JULIO TORRES LÁZARO
Ordenanzas medievales sobre fabricación de moneda en Castilla. Edición y análisis del vocabulario t...
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JULIO TORRES LÁZARO
Ordenanzas medievales sobre fabricación de moneda en Castilla. Edición y análisis del vocabulario técnico. Tesis doctoral dirigida por el Dr. Juan Miguel Ribera Llopis
TOMO
II
Universidad Complutense de Madrid Facultad de Filología Departamento de Filología Románica Madrid 1998 -
CAPÍTULO
IV
ANÁLISIS DEL VOCABULARIO
4.0 Apuntes metodológicos
Como ya adelanté en el capítulo 1, no he querido elaborar un diccionario o elenco de definiciones, lo que, quiérase o no, supone siempre partir de un conocimiento a priori de los significados y acepciones que se pretenden definir, y, en última instancia, de las realidades a que las unidades léxicas hacen referencia y de los términos con sus contextos,
y
recurriendo, cuando ha sido necesario, al análisis sintáctico de textos
a veces no demasiado elocuentes, he llevado en algún caso el análisis hasta las últimas consecuencias permitidas por el corpus de contextos recogidos. 4.0.1 RECONSTRUCCIÓN DEL SIGNIFICADO La lengua, y en concreto el léxico, es un modo de organizar la percepción que el individuo tiene de la realidad con objeto de poder expresarla y comunicar sobre ella. Aunque la realidad parezca compuesta por cosas individualizadas y perfectamente diferenciables unas de otras, sus posibilidades significativas se integran en una red de relaciones, en una continuidad que el hablante debe delimitar, separando lo que aparenta ser el núcleo de los flecos o ramificaciones que relacionan unos núcleos con otros y que tienen unos contenidos semánticos más vagos4. El hablante hace estas distinciones condicionado por su propia percepción y por su propia experiencia cotidiana>. El estudio del léxico tiene, al menos, dos facetas, una intralingtiísíica, en el ámbito del sentido, que consistirá en el estudio e integración de los signos dentro del sistema general de la lengua, y otra parcialmente extralingúística que, considerando la cara del significado que mira hacia fuera de la lengua (denotación y
referencia), trata de indagar las relaciones con la realidad, y qué circunstancias objetivas,
diacrónicas, sociales, etc., han podido influir en la conformación y estructuración del significado6>. El significado de las palabras puede aprenderse en los diccionarios, o preguntando a un hablante, pero lo normal es que se aprenda cuando se ha tenido oportunidad de
LYoNs 1995, p. 150, las denornina sustitutivas y combinatorias.
La imagen de la red, empleada, entre otros, por LYONs 1995, p. 129, ha sido cuestionada, junto con la del mosaico, por CosERIU 1976, p. 242, que propone la imagen de un edificio de varios pisos. En realidad no es muy decisivo que la imagen utilizada sea perfecta o más ingeniosa, siempre que resulte inteligible. También se puede hablar de sentido prototípico, nuclear o focal (LYoNs 1995. Pp. 123 y 142), de sentido borroso e indeterminado (LYoNS 1995, p. 152), etc.. ULLMANN 1962, p. 68 y 275 Ss. se ocupa de la teoría de los campos semánticos de Trier y de la llamada hipótesis de Sapir-Whorf acerca de la influencia del lenguaje sobre el pensamiento. Una exposición reciente sobre sentido, denotación y referencia, en LYONS 1995, pp. 103-110. Por su parte. MONDÉJAR 1990. p. 13. habla de una perspectiva estrictamente lingílística y otra sociolingúística. •
368
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos observar y comparar sus usos en una cantidad suficiente de contextos. Partiendo de los textos
básicos, el método de trabajo ha consistido en aislar cada unidad dentro de todos los
contextos en los que ha sido encontrada, incluso los repetidos, y aplicar a éstos todos los métodos posibles de análisis lingúistico y lógico, además de su comparación con la aparición de los términos equivalentes en otros ámbitos geolingtiísticos, tanto si presentan un parentesco etimológico como si una y otra lengua han optado por soluciones diferentes. En este último caso, los coníextos son más difíciles de localizar, pero, por lo general, sus aportes suelen ser enriquecedores, pues el simple hecho de haber elegido otra vía para expresar una misma idea puede ya aportar rasgos significativos o datos para el análisis. El objetivo del análisis es establecer los rasgos significativos de cada unidad, tanto los Iingúísticamente distintivos, o rasgos semánticos, como los que no lo son, dado que estos podrían tener un interés de tipo histórico, antropológico, etc?. El análisis de textos se sitúa aquí en el plano del discurso, y no resulta factible aplicar y explotar todas las posibilidades del método estructural que COSERIU sugiere para el plano de la lengua, debido a que en el vocabulario recogido se producen más fenómenos dudosos que estructuras modélicas que permitan ejemplificar la diferenciación de uno o más lexemas por un solo rasgo que, además, pueda ser expresado de un modo simple y llano~5~. Ya apuntaba MARTINET en 1953 la dificultad de una normalización estructural del léxico una vez tratados ciertos campos favorabIes, como los términos de parentesco. los numerales, etc.~9. Como aquí no se trata de confeccionar el inventario de supuestas estructuras lexemáticas de una lengua funcional dada, sino de presentar el análisis y descripción de una terminología a través de su uso en los textos, es necesario, y quizá más útil, investigar todas las posibilidades de asociación mental de cada unidad determinada, tanto partiendo de la forma como de lo conceptual,
“La distancia con respecto a la comprensión del cosmos denominativo medieval hace frecuentemente necesario apoyar la definición semántica con la descripción enciclopédica” (MULLER 1980, p. 188). CosERlu 1964 y 1968. Nuestro estudio, sin renunciar al método de identificación de rasgos a través de oposiciones entre unidades (1968. Pp. 172 y ss.). se ocupará más de aspectos que CO5ER]u considera como no sistemáticos (1964 p. 50-52). sin que por ello deban dejar de ser estudiados (1968. p. 169). La elaboración de campos léxicos, aunque resulte tentadora en algunos casos, no debe convertirse en una obsesión. ANDRÉ MARTINET, Structural Linguistics”, en Anthropology Today, 1953, citado en ULLMANN 1962. p. 269.
