CAPITULO BASES
I
TEÓRICAS
§ 1.—La aspiración m á x i m a del conocimiento científico es dejar q u e l o s h e c h o s...
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CAPITULO BASES
I
TEÓRICAS
§ 1.—La aspiración m á x i m a del conocimiento científico es dejar q u e l o s h e c h o s h a b l e n p o r sí m i s m o s . D e s g r a c i a d a m e n t e , el e m p i r i s m o p u r o e s u n i d e a l i m p o s i b l e d e realizar, p o r q u e l o s h e c h o s n o s e ofrecen al e s t u d i o s o p o r sí s o l o s y e n t o d a s u p u r e z a , s i n o q u e s e l e presentan en función del p u n t o de v i s t a con que los e x a m i n a . U n a descripción es y a en buena parte u n a interpretación. L o q u e i m p o r t a , p o r c o n s i g u i e n t e , e s q u e el p u n t o d e v i s t a q u e s e a d o p t e n o s e a el d e u n m é t o d o e l e g i d o al azar, s i n o e l d e u n m é t o d o lo m á s p e r f e c t a m e n t e a d e c u a d o a l o b j e t o d e e s t u d i o . D e ahí la necesidad absoluta de u n a s consideraciones teóricas p r e v i a s p a r a d e t e r m i n a r el m é t o d o c o n q u e h e m o s de a b o r d a r el e s tudio de los aspectos y tiempos del verbo griego antiguo. * • * § 2 . — L a l i n g ü í s t i c a c r e a d a e n el s i g l o X I X t o m ó l a o r d e n a c i ó n y los esquemas de la gramática tradicional, su antecesora, aplicando a su estudio un p u n t o de vista histórico-evolutivo. E s t a postura historicista es, sin d u d a alguna, una de las n o t a s que mejor caracterizan de un m o d o general las distintas modalidades de consideración lingüística q u e c o m p r e n d i ó ese gran m o v i m i e n t o científico. Generaciones de estudiosos h a n i n v e s t i g a d o los cambios l i n g ü í s t i c o s e n l a c o n v i c c i ó n d e q u e é s e e r a el ú n i c o m o d o v e r d a deramente científico de enfrentarse con los problemas de la lengua. Pero la característica fundamental de e s t a lingüística es el haber considerado, aunque sin formulación explícita de este principio, los d o s p l a n o s d e l a l e n g u a — s o n i d o s y s i g n i f i c a d o s — c o m o si f u e r a n i n d e p e n d i e n t e s e n t r e sí. E n el plano del significado concretamente, la s i n t a x i s — e n t e n d i d a e n s e n t i d o a m p l i o , i n c l u y e n d o el e s t u d i o d e l s i g n i f i c a d o d e l a s f o r m a s d e l a s p a l a b r a s — t o m ó d e la g r a m á t i c a t r a d i c i o n a l u n m é t o d o filológico c o n s i s t e n t e e n l a r e c o g i d a d e f e n ó m e n o s s i n t á c t i c o s y en su clasificación s e g ú n criterios variables. A las t e n d e n c i a s l ó gico-filosóficas q u e d o m i n a r o n e l e s t u d i o d e l a l e n g u a e n l a p r i m e r a
mitad del siglo X I X , buscando un sentido general y unitario de las formas gramaticales, sucedió, con la entrada del positivismo en la lingüística, una orientación radicalmente opuesta. Las conclusiones basadas en un número limitado de datos se habían revelado prematuras, por insuficientes, para comprender el gran número de fenómenos que se ofrecen a la experiencia. E l positivismor prescribió lá observación minuciosa de la realidad, la recogida ilimitada de datos. Se vio con desconfianza todo intento de síntesis. Lo mismo que la naciente fonética se propuso como objetivo registrar todos los sonidos del habla de todos los individuos con todos sus detalles articulatorios, para abstraer por una especie de media aritmética los diferentes sonidos tipos, la sintaxis se ocupó, primero que nada, de la recogida empírica de significados y, huyendo de toda generalización, sustituyó el significado general por la enumeración de los sentidos particulares y concretos de cada forma o de cada construcción gramatical ("Augenphilologie" o formalismo filológico) ». Se introdujo, con valiosos resultados, la consideración psicológica. Pero cuando esta lingüística intentaba la definición de un significado, o lo hacía mecánicamente sobre la base de la inducción operando con criterios lógicos o, si no, con puntos de vista filológicos meramente formales, o adoptaba una postura genética derivando de uno de los sentidos todos los demás. § 3.—Pero esta hngüística—que ya se puede calificar de tradicional—ha carecido de un punto de vista auténticamente lingüístico, que no debí ser confundido con el logicístico, ni con el psicológico, ni con el filológico, ni con el naturalístico de la anatomía o de la fisiología, los cuales someten a un estudio atomizante los fenómenos de cada uno de los dos planos de lá lengua considerados como independientes. § 4 . — L a gran aportación de nuestro si|lo a la lingüística, por obra de Ferdinand de Saussure (cuyo Cours de linguistique genérale aparece en 1916, redactado y publicado, después de la muerte del maestro, por dos discípulos: Ch. Bally y A. Sechehaye), es el haber establecido que una lengua es un sistema de signos y que cada signo es una unidad provista de dos caras: significante (o forma fónica) y significado. Lo que define el método lingüístico es precisamente la consideración de esa unidad entre significante y significado que constituye el signo. Ni la fonética, que analiza la forma fónica aisladamente, ni la lógica o la psicología, que se ocupan de las nociones en sí, no como partes constitutivas de signos, son modos verdaderamente Hngüísticos de estudiar la lengua. Una lengua, pues, ha de ser considerada como un sistema de signos, cuya realidad es de orden estático. En la nueva lingüística, fruto del desarrollo ulterior de las enseñanzas de Saussure, la consideración aislada y empírica de los ele(')
SOBRE LAS DOS ORIENTACIONES EN SINTAXIS, CÍ. R. JAKOBSON, "BEITRAG ZUR
ALLGEMEINEN KASUSLEHRE" TCLP 6, 1936, P. 240. SOBRE POSITIVISMO Y FONÉTICA, CF. H . J . POS, "PERSPECTIVES DU STRUCTURALISME" TCLP 8, 1939, P. 7 1 . —
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mentos de la lengua ha sido sustituida por una consideración sistemática de los mismos que tiene en cuenta las dos caras del signo en relación y la estructuración del conjunto de los signos en un sistema. En un sonido, por ejemplo, lo que por de pronto interesa al lingüista es lo que hace que ese sonido sea un signo, es decir, lo que es susceptible de modificar un significado y sirve para diferenciarle de los demás signos del sistema de la lengua en cuestión. Así, pues, un elemento lingüístico se define no en sí, sino en su relación con los demás, por su función dentro del sistema. De aquí se deduce la insuficiencia del puro empirismo, profesado en lingüística desde el positivismo, y la ilicitud de identificar prematuramente una unidad de una lengua con otra unidad, aparentemente igual, de otra lengua, cuya estructura es forzosamente diferente, puesto que son lenguas distintas. § 5 . — L a importancia que atribuímos al estudio sistemático de un estado de lengua dado ( s i n c r o n í a ) no significa que el estudio de la evolución lingüística ( d i a c r o n i a ) haya de ser abandonado. Por el contrario, opinamos, con A. Martinet ^, que al exclusivismo de los genetistas no debe suceder el de los sincronistas. Superando el punto de vista de la lingüística tradicional, que considera la evolución lingüística como el conjunto de transformaciones aisladas e independientes de los elementos de una lengua a través del tiempo, hay que concebir la realidad evolutiva de la lengua como una sucesión de estados de lengua. La perspectiva histórica, por consiguiente, presupone el estudio exhaustivo de los estados de lengua entre los cuales se establece la evolución. A los fonólogos de Praga corresponde el mérito de haber sido los primeros en formular y realizar en fonología este nuevo tipo de consideración diacrònica. Con admirable claridad y precisión, W. von Wartburg ' ha señalado ese fallo de la lingüística tradicional y formulado el programa de lo que debe ser la nueva lingüística en el sentido mencionado. "Como en los primeros decenios del siglo X I X , la lingüística se encuentra hoy de nuevo en el comienzo de una nueva y grandiosa transformación, que tiene su punto de partida en Saussure... Su porvenir está en la combinación de la nueva orientación estructuralfuncional con las perspectivas y resultados que se desprenden de la investigación histórica." Similarmente, dos indoeuropeístas, H. Amman y E. Hermann ven en la combinación del análisis estuctural sincrónico con la consideración diacrònica el medio de superar la "crisis actual" por la que atraviesa la lingüística, e) BSL 42, 1946, p. 36. (·) "Betrachtungen über das Verhältnis von historischer und descriptiver Sprachwissenschaft" Melanges Bally, 1939, p. 3 ss. (") H. Amman, IF 32, 1934, p. 281, y E. Hermann, Neue Jahrbücher, 1942, p. 122 ss. Sobre el modo especial como Hermann entiende el anáhsis estructural, vid § 76. Interesante la discusión teórica de G. Devoto, "Una opposizione quantitativa: sincronia e diacronia", cap. V de su obra / fondamenti della storia linguistica, 1951, p. 55 ss.
§ 6.—La nueva lingüística no viene, naturalmente, a suplantar violentamente a la lingüística histórica, cuyos grandes méritos serla insensato desconocer. Viene a perfeccionarla. Tan cierto es que el estudio de la evolución lingüística es digno de todo interés científico, como el que ni la nueva fonología ni el estudio de estructuras morfológicas y sintácticas serían hoy posibles sin la ingente labor descriptiva e interpretativa realizadas por la gramática tradicional, primero, y por la lingüística histórica, después. Ello no es obstáculo para considerar que el estudio sincrónico debe necesariamente preceder siempre a toda interpretación diacrònica.
§ 7.—Las b a s e s c i e n t í f i c a s p a r a l a c o n s i d e r a c i ó n s i n c r ó n i c a fueron sentadas por Saussure con su análisis penetrante de la naturaleza del signo lingüístico y su distinción entre "langue" y "parole". Todo signo lingüístico consiste en la correspondencia de una forma fónica ( s i g n i f i c a n t e ) con una noción ( s i g n i f i c a d o ) . Esta correspondencia es arbitraria, posee un carácter convencional. No hay una necesidad natural que en el lenguaje humano ligue, por ejemplo, la noción de 'mesa' a la forma fónica esp. mesa, como queda demostrado por el hecho de que es diferente en otras lenguas (fr. table, ingl. table, con pronunciación distinta de la francesa, al. Tisch, it. mensa) ». Una lengua, como sistema de signos, que para ser signos han de ser diferentes entre sí, es una serie de diferencias de formas fónicas asociada a una serie de diferencias de nociones. § 8 . — E l sistema de signos, que existe sólo en el cerebro de los individuos de una comunidad lingüistica como código que sirve para la comunicación entre ellos, se realiza en el acto de la palabra por medio del mecanismo psico-físico. La distinción saussuriana entre "langue" y "parole" ' parece corresponderse con esa diferencia entre el sistema de signos, esto es, la forma lingüística (que sería la "langue") y la forma realizada tal como se presenta materialmente (que sería la "parole"). Así, al menos, lo han entendido los fonólogos de Praga, que han atribuido a la "langue" todo lo que es funcional como perteneciente al sistema de signos Claro es que el mismo Saussure, al considerar esa distinción (') Sobre las recientes polémicas acerca de cómo precisar la arbitrariedad del signo vid. en último lugar Nils Ege, "Le signe linguistique est arbitraire", TCLC 5, 1949, p. 11 ss. (2) La versión española del Cours de linguistique générale, debida a Amado Alonso (Buenos Aires 1945), traduce acertadamente "langue" por "lengua" y "parole" por "habla". (') N. S. Trubetzkoy, Grundzüge der Phonologie (= TCLP 7, 1939), p. 11 s. de la traducción francesa de J. Cantineau, Principes de Phonologie, 1949, por la que citaremos en adelante. —
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desde un punto de vista social, dio a esos términos un contenido conceptual que hoy se considera distinto: la "langue" representarla la lengua colectiva obtenida por abstracción a partir de las diversas hablas individuales, que son fenómenos de "parole" ^ Pues a la lengua colectiva pertenece no sólo lo que es propio del sistema de signos, sino también gran número de reaUzaciones de esos signos, las cuales tienen ya un carácter constante (así, en fonología, la realización de un fonema suele contener elementos fonéticos accesorios que se dan en todos los individuos de la comunidad lingüística) ». Por ello conviene precisar que usamos la distinción "langue''/"parole" como equivalente a "lo perteneciente al sistema de signos de la lengua"/"el producto de la realización de los signos de ese sistema". § 9.—La determinación de la estructura del sistema de signos de una lengua en el plano sincrónico puro es el objeto primario de la investigación lingüística. Por s i s t e m a entendemos un conjunto de u n i d a d e s lingüísticas (signos) sometidas a cierta ordenación. Como estas unidades o términos definen mutuamente su función por las relacio-, nes existentes entre ellos, el conjunto de estas relaciones constituye el plano o e s t r u c t u r a f u n c i o n a l d e l s i s t e m a * No hay contradicción ni divergencia ninguna entre estructuralismo y funcionalismo, pues "la consideración de la lengua como una estructura o, mejor, como un complejo de estructuras, resulta directamente de una clasificación de los hechos lingüísticos realizada sobre la base de su función" *. Roman Jakobson, incidentalmente, y E. A. Cassirer, en una memoria especial han llamado la atención sobre el hecho de que esta orientación estructuralista no es exclusiva hoy de la lingüística. En el estado actual de la ciencia, incluida la historia natural, no se siente ya el interés de antes por los problemas y soluciones genéticas. A la atomización de los hechos se opone ahora la concepción estructural del conjunto que determina todas y cada una de las partes.
* * * § 10.—De las partes integrantes del estudio funcional de la lengua, la más cultivada hasta ahora y la primera en llegar a una
{·) Una puntualización clara de los dos conceptos saussurianos de "langue" y "parole" en Kr. Moller, "Contribution to the discussion concerning 'langue' and 'parole'" TCLC 5, 1949, p. 87 ss. (») Cf. A. Martinet, BSL 42, 1946, fase. 2, p. 24 s. (reseña de los Grundzüge de Trubetzkoy). (^) El término "estructura" no es tomado en un sentido vago e indetermin;i