa mas en ser aplaudido que escuchado, y se deja llevar hacia un diminuto centelleo que deslumbra, pero que no ilumina. Existe un pequeno mecanismo de definiciones, explicaciones de sinonimos, de antitesis, de comparaciones, de semejanzas, de diferencias, el cual, cuando lo deseamos, da lugar Facilmente a la reputacion. • En fin de cuentas, Montesquieu, a quien adoro, adolece de este defecto. Acabo de leer algunas reflexiones suyas que han sido publicadas. Una frase, una Imea. Deberfa decir mucho, y es erronea u oscura. No me gusta la moral en relampagos. Ved las comedias, los libros y las conversaciones dirigidas todas a los malabarismos del ingenio: causan el mismo efecto que los fuegos de artificio. Nos dejan siempre tristes; enojados porque solo ofmos ruido y porque nada queda de ellos, absolutamente nada. • Si los Franceses dejan de ser ninos, ya no respondo. Si las carreras, los articulos en las gacetas y los clubes ingleses, los fracs, las botas, los cordoncillos en los pantalones de cuero, los espectaculos, los dramas melancolicos, les han hecho perder sus encantos; si ya no cantan ni bailan ni galantean, los Franceses se volveran locos Furiosos. Ningiin pueblo ha estado mejor hecho para la corte. No Fue creado para pensar, sino para obedecer, divirtiendose, despreocupado y haragan. Una visita a la amante o al conFesor del rey, una partida de caza con el, son suficientes y se llevan a cabo con prontitud. Las memorias, las arengas, las discusiones, ^estan hechas para los jovenes de la corte? Oh, Franceses de hoy, que perdeis la amistad de Europa, 58
sin ganar su estima, os precipitais hacia vuestra perdicion. Ya no es un juego de nifios. Habeis cambiado mucho, y habra que derramar mucha sangre para que recobreis el sentido comiin.b • No comparemos el siglo de Augusto con el de Luis XIV. En aquel, encuentro cinco o seis encantadores poetas que tal vez tenfan mayor merito que los nuestros, ya que vivfan en medio de proscripciones y de guerras civiles, aunque los senores de la corte no eran amables. Mecenas era un adulador adulado. Horacio fue el unico que ejercio una filosofia, si bien giraba sin cesar en torno a tres cosas: el empleo del tiempo con miras al placer, porque podemos morir en cualquier momento; el valor ante la adversidad; y la moderacion dentro de la felicidad. Sin duda, era bastante para aquella epoca. Ciceron no desdenaba los lugares comunes; los griegos, sus maestros, aiin menos. Leed todos los manuales de Epicteto y de otros, tan bien impresos por Didot, y decidme si un escritor de hoy se atreveria a publicar cosas tan manidas y tan poco ironicas. Esto es lo que en nuestro siglo gana con holgura: si en el no siempre existe inteligencia, al menos hay siempre buen gusto. • He visto con frecuencia a esos senores que trabajan por el bien de los hombres en general no ayudar a un hombre en particular. Me recuerdan a un ingles que, luego de pasar la noche luchando contra la trata de negros y su esclavitud, tira de las orejas al suyo porque se levanto un poco tarde. • Para ridiculizar al primer autor burgues que escribiera contra la nobleza, habria que hacerlo baron. Quedarfa atrapaEl autor ha creido justificar su juicio al decir en una nota: Escribi esto durante laAsamblea de Notables. A menudo, es sencillo ser prof eta. 59
do en su propia trampa, y el hombre de talento se volverfa el mas noble de los barones. • Para distinguir al hombre de los otros animales, en lugar de afirmar que es el unico razonable, me gustarfa que se dijera: es el animal que siempre engafia o es enganado. Lo demuestro con solo rastrear nuestra historia desde las entranas de nuestra madre hasta las entranas de la tierra, donde termina nuestra triste y lastimosa existencia. Formado probablemente por el unico engafio que admito, el engano del amor, un nifio despierta el interes de toda una familia poco antes de venir al mundo. La madre, que espera lograr su felicidad completa del nacimiento de un varon, casi incita a que la engafien. El partero juzga que la nueva del nacimiento de una hija le asestaria un golpe mortal; se deja al tiempo y a la habilidad darle la noticia. Ese nifio engafia antes de venir al mundo, pero los demas no tardan en vengarse. Quiere chupar el pezon de su nodriza: le dan el dedo y luego un sonajero. Despues le prometen dulces para que haga muchas cosas, y tras no cumplirselo miles de veces, sale por fin de la infancia para ser enganado en cosas mas importantes. A lo largo de su educacion, lo enganan los maestros, quienes no creen en lo que le ensefian. Pero el se venga, fingiendo que estudia, haciendoles mil travesuras, escapandoseles en cuanto no lo ven, y mintiendo acerca de todo si por casualidad lo descubren y lo acusan. Ingresa en la sociedad. Engafia a diestra y siniestra: a sus acreedores, los cuales, a decir verdad, lo habian enganado tambien; a sus oficiales del Estado Mayor, a los generales, a las mujeres, cada vez que puede. ,;Se convierte en un buen individuo; por ejemplo, en un buen oficial? Engafia a todos los jovenes de la comarca para hacerlos soldados. Parte hacia la guerra; engafia a sus amigos para sorprender y engafiar a sus enemigos. Dos secuaces, perversos como el 60
diablo, uno de la parroquia y el otro de los tribunales, vienen a arrojar entre sus brazos a una victima de la vanidad o del interes; el tierno esposo la engafia, y lo engafian. Cuanto mas progresa, sobre todo si es por meritos, mas buscan los otros enganarlo, en la corte y en la ciudad. Se enferma. Los padres, los amigos, los medicos, lo engafian acerca de su situacion y, como resultado de este ultimo engano, de engano en engafio, llega al final de su vida luego de haber sufrido todavia el engano de un mal sacerdote, quizas indigno de serlo, que vino a prometerle lo que ni siquiera el mismo creia. • Es probable que sea un ministerio lo que ocupe ese supuesto joven, cuya historia relate. Aleccionado por los embustes que aprendio y por los resultados de todas las mentiras en polftica, contribuye a incrementar su numero. Obligado a enganar al piiblico, aun a su Soberano algunas veces, para bien suyo, busca enganar a los demas, para mal de ellos. Espionaje, seducciones, compromises, escritos, palabras, tratados sobre el Evangelio, nada es sagrado. Y hoy, el engano mas refinado consiste en ya no enganar, que es el mas alevoso de todos, debido a su intencion. Hasta ese punto hemos llegado. • ^Quien desea recorrer las clases subalternas de los ciudadanos? ,;En que edificio —comenzando con el suizo que dice que nadie se encuentra en casa— no hay alguien, incluido en el cuarto piso, que no busque, segun su condicion, enganar al vecino...? • Observad los cumplidos de costumbre, las formulas empleadas en la correspondencia, los buenos dias, los abrazos, las promesas tenidas por sagradas, en relacion con una mujer, con una pasion que jamas terminara, con un hombre, 61
con una amistad por la cual sacrificaria uno la vida; las mentiras sociales, las disculpas acostumbradas, las exageraciones; lo que entendemos, lo que vemos, lo que decimos aun con torpeza cuando tenemos por casualidad una buena intencion, y calculad lo que pertenece a la verdad. Llaman a tomar las armas. Me doy prisa. Vuelo hacia la gloria. Sacrifice mis placeres, mis gustos, mis pasiones, mi descanso, cuyo valor nadie aprecia mas que yo. Sin embargo, por una serie de contradicciones involuntarias conmigo mismo, arrastrado a ese circulo de quimeras, no ceso de ser un observador; y aunque actor de la escena que esta representandose, considero todo lo que pasa y lo que se hace a mi alrededor como un puntapie dado a un hormiguero. jPobres humanos! ^Acaso somos algo distinto? .jQue pun to en el espacio ocupan nuestros ejercitos incontables? Si los que vuelan en aerostato fueran filosofos, se elevarfan ahora por los aires, se rein'an al ver nuestros movimientos confuses sobre la superficie de la tierra, y les pareceria mas que acertada mi comparacion con el hormiguero. Si fuese rey de Francia, dejaria que Europa bordoneara a mi alrededor, no pediria que me tuvieran informado, lo prohibin'a inclusive; retiran'a a mis embajadores y espfas menores; no me arruinaria ni por America ni por Inglaterra. Para defender mi posicion afortunada entre dos mares, dos grandes rios, dos cadenas de montafias y tres cordones de fortalezas, tendria cuatrocientos mil milicianos, bien adiestrados dos o tres veces al mes, vigilando plazas, desfiladeros y rios. Ya que no abandonarfan sus aldeas, me costan'an muy poco, asi como mi flota naval solo serviria para la salvaguarda de mis puertos.0 c
Escribi esto un poco antes de que comenzara la guerra de America. 62
^Quien da la pauta de lo que llamamos en el mundo energia? Casi siempre el que solo la conoce de nombre. El mundo esta lleno de bravucones; los parlamentos y los Estados estan a menudo en manos de esos bravucones que medran en la corte. Avanzan porque los demas retroceden; retrocederfan si los demas avanzaran. Lo que mas abunda en el mundo son los prestidigitadores, y la reputacion es hoy un acto de prestidigitacion. El hombre de mayor entereza es a menudo el que parece mas debil. Pareciera que tememos a los otros, pero solo tenemos miedo de nosotros mismos.