369
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos organizándola en clases léxicas, que tratar de inscribirla dentro lo que. desde CoSERIU para acá, se denominan campos o paradigmas léxicos”0’. Se ha pretendido abordar el análisis del vocabulario recogido partiendo de la suposición metódica de la ignorancia, no sólo de sus significados, sino también de sus designaciones, de su conexión con unos objetos o conceptos, que, al menos en algunos casos, son, de hecho desconocidos. Lógicamente, la ignorancia metódica debe tener unos límites, y, desde luego, ceñirse, dentro de cada contexto o enunciado, al término concreto que se está analizando en cada momento, pues, en caso contrario, se podría llegar al absurdo y a la ¡noperancia total. Consiste el trabajo en hacer un acopio exhaustivo de los contextos en que aparece el término a analizar, para intentar encontrar, a través de la reconstrucción del significado. las realidades o nociones a las que apuntan unos signos lingUisticos conocidos. La técnica es, pues, interpretativa’’ y semasiológica. porque va preferentemente de lo textual a lo conceptual, pero se complementa con planteamientos onomasiológicos, desde la propia ordenación temática, con tratamiento separado de cada unidad en las parejas o grupos de términos polisémicos”2’, a la formulación, a cada paso, de hipótesis de significado que han de ser comprobadas en los textos, buscando y sirviéndose, además, de equivalencias léxicas, tanto en otros ámbitos lingñisticos, como dentro del propio ámbito del castellano y de los
13
CostiR¡t’ 1964. p. 26. considera que las asociaciones semánticas de las unidades léxicas, aunque
pertenecen a la esfera del contenido, no intervienen en la~’estructuración fundamental de la experiencia por medio de las palabra. Cos~RIu 1968, Pp. 165-166, criticando la teoría semántica de Katz y Fodor. define la interpretación de un significante léxico como la identificación de su significado. Tratándose de un vocabulario restringido por su temática, no existen en el nuestro casos de hornoturnia. Para la distinción de ambos conceptos y las restricciones o condiciones que se suelen imponer a la bumonunia. ver, por ejemplo, en LYoNs 1995. Pp. 81-87. 370
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos textos estudiados ~ En este aspecto, el trabajo es, en definitiva, terminológico, pero. tanto los fines como los métodos utilizados distan mucho de la simple voluntad de etiquetado de conceptos o la mera pretensión de fijar una terminología y. por supuesto, no tienen ninguna intención normativa, lo que sería incompatible con un estudio histórico. Dejando esto sentado, diré que, para referirme a las unidades analizadas utilizo la denominación términos con mayor frecuencia que otras denominaciones, como palabras, voces, vocablos, etc>14’. 4.0.2 SELECCIÓN Y ORDENACIÓN DEL VOCABULARIO
El primer problema de un trabajo como éste es el de la delimitación de las entradas a incluir, operación que no resulta sencilla si se tiene en cuenta que toda actividad práctica se estructura en diversos conjuntos de objetos y actividades que, a su vez, están conectados sin solución de continuidad con otras actividades. Para la presentación de los resultados, he optado por una organización temática~i5~. Una ordenación alfabética presentaba mayores inconvenientes que ventajas, en tanto que la clasificación temática implica ya una estructuración nocional del vocabulario analizado~16>. La opción adoptada no elimina por completo la necesidad de recurrir a referencias cruzadas o repeticiones, pero sí las disminuye considerablemente. La mayor dificultad de localización de cada entrada por el lector se salva mediante
Debo estar aquí de acuerdo con ULLMANN 1962. p. 73: “los dos modos de acceso se verán entonces. no como dos disciplinas distintas, sino como métodos paralelos que parten de extremos opuestos”. CosEiuu 1964, p. 47, que atribuye la distinción entre onomasiología y semasiología a L. Weisgerber, admite la combinación de lo que él llama “puntos de vista”, pero insiste en que dan lugar a ‘disciplinas” diferentes y en que es necesario, antes de combinarlos, distinguirlos. A mi juicio. a veces, el grado de detalle a que llega la teorízacion se convertiría en un estorbo si hubiera que seguirlo ciegamente en la práctica. ~Me refiero a términos y terminología en el sentido del estudio de las denominaciones y conceptos de una determinada técnica o rama del saber, materia sobre la que se han traducido en los últimos años algunos textos fundamentales (PicHT 1984; ARNTz 1 PICHT 1989; SAGER 1990) y alguno más reciente, como LERAT 1995. En España se ha ocupado de esta disciplina CAERÉ 1993. MULLER 1980. p. 189. sin pretender ser exhaustivo. enumera las siguientes formas posibles de ordenar el material: alfabética, por familias de palabras, por étimos, atendiendo aspectos onomasiológicos, por frecuencias, cronológica, etc. ‘« LERAT 1995. p. 190: “es conveniente que un diccionario especializado que se ocupe de la terminologia tenga un orden basado en la lógica de los conocimientos, es decir, en los vínculos nocionales que van poco a poco abarcando y estructurando la máxima extensión del área”. 371
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos el índice que se ha incluido al final del capítulo II. Partiendo de la ignorancia metódica de los significados, Ja clasificación del vocabulario sólo puede efectuarse, o bien a posteriori, o bien de un modo hipotético, suponiendo que una ordenación puramente empírica de los fragmentos de realidad implicados debería dar lugar a una estructuración conceptual, y ésta a una organización del vocabulario. He dividido el vocabulario según un esquema ligado a la estructura de la realidad estudiada, que coincide con determinadas clases léxicas muy generales’>. Algunos significantes figuran en más de un epígrafe, pero en cada uno con un significado, real o hipotético. diferente. En algunos apartados se han incluido varios térmi¡los en una misma entrada porque resultaba más coherente analizarlos juntos o unos junto a otros, en defínidva, el mismo criterio que aconsejaba descartar
el orden alfabético general.
