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Introduccion: Pilar Lopez de Santa Maria .......................................
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CONTENIDO
Introduccion: Pilar Lopez de Santa Maria .......................................
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EL MUNDO COMO VOLUNTAD Y REPRESENTACION PRIMER VOLUMEN
LIBRO PRIMERO. EI mundo como representaci6n, primera consideraci6n: La representaci6n sometida al principio de raz6n: EI objeto de la experiencia y la ciencia ........................................... . LIBRO SEGUNDO. EI mundo como voluntad, primera consideraci6n: La objetivacion de la voluntad ................................................ . LIBRO TERCERO. EI mundo como representaci6n, segunda consideraci6n. La representaci6n independientemente del principio de raz6n: la idea plat6nica: eI objeto del arte .............................. . LIBRO CUARTO. EI mundo como voluntad, segunda consideracion: Afirmaci6n y negaci6n de la voluntad de vivir al alcanzar eI autoconocimiento ................................................................... APENDICE. Critica de la filosofia kantiana .......................................
indice ............................................................................................
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INTRODUCCI6N Pilar Lopez de Santa Maria
1. Un nuevo sistema filosofico E128 de marzo de 1818 Schopenhauer escribe una carta al editor Brockhaus de Leipzig. En ella Ie propone la publicaci6n de su manuscrito titulado El mundo como voluntad y representacion. En esa fecha Schopenhauer acaba de cumplir treinta anos y es un perfecto desconocido; pues, aunque no se trata de su primera publicaci6n, las dos anteriores han pasado practicamente desapercibidas. Ello no obsta para que presente su obra al editor en unos terminos que pocos auto res consagrados se atreverian a emplear: Mi obra es, pues, un nuevo sistema filos6fico: pero nuevo en el pleno sentido de la palabra: no una nueva exposicion de 10 ya existente sino una serie de pensamientos con un grado maximo de coherencia, que hast a ahora no se Ie han venido a la mente a ningt1n hombre. Estoy firmemente convencido de que ellibro en el que he realizado el arduo trabajo de comunicarlos a los demas sera uno de aquellos que luego se convierten en fuente y ocasi6n de un centenar de otros libros 1•
Las palabras de Schopenhauer fueron, ciertamente, profeticas pero a muy largo plazo. Brockhaus tuvo que arrepentirse en reiteradas ocasiones de haber publicado ellibro, que apareci6 en diciembre de ese mismo ano con fecha de 1819, como se volveria a arre1. Carta a Brockhaus, 28.3.1818, en C. Gebhardt (ed.), Der Briefwechsel Arthur Schopenhauers, vol. I, p. 221, Piper, Miinchen, 1929 (se cita BW).
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pentir de publicar la segunda edicion, ya que tanto una como otra fueron un fracaso en ventas2 • Segun el contrato se editarfan no mas de 800 ejemplares; el autor recibirfa un ducado par cada pliego (en total, 40) mas diez ejemplares de la obra impresa3 • La obra constaba de cuatro libros en los que se trataba alternativamente el mundo como representacion y el mundo como voluntad desde diferentes puntas de vista. De este modo, el primer libro presentaba una teorfa del conocimiento; el segundo, una metaffsica; el tercero, una teorfa estetica; y el cuarto, una etica. A los cuatro libros se afiadfa un amplio Apendice sabre la filosoffa kantiana. En la segunda edicion, aparecida en 1844, la obra duplico sus paginas, al incorporarle Schopenhauer un segundo va lumen de Complementos a los cuatro Ii bros. Pese a la considerable magnitud de su obra escrita, se ha dicho, y can razon, que Schopenhauer fue autor de un solo libro4 • Ese libro es precisamente el que aquf se nos presenta. Todas sus restantes obras son prolegomenos, ampliaciones a