Me he referido a la cortesia de escuchar. Existe, empero, una manera de escuchar a los tontos y a los oportunistas que me indigna: la adulacion mas asquerosa. Digo cosas aun peores cuando tropiezo con tontos dispuestos a reir de lo que voy a contar o complacientes dispuestos a admirarme. • Alguien estrambotico es con frecuencia una buena persona. Su extravagancia proviene de la certidumbre que tiene de su caracter; esto origina que descuide los modales ordinarios. Podra tener muchos defectos, pero de seguro no sera falso ni rastrero. • No hay mejor prueba de la mediocridad que los cuchicheos al oido, las conversaciones en el marco de una ventana, las noticias de las gacetas que se platican como si se hubieran lefdo en una carta recibida. • De todos los orgullos, el orgullo filosofico es el peor. Me disgusta la filosofia que va de abajo hacia arriba; es lo contrario de lo que me gusta. Me explico. Por ejemplo, el hombre de letras, alojado en un cuarto piso, escribe: Oh, grandes 63
de la tierra, pois acaso superiores a, mi? Soy igual a vosotros. Todos los hombres son hermanos. Cualquiera diria: ;que descubrimiento! Lo mejor que puede hacerse es creerlo y actuar en consecuencia. Pero el Soberano, o el que se le acerca, tiene mayor merito si piensa de ese modo y lo demuestra. En el lugar de Alejandro, habrfa hecho que Diogenes rodara en su tonel. Un padre sostiene a menudo de su hijo que no sabe decir siquiera una palabra y que es un fastidio: es un Filosofo. Un avaro que vive en el campo, por vender las verduras que no come... dicen: es un Filosofo. Un hombre que lee libros que no entiende: es un Filosofo. Tampoco lo es el hombre que se ha retirado de los negocios por incapacidad o por pereza. No lo es el que se priva de todo por faltarle la energia que se requiere para tener todo. No lo es el que cree gozar, pero de nada disfruta. Es el que se embauca a si mismo. El Filosofo busca todo, posee todo lo que puede, aprovecha todo con alegria, prescinde de lo que no tiene, y sube con tanto placer que le cuesta poco trabajo bajar. Los favores no lo embriagan porque esta en espera de la desgracia; esta le resulta tan grata, que lo que ha experimentado es un terreno propicio para meditar. Un tonto de gran mundo ve todo con mayor claridad que un hombre de letras. El impresor al que ambos acuden, un periodista que tratan con deferencia, un banquero que los invita a cenar, una muchacha de Paris que —haciendose pasar por marisabidilla— comparte con ellos un polio enteco, y todas las Academias a las que pueden pertenecer, no les ensenaran a conocer ni la Corte ni a los hombres. • Hay personas tan enemistadas consigo mismas que prefieren padecer una desdicha que previeron, a fuerza de predecirla, que disfrutar de una ventura inesperada.
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Toda nuestra vida discurre, como mi libro, de error en error. Si hay una cosa que siempre parece la misma, significa que es certera. Si hay un hombre que, luego de recapitular desde cuando lo conoceis, os parece el mismo, quiere decir que sigue siendo tal como lo habeis juzgado. • Un guerrero que ha ganado una batalla, ^por cuanto tiempo disfruta de esa dicha que es tan rara y la mas esplendorosa a cuantas aspiramos? Al dia siguiente, ya lo desgarran la calumnia y la ingratitud. El amante que obtiene una victoria sobre el pudor de una mujer, goza al menos hasta que otro lo reemplaza entre sus brazos. He ahi el tiempo ganado. • Cuando pienso que la vida es una travesfa tan corta, no se como tengo el valor de vestirme. Tarde o temprano habra una especie de filosofos que dira: dejad que permanezca en esta cama, donde tendre que morir uno de estos dfas. Imaginad cuanto me rio de los que tienen empeno y de los diligentes. Tambien reirfa de mi mismo, pero me digo: voy a vestirme para actuar en esta comedia, pues se que de eso se trata. Sin embargo, los otros creen ser los Hectores, los Aquiles, los Romeros, cuando a menudo son solo los Sinon, los Tersites y los Zoilos. ^No nos burlariamos de un hombre que, yendo de Viena a Paris, hiciera que lo peinaran en cada estacion de posta mientras cambian los caballos? jVaya! Es la historia de los empenados en abrigar proyectos, que van de un lado a otro durante el viaje que realizan de la cuna hasta la tumba. • Montaigne fue a un tiempo todo el Portico de Atenas, exceptuando el orgullo. Por todas partes asoma el hombre sencillo, de buen corazon, inteligente. Vaticino el mundo que vendrfa. Vio el pasado, el presente y el porvenir sin creerse un gran brujo. 65
Existe diferencia entre un hombre testarudo, un hombre terco, un hombre seguro y un hombre con caracter. El primero sostiene con vigor lo que piensa bien o mal; el segundo lo ejecuta sin dar marcha atras y sin saber si tiene razon; el tercero, sin tener la cabeza dura del primero y la obstinacion del segundo, toma partido de antemano frente a un acontecimiento, cualquiera que este sea; y el cuarto es toda su vida lo que el tercero tal vez no siempre puede ser, y actiia mas que el. • Cuando ocurre un gran acontecimiento, los tontos piensan en la manera de comportarse frente a el; los listos piensan que no durara y se comportan acordes con el cambio que debera suceder. • Si pudieramos acordarnos de lo que hemos escrito en nuestra vida y conservar en la cabeza todo lo que ella hubiese producido, seriamos bastante sabios. Y si todas las reflexiones que hubiesemos hecho segiin lo que hubieramos visto y sentido acudieran a nuestro espiritu, seriamos bastante profundos. • La enorme ventaja de los grandes senores, al haber unicamente monarquias, es que los reyes les otorgan siempre muestras de consideracion segiin los traten. Favor o desaire, gracia o desgracia, todo contribuye. Jamas son indiferentes a una corte. Fue necesario un amor propio bastante desenfrenado para que los miembros de las familias nobles se hicieran democratas. Imaginaron tener merito suficiente para merecer una consideracion personal. Demasiado tarde se dieron cuenta de que solo dependia de sus galones, y que los demas se burlaban por igual de su modestia como grandes senores y de su engreimiento como hombres. 66
Vivimos tan solo alegrias de nifio. No conozco vida mas alegre que la mia. El remordimiento, la ambicion, los celos, nunca han perturbado su transcurso. En otras palabras, nunca he sido desventurado, pues autentica felicidad, solo la he tenido cuatro dfas: cuando vesti mi uniforme por primera vez; la tarde de la primera batalla en la que tome parte; el dfa en que me dijeron por primera vez que me amaban; y cuando me cure de las viruelas. Fueron los cuatro en que estuve mas contento de hallarme en el mundo. El primero y el ultimo no podran repetirse; y los otros dos, por haberse repetido una quincena de veces, pronto perdieron la frescura de la primera sensacion deliciosa que experimente. • Es bastante singular que siempre tengamos que sacrificar nuestra razon. Primero, para tener fe; resulta muy simple, y nuestra alma bien lo vale. Despues, en favor de nuestro cuerpo, pues se necesita tener fe en el medico. Y luego para realizar grandes cosas en el mundo, sin lo cual viviriamos apartados, pensando exclusivamente en nosotros mismos; no serfamos utiles en nada y para nadie. Quien, en la flor de la edad, desaffa a la muerte cien veces en el curso de una guerra; el que abandona a una mujer, o la vida en una campina encantadora, para ocuparse de una embajada; un ministro encorvado sobre su escritorio; un pobre diablo que se priva de la vida social y escribe para la posteridad, la cual a menudo no recibe noticias suyas; ^no sacrifican todos ellos su razon? • ,;C6mo hemos convertido en pecado capital el movil utilizado por la Providencia? Sin el orgullo, ,;que seria del mundo? No durarfa un ano. • Prefiero la gente completamente bruta a los que estan instruidos a medias. Los primeros sortean las dificultades por67
que no las ven; los segundos se detienen en cada obstaculo, y a menudo los crean para parecer astutos. • Tambien os dicen que no recurrais a los pillos para los negocios porque igualmente os timaran. Al despertar el interes en la ambition o en el dinero, os asegurareis, tanto como os sea posible, de contar poco con las personas honestas, en quienes desaprobarfais esas dos pasiones. El interes personal es siempre el movil de unos y de otros, y el mejor garante de la virtud. La de las personas honestas les impedira hacer dafio; sin embargo, oculta a su mirada, si no la sostiene la esperanza de algun beneficio, no producira el bien que se espera de ella. • A veces se dice: estupido como un bailann. Porque nada hay mas estupido en Francia que la danza. La gracia estupida y arrogante de un minueto, acompanada de una sonrisa cuando se da la mano con un estupido balance o un ridiculo paso grave, la monotonia de los rigodones y el despliegue notorio de los brazos, para que jamas sea natural, son el sello de la estupidez y de la arrogancia. Que diferencia con los paises salvajes, o casi salvajes, donde se observa el autentico baile de la naturaleza. En Alemania, el vals muestra al menos las ganas de saltar, de divertirse o quizas de amarse. La contradanza francesa contiene una estupidez un poco menos arrogante que la del minueto; un pintor nunca se ocupara en representar una danza francesa. La de los ingleses acusa mas movimiento, el deseo de hacer ejercicio para conservar la salud, y no exige gracia convencional alguna. No obstante, los cosacos, aun los mazurios, los rusos, evocan inadvertidamente —por sus remilgos, su especie de pantomima voluptuosa, sus brazos rechonchos y un cierto meneo de los hombros— la danza lasciva de los orientales. He visto, en los confines de Europa, compafifas de cantan68