Los apartados son los siguientes: a) Nombres de LUGARES (4.1) b) Nombres aplicados a las PERSONAS en razón de su actividad profesional y los de los propios OFICiOS (4.2) c) Nombres de las OPERACIONES (4.3) realizadas y verbos que las expresan. Se han dividido las operaciones en: PREvIAS. DE FABRiCACIÓN, y DE CONTROL Y EMISIÓN d> Nombres de MATERIALES (4.4). divididos en: MATERIAS PRIMAS, UTENSILIOS, PRODUCTOS SEMUrRANSEORMADOS. y i>RODUCTOS ACARADOS.
La elección de esta nomenclatura se ha hecho iras una revisión de las siguientes posibilidades ofrecidas por el DRÁE 1992: Lugar: 1. m. Espacio ocupado o que puede ser ocupado por un cuerpo cualquiera. 2. Sitio o paraje. Espacio: 1. ni. Continente de todos los objetos sensibles que existen. 2. Parte de este continente que ocupa cada objeto sensible. 3. Capacidad de terreno, sitio o lugar. Sitio: 1. rn. Espacio que es ocupado o puede serlo por algo. 2. Lugar o terreno determinado que es a propósito para alguna cosa. Habitación: 2. Edificio o parte de él que se destina a vivienda. 3. Cualquiera de los aposentos de la casa o morada. Dependencia: 5. Oficina pública o privada, dependiente de otra superior. Taller: 1. m. Lugar en que se trabaja una obra de manos.
‘> Para el concepto de clase léxica, como conjunto de lexemas que tienen en común un determinado rasgo distintivo, ver COsERIL 1967, Pp. 146-147 y 1968, Pp. 175-177. Ver también mfra la estructura básica de clases léxicas propuesta por ESCOBEDO 1980. p. 15.
372
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos Persona: 1. f. Individuo de la especie humana. Ocluí: 5. m. El que se ocupa o trabaja en un oficio.
ProJesional: 2. Dícese de la persona que ejerce una profesión. 3. Dícese de quien practica habitualmente
una actividad, incluso delictiva, de la cual vive.
Empleado: 2. m. y f. Persona que desempeña un destino o ernpleo. Qficio: t. m. Ocupación habitual. Empleo: 2. Destino, ocupación, oficio.
Projesion: 3. Empleo, facultad o oficio que una persona tiene y ejerce con derecho
a
retribución.
Operación: 1. f. Acción y efecto de operar. 2. Ejecución de una cosa. Operar: 1. tr. Realizar, llevar a cabo algo. Ejecutar: 1. tr. Poner por obra una cosa. Material: 8. Cualquiera de las materias que se necesitan para una obra, o el conjunto de ellas. Materia: 1. f. Realidad primaria de la que están hechas las cosas. 2. Realidad espacial y perceptible por los sentidos, que, con la energía, constituye el
mundo físico. Utensilio: 1. rn. Lo que sirve para el uso manual y frecuente. 2. Herramienta o instrumento de un oficio o arte. Uñí: 1. m. Utensilio o herramienta. 1-lerrannenta: 1. f. Instrumento, por lo común de hierro o acero, con que trabajan los artesanos. 2. Conjunto de estos instrumentos. Instrumento: 1. m. Conjunto de diversas piezas combinadas adecuadamente para que sirva con determinado objeto en el ejercicio de las artes y oficios. 2. Ingenio o máquina. 3. Aquello de que nos servimos para hacer una cosa. Ingenio: 6. Máquina o artificio mecánico. Máquina: t. f. Artificio para aprovechar, dirigir o regular la acción de una fuerza. 2. Conjunto de aparatos combinados para recibir cierta forma de energía y transformarla en otra más adecuada, o para producir un efecto determinado.