desarrollos de los pensamientos contenidos en El mundo como voluntad y representaci6n, y constituyen en muchos casas un requisito para comprenderlos, tal y como el mismo 10 expresa ya desde el Prologo a la primera edician y en las posteriores reelaboraciones de su obra maestra. Pero, ademas, ese libra unico 10 es a su vez de un solo pensamient05 ; un pensamiento, no obstante, 10 suficientemente fructffero como para llenar miles de paginas sin excesivas reiteraciones y fun dar todo un sistema filosOfico que nos permita comprender el «que" del mundo. Aunque admite muchas y muy diversas expresiones, en su formula mas breve el pensamiento unico reza asf: «El mundo es el autoconocimiento de la voluntad,,6. Asf como el racionalismo moderno tuvo su origen en la intuicion cartesiana del metoda, el irracionalismo contemporaneo nace del descubrimiento de la voluntad como cos a en sf. Ese descubrimiento de la juventud acompafiara las reflexiones filosOficas de Schopenhauer durante el 2. Sobre la historia de las primeras ediciones de EI mundo y las relaciones de Schopenhauer con Brockhaus, vease la Introducci6n a la traducci6n castellana del segundo volumen de esta misma obra (Complementos), Trotta, Madrid, 2003. 3. Cf. BW, pp. 227-228. 4. Cf. B. Magge, Schopenhauer, Citedra, Madrid, 1991, p. 30. 5. Cf. Die Welt als Wille und Vorstellung I, VII [po 31 de la presente traducci6n]. Las obras de Schopenhauer se citan por la edici6n de A. Hiibscher, Siimtliche Werke, Brockhaus, Mannheim, 1988. La referencia a las paginas de la presente traducci6n, ya sea a este primer volumen, ya al segundo, figuran a continuaci6n entre corchetes. 6. Die Welt •.• I, p. 485 [po 473J.
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INTRODUCCION
resto de su vida haciendo de su obra una totalidad sistematica y concebida desde el primer momenta como definitiva. El pensamiento unico es la clave que nos permite descifrar «el enigma del mundo»; con el nos adentramos en la verdad de las cosas, en el mundo de las esencias mas alIa de las apariencias. De su mana podemos comprender la naturaleza y el espfritu, la vida y la muerte, el arte y la etica. Encontraremos peculiares y a veces agudas explicaciones sobre cuestiones tales como la risa, la sexualidad 0 por que Laocoonte no grita. Pero sobre todo podremos comprender -que no justificar- el porque del sufrimiento y la maldad humanas, de la miseria y la injusticia que Henan el mundo: podremos, en fin, comprender el sentido de una existencia que es, de principio a fin, un sinsentido.
2. Pensar desde el dolor
La filosoffa de Schopenhauer se encuentra vinculada desde un primer momenta con el problema de la negatividad: el dolor del mundo, la miseria de la existencia y todo 10 que en general cabe dentro del concepto de 10 negativo, son el tema y el punto de arranque de su filosoffa. Asf 10 expres6 de manera rotunda en una visita a Wieland en abril de 1811. Cuando este Ie desaconsej6 que estudiara filosoffa, ya que «no era una materia s6Iida», Schopenhauer Ie contest6: «La vida es un asunto desagradable: he decidido pasarla reflexionando sobre ella». Despues de ofr sus argumentaciones, Wieland concluy6: «Ahora pienso que ha elegido usted bien, joven, ahora entiendo su naturaleza; quedese en la filosoffa>/. Un espfritu que el mismo define como melanc6lico y su madre caracteriza en diversas ocasiones como «aficionado a cavilar sobre la miseria del ser humano»; la experiencia del sufrimiento des de una edad temprana, debido sobre todo a la falta de carino materna y a la muerte prematura de su padre en circunstancias inciertas; el conocimiento directo de las peores miserias y tormentos durante su largo viaje por Europa, de cuyo imp acto dan fe sus anotaciones en los diarios de viaje; y, finalmente, su formaci6n intelectual temprana en el espfritu del pietismo y la influencia de Mathias Claudius: todos esos facrares constituyen el caldo de cultivo de una filosoffa