tes y de bailarinas egipcias al servicio de los grandes senores. El deseo les sale por los ojos, y los ojos casi se les salen. Sus brazos estan contorneados. Desgarran sus vestidos. No existe bacanal que haya podido igualar a esos pataleos impudicos, acompanados de alaridos. Los gritos, las canciones mas soeces, animan tanto a esas mujeres que, con el carmm que tienen sobre las mejillas, parecen de temperamento rabioso, si asi puede decirse. Las danzas de las jovenes griegas al servicio de los sultanes y bajas tienen modales mas suaves; hay mayor elegancia y mayor arte en su manera de expresar las necesidades de la naturaleza y de hacer que estas surjan en los corazones de los amos, casi impotences, duefios de las beldades de Georgia y de Circasia. Todo esto recuerda los dos origenes de la danza y de la miisica. Uno es el amor mas o menos delicado; el otro es la guerra, o bien para excitar al combate, o bien para regocijarse de la captura y quizas la condena de los enemigos a morir quemados. • La religion decaia; se pensaba que estaba en manos de malhechores; fingian no tenerla. Ahora, para felicidad de la religion, o mas bien para la nuestra, se ha descubierto que la falta de religion se habia deslizado hasta la recamara y que era proclamada por los monstruos que causan la desolacion del mundo. El hombre rico sin religion cayo en la cuenta de que era robado por gente sin religion. Considero que era necesario tenerla; fue una reflexion que su interes le dicto. Pero eso no lo conduce a profesarla. Dirfase que pretende encargar a Dios el gobierno de su casa. • Me parece horrible que un hombre inteligente embauque a un tonto. Que embauque a otro inteligente, si puede. El 69
que termine embaucado, sera con seguridad el mas presuntuoso de los dos. • ;A algunos les sienta tan mal aparentar que estan pensando! Pretenden hacerlo creer. Les gusta afirmar que ese dia tienen razones para estar pensativos o para estar tristes. No es cierto; son como siempre. • Casi ya no veo ganas de divertirse. Nadie tiene el espiritu vivaz; pocos son entretenidos. Se cree en imposibles. La gente se abandona a una vida uniforme, a una monotonfa insoportable: solo los mueve una sorda ambicion. Los militares apenas desean la guerra; los J6venes apenas anhelan los placeres y el alboroto; las mujeres, los festejos, las carreras de trineos. ^El mundo se acabara entonces? La sabiduria nos conducira al manicomio. Es la locura de la razon. • Estais equivocados, Montaigne, mi oraculo, San Pablo y Varron tambien. No; los inocentes no entraran en el Reino de los Cielos. Carecen de malas intenciones, pero el mal ya esta hecho. • Resulta de gran provecho vivir con gente que no tiene memoria. Cada vez que les decimos algo agradable, lo olvidan; la impresion se queda: se redobla todas las veces que lo decimos de nuevo, y volvemos a decirlo cuantas veces lo de-
seamos. Me disgusta que Newton y el Sefior de Gassion hayan muerto virgenes; que el Sefior de Turenne se haya enamorado como un pupilo de escuela; d
Hace mas de doce anos que escribi esto (1796). 70
que el Senor de Luxembourg haya creido en los hechiceros; que el senor Voltaire haya querido tomar parte en los asuntos de estado; que el rey de Prusia haya quemado, por poco que haya sido, la ciudad de Dresden; que Jean-Jacques [Rousseau] haya aparecido en Francia disfrazado de armenio para que no lo reconocieran, como si el modo mas seguro de no serlo no fuese vestirse como todo el mundo; que un joven rey, destinado a ser afable, y quien fuera el primero de Francia en escribir hermosos versos, haya sido capaz de la matanza de San Bartolome; que casi ya no podamos decir o hacer algo novedoso. • Despues de haber visto el exito de la mediocridad, ^como se nos puede ocurrir tener inteligencia? No digo genio porque entonces estamos perdidos. Muy simple; no se adquiere a gusto de uno, y ha de vapulear por fuerza a quien desafortunadamente la tenga al nacer. La locura sera el menor de los reproches que le hagan; pero solo si al conversar muestra chispa, alegria, entendimiento, arranques de imagination que pareceran disparates; si tiene cosas novedosas que decir o hacer, que pareceran herejias; un gran amor por su oficio, que parecera efecto de la ambition; la amistad del soldado y la confianza del oflcial. En todos los pai'ses de Europa, la gente esta muy feliz de no ser perseguida, o por lo menos de no perder todos sus cargos. • Si os parezco con poca sensibilidad, quejaros de mf o envidiadme. Los que mas la pregonan, no por eso son mas sensibles. Quizas conozco mejor que otros sus delicias y sus encantadoras desventuras. No obstante, prefiero tener un alma carinosa que pregonarlo siempre, como alguien que conozco.
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Si queremos obtener algo de un necio, jamas enviemos a un hombre inteligente a negociar. Es lo mas repulsivo que existe para el, y lo detecta a tanta distancia como el mejor perro en Inglaterra olfatea al zorro. No tengais sentido comiin si deseais que os consideren inteligente; sed el correveidile del correveidile de los demas; tendreis exito. Eso no basta, encantador automata; debereis tener fortuna. Fingid entusiasmo por algiin ministro u oficial general; velad por los otros; sed unicamente mediocre; acudid a todo. Os ensefiaran algunas palabras, como vestiros, disciplina, un alud de tejemanejes. No deis la impresion de querer decir todo lo que sabeis. A falta de imagination, hablareis poco. La clase de los mas estiipidos despues de la vuestra dira: es de caracter mesurado y agradable. Con ello, si acompanais a un hombre importante un poco acatarrado o a su prima que esta en cama, si para simular mejor que haceis meritos evitando una actitud zalamera, si deseais producir un mayor efecto al mostraros, cargad un portafolios; referiros a un informe que hayais hecho; conducid hasta el marco de una ventana a un hombre reputado como cabal y desprendido; pedidle un consejo... Ya no existe puesto lo bastante lucidor para vos en la monarqufa. • Al que le falta coraje para entrar en el ejercito, fuerzas para cultivar, habilidad para trabajar, se dice: me convierto en hombre de estudio. A menudo se aloja en un sotabanco, cuyos vidrios tiemblan con cada carroza que se dirige a un espectaculo o a una velada. «,;Por que», exclama, «todos los hombres no van a pie?» «^Por que los hay que se rebajan tanto al punto de abrirle la portezuela a otro?» «,;¥ muchos tan crueles que fustigan a los animales, creados para vivir y morir libres?» jAh, amigo mfo! Bajad de vuestro atico; aqui estan cincuenta ducados que os trae vuestro librero. Hace 72
mal tiempo; llamais a un simon, y haceis muy bien en ir a admirar sobre el escenario del teatro aleman alguna obra maestra de Kotzebue. Despues de todo, ^en que se ha perfeccionado Europa? ^ mas filosofia desde Ciceron y Montaigne? ^Mas moral desde Esopo y La Fontaine? ^ Mayor tactica militar desde Gustavo Adolfo? ^Una politica mejor desde Tacito? ,;Una historia mejor que los Comentarios de Cesar? ^Mejores tragedias desde Sofbcles y Racine? ^Mejores comedias desde Terencio y Moliere? ^Escultores como Fidias y Praxiteles? ^Pintores como Apeles y Vandyck? ^De que nos enorgullecemos, pues, en el mas barbaro de los siglos? Hemos descubierto algunas islas y un pasaje por el que no se puede pasar, conductores, una inoculacion a veces peligrosa y algunas pequenas proezas en fisica, que no se comparan con las de los magos faraonicos y de muchos otros en aquel entonces. • ,;No resulta deplorable que no nos hayamos contentado con ciertos progresos de la razon, y que hayamos escogido la epoca en la que obtuvo mayores logros para abusar de ella mediante filosofemas y la destruccion de todo lo mas sagrado e imprescindible que existe? • Las mujeres mas honestas corren los mayores riesgos. No se esperan lo que sucedera. Se ruborizarian si tomaran precauciones; seria estropear sus aventuras y mostrarse demasiado seguras de su victoria por el hecho de tomarlas. Ir a cerrar una puerta tiene dos inconvenientes; primero, ese anuncio de una tentativa asusta y motiva que fracase; luego, lo que toma abalanzarse puede dar tiempo a reponerse de una emocion que, siempre alimentada, iba a tener efecto. La felicidad y el honor de su vida entera esta, empero, a merced de un criado que entra para encender el ruego. Un ma73
rido... una visita... Sin embargo, quizas se cuente con los milagros del amor, el cual, a decir verdad, hace bastante a menudo las veces de centinela. • Existen ninos series; son la peor especie. Los hay que jamas han reido, que nada apetecen, que nada los complace en el mundo; condenan los gustos y placeres de los otros; se impiden obtenerlos; nada admiran; lo rebajan todo. Se mejor que ellos que nada es perfecto y que lo bueno es raro. Pero al menos lo busco. Si lo encuentro un poco en una persona o en un libro, me pongo contento. • Avergonzarse de los nobles es honrarlos demasiado. Caen por si mismos cuando son gente sin valor y desacreditan mas a la nobleza que un estupido decreto. Esto se ve todos los dfas. Tener alguna consideracion por un nombre rimbombante, es como tenerla por una moneda de viejo cuno. Al ver a un Montmorency, se pensaba en la batalla deTolbiac; a un d'Estaing, en la de Bovines; a un Waldstein, en la de Lutzen. Decimos: he ahi los hijos de aquellos que han preservado la vida de los ciudadanos a costa de la suya. Al ver ciertos jefes de la administration popular, decimos: he ahi al hijo de mi proveedor de telas, que me ha robado; o el de mi zapatero, que me ha dejado tullido. • El amor propio de un tonto es tan peligroso como litil el de un hombre inteligente. Uno siempre teme que digan que se deja manejar: elige a alguien despreciable, turbio, para que no se sepa, o realmente decide por cuenta propia y se equivoca. El otro solicita su opinion a personas con talento y solo hace caso a las mejores. El primero es presa de gente desconocida; el segundo no teme que lo acusen de permitir que otros lo manejen.
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Conozco algunos que fingen una sinceridad brutal. Tal actitud los hace parecer en la corte valientes y rudos militares. No obstante, el resultado es una zalameria mas asquerosa que la de los aduladores comunes. Esa genre comienza diciendo: «No rengo necesidad de vos; me burlo de todo; a nadie temo. Si no os agrada lo que digo, me da igual. iQuereis saber la verdad? Pues bien; hela aqui sin remilgos». Esta bien en un pariente del oporrunista, cuando no se trata de el mismo; esta mal en alguien que sabemos se siente incomodo en la reunion. Venid aqui', dira a otro, para que os diga vuesrras cuatro verdades: habeis sido demasiado valiente duranre la ultima campana; sois demasiado generoso; abusan de vuestro caracter; hay muchos pillos en el mundo; no dire nombres; soy franco. • Los cobardes no calculan bien. La incertidumbre de una estocada o de un balazo deberia compararse con la certidumbre del deshonor y con la incertidumbre de tener veinte pesimos pretextos para no haberse presentado puntualmente a la primera. Terminan siempre muertos. • Los celos duran mas tiempo que el amor. Ya no sentimos apego uno por el otro; estamos atrafdos por alguien mas. Uno imagina que aun tiene derechos. Porque el amor propio es lo ultimo que se va. • Brillamos mucho mas frente al enemigo que cuando nos encontramos con gente que apreciamos, sobre todo cuando aiin no hemos estado con ellos bajo el fuego. Hacemos entonces prodigies que tal vez no hariamos estando solos. • En el amor, solo los comienzos son encantadores. No me sorprende que hallemos placer en volver a comenzar a menudo. 75
Ya no se puede decir simplemente algo, contar nada, ver nada tal y como es. Han ofdo, han leido una carta; han hablado con un correo: una batalla se gano y una ciudad fue tomada por asalto. Un cierto general, os cuentan, fue herido a tres pasos, no, a dos, por encima del codo, pues son meticulosos en sus detalles. La verdadera causa de esos embustes es siempre la falta de inteligencia, el darse importancia, o una torpe voluntad de agradar o de interesar. Es para hacer creer que se sabe todo, que se conoce a todo el mundo, que se esta al corriente, que se es habil o respetado. Hay mentirosos a los que observamos inventar, y que hurgan en sus cabezas. Los hay que les sale desde el fondo. Los hay que, al no poder impedirse decir una verdad, parecen mentir, tanto tienen la costumbre. No conozco mentiroso mas afable que el de la comedia; es el unico que me gustarfa topar. Los otros solo son soportables cuando estamos con gente que los conoce, les damos rienda suelta, se entregan de lleno, y tienen mucha imaginacion. Entonces, en cosa de un instante, entran en escena: combate de caballeria, diez mujeres, treinta versos, cien canones, brujos, ladrones, espectros, palacios encantados, fiestas superlativas, duelos, embajadas, tempestades, corsarios y bailes de opera. Todo eso, primero inverosfmil, luego probable, luego bien acomodado por un mentiroso diestro, es muy divertido. Pero ningiin mentiroso con noticias polfticas; son los mas aburridos. • No por conseguir un amante las mujeres pierden la reputacion, sino por vacilar en hacerlo feliz. Sin sospecharlo, son la comidilla del publico, que las juzga de entrada con rigor. Ante el ocurren las primeras escenas e imagina otras mas divertidas en privado. Abandonar luego al amante que tuvieron es lo que acaba con esas pobres mujeres. Deben tomar la resolucion de 76
aburrirse con el para siempre, o ya no tener otro, pues en cuanto se menciona a una mujer durante dos o tres anos por haber tenido varies, su carrera esta terminada a los veinticuatro anos, y la gente se ocupa de las recien casadas. • jQue interesantes nos vuelve la timidez! jCuanto disgusta el descaro! jQue bonitas miradas las de la timidez! jQue odiosas las del descaro! jCuanto alarga la timidez el amor y le da vivacidad! [Con que rapidez la audacia le trae aburrimiento y hastio! jCuanto camino recorre la timidez a pesar de su pudor! jY cuanto placer nos proporciona al dia! La audacia hace abandonar con tanta facilidad como la audacia permite obtener. • Existen no pocos motives de risa en el mundo; hay que saber procurarselos. El ridiculo, el desprecio, el afan de originalidad, las infulas, los sonsonetes, las palabras corrientes y mal usadas, los jorobados, las caras, las formas de hablar, las comparaciones, los recuerdos, los malentendidos, las trampas, las sorpresas, las mentiras, las muecas, los tics, las costumbres, las convenciones, los remedos, los comentarios que se hacen a los amigos, la manera de entenderse con ellos, las citas falsas, las palabras oportunas, las malas palabras, la union de la ese y la te pronunciada demasiado fuerte o cuando no debe pronunciarse, los malabarismos con una palabra, las miserias, los chascarrillos, los significados tergiversados involuntariamente, los pensamientos metamorfoseados, la impaciencia, la contrariedad que vemos a menudo en los otros, su colera; los que se creen importantes, los distrafdos, los tartamudos, los desconfiados, los maridos, los fanfarrones, la gente que jamas recuerda los nombres y dice siempre una cosa por otra, los que pasan y creen que no han sido vistos; alguien, quienquiera que sea, que atrae fijamente la atencion en una cena concurrida, en 77
un convite, o durante un cuarto de hora, sin que lo sospeche; los que se las dan de ingeniosos y las mujeres que siempre desean complacer; la confianza de un militar; el orgullo de un ministro, el aspecto fofo de un golilla, la apariencia almibarada de un abad, el aire de suflciencia de un obispo, lo agridulce de un devoto; el porte de diferentes grupos sociales, de los cortesanos en la corte y de los que danzan en un baile; los modales de los que resultan agradables y de los elegantes en un paseo o en los espectaculos, su falsa explosion de jubilo al llegar, el alborozo que fingen para que la gente diga: «;Qu^ animada es esta mujer! jQue vivaz! jQue cordial!»; los falsos juramentos de amistad y las ganas de hablar de si mismo que descubrimos en alguien; todo Moliere, dos obras de Beaumarchais; los espectaculos detestables, porque en ellos nos rei'mos del autor o del actor; las marionetas; las canciones callejeras, los teatros de boulevard, los desfiles, las banalidades, las casualidades, los reencuentros, las replicas, los accidentes, las cafdas, los apuros, los parlanchines que impiden hablar a otros parlanchines; todos los de nariz respingada que topamos, los inoportunos, los apresurados, aun los fastidiosos; en fin, todo lo que percibimos y seguimos con alegria cuando tenemos buen caracter, y no somos envidiosos, ni malvados, ni altaneros; entonces reiremos y estaremos durante todo el dia dispuestos a refr. • Nunca hay que dejarse dominar por sus asuntos: un hombre habil se sitiia por encima de ellos. Aun cuando le falte regularidad, se recupera y se pone al corriente. Sin duda es necesario el orden, ser metodico; pero no hay que ser su esclavo. El temor a cometer injusticias hara que se cometan. El genio penetra todo, adivina todo, repara todo, y lo eleva por encima de las formas. La ausencia de genio hace de un ministro un comisionado, de un general un mayor, de un 78
presidente de la corte un abogado, de un intendente un subdelegado, de un medico un boticario; pero casi nunca un sacerdote de un obispo. • Hay que estar siempre en guardia contra uno mismo; hay que abstenerse aun de las cosas buenas. For ejemplo, la jubilacion es lo optimo para reflexionar sobre si; sin embargo, podemos abusar de ello. Dia con dia, me acostumbro demasiado a estar retirado y, por principio, dejo atras mi retiro en este momento para ir a buscar con que aburrirme a un magnifico baile, donde seguramente lo encontrare en medio de cien mujeres, de las cuales ninguna me interesa. • Conozco veinte obras del teatro aleman y otras tantas en italiano, de verdad fascinantes y llenas de novedades divertidas y candorosas. En esos paises se estudian mas los pequenos matices y los detalles bastante comicos que se descuidan involuntariamente en Francia. La lengua original se pronuncia mucho mejor en esos dos teatros; he visto allf representar a mas de veinte personas de sociedad que conocfa. Las conveniencias frenan siempre a los Franceses. Tienen menos imagination que los otros para la comedia y las novelas. ^Por que traducen los Franceses? Porque se pierde el espiritu nacional si se permite entrar al de las otras naciones. Jamas estamos contentos con lo que somos y con lo que tenemos. Buscamos siempre ser menos, para ser mas. La gente se vuelve demasiado razonable y demasiado maravillosa en Francia: ahi, un sastre habla de Finanzas; un zapatero, de los asuntos del parlamento; un peluquero, de los enredos de la corte. • De todos los paises que son repiiblicas, solo conozco uno que esta hecho para eso: Suiza, porque la gente de ahi es 79
buena, instruida y virtuosa. Es el linico donde el clima, la religion y el gobierno coinciden. Uno es templado, la otra esta llena de moral bondadosa y el tercero es benigno y casi siempre entre las manos de genre honesra, cuya valia acepran sus propios conciudadanos que conocen poco a ese monstruo de las monarquias. Pero Holanda y Venecia no estan hechas para gobernarse solas. La esrupidez, la bajeza, el interes vil de la primera; los prejuicios, la astucia rastrera y las pocas virtudes de la segunda, requerirfan de un soberano. iQue es una repiiblica como Genova donde existen los grandes senores y todos los vicios que esa clase de personas acarrea siempre consigo? El humor sosegado de los buenos helveticos; sus lagos, cuyas aguas —tranquilas como sus almas— estan bordeadas por casas de campo simples como sus costumbres; su educacion; sus buenos ministros del Evangelio para los creyentes en el y los principios de una sabia filosofia para los que no creen; todo eso es lo que los hace ser como son. Hay demasiada o demasiado poca efervescencia en la gente de provincia en Francia para que vivan en una repiiblica; demasiada vivacidad en los del Mediodfa, demasiada densidad en los del Norte y demasiada ignorancia por doquier. El espiritu de los Franceses tiene necesidad de un alambique como Paris. Ahi es donde se purifica, al igual que el agua del Sena en las fuentes de arena. • Los amores nuevos son encantadores. Uno se siente rejuvenecido de todo el tiempo de la separacion: no puede creerse que haya sucedido. Y, sobre todo, cuando se atrapa al sucesor, es veinte veces mas agradable, pues es mucho mejor enganar a un amante que a un marido. Es la ocasion en que el espiritu de las mujeres se despliega. • jQue despreciables somos! ;Que malvados y crueles hemos nacido! El nino que llego al mundo hace pocas semanas, 80
golpea a su nodriza; a las seis semanas, golpea todo lo que encuentra y suele atormentar al perrito de la casa. El lacayo busca a un lacayo mas lacayo para atormentarlo y, despues, regana o golpea a un cochero, y luego sobaja a un pobre. El obrero de la ciudad, el zapatero remendon, insultara al que trabaja en la aldea, y este aun quizas buscara a alguien que considere de menor condicion para maltratarlo. Siempre estamos oprimidos o somos opresores. • Hay tantas penas para los que matan; ^por que no existen para los que humillan? Unos siguen involuntariamente un primer impulse que prueba de sobra lo que digo —que somos despreciables—; los otros hacen morir de pena. Los primeros entierran un pufial, pero los otros lo giran con lentitud dentro de la herida para impedirle que se cierre. Solo una cosa puede ennoblecernos: la elevacion del alma. Sin embargo, jDios mfo, cuanto escasea! Eramos mas cuidadosos cuando no temamos tanta inteligencia. Ya he hablado de la gente bien educada. Una palabra mas sobre ellos. Conozco algunos que oyen detras de las puertas, que abren cartas, que hacen aparecer sospechosos a otros, o que no rechazan a los que se demuestra que lo son; algunos que nada se niegan, que se fabrican maximas y que, por parecerles ruines cosas que en el fondo no danan a nadie, se imaginan tener una moral severa. Las personas tristes son a menudo asi. No se rien de algo alegre que se dice; solo se acuestan con su mujer; declaran que es abominable acostarse con la de otro: son gente bien educada. Ponedlos a prueba con cualquier genero de minucia, con la menor de las privaciones, el mas pequeno sacrificio; vereis desaparecer en ellos la austeridad a expensas de los demas en nombre de la virtud, en pro del mas estlipido amor que podrfan tener, el amor por ellos mismos.
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,;Por que siempre se pinta a la justicia con una espada y aun con una balanza? A veces me gustarfa ponerle un velo. A menudo corresponde a la justicia no hacer justicia. • El hombre, tal como lo deseo, capaz de grandes cosas, no puede guiarse por la razon mas de dos meses al afio. Apuesto que Cesar, Alejandro, el gran Conde, nunca lo hicieron durante mas tiempo. • Los ingleses son como los lebreles: locos en su juventud, y luego tristes a morir. Al igual que ellos, saltan, bailan, corren, y luego dan la impresion de estar siempre pensativos. • Si un ministro o un general fuera capaz de los calculos de un celoso y de su vigilancia, o de los cuidados de una coqueta para atrapar y conservar a sus amantes, no existiria Estado mal gobernado ni ejercito mal dirigido. • Es muy divertido amar a la mujer de un celoso. Si somos habiles, lo utilizamos para que nos la cuide; quedamos mucho mas tranquilos. [Con que placer la vemos junto a su marido! He visto imbeciles que se les ocurria considerarlo malo, que se lo prohibfan a su amante. Por el contrario, hay que permitirles esa costumbre; gracias a ella evaluan mucho mejor al amante que sigue. Pero los senores maridos son siempre demasiado celosos o lo son demasiado poco. No saben mantener un termino medio; otorgan al amante excesivas oportunidades para que emplee su llama y no son cautelosos para que otro galanteo la obstaculice. Deberiamos obligarlos a que lo scan. • jAl menos si no fuera ese!, dicen los celosos. La mujer lo despide, lo sacriflca, o sencillamente lo abandona. El marido considera que el nuevo no vale mas, y hace que su 82
mujer se sienta cada dia mas culpable y su desliz este mas difundido. • Nada mas comodo que amar en un circulo social y vivir en otro. Al ultimo llegamos alegres y afables con todo mundo, mientras dejamos a la mujer que amamos rodeada de fastidiosos y alejando de si a los cordiales pretendientes. • Si no podemos evitar ser celosos, seamoslo con todo mundo; lo tolero mejor. Pero que lo seamos con alguien en particular, y que lo nombremos, es nombrar al sucesor de uno. Al nombrarlo, los maridos y los padres hacen que tenga exito quien quizas no lo habia imaginado. • Hay mujeres que amarian si el dia fuese mas largo. Que el sol se detenga, y se entregaran a vos. El espiritu se enardece a la caida de la noche; la sobremesa resulta encantadora. Paseamos bajo el claro de luna mas hermoso del mundo; el aire esta calmo, pero no lo esta el corazon. Nos separamos; hablamos del sereno; los indiferentes proponen ir a acostarse. Al dia siguiente, volvemos a comenzar; ellas ya no se acuerdan en que punto las dejamos y, si lo recuerdan de nuevo, es para tomar providencias la proxima vez. • Existe un crimen real y abominable: sembrar la discordia en un matrimonio donde hay amor. Como es la primera de las dichas, habria que castigar al que deseara privar de ella a dos amantes esposos. ,jHay algo que pueda igualar la continua felicidad que disfrutan, si estan hechos uno para el otro? • Maridos de gran mundo, que estais casados como hay que casarse, existe todavia un medio para estar bien con vuestras mujeres: si son bonitas, cenad a menudo con ellas. Si hubo celos durante el dia, o una pelea, ofreced una explica83
cion, haced las paces. Uno tiene confianza y fe en solucionar algun asuntillo en particular; se esta a gusto, se esta en camino de la reconciliacion. Esta se consigue bajo los auspicios de la voluptuosidad, cuando no del amor. • No cenais, la pelea prosigue; uno no ofrece explicacion alguna; el senor no quiere dar el primer paso; la sefiora se enfurruna. Al dfa siguiente, las apariencias parecen certidumbres; al otro, llegan las falsas noticias; al otro, mala cara; cuando se esta malhumorado, uno se afea y se vuelve desagradable. Las acusaciones de ambas partes y los recados un dfa despues; luego las confidencias a diestra y siniestra, las malas interpretaciones, las quejas, las injurias, cartas a los padres, los reproches a los amigos. No doy mas de una semana para estar completamente desavenidos, y un mes para ser enemigos irreconciliables. • En nuestra religion, que asigna una sola mujer a un solo hombre, deberiamos estar seguros de poder encontrar dos seres creados uno para el otro. De suceder asi, mucho mejor; la sociedad trastornada por las traiciones, los juramentos en vano, los ardides, la seduccion, los raptos, se tranquiliza mediante la eleccion voluntaria de aquellos que estan hechos para amarse toda la vida. Dejemoslos, pues, que elijan. Los sobresaltos cesaran; los padres ya no temeran el reproche de dos o tres generaciones que les recriminaran haber causado su desdicha. • La mujer mas comedida topa con su vencedor; si aun lo es, se debe a que no lo ha encontrado. Esa mitad de uno mismo, que siempre buscamos, es la que hace cometer tantas extravagancias.
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^Por que no nos atrevemos a casar con una mujer o una muchacha que ya hubiese amado mas de una vez? Parece que el merito del sacramento y el honor de los esposos dependen de una cierta, vaga, perdida de la inocencia. Es una prueba de que tiene corazon. Si no la ha perdido, tanto mejor; cuanto mas haya intentado amar sin lograrlo, mas feliz hara a su marido, si recibe lo que su corazon anhela. • Me parece que las fnfulas son lo que mas rapido adquirimos y tardamos mas en abandonar. Los hijos se creen necesarios; los ancianos se imaginan que envejecer es ya un merito. Su ultima obra, su testamento, se hace aun con una especie de orgullo. • Con el permiso de la Iglesia, enunciandolo mejor que en Polonia, donde esa costumbre se ha establecido no se sabe como, podriamos instituir un cierto divorcio moderado y justificado. El mas rico de los dos se encargaria de los hijos. Los nuevos no nacerian en medio de disputas o las ganas de dormir, y no se deformarfan entre malos ejemplos. A pesar de todas las precauciones que me gustaria fuesen tomadas para unirse, podemos aiin equivocarnos; hay que prever todo. Que se repudien dos veces, si quieren, por acuerdo comiin. Pero que el tercer matrimonio, duradero, sea el castigo constante de los que hayan actuado con ligereza en la cosa mas importante de sus vidas. • El gorro de noche, que les queda tan horriblemente mal a los hombres, y una libertad excesiva dentro del matrimonio —donde a menudo nos hallamos metidos en contra de nuestra voluntad—, comienzan a enfriarlo. De ahi, una enorme pereza en la conversacion; de ahi, un enorme aburrimiento si no nos ocupamos en algo; si uno de los dos coge un libro, peor aiin; a ratos hacemos una pregunta, la cual es a duras 85
penas respondida. Pleito entre los criados, tomamos partido; pleito por los caballos que la sefiora hace esperar tal vez demasiado tiempo: cien cosas asf por el estilo. Y luego, sin el menor motive razonable, cada dfa nos volvemos mas y mas desdichados. • Hay que aniquilar a las universidades; son la perdicion de las familias. Alii se arruinan para tener malos medicos, malos abogados y malos sacerdotes. ,;Para que aprender a embrollar la salud, los asuntos y las conciencias? Que un hombre entendido en esos tres campos forme alumnos; que su numero sea proporcional a las ciudades y a las aldeas; y que se ponga freno a todo lo que exceda esa justa proporcion. Los pequenos cargos sacan a quienes los ocupan de la clase autenticamente digna y respetable de la burguesia. Los padres llevan una desafortunada e insignificante espada; las madres, plumas; y los hijos, el bulto de la indigencia. • No me interesa que me cuenten directamente los secretes. Siempre nos enteramos de ellos por segundas o terceras personas; y nada nos compromete, porque sentirse importantes es lo que motiva siempre a los indiscretos. No hay por que agradecerles sus confidencias. • Es muy comiin que un ministro comience sus funciones haciendo trabajar en su casa de campo. Pero no se debe abusar de la aficion por jubilarse. No hay que imaginar disfrutarla antes de tiempo. Sin embargo, cuando —muy cansados, muy hastiados— tenemos la seguridad de no encontrar algo mas hermoso en el mundo que la salida del sol, hay que dirigirse al castillo de uno y acostarse al mismo tiempo que el. • Me gusta la chispa de aquellos que no podemos llamar precisamente hombres inteligentes. A menudo la tienen por su 86
manera exacta de ver, de sentir y de expresarla. For lo demas, ignoran todo, no podrian hacer un verso, no son demasiado amables; pero son justos y claros. • Sin vociferar siempre en contra del amor, permitamosle actuar a ese pequeno ciego; gufa mucho mejor que la razon, la cual abre sus dos enormes ojos ante las desdichas que con bastante frecuencia nos suceden. Hemos hecho un crimen de todo lo mas cautivador que existe. La naturaleza no se lo imaginaba: metimos en ella el honor, la reputacion, la decencia, el amor propio. Si hay casualidades, conveniencias, reconciliaciones y despues alguna locura, fue una epoca que se paso asaz dichosamente; y de los momentos enojosos de la vida, que nos quiten lo bailado. Pero vivimos como si pudieramos vivir dos veces: corremos tras la reputacion. • Las mujeres de gran mundo son siempre las mas severas en cuanto al comportamiento de las de condicion mas baja, y se vengan asf de no poder llevar una vida tan agradable como ellas. La mujer de un teniente del rey, o de un subdelegado, monta a caballo y va con una veintena de oficiales a cenar en la campina; baila toda la noche; se entretienen con mil pequenos juegos inocentes en un bosquecillo encantador; la libertad del campo..., la libertad durante veinticuatro horas que la pasan juntos..., la libertad de modales con mujeres cuyo rango no impone..., todo esto da lugar a muchas libertades. Ruego a nuestras damas que las perdonen; y pido misericordia tambien para la mujer de un vicario que, aburriendose a muerte en su hidalguia en el confin de una provincia, recibe por causalidad la visita de un oficial general que comanda ahi, o de un vecino extremadamente amable. Una vez mas, un poco de indulgencia, os lo suplico, para las extranjeras que pasan su vida en pai'ses donde los hombres son huranos, feos y majaderos; ojala sacaramos 87
provecho de su superioridad y del desenfado al estar con ellas, por no tener la menor idea de la manera reservada de comportarse en Francia, unico pai's donde se muestra decencia hacia las mujeres. Pero si nuestras grandes damas de la alta sociedad tienen aventuras, es porque tienen ganas de tenerlas: se levantan al mediodia, su toilette les lleva hasta la comida; algunos talentos de poca monta o algunos folletines les lleva hasta la segunda toilette, que les lleva hasta la hora del espectaculo; despues, loteria, cena y loteria. Los dias de corte en Versalles o para estar hermosas en los bailes y en las fiestas, se levantan temprano en la manana y pasan el dia completo contrariadas por su peluquero y su modisto, aguardandolos. Semejantes damas son pocos seductoras; estan malhumoradas y ponen mala cara. Todo esto quita el deseo de acudir a su casa y rendirles tributo, ya que, por otra parte, casi nunca se tiene el tiempo, ni la ocasion, ni la facilidad. En consecuencia, lo repito, si se persiste en hacer del amor un crimen, la mujer de alcurnia es mucho mas culpable que cualquier otra, y comete un gran error juzgando con severidad a la que, sin tener el rango —que es una especie de defensa—, ni las obligaciones, ni los obstaculos que alzan una barrera entre su corazon y el de los otros, lo entrega a veces o permite que lo apresen.6 • Las mujeres no son tan malevolas como los hombres porque su educacion y su manera de vivir tiende a relajar los nervios; a uno le cuesta la malicia con ellas. ;Y cuanta tienen! jY que rencor! ^Quien conoce alguna que perdone? Su amor propio siempre esta en guardia. Si se les dieran armas, habrfa en una ciudad cincuenta trifulcas por dia. Y luego, c
Todo esto, escrito hace treinta anos, es probable que aiin sea cierto, en la loteria, en las cenas, salvo en Versalles.
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contad con ellas: habran estado un dia perfectamente amables y conformes. Uno desea reunirse al dia siguiente para pasarla bien de nuevo; una menudencia troca la excursion en el mas absolute de los tedios. • Es tan diffcil encontrar a un verdadero amigo como a una mujer o una amante. Sin embargo, ese nombre se profana sin cesar. Tenemos estatuas, altares a la amistad; cantamos: Remplis nos cceurs, douce amitie.l Por amor propio, decimos que contamos con ella y que la inspiramos. Hay algunas precauciones, algunos procederes, para que todo el mundo lo sepa. Simulamos en ocasiones salir en defensa de alguien ausente. Lloramos tres dias al amigo que esta de viaje y ocho al que esta muerto. Pero, ^por quien nos sacrificamos? De nada nos privamos, segiin veo. Cada mujer tiene al menos cuatro amigos. Ante todo, es imposible que se tenga mas de uno. Pero si se contentara con el, ^se le entregan'a lo suficiente para que ya no existiera en su corazon un sitio de reserva? Espantosa reflexion, dira la gente insensible al leerme. La verdad nunca es espantosa. Esto no deben'a sorprender mas que el hecho de no encontrar dos caras iguales. • Las mujeres instauran las costumbres, aun cuando las supriman algunas veces. No es menos cierto que los hombres que no las frecuentan, dejan de ser afables, o no consiguen serlo. Sin ellas, todo el mundo habla al mismo tiempo y, como nadie tiene ganas de agradar, la mente se vuelve holgazana y la chachara ruidosa. ^Y cual es el motive? Hablar mal de la guerra, las maniobras, el ejercicio, y bien de las muchachas, los perros y caballos. Tolero algunas cenas de hombres, tres o cuatro a lo mas, que esten seguros de poder contar unos con otros, para permitirse decir todo acer1
«Colmad nuestros corazones, dulce amistad». (N del T) 89
ca de todo el mundo, y deshacerse del infeliz disimulo en el que estamos obligados a pasar la vida. • A las mujeres deben fascinarles los reinos tranquilos y la paz duradera; forman entonces una clase dentro del Estado y pretenden nuestra consideration, nuestra constancia y nuestra sensibilidad. Observad, sin embargo, el tiempo que esto hace perder a los hombres: si nos entregamos a una pasion especifica, como esas damas lo exigen en la actualidad, no podemos ser otra cosa que mediocres; nos ocupa toda la Jornada. Las cartas matinales, las anotaciones que a veces estamos obligados a hacer en relation con su conducta, toman un tiempo inmenso; y despues, cuando las vemos, el placer de decirse sin cesar que las amamos... que nos amamos... llena el resto del dia. Tiempo atras, uno no se atormentaba asi; y en la epoca de Luis XIV, que aseguran fue la de la galanteria, los jovenes, en una reunion, tiraban a suertes la mujer que le tocaria a cada uno. Sin ello, ^como habrian tenido la distraction que los hiciera dignos de comandar ejercitos? Necesitaban divertirse en sus cuarteles de invierno. Seria mucho mejor permanecer acantonados en Alemania y en Holanda, que regresar a Paris solo para visitar a las que ya no queremos, encerrarse con la que amamos, y pasar tres meses entre los buenos modos y la sensibleria. • Si gente severa, aunque razonable, no llama vicio al exito con las mujeres, cuando estas no nos gobiernan, ,;acaso he de toparme con algunas que me acusen de frivolidad porque hablo a menudo de ellas? Pues creo que el afan de agradar y de impresionar conduce a todo lo que hay de mayor distincion. Para que a uno le saiga bien, son imprescindibles las dotes que van a la par del valor, la elevation, la generosidad, la instruction, y todas las cualidades del cuerpo y 90
del espfritu. Ved a Alcibiades coronado en Arenas, por la gloria y el amor, en manos de la belleza, que le sonreia en las barbas a Socrates. ^Quien no envidiaria a Cesar todas sus maneras de hacerse adorar en sociedad? ^Quien no compadecerfa a los jovenes cortesanos de Enrique II y de Pompeyo, en Coutras y en Farsala, repletos de monogramas, divisas, talismanes y retratos de sus amantes? Da gusto ver al conde de Guiche lanzarse a nadar en el Rhin, bajo la mirada de su rey, y luego en brazos de la cufiada de ese magnifico amo. ;Eh!, ^que hay de malo en dejarse guiar por los placeres al acometer grandes acciones? De la coqueteria con las mujeres, se pasa a la que es necesaria con los soldados, y despues a la beneficencia en sus tierras, a la placidez en el trato con personas de la capital y al apoyo de los oprimidos en el reino de su Soberano. • De todas las ilusiones, la mas agradable es la esperanza de que se ocupen de nosotros cuando ya no existamos. Esa sed de gloria no es descabellada y puede ser el movil de grandes cosas. Las batallas ganadas; las aventuras ilustres en la guerra y en el amor; los grandes edificios; las frases celebres, profundas; los pullazos ocurrentes y las obras de espfritu mordaz e innovador, son los medios que Cesar y el Gran Conde emplearon de maravilla. De continue nos vienen a la mente, nos resultan aun mas gallardos de lo que eran. Los dos reunian lo que acabo de decir; de tal modo, no es extrano que scan admirados sin cesar; pero otros con el mismo prestigio, por separado, tambien impresionan. Amamos con Ovidio, bebemos con Horacio, conversamos con Ciceron, vamos al campo con Virgilio, y tenemos una veneracion profunda por el arquitecto del puente du Gard y por Lucius Verus que mando construir la Casa Cuadrada en Nimes.
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En epocas pasadas, habia que ser insulso o malevolo en la corte. Hoy no se puede atrapar a los Soberanos mediante la zalamerfa: se han vuelto aun demasiado desconfiados de ella. Si actuan bien, habria que decfrselos, ya que el silencio probaria que no estamos contentos. No son pocos a los que enfadaria ese trato. • «Me desconsolais —me diran—; escribis que nada es verdadero, que todo es vago». Sf, aparte de la indulgencia, la caridad, la compasion, el agradecimiento, la confianza en las amistades, el temor a la mentira y a causar dano. • Las recompensas no deben determinar las buenas acciones, aunque la meta valiosa de la estima general esta permitida; deberia haber, por parte del gobierno, coronas civicas, pensiones, para el que hubiese solicitado que su rival fuera perdonado, para el que hubiera dimitido de su empleo por no sentirse capaz, para el que se hubiese encerrado a consolar a los miserables en desgracia; para el que, con el proposito de brindar apoyo a un desventurado, hubiera desafiado a la corte y arrostrado peligros por su amigo, etc. • He oido decir que la companfa de los Soberanos es peligrosa; que mejor harian en no dejarse ver mas que en sus palios, como antano. Me imagine que aquellos que lo dicen temen quedar expuestos a su escudrino. No es el honor de verlos lo que debe fascinar —solo reconozco el honor en una gran accion—; es el momento de decir una palabra para evitar una injusticia, reparar una prevencion, o dar a conocer un merito ignorado. Si el Soberano no es capaz de aprovecharlo, si no es amable como cualquiera, que vuelva a trepar en su trono; estoy de acuerdo. No me habrfa interesado encontrar en casa de mis padres a Ottokar, algunos Rodolfbs, Luises XI, algunos Carlos El Gordo, Luises El 92
Calvo: todo eso era demasiado aventurado o tedioso o insipido. Francisco I, Enrique IV y aun el bonachon de Carlos VII: estos eran hombres con los cuales resultaba agradable cenar, sobre todo el ultimo, que era de buen comer. • Hay dos especies de tontos: los que de nada dudan, y los que dudan de todo. Los primeros son peligrosos, pues se encargan de todo; los otros, no, porque a nadie alientan para que les encargue alguna cosa. • He participado en varios consejos de guerra y de administracion, en consultas de abogados y de medicos. Se pierde la mitad del tiempo en hablar de gacetas y aventuras con los amigos, en contarse historias y en preguntarse como estais; y el otro se dedica inopinadamente a comunicar su parecer sobre el asunto que se debate, o a escuchar el del vecino. Se cuentan los votos; hay quizas diez en favor de la causa menos justa, por injusteza mas que por injusticia. Creo que hay que dar a cada cual una tarea para que la realice en su gabinete, sin conocer la opinion de su camarada. • Si fuera rey, me gustaria ser mas rico. Asi es como lo harfa. Preguntaria a uno de mis siibditos: «^Cuanto me pagais al ano?» «Senor, cien francos, supongo». Yo responderia: «Tan solo dadme cincuenta, pero tomaros la molestia de llevarlos vos mismo a un gran cofre de hierro en la capital de vuestra provincia, donde el hombre que lo abra contara y escribira vuestro nombre». Tengo cuatro veces mas de lo que tenia; ^pensare que es demasiado? Dire: «En lugar de cincuenta francos, no traigais este afio mas que veinticinco». Sena el doble de rico que antes, y mis siibditos, el triple. Veinticinco millones de habitantes, a veinticinco por cabeza, sin exf
Escribi esto en Francia mucho antes de la Revolucion. 93
ceptuar a nadie, haran seiscientos veinticinco millones. Ahora bien, con esa suma, manteniendo el lujo con magnfficas fiestas que atrajeran a toda Europa; concentrando, animando y convocando a todos los talentos; teniendo doscientos mil soldados, sin que dejaran de ser ciudadanos, podna desaparecer aun los abusos, porque los abuses hacen que ciertas personas vivan bien. Si hubiera demasiados nobles, los reduciria. Cortaria una rama muerta, aunque no por eso deseo cortar el arbol de raiz. Cuando me refiero a esos cien francos, a esos cincuenta, luego a esos veinticinco, por siibdito, quiero decir sin excepcion alguna; pues junto con los grandes senores, los propietarios ricos y el clero, estarian incluidos, a lo sumo, los negociantes, algunos fabricantes, algunos artistas y gente de la ciudad. Los del campo no pagarfan mas que un pequeno escudo al ano, cuando mucho; no habria ni derechos, ni gabela, ni funcionarios. Y, aun en el supuesto caso en que un pequeno burgues o un pobre y desdichado peon estuviera obligado a un impuesto de sesenta centimes por ano, no seria demasiado, ya que mis tropas llevarfan gran cantidad de provisiones al campo y las ciudades pequenas. No habria recaudadores ni empleados, quienes consumen una cuarta parte de los ingresos del Estado, pues hay administraciones que cuestan tres veces mas que si se robara de ellas, debido a los encargados de impedir que se robe. Veinticinco millones de habitantes arrojarfan un beneficio de veinticinco millones de luises, por lo menos. • El hombre que se escucha hablar siempre escucha a un tonto. jComo aburre esperar a que haya terminado sus pausas, su gesticulacion, y ese lento escoger las palabras quizas demasiado sonoras que llegan a empalagar el oido! • La maledicencia no es tan nociva como se cree. Si recae sobre temas de poca relevancia, sobre algiin ridiculo, divierte 94
sin herir. Pues los reproches que se hacen a tal o cual persona por una pequena aventura, la manera de vestirse o de entrar en un aposento, no danan su reputacion. La maledicencia sobre un calumniador, un malvado, un intrigante, un adulador, un engreido, un cobarde, un bribon o un avaro, es el tribunal supremo donde comparecen todos aquellos que, para no ser citados en publico, tal vez se corrijan. Si no tienen la intencion de corregirse, y si han causado dano por los defectos que acabo de mencionar, ese tribunal supremo venga a los que lo han padecido, y es una advertencia para otros. • Las personas sensatas son siempre las que cometen las peores tonterfas; los que no pregonan la razon y que aun en ocasiones se apartan de ella, hacen a menudo menos cosas de las cuales hay que arrepentirse. De los impetuosos, brotan linicamente luces de bengala; de los insensibles, incendios. • Conozco gente casi razonable que cree en un Geniecillo o Demonio familiar de indole bondadosa, y algunas mujeres bonitas que me han asegurado que lo mejor que han hecho ha sido gracias al consejo de su silfo. No puedo jactarme de tener una sflfide; pero lo que si es seguro es que todas las ideas buenas que he tenido en mi vida, se me han ocurrido a las diez de la manana, en el momento de abrir los ojos. Silfo o sflfide aparte, me lo imagino. Mi sueno es apacible porque mi alma ha estado tranquila al acostarme... Aconsejo a los demas, pues, que acepten sus propios consejos solo al despertar, porque yo me siento muy bien a esa hora. • Hay personas que dan la impresion de no gastar, y gastan mas que otras; cometen una torpeza. Es preferible ofrecer algunas fiestas extraordinarias que dejen huella, que tengan 95
resonancia y procuren placer, aun a los que no asistan. Eso os da a conocer y ser querido entre el pueblo; y por ese aire de magnificencia, de atencion hacia unos, de afabilidad hacia los otros, nos ganamos a todo el mundo. • Conviene mas gastar a manos llenas en el campo que en la ciudad, donde no somos mas que el proveedor de comida de los tontos y el babero de los extranjeros. Hacemos que la gente del campo gane, la divertimos, motivamos que nos quiera y hacemos mayor alharaca. • Conozco algunos que se hacen los modestos, sonrojandose de los elogios aun cuando los merecen, y solo son humildes ocasionalmente. Lo son tan raras veces, que si los contradecis, se ponen furibundos; todo lo saben mejor que vos. Podemos decides: si teneis razon con tanta frecuencia, todas esas razones juntas harfan de vos un gran hombre, en lugar de ser un hombre mediocre, como nos lo anunciais. • La gloria es una cortesana de mala companfa que embiste, cuando pasan, a los que no piensan en ella. Se sorprenden de los favores que recibieron sin haber hecho algo para recibirlos. Al cabo de treinta afios, creemos que son superiores a los que los merecieron sin haberlos recibido, y aun a los que los recibieron sin tener quien los ensalzara. Es una desgracia para la virtud que tantas acciones de gente anonima, o que no conoce directores de gaceta, permanezcan desconocidas, y que no podamos remontarnos a los autores ignorados cuyos actos dejaron huella. Tal vez se pudiera desenterrar a algunos; seria un nuevo modo de escribir la historia. Describiriamos los efectos y a los que se supone los produjeron; y al mismo tiempo, darfamos a conocer las causas y los actores olvidados.
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Uno tiene siempre su autor favorite. Voltaire hizo la fortuna de Las mil y una noches; Rousseau, de Robinson Crusoe. Haria la de Amelot de la Houssaye si yo fuese tan senoron como Voltaire y Rousseau. Ese deberia ser el breviario de los Soberanos. ,;Es un pedante? Mucho mejor: en el encontramos reunido lo que tomo prestado a lo largo de su vida de otros que no habriamos tenido ni el tiempo ni el coraje de leer. Nada hay en sus notas politicas que no haya sido pensado con profundidad y no sea aplicable a esta epoca. Si nos espanta leer diez tomos de su Tdcito, abramoslo en cualquier pagina. Lo repito: sostengo que es sublime y admirable; y al parecer nadie lo ha leido, pues nadie comparte mi opinion. • Si hay algo en el mundo que no sea vano, es la admiration; pero, ^cuanto dura? Nos acostumbramos tanto a ella, que de ahf pasamos a menudo al extreme contrario. Ved a este hombre valiente que llega de la guerra con una pata de palo. Nos enteramos de que la perdio, contribuyendo a que se ganara una batalla. Sentimos un sacro respeto inspirado por su valor, su virtud, su modestia, tal vez, y su desgracia. Al cabo de seis meses, ya no le prestamos atencion; y seis meses despues, decimos El cojo cuando hablamos de el. Resulta ridiculo. Lo remedamos, o nos quejamos de la pierna que no tiene, porque dicen que su pata postiza piso el pie de su vecino. • Luego de haber hablado, leido, escrito y oido acerca de las mujeres, ^cual es el resultado, bueno o malo, a proposito de ellas, sin querer ser mordaz o galante? Aqui esta, de muy buena fe: son mas cordiales que nosotros, mas bonitas, mas sensibles, mas espirituales, y valen mas que nosotros. Todas las imperfecciones que les reprochamos no son tan perjudiciales como uno solo de nuestros defectos; y mas aiin, como 97
creo haberlo dicho en otra parte, somos los causantes por nuestro despotismo, injusticia y amor propio. Ved sus reinos cuando estan en el trono. Es falso que los hombres las gobiernen. Tienen demasiada ambicion para que, por una vez, dejen pasar de largo la oportunidad de satisfacerla, compartiendo siquiera la autoridad. Lo he visto un par de veces mas que nadie; creedme. Observad a una viuda noble o una heredera en su castillo: ayuda mas al projimo que el difunto sefior. No me refiero a las mujeres distinguidas, las cuales, por su alma elevada, la sutileza de su espiritu, la elegancia de su voz y la constancia en su educacion, destacan sobre los hombres mas distinguidos. Por el contrario, seguid, en el transcurso de sus vidas, a cien personas de cada sexo; hallareis veinte veces mas virtud en unas que en otros.
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NOVEDADES EDITORIAL SEXTO Piso Albert Caraco, Breviario del caos Breviario del caos es uno de los retratos literarios mas liicidos y contundentes que se hayan hecho sobre la precaria condicion humana en la modernidad. Y fue concebido por uno de los pensadores mas importantes e incomprendidos de nuestro tiempo: Albert Caraco. En este pequeno libro, donde convergen el fragmento imbatible y el epigrama caustico, escrito con una elegancia y una profundidad que inmediatamente nos recuerda a escritores de la inteligencia de Cioran, Celine y el Pessoa del Libro del desasosiego, vemos reflejados nuestros mas terribles temores y nuestros mas inconfesados deseos de exterminio, sin ningun tipo de lenitivo ni ambages que pudieran atenuar el asco y la desesperanza frente a una humanidad cada vez mas atrofiada por una serie de valores y practicas que irremediablemente se dirigen al caos. Caraco proyecta sus afbrismos como si filesen las balas asesinas de la hipocresia reinante, y no deja espacio para lamentos timoratos ni eufemismos conciliadores. Nombra las cosas como son. Pero en el fondo, como en todo buen pesimista, irrumpe como una ola imbatible la luminosidad de su pensamiento. Breviario del caos es el primer libro que se traduce al espanol de este gran escritor, iniciando asi, seguramente, el culto que se merece. Aby Warburg, El ritual de la serpiente El ritual de la serpiente es una forma de catarsis, una confesion y un testamento. La confesion de Aby Warburg, uno de los hombres que mas ha influenciado nuestra vision sobre la historia del arte. Amigo de Edwin Panofsky y de Ernest 99
Cassirer, es considerado uno de los pioneros en la investigacion de la historia cultural mediante el analisis de las artes visuales y de la interpretation de los simbolos. En el afio de 1923, al final de su residencia en la clinica de Kreuslingen, lugar al que ingreso a causa de que adolecia de recurrentes crisis nerviosas, decidio escribir un "discurso de despedida" dirigido a los propios internes y a los medicos de la clinica, con una nota que decia: "leido por primera vez delante de una unprofessionalaudience"', con el simple proposito de mostrar que ya estaba curado. En pocas paginas relata su encuentro, en el afio de 1895, con los indios Pueblo, resaltando asi los origenes del paganismo y de la magia. Pero sobre todo es una especie de palinodia sobre el poder de la imagen, la imagen que cura y que hiere, la imagen que continua rigiendo nuestros destinos. Solo el poder metamorfico podia salvarlo. El, que era un gran estudioso del arte, se rinde ante la fuerza que solo la imagen puede expresar. Como bellamente escribio Roberto Calasso sobre este excepcional libro: "En la danza la serpiente es tratada, escribe Warburg, como "un novicio que se inicia en los misterios". Asi, se convierte en un "mensajero" que debe alcanzar las almas de los muertos y ahf suscitar el relampago. Asi, la serpiente, la mas inmediata imagen del mal, se convierte en la salvadora". Georg Brandes, Nietzsche: un ensayo sobre el radicalismo aristocrdtico El Nietzsche de Georg Brandes es una joya preciosa. Para cualquiera que tenga algiin tipo de interes en el pensamiento del artifice del Zaratustra, este libro es una referencia obligada. Brandes fue amigo de Nietzsche, y una de las ma100
ravillas de este ensayo es que fue escrito mientras este aun vivfa. Es una vision poderosa, empapada de una fuerza que solo alguien que conocio de cerca a ese gran pensador podria haber plasmado. No es un estudio erudito como los cientos que mas tarde comenzaron a aparecer y han seguido apareciendo hasta nuestros dias. Mas bien posee la calida magia de los origenes: pareciera que estuviesemos leyendo el relato de un gran mitologo sobre algun dios escondido en el frio presente. Basta leer el subtftulo de este gran texto para percatarnos que Nietzsche tuvo, en vida, un interprete a su altura: Un ensayo sobre el radicalismo aristocrdtico. No hay mucho mas que decir. Solamente que el ensayo viene acompanado de la correspondencia que entablaron Brandes y Nietzsche desde el 26 de noviembre de 1877 hasta el cuatro de enero de 1889, ademas de un articulo necrologico que Brandes escribio en 1900, afio en que Nietzsche muere. En pocas palabras, tienen frente a ustedes un testimonio inigualable, una joya cuyo resplandor continua iluminando los origenes del mito Nietzsche.
NUEVA COLECCION
CLASICOS SEXTO Piso Henry James, La muerte del leon La famosa dualidad, resuelta con toda claridad por Nietzsche, entre el hombre y el escritor, es el tema abordado por Henry James en esta novela corta, poco conocida en espanol. Neil Paraday es un escritor ingles de salud muy deteriora101
da, que ante un tardio estatuto de celebridad, es engullido por la aspiracion y el deseo de la alta sociedad de codearse con una personalidad intelectual, convirtiendolo en un objeto de culto y de estatus social, sin siquiera molestarse en conocer su obra. Como fiel aliado cuenta con un joven periodista, tan avido de protegerlo como incapaz de oponerse al torrente que todo lo avasalla. Entre estas dos fuerzas se situa Paraday, el escritor-hombre quien experimenta el vacfo y la ineluctabilidad del destine, y cuya conciencia de la fatalidad que le acaece no atemia en lo mas minimo sus devastadores efectos. La muerte del lean es una muestra mas de la magistral prosa de Henry James. Con su habitual oscuro estilo roza los fondos de un tema de vigencia universal, produciendo una obra indispensable que continiia arrojando luz sobre una de las contradicciones fundamentales de la escritura como oficio. Karl Marx, Diferencia entre lafilosofia de la. naturaleza. de Democrito y Epicuro Diferencia entre lafilosofia de la naturaleza de Democrito y Epicuro, la tesis que Karl Marx presento en marzo de 1841 para obtener el titulo de Doctor en la Universidad de Jena en Belgica, es un estudio comparativo que se situa en una distincion fundamental: el horizonte que ambos pensadores otorgan al caracter de la necesidad. Asi, Democrito limita su horizonte a la posibilidad real y a partir de alii deduce la necesidad. Es decir que el hombre asume la realidad contingente del mundo como necesaria y por ello le atribuye esencias. En contraposicion Epicuro no considera la existencia relativa como existencia absoluta: "La realidad contingente solo tiene va102
lor de posibilidad, y la posibilidad abstracta es precisamente el antipoda de la posibilidad real. La segunda se contiene dentro de los limites defmidos como el entendimiento; la primera ilimitada como la fantasia" Jules Barbey d'Aurevilly, Las diabolicas Mujeres adiilteras, mujeres asesinas, duquesas convertidas en vengativas prostitutas e incluso mujeres tan perversas como para morir fulminadas en los brazos de su amante, son algunos de los personajes principales cuyas vidas amorosas narra el autor en estas seis historias heterogeneas que, en palabras de Jules Barbey d'Aurevilly, "...no son diabluras: son DIABOLICAS, historias reales de este tiempo de progreso y civilizacion tan deliciosas, tan divinas, que, cuando uno se propone describirlas, parece siempre que el Diablo las ha dictado". Con una escritura impresionante, apoyada en minuciosas descripciones y en la evocacion de poderosas imagenes, el autor busca exorcizar al mundo de estos males mostrandolos en su mas desnuda y profunda impiedad, puesto que "...en esto reside toda la moralidad de un libro..." Sin embargo, el libro de Barbey d'Aurevilly acaba poseyendo al lector, quien irremediablemente sera una victima mas de estos "inocentes monstruos", esta vez no directamente sino a traves de la inmortalizacion plasmada en estas envolventes historias que logran ir mas alia de la temporalidad de su epoca.
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OTRAS PUBLICACIONES DE EDITORIAL SEXTO Piso Luis Alberto Ayala Blanco, El silencio de los dioses Alberto Savinio, Aquiles enamorado Stig Dagerman, Otono alemdn Milorad Pavic, Siete pecados capitales Julian Meza, Angeles, demonios y otros bichos Roberto Calasso, El loco impuro Daniel Paul Schreber, Memorias de un enfermo de nervios. (Prologo de Roberto Calasso) Max Stirner, El unico y su propiedad. (Prologo de Roberto Calasso) George Orwell, Ensayos escogidos Morris Herman, El crepusculo de la cultura americana Etienne de la Boetie y David Hume, Discurso de la servidumbre voluntaria / Escritos politicos Christopher Buckley, Hombrecitos verdes Goran Petrovic, Atlas descrito por el cielo Luis Alberto Ayala Blanco y Citlali Marroquin, Elpoder frente a si mismo Juan J. Orosa, Los extraviados Jose Lopez Latorre, Silencios Lourdes Quintanilla Obregon, Benjamin Constant: la fragilidad politica