Hay dos vertientes especialmente conflictivas a la hora de delimitar o seleccionar el vocabulario: las materias primas y las herramientas y operaciones compartidas con otras actividades. El criterio adoptado ha sido, dentro de los materiales, tratar muy superficialmente las materias primas sin transformar que son comunes con otros procesos metalúrgicos y excesivamente generales, por no decir de dominio público, exceptuando aquellas que se han considerado lingtlísticamente interesantes por algún motivo; dentro de las operaciones, se han incluido algunas no directamente realizadas dentro del ámbito espacial de una fábrica 373
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos de moneda, bien porque la actividad en cuestión se halla muy vinculada con la moneda, o bien porque se ha estimado que reunía algunas características lingiiísticas de interés en las que merecía la pena detenerse. Gran parte del vocabulario estudiado, a pesar de ser una terminología profesional, pertenece también a la lengua común. Esto implica que las voces afectadas por esa situación tienen o pueden tener un ámbito de significación (extensión) mucho más amplio del que presentan dentro de la propia terminología. Esta visión más amplia se ha tenido en cuenta, siquiera sea inconscientemente, para el análisis, pero no se ha contemplado por lo general en los resultados finales, que se limitan al ámbito propuesto. No sólo la especialización del vocabulario, sino el hecho de estar extraído de unos contextos muy concretos,
determina el que, en la mayoría de los casos estemos trabajando sobre senti-
dos y no sobre significados. es decir, sobre realizaciones concretas, contextualizadas, de estos últimos. Los rasgos caracterizadores de cada término constituirán, por tanto, acepciones, desde un punto de vista lexicográfico’8>. En realidad un diccionario no es un estudio de formas aisladas, sino de formas en contextos, que son las acepciones, y que se definen Oh
por remisión al contexto Aunque el estudio parte de la convicción de que el inventario de términos recogidos no se puede considerar como completo20>, es necesario abordarlo como si lo fuera, y no dar por supuesta ninguna información que no esté respaldada por un texto, ya sea de los básicos que han servido para la selección del vocabulario, ya de los fragmentos de textos que se han tomado como apoyo documental.
4.0.3 ELEMENTOS DE ANALISIS La elección de un término para una designación tiene o puede tener una parte de arbitrariedad y otra parte de motivación, y será la parte motivada, si es que la hay, la que nos ayudará a ir encontrando los lazos semánticos entre el término que se analiza en cada
~> CosERIU
1966, p. 124. las denoníina variantes léxicas, y las clasifica en contextuales y situaciona-
les. Se sitúan en el plano del discurso y a éste pertenece su estudio. Ver ULLMANN 1962. p. 180. Se echan en falta, sobre todo, nombres de instrumentos, lo que no es excesivamente grave, ya que la abundancia de este tipo de términos, por ejemplo, en inventarios, suele venir acompañada de una gran escaset de datos que faciliten la comprensión de su significado. 374
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodoíógicos momento y el resto. El análisis semántico de tipo histórico puede ayudar a destacar lazos significativos hoy ya imperceptibles entre unos términos y otros a causa de la evolución fónica o desplazamientos semánticos, que producen una desconexión en el plano sensible (oído, vista o ambos) entre los significantes y, consecuentemente, entre el significado original y el modificado. Al estudiar vocabularios especializados que toman, ya por continuidad o por préstamo, parte de su material léxico de la lengua común, se observa, no obstante, que en este tipo de designación el signo resulta afectado por la parte que de arbitrario tiene la elección de un término u otro. Señala ULLMANN que las palabras suelen restringir su
sentido al ser adoptadas como términos técnicos, mientras que los términos que pasan al
lenguaje ordinario, lo hacen, por lo común, con un sentido más ancho, menos preciso, ampliando la cantidad o los tipos de objetos o conceptos a los que puede aplicarse. Podemos encontrarnos, por tanto, desviaciones importantes de significado que, aunque en un diccionario, en el caso de estar recogidas, seguirían apareciendo bajo la misma entrada, a causa del principio etimológico por el que éstas suelen regirse, no pueden ser consideradas como meros sentidos diferentes. Además, los signos adoptados por un vocabulario especializado siguen, desde entonces, un proceso evo!utivo propio, independiente del seguido por la lengua general de la que, en ocasiones, el signo puede llegar a desaparecer o caer en desuso. Esta misma independencia evolutiva puede producirse con los términos prestados por otras lenguas. Ambos fenómenos no son sino modalidades del préstamo léxico con la ayuda de otros objetos (utensilios). Toda
GARCÍA-MIGUEL, pp. 59-83, siguiendo de cerca a
HALLIDAY
1985, expone las características de
los diferentes tipos de procesos. Lo llamados procesos ,nateriales o acciones responderían, según HALLIDAY a la pregunta ¿qué hace X? HALLíDAY 1970, pp. 151-152. y 1985. p. 101. Citado por GARCÍA-MIGUEL 1995, pp. 27-28. 376
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos operación responde, por tanto, al esquema de
la cadena causal expuesto por GARCÍA-MI-
GUEL->:
que se lee “A actúa sobre B que actúa sobre C”. o “A, con 8, actúa sobre C”. Para nuestro caso, podemos enunciar la siguiente cadena: #{“persoría [± objeto(s),]” > objeto.
-.
objeto>}#
Donde ## acota la operación completa
representa el lugar en que se desarrolla la acción +
es un indicador instrumental, que introduce el elemento 13 de la cadena de
GARCÍA
-MIGUEL
objeto, o instrumento, aunque no siempre se trata de instrumentos propiamente dichos (el elemento 13 de la cadena de GARcÍA -MIGUEL) engloba la unidad Agente-Instrumento2’” Oy >
[] encierran partes opcionales de la cadena
o acción 1 expresa la acción de la unidad
“
sobre un objeto (objeto~) que puede ser
una materia prima o semielaborada objeto. o material sobre el que se realiza la acción —‘
o acción 2 da paso al producto final de la operación, es decir, es la conversión del objeto 2 en objeto>
objeto> u objetivo es el material una vez recibida la acción
Este objetos puede a su vez constituirse, en nuestro campo de estudio, en el objeto. de una operación diferente, lo que da lugar a una jerarquización de las operaciones en primanas, secundarias, etc.. También puede darse el caso de que, conservando el mismo esquema operacional, la acción la ejerza una persona sobre otra (que ocuparía el lugar de objeto,), en cuyo caso, el lugar de objeto> seria un resultado no objetual, aunque pueda tener 27 28
GARCÍA-MIGUEL 1995, p. 63, citando trabajos de W. Croft y de kw. Langacker. Si no he entendido mal, en la cadena de GARCÍA-MIGUEL es el instrumento el que actúa sobre el
material.
377
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos consecuencias físicas para los participantes. Acción 1 y acción 2 suelen manifestarse léxicamente como una sola unidad, de manera que la lectura
el obrero con 1.
29
CANo
1981, p. 47 y ss., estudia el comportamiento de los verbos resultativos,
entre objeto afectado y objeto efectuado. Remito a esta obra, a
yen p. 58 distingue
GARCÍA-MIGUEL 1995 y a EspiNosA 1997, para todo ¡o referente al fenómeno de la transitividad. > ULLMANN 1962, p. 59-60.
379
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos temática con ellos. La pertinencia de la unidad párrafo a la hora del análisis está muy condicionada por su extensión. Cuando el párrafo es corto, o coincide con el contexto, o las partes eliminadas aportaban poco o nada al análisis. Cuando es muy largo, por el contrario, puede suceder que de él se extraiga más de un contexto, pudiendo ser éstos temáticamente homogéneos o heterogéneos. También puede ocurrir en los párrafos largos que podrían haber dado lugar a contextos de una extensión excesiva, por lo que se ha procedido, o bien a eliminar elementos internos poco pertinentes, o bien a recortar su longitud por los extremos; tanto en un caso como en otro, los fragmentos recortados lo han sido solamente a efectos de la presentación e impresión, pero ha sido tenida en cuenta cualquier información que de ellos pudiera derivarse. Aunque será menos evidente a lo largo del análisis, hay otros factores que también podríamos considerar como unidades de análisis, como son la tipología de los textos, sus peculiaridades lingúísticas, el conjunto del léxico y de la lengua medieval, e, incluso, las circunstancias sociales e históricas en que fueron compuestos. Los textos analizados pueden considerarse técnicos, pero no lo son en el sentido de estar escritos o inspirados por una persona con la intención de transmitir unos conocimientos. Contienen condiciones de fabricación, pero tampoco son contratos en los que se detalle una serie de especificaciones y procesos técnicos. Son textos legislativos, porque contienen una normativa que se debe cumplir y emanan directamente de la autoridad real, y son textos notariales porque están escritos por escribanos oficiales. Como ya vimos al inicio del capítulo II, estas circunstancias hacen que, por un lado, los textos no expliquen con detalle las operaciones que mencionan, y, por otro, puedan contener errores procedentes de la ignorancia técnica del escribiente. Y si esto ya sería cierto para los documentos originales, se agrava cuando se trabaja con copias rutinarias de registro, como es el caso de la mayoría de las que hemos utilizado. Se trata, en cualquier caso, de un tipo de textos tradicionalmente olvidados por los vocabularístas, en palabras de MULLER~34. El contexto, o partes de él, son susceptibles de mantener relaciones paradigmáticas con otros contextos o fragmentos, lo que nos permitirá compararlos entre sí y extraer de sus
>~
MÚLLER
1980, p. 187. Quizá en este aspecto sí se haya mejorado algo desde la publicación del
artículo citado, siendo cada vez mayor la importancia que todo tipo de lingiistas, y no sólo los vocabularistas dedican a la documentación manuscrita no literaria. No obstante, este tradicional abandono, junto con las deficiencias encontradas en algunas de las transcripciones previas nos han impulsado a incorporar a este estudio la edición propia de los textos, de la misma forma que el propio MÚLLER estimó necesario para su obra un nuevo análisis y despojo personal de los textos empleados, con indicación de las variantes textuales.
380
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos variaciones o diferencias, así como de sus posibles lazos de “parentesco”, consecuencias para la fijación del contenido léxico. 4.0.3.2 Elementos sintácticos De entre los diversos instrumentos que la sintaxis pone al servicio de Ja interpretación del significado léxico, quisiera destacar solamente uno de ellos, un tipo de construcciones que se da con extraordinaria frecuencia en nuestros textos, y en los textos notariales medievales en general, a las que denominaremos enumeraciones o coordinaciones. Son sucesiones de dos o más términos, enlazados por conjunciones copulativas y comas, que introducen entre los términos relaciones que pueden interpretarse desde un punto de vista semántico: a) acumulativas: son auténticas coordinaciones, en las que los miembros desempeñan el mismo papel sintáctico en la oración. Los términos relacionados acotan cada uno una parcela semántica diferente. El único elemento de análisis que aportan es la exclusión mutua y, algunas veces, contigúidad espacio-temporal u operativa entre sus designara.
b) enfáticas o de equivalencia: son, en realidad, pseudocoordinaciones. El redactor, por duda o empujado por el propio carácter reiterativo de este tipo de textos, introduce una relación de equivalencia entre dos o más miembros de la enumeración, con objeto de asegurarse la comprensión. Conociendo el ámbito significativo de uno de ellos, se puede establecer el del otro u otros.
Antes de proceder a la interpretación, será necesario, en cada caso concreto, discernir a cuál de los dos tipos pertenece una enumeración dada, lo que no siempre será fácil sin la ayuda de otros recursos.
>~ Este tipo de construcción lo incluye ULLMANN 1962, p. 172-173, entre las que llama, quizá con exceso de amplitud, colocaciones. Este término se aplica, en un sentido más estricto, a las combinaciones re-
currentes o formularias de palabras
(y.
LERAT 1995, pp. 110-113).
381
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos 4.0.3.3 Elementos semánticos Llamaremos rasgos significativos, o simplemente rasgos, a aquellas parcelas de significación que nos sea dado extraer de los contextos. En general, me refiero a los rasgos significativos de una manera discursiva, sin recurrír a una notación formalizada, como discursiva es también la presentación del análisis. Los denomino rasgos con preferencia sobre el término más específico semns, porque éstos se supone que han de ser rasgos significativos mínimos. mientras que en nuestro análisis no sietnpre agotaremos las posibilidades de fragmentación o descomposición del significado. Utilizaremos, por ejemplo, el rasgo [+ persona], en lugar de los rasgos [-4-animado] [+ humano], prescindiendo además del sexo, o dándolo por sobreentendido, puesto que en el corpus analizado no existe personal femenino. ESCOBEDO~ >6< propone, por ejemplo, la siguiente clasificación de los sustantivos: SUSTANTIVOS
Seres animados (A>
Persona
Masc. (Pl)
Seres inanimados (A)
No persona (P)
Fem. (P2>
Obj. Concreto (C)
Cosas (Cl)
Aisladas (1)
Obj. Abstracto (c>
Materia (C2)
Colectivas (1)
Como ya he indicado, en la clase de los seres animados, en nuestro estudio sobrarían P y P2, en tanto que sería necesario
seguir ramificando bajo ~í. Si lo hiciéramos, el resulta-
do sería tan opinable como el que aparece bajo Seres Inanimados, y en mi opinión, un trabajo como éste debe proponerse encontrar los fenómenos más que predecirlos.
ESCOBEDO 1980. p. 15. 382
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos He intentado reducir al mínimo el uso de fórmulas, entendiendo que así se hace más fluida Ja redacción y Ja lectura. Los rasgos comunes a un grupo de voces vienen determinados por el apartado en el que se encuadran, pero en ningún caso se dan por supuestos, siendo su identificación la primera tarea a abordar por el análisis. En algunas ocasiones no ha sido posible ni siquiera esa mínima caracterización, por lo que el autor deja en suspenso la pertenencia o no del término a ese grupo temático. En el apartado OPERACIONES se han estudiado juntos, cuando existen, el verbo y el sustantivo que las designan, aunque, lógicamente, el sustantivo pueda designar también al resultado de la operacion. Puesto que se acepta que el significado léxico está compuesto o, al menos puede descomponerse racionalmente en una serie de rasgos que definen y caracterizan cada unidad frente a todas las demás, las relaciones semánticas que se establecen entre las unidades y entre los rasgos se pueden y se suelen plantear en términos de teoría de conjuntos o de lógica formal>7, pero en semántica lingúística es ya tradicional hablar de sinonimia y antonimia, y, más recientemente, también de hiponimia/hiperonimia5. Para nuestro estudio, las más interesantes serán las relaciones de inclusión, que se establecen en las clases y campos léxicos. Las parcelas de significación no designadas por unidades léxicas se denominan lagunas léxicas>9, y han de ser designadas. en caso necesario, bien por recurso a una unidad de
nivel superior40, con lo que siempre se pierde precisión en la designación, o bien por medios sintácticos41>. En mi opinión, la adición de rasgos significativos por métodos morfológicos y sintácticos responde a mecanismos mentales similares, que se realizan de una u otra forma. Por ello, también tendré en cuenta para el análisis algunas unidades significativas de rango superior a la palabra.
» Para este tipo de enfoque. ver el capítulo 10 de LYONs 1968, el capítulo 6 de LYoNs 1977, y, más
reciente, la Segunda Parte (Significado de/léxico) de LYONS 1995, especialmente pp. 134-140. 38 Para un enfoque lexemático, ver GECKELER 1971. p. 283-295. Más eclécticas. CABRÉ ¡ RIGAU 1987. pp. 168-173. introducen, además de la terminología tradicional, otra tomada de la matemática y la lógica: identidad, implicación, inclusión, valores de verdad, etc.. LYONs 1968, cap. 10. y 1977. cap. 9, dedica muchas páginas a clasificar y estudiar las relaciones de sentido, en 1995, Pp. 151-155 aunque sólo trata de las relaciones de hiponimia y de incompatibilidad, parece haber revisado en parte sus puntos de vista. >~ Sobre las lagunas léxicas. GECKELER 1971, p. 163-167. ~ A menudo son precisamente las unidades de nivel superior las que no disponen de una unidad léxica para ser expresadas. ~‘ Cosnut.s 1968, p. 173.
383
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos Tendremos en cuenta también las relaciones sintagmáticas y las gramaticales que se puedan establecer entre términos, independientemente de su pertenencia o no a los mismos campos o clases, o, incluso, al propio inventario de términos analizados. Al tratarse de un estudio que utiliza la comparación o el contraste de fenómenos en varias lenguas, y su ámbito temporal, aunque no demasiado extenso, se presta a mutaciones de significado. tendremos también en cuenta relaciones de equivalencia (semántica y gramatical), tanto en el espacio como en el tiempo. He preferido, en general, hablar de equivalencia que de sinonimia, por el cuestionamiento que algunos sectores de la investigación lingtiística mantienen sobre este concepto. En cualquier caso, la labor de este trabajo no es discernir posibles sinonimias, sino considerar la equivalencia de términos utilizados por los textos como sinónimos, bien por utilizarlos indistintamente en un mismo esquema contextual, bien por equipararlos directamente. Este es el caso de las coordinaciones a las que más arriba he llamado enfáticas o de equivalencia y a las que denominaré sinonímicas alguna vez, sin que ello implique entrar en la discusión. Independientemente de que, desde un punto de vista estrictamente lingúlístico, existan o no sinónimos, lo cierto es que, en el habla, existe un uso sinonímico de significantes diferentes, y en el caso de las terminologías técnicas se puede producir coincidencia, temporal o estable, de términos de diferente procedencia: patrimonial, préstamo, cultismo o semicultismo, etc.. Curiosamente, términos patrimoniales y cultos procedentes de una misma etimología pero diferenciados fónica y gráficamente a causa de su incorporación al vocabulario en momentos diferentes, suelen utilizarse con sentidos bien diferenciados, cuando no muy diferentes. En nuestro campo de estudio, concretamente en los nombres de lugares, se puede destacar como habitual, aunque la cantidad de casos no sea grande debido a la poca cantidad de nombres de este tipo registrados aquí, un procedimiento intralingúistico de tipo metonímico de creación de nombres~51>, por el que, aparentemente, un signo presta su significante a otro, pudiendo incluso finalizar el proceso con un cambio de significante para el signo inicial a causa de la tensión homonímica o polisémica. Los nombres de lugar pueden formarse a partir de nombres de operaciones que se realizan en su interior, como en La sala de la blanquición
o también de nombres de objetos en ellos contenidos, La sala de los setes
> los setes
Curiosamente, veremos que el nombre del edificio principal o conjunto de edificios, la casa de la moneda ha seguido un camino inverso,
4.0.3.4 Análisis comparado y diacrónico
Pero, a mi juicio, el fenómeno más importante, o, al menos el que arroja consecuencias más interesantes, es el de la procedencia geolingúistica de los términos, que, aunque como veremos, no permitirá arriesgarse a emitir conclusiones definitivas, sí admite la formulación de una hipótesis general para la época estudiada: el origen remoto de cada término suele estar en Europa (Francia, Italia, Alemania), pero es casi general la impresión de que
BRUCART 1987, pp. 22 1-247, se ocupa de la elisión del núcleo de los sintagmas nominales en español, e incluso destaca las particularidades de la preposición de, pero no llega a plantearse este caso, en el que se elide todo el sintagma nominal y la propia preposición de. quedando un nuevo sintagma nominal autónomo, es decir, que no necesita de la presencia de un antecedente, pero que sólo es interpretable contextualmente, y. a veces, con dificultad, como hemos visto que sucedió a los académicos con sete. Otros autores que se han ocupado de la construcción SUSTANTIvO + DE + sUSTANTIvO desde el punto de vista de la formación de palabras por composición. aunque suelen subrayar la preponderancia de la preposición de, tampoco se ocupan del caso de los nombres de lugar, quizá por no considerarlos como un caso de composición nominal (y. Bus colonia o agua de Seltz
TOS
>
seltz.
387
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodoló2icos el viaje de la terminología pasa por el ámbito del catalán, como iremos señalando, casi Algunos de los problemas planteados por los adjetivos, “propensos a cambiar su significado según el nombre al que califican”, están apuntados en ULLMANN 1962, Pp. 180-181, que toma sus ejemplos de un
estudio publicado en 1952 por ARNE RUD5KOGER. 389
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.0 Apuntes metodológicos franco
llano
sabio
hábil (ábile. inábile)
perteneciente
seguro
justa(mente)
principal
suficiente
leal(mente) Aplicados a cosas, generalmente al producto, semitransformado o acabado: afinado
fea
prieto
ajustado
feble
quebrado
alta
fino
quebrantado
baja
flaco
redonda
bezudo
fuerte
rematada
blanco
graciosa
remolada
blanquecida
granado
remolida
buena
gruesa
sano
cascada
hermosa
sellada
conforme
justa
señalada
cortado
laido
soldada
corto
librada
tallada
crecido
librado
tendido
delgada
limpio
trasichada
delibrada
llano
traslaydo
desgranado
mal o
trassalido
engranado
menguada
tresalyda
enjuta
menudo
tuerto
entallada
mojado
y ¡eja
entero
molida
escasa
nueva
falsa
original
falsificada
polida
falta
polvorienta
390
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.1 Lugares 4.1 Lugares El conjunto de términos hipotéticamente referidos a lugares que se han encontrado en los textos básicos está integrado por un pequeño conjunto de sustantivos que se pueden encuadrar en dos paradigmas léxicos, el de los edificios y el de las partes de edificios’55. Los epígrafes 4.1.1.1 y 4.1.1.2, con las precisiones que allí se hacen, corresponden
al paradigma edificios y el resto al de panes de edificios, que podríamos denominar dependencias o habitaciones, de acuerdo con las siguientes definiciones del DiME 1992: Obra o fábrica construida para habitación o para usos análogos: como casa. templo, teatro, etcétera.
Edificio: 1. m
Dependencia: 5. Oficina pública o privada, dependiente de otra superior; 7. Cada
habitación o espacio dedicados a los servicios de una casa. Habitación: 3. Cualquiera de los aposentos de la casa o morada.
Los textos básicos no permiten averiguar si las dependencias de la casa de la moneda eran, o podían ser, construcciones aisladas, separadas o incluso podían compartir varias una
misma habitación. A juzgar por estudios realizados para otros países europeos, la realidad podía ser variada~>. creo que esta forma léxica se aplica en estos textos tantt) a construcciones unitarias como a partes de ellas. Desde este punto de vista, todos los ténninos podrían incluirse bajo un mismo paradiema. Casi todo lo que se sabe sobre las casas de moneda bajomedíevales puede encontrarse comentado o resumido en LMM. Ver también SPtWFORD 1983. CRAiO 1953 y MAn-mw 1992.
391
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.1 Lugares
El rasgo semántico común, en este caso la propia condición de lugar, raramente tiene una realización formal en la palabra. 4.1.1 EDIFICIOS 4.1.1.1 Edificio Variantes: edefiQios. edifiyios
Contextos: 1471. 53
í497<M. 38 1’ doc. Ocíta: hacia 1275 Casa de (la) moneda Variantes casa(s) de (la) moneda. moneda Contextos: 1297. 0. 15. 16.
2
1334, 0. 8. 12. 15. 16. 18. 21 1369.3.7. II 1400. 0. 14. 17. 18. 23. 29. 30 1461, 0. 2-4. 6. 9. 11. 14-16, 23. 28. 30. 33. 36. 37, 39, 40. 42-45 1462,
0.
1-8. 10. 14. 16. 21-23, 25-27. 33. 36-38, 41, 45-56, 58, 59, 61
¡471. 0. 1. 2. 4. 6. 7-9. 14. 16. 17. 23. 24. 27-30, 32, 33b, 34, 35, 42, 43, 52, 54-61 1497.0. 1-3. 8-II. 14, 23. 24. 26. 28. 35. 36, 38, 41-47. 51. 55-61. 63-65. 67-70. 72-74 1497<M>. 1. 3. 6b. 7. ¡Oh. 12. lSb. 38-40 Dí#4L ¡992: s.v. raso: Del lat. cosa, choza. 1. f. Edificio para habitar. de mo,,eda. 1. La destinada
para fian-
dir. fabricar y acuñar moneda.
Como aún sucede en otras lenguas~’. la casa de (la) moneda aparece denominada Moneda en 1297 (0, 15, 16. 22) y 1334 (0, 8, 12, 15, 16, 18, 21), denominación que subsiste aúnen 1369 (7. 11), y 1400 (14, 18, 23). Antes de esa fecha, he encontrado este mismo sentido en las Cortes de Jerez de
“el marco de la plata fina que1 den en la Moneda
Cfi. O
francés nun¡naie, in2lés mini.
Corres. 1. p. 64.
393
por quinse
maravedís”.
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.1 Lugares La primera aparición de casa es en 1369, 3, coexistiendo con Moneda: ‘~al arrendador que estudiere en la dicha casa
donde el sintagma preposicional “de la moneda” permanece elíptico, pero implícito. Creo que la elipsis del complemento es absolutamente normal una vez conformado el sintagma, y que no se debe asociar la existencia de la elipsis con el paso de un cierto tiempo de consolidación. También con elipsis lo encontramos ese mismo año en otro documento;:
procedencia.
2. Fábrica Cii que se luíiden los metales.
S.v. obrería: 1. 1. Caigo de obrero. 2. Renta destinada para la fábrica de la iglesia o de otras comunidades. 3. Cuidado de ella. 4. Sitio u oficina destinada para este despacho. Para blanquición y n,onedería no figura acepción de lugar.
a) Estudio conjunto de los cuatro términos. De acuerdo con DRAE 1992, el sufijo -ción corresponde a sustantivos verbales y significa acción y efecto, pero además de este sema abstracto, -ción y sus variantes pueden denotar objeto, lugar, etc. En cuanto al sufijo -la, y su combinación con -ero, aporta, entre otros rasgos significativos, el de oficio o local donde se ejerce. No creo que, en estos casos,
398
IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO 4.1 Lugares los sufijos lleven en sí mismos la posibilidad de aportar ambos semas, sólo distinguibles en el signo completo. que ha sido atraído a la significación de lugar a causa de la elisión del
sustantivo de lugar. El principio de economía léxica hace que, a veces, los nombres concretos de lugares, cuando necesitan diferenciarse de un hiperónimo y de los otros términos que se incluyen en la extensión de éste, se formen a menudo mediante la elisión de parte del término complejo que resultaría de una denominación sintagmática: el (lugar donde hay o se hace) algo. Esta aparente traslación de un rasgo significativo, que se suele llamar metonimia, se puede considerar regular, o, por lo menos, generalizada, en la lexicogénesis castellana. Por ello, vamos a examinar la posibilidad de que blanquición,fundición. monedería y obíería fueran, en el periodo estudiado, lugares.
Del mismo modo que edificio. estos cuatro términos no aparecen en los textos básicos con esta posible acepción hasta 1471, 53: “que los dichos mis thesoreros e cada vno delios sean thenudos e obligados de pagar e paguen todas las costas, ansÑ de oft~iales mayores e menores comnmo de vrdillas e ferramientas e pertrechos e edefiQios e obrería e ,nonedería efrndigión
e hlanqui§ión”
texto que vuelve a repetirse en 1497(M), 38. Si interpretamos la sintaxis del párrafo como costas
salarios de empleados ±uasos de utensilios + obras en lugares
todos los elementos a partir de edeficios serían lugares. MEDiNA 1497 reescribe el texto anterior, inhabilitando esta interpretación basada en
la sintaxis: cumplir a su costa el caruón para las fundiciones ‘u capataces crisoles ‘u vrdillas ‘u herramientas de los obreros ‘u fundición ‘u blanquesción”. 1497, 55: ~ha de poner
‘u
‘u
Además, al suprimir la referencia a edificios, cuestiona seriamente la interpretación de estos cuatro términos como nombres de lugar, aunque no se puede descartar,
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IV. ANÁLISIS DEL VOCABULARIO. 4.1 Lugares Unos inventarios sevillanos redactados en 1536