7. A. Schopenhauer, Gespriiche, ed. de A. Hiibscher, Frommann-Holzboog, Stuttgart, 1971, p. 22.
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que arranca en tono menors. En su origen se encuentra e11amento ante la miseria de la existencia y la omnipresencia del mal. El «enigma del mundo» es en el al mismo tiempo eI enigma del mal, porque ambos son una misma cosa. La originaria pregunta de la filosofia «~Por que eI ser y no la nada?» se convierte en Schopenhauer en la pregunta sobre «10 que no debe ria sen>, una expresi6n esta que aparece reiteradamente en los manuscritos de juventud. EI ser es, en efecto, problematico, pero sobre todo por 10 que !leva de no-ser, de negatividad. Schopenhauer es en muchos aspectos eI primer filosofo contemporaneo; su reflexion abre el camino a nuevos modos de filosofar como los de Nietzsche y Wittgenstein, ademas de dejar una importante huella en la musica y la literatura posteriores: es eI caso, por citar solo a algunos, de Wagner, Thomas Mann y Borges9 • Pero es, ademas, eI primero en romper con muchos de los planteamientos fundamentales de la epoca moderna, empezando por eI racionalismo y el optimismo parejo a el. Desde su perspectiva historica, puede ver ya 10 que ha dado de sf una raz6n omnipotente que todo 10 justifica y para la que todo esta bien como esta. Quedan atras las ideas de una razon capaz de conocerlo todo con un buen metodo (Descartes), de un progreso indefinido del genero humano (Ilustracion) y de un mundo que es el mejor de los posibles (Leibniz). Incluso quedan atras para el los intentos de su contemporaneo y principal enemigo, Hegel, esforzandose aun por demostrar que «Todo 10 racional es real y todo 10 real es racional». Porque para Schopenhauer no es verdad ni 10 uno ni 10 otro: ni 10 racional es real, porque el mundo de la razon es un mundo de sueiios y de engaiio, ni 10 real es racional, porque el verdadero ser de las cosas es una voluntad irracional y ciega. Es el momenta de ocuparse de 10 que la filosofia anterior soslayo 0 menosprecio por considerarlo inexistente 0 accesorio: el sufrimiento y la maldad, la contradiccion y la injusticia, la enfermedad y la muerte; en suma, el mal. Es hora de explicar el porque de este «valle de lagrimas» que es la existencia humana. Y la respuesta de Schopenhauer no sera precisamente consoladora, ya que para el no cabe otro consuelo que la verdad lO • La negatividad -reza su respuesta- no es un accidente de la
8. Cf. Die Welt ... II, p. 190 [po 210]. 9. Cf. sobre esto B. Magge, op. cit., apendices VI y VII. 10. En Parerga und Paralipomena II, p. 319, dice Schopenhauer: «Mi filosoffa no es consoladora porque digo la verdad, pero la gente quiere ofr que Dios el Senor 10 ha hecho todo bien. Que vayan a la iglesia y dejen a 10$ fil6sofO$ en p3Z».
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INTRODUCCI6N
historia sino algo que esta inscrito en el origen mismo de toda existencia, en una realidad originaria (la voluntad) que lleva en su seno la escisi6n y la carencia.
3. La obra de Maya Schopenhauer es, como bien sabemos, deudor de la filosoffa de Kant, de la que se considera heredero legftimo, si bien en much os aspectos se erige en uno de sus mas feroces crfticos. De hecho, entre los requisitos que formula para comprender EL mundo se encuentra el conocimiento de la obra crftica kantiana. EI importante papel que juega Kant en su propio pensamiento, en particular en su teorfa del conocimiento, hizo que Schopenhauer redactara un Apendice dedicado a la crftica de la filosoffa kantiana, que fue introducido ya en la primera edici6n, si bien en la segunda recibi6 considerables modificaciones. El Apendice ocupa una considerable extensi6n (142 paginas de las 633 totales del volumen) y Schopenhauer recomienda comenzar por su lectura para comprender mejor el resto de la obra y en particular el primer libro. EI anal isis de la obra kantiana se centra aquf en la teorfa del conocimiento. De ella, solamente la Estetica transcendental sale indemne de las crfticas de Schopenhauer, mientras que la L6gica transcendental es, salvo en puntos concretos, objeto de una enmienda a la totalidad por considerarla plagada de contradicciones y confusiones, entre las que destaca una especialmente perniciosa: la total confusion por parte de Kant entre el conocimiento intuitivo y el abstracto. Tambien la etica, la teorfa del derecho y la Critica deL juicio kantianas son objeto de crftica en este Apendice, si bien la primera encuentra un examen mucho mas detail ado en el escrito de concurso Sobre eL fundamento de La moraPt, cuya primera mitad esta dedicada a poner de manifiesto las luces y sombras de la teorfa kantiana de la razon practica: entre las primeras, la distinci6n entre eI caracter empfrico e inteligible, y la doctrina de la coexistencia entre necesidad natural y libertad transcendental; entre las segundas, el racionalismo etico kantiano y la idea de un deber incondicionado que funda una etica de deberes. En verdad, Schopenhauer toma de Kant mucho menos de 10 que deja, pero a 10 que toma Ie da un puesto sumamente relevante 11. Cf. «Uber die Grundlage der Mora!», en D,e belden Grundprobleme deT Ethlk, pp. 117-179 (trad. cast., Los dos problemas fundamentt.Ua de la etica, Siglo XXI, Madnd, 22002, pp. 145-206).
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en su filosoffa. De hecho, el primer elemento kantiano que asume preside toda su concepcion de la realidad: se trata del idealismo transcendental con su distincion de fenomeno y cosa en sf, distincion que en el se traduce, como indica el proplO titulo de la presente obra, en la dualidad de voluntad y representaclon: dualidad, que no dualismo, ya que voluntad y representacion no son dos realidades distintas sino dos caras complementarias e inseparables de un misrno ser: el mundo. «El mundo es mi representacion» es la frase con que Schopenhauer compendia el idealismo kantiano (del Kant de la primera edicion de la Critica de fa raz6n pura, no el de la segunda, que en su intento de evitar el idealismo rotundo echo a perder una obra maestra de todos los tiempos). Con ella se expresa el canicter puramente relativo del mundo del conocimiento y la consiguiente exclusion de todo planteamiento realista: to do en el se reduce a ser objeto para un sujeto, ese «ojo del mundo» que to do 10 conoce y de nada es conocido. Pero es propio de todo gran pensador que incluso los elementos tornados de otros reciban su peculiar impronta para adaptarse a un esquema de pensamiento original. Eso es 10 que ocurre con el idealismo y en particular con el concepto de fenomeno. Pues aunque Schopenhauer toma el idealismo directamente de Kant, 10 vincula con el platonismo y la antigua sabidurfa hindu, asumiendo al mismo tiempo la connotacion peyorativa que tiene el mundo sensible en estos ultimos. Para Kant el fenomeno era el modo en que los objetos nos son dados; en Schopenhauer, el modo en que se nos oculta la verdadera realidad de las cosas. Eso se encuentra ya implfcito en la rnisma distincion de fenomeno y cosa en sf: si hay que distinguirlos, es porque son distintos. Tanto la forma general de la representacion -la division de sujeto y objeto- como las formas del objeto -espacio, tiempo y causalidad- son para Schopenhauer, como fueron para Kant las intuiclOnes puras y las categorfas, las condiciones de toda representacion objetiva. Pero tambien suponen, por su origen subjetivo, una alteracion de 10 as! conocido -en el caso de Schopenhauer, la voluntad- que ha de asumir unas formas que Ie son extranas para darse a conocer. Asf pues, el fenomeno no es, en contra de 10 que reza su etimologfa, la manifestacion de la realidad sino mas bien su encubrimiento. De este modo, a la inconsistencia del mundo real, en cuanto mera representacion de una conciencia, se anade su caracter enganoso. Para expresarlo Schopenhauer recurre ados comparaciones favoritas: la vida como un sueno, una idea recurrente en muchos
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INTRODUCCION
clasicos de todos los tiempos, y el «velo de Maya», una metafora tomada de la sabiduda hindu: «el vela del engano que envuelve los ojos de los mortales y les hace ver un mundo del que no se puede decir que sea ni que no sea»12. £1 mismo aporta tambien su propia comparacion: la vida y el sueno son hojas de un mismo libro 13. Lo que vale del espacio, el tiempo y la causalidad se aplica tambien a su expresion comun: el principio de razon suficiente. Un principio que rige necesariamente el enlace de todas nuestras representaciones pero que es tambien a priori, y por consiguiente, carente de validez respecto de las cosas en sf mismas. Mas el principio de razon es el fundamento de toda racionalidad: al exigir la existencia de una razon (Grund) para to do cambio, hace la realidad asequible a nuestra razon (Vernunft). Expulsarlo del orden mismo de las cosas significa -como asf ocurre en Schopenhauer- privar a 10 real de toda racionalidad: 10 real no es racional; 10 raciona! es nuestro modo de conocerlo. La inconsistencia y el caracter enganoso no son, sin embargo, los unicos «defectos» de los que adolece el mundo de la representacion. A estos se ana de, ademas, su radical insuficiencia. Ciertamente, el conocimiento nos presenta la vision onfrica de un mundo perfectamente ordenado en el que todo tiene su lugar en el espacio y el tiempo, y encuentra su porque y su para que. A la ciencia y al modo de conocimiento ordinario esa vision les basta. Pero la conciencia filosOfica se percata pronto de su insuficiencia; de que la explicacion guiada por el principio de razon encuentra un Ifmite en el que ya no caben mas razones y la cuestion del porque se convierte en una pregunta por el «que», por el supuesto inexplicado de toda explicacion: la cosa en sf. Pero a esas alturas se han terminado ya los recursos del conocimiento y la razon ha de guardar silencio: y entonces Ie toca el turno a la voluntad.
4. La puerta trasera
La representacion se nos aparece como la cara exterior del mundo. Desde ella el mundo se presenta como un espejismo y un sueno inconsistente, como una cascara sin nucleo. Pero si no queremos quedarnos ahf sino intentar acceder al interior de las cosas, SI
12. Die Welt ... I, p. 9 [po 56]. 13. Cf. Die Welt ... I, p. 21 [po 661.
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buscamos el significado metaffsico del mundo que esta mas alIa del ffsico, hemos de instalarnos en un punto de vista distinto de la representacion. Desde fuera -desde la representacion- nunca avanzaremos en la comprension de la esencia de las cosas. Ese fue el error de Descartes: pensar que desde el ego cogito podrfa construir todo un mundo mas alIa de su conciencia. Porque no encontramos dentro de esta ningun dato que nos remita con seguridad a una existencia fuera de ella, y mucho menos a la naturaleza de esa presunta existencia. Es mas: desde el pensamiento no podemos ni siquiera acceder a nosotros mismos. Asf 10 demostro Kant en su Paralogismo de la razon pura y asf 10 expresa, en un lenguaje mas sencillo, Schopenhauer: «EI yo representante, el sujeto del conocer, nunca puede convertirse en representacion u objeto, ya que, en cuanto correlato necesario de todas las representaciones, es condicion de las mismas [... J No hay, pues, un conocer del conocer»l4. En eso tambien erro Descartes: en considerar que la del yo pensante es la representacion primera y mas evidente. Por el contrario, el pensamiento puro nunca nos puede dar noticia del yo que piensa; pues el «ojo del mundo», tal y como seftala Wittgenstein, queda fuera del campo visual y se reduce a un punto inextenso 15 • Pero el hecho es que, para bien 0 para mal (segun se ve mas adelante, mas para mal que para bien), somos algo mas que seres pensantes: somos individuos, seres naturales arraigados en este mundo en virtud de nuestra fndole corporal. Y es precisamente ese cuerpo, objeto inmediato de la representacion, 10 que nos proporciona la «puerta trasera» que nos permite superar la exterioridad de la representacion y acceder al en sf de nuestro propio fenomeno y del mundo. A diferencia de los de mas objetos, que solo conocemos desde fuera, conocemos nuestro propio cuerpo tambien desde dentro: des de esa vfa interna cada cual percibe la estricta identidad que existe entre los movimientos de su cuerpo y los actos de su voluntad. Ciertamente, esa doble experiencia privilegiada no nos proporciona en principio mas que una doble serie fenomenica que se corresponde, respectivamente, con la primera y cuarta clase de representaciones establecidas en el tratado sobre el principio de razon. Desde ese punto de vista, seguimos sin salir del dominio de la 14. Uber die vierfache Wurzel des Satzes vom zureichenden Grunde, p. 141 [trad. cast., Sobre la cuddruple raiz del principio de raz6n suficiente, Gredos, Madrid, 1981, p. 203]. 15. Cf. L Wittgenstein, Tractatus Iogico-philosophi'us, 5.633-5.6331 y 5.64.
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representacion. Pero aquf se nos revel a tambien algo mas; y algo tan importante como para que Schopenhauer 10 denomine , se suma el velo de Maya como fuente inmediata de inmoralidad. Es precisamente ese velo de engano el que nos hace ver la distincion individual como algo absoluto y funda el movil anti moral por excelencia: el egofsmo. Quien vive sumido en el modo de conocimiento fenomenico considera la distincion entre su propio individuo y los demas como algo plenamente real y establece un abismo infranqueable entre su propio ser y los otros. En el otro ser humano ve un
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INTRODUCCION
mero «no-yo»; de hecho, los demas ni siquiera tienen una existenci!:l_. propia: solo existen en su representas;i6n.:Yasi, cada cual afirma su voIuntad sin limites, aunque ello suponga negar la voluntad de los otros 0 incluso destruirlos. Porque cada uno es el centro del mundo 0, mas bien, la totalidad del mundo. Asi viven, en mayor 0 menor medida, la gran mayoria de los hombres: inmersos en el engano, haciendo dana a los otros y pagando con sufrimiento su maldad. Esa es la condicion natural del hombre y, en general, de todos los seres; porque el egoismo, ademas de ser el movil anti moral, es el movil natural de todos los seres vivientes. La naturaleza es inmoral, como 10 es la vol un tad que en ella se objetiva. Pero hay algunos casos, tan excepcionales como asombrosos, en los que ciertos individuos consiguen rasgar el velo de Maya y acceder a la verdadera naturaleza de las cosas. En ellos el conocimiento sometido al principio de razon deja paso a otro tipo de conocimiento «inmediato e intuitivo que no se puede dar ni recibir por medio de la razon [... ] que, precisamente porque no es abstracto, tampoco se puede comunicar sino que ha de abrirse a cada uno y que, por 10 tanto, no encuentra su adecuada expresion en palabras sino unicamente en hechos, en la conducta, en el curso vital del hombre»24. Ellos se dan cuenta de que las barreras de la individualidad que separan a los seres son meras apariencias y que detras de ellas se esconde una identidad esencial de todos aquellos. Para esos hombres, el otro no es ya un «no-yo» sino «otra vez yo», y el placer y dolor ajenos se convierten en un motivo para su querer de igual 0 mayor rei evan cia que los propios. No se sabe como ni por que, han descubierto «el secreta ultimo de la vida»: que el mal y la maldad, el sufrimiento y el odio, la victima y el verdugo, son 10 mismo, aun cuando parezcan diferentes a la representacion25 • De ahi nace la compasion, fuente de todas las acciones de valor moral y unico fundamento posible de la moralidad. Segun la claridad con que aquel conocimiento se revele, se expresara en las acciones de la justicia 0 de la caridad: en las primeras, la afirmacion de la propia vol un tad se limita para impedir la negacion de la voluntad ajena; en las segundas, el individuo afirma la voluntad ajena incluso a costa de negar la propia 0, en casos extremos, de la propia vida. La diferencia entre la justicia y la caridad, asi como entre sus distintos
24. Die Welt ... I, p. 437 [po 431]. 25. Cf. Die Welt ... I, p. 465 [po 456].
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grados, estriba en ultimo termino en la mayor 0 menor diferencia que el sujeto establece entre su propio yo y los demas. Sin embargo, la justicia y la caridad amortiguan pero no eliminan el dolor y la maldad del mundo, desde el momento en que en ellas sigue vigente la afirmaci6n de la voluntad. Aun aSl, son condici6n y preparaci6n para el paso siguiente y definitivo: la ascetica. Quien ha conseguido rasgar el velo de Maya no solo percibe la identidad de todos los seres y hace suyo el sufrimiento universal del mundo. Tambien reconoce en la voluntad a la culpable de todo ese dolor e intenta aniquilarla negandola en su propio fen6meno. Es el estadio de la ascetica, de la negaci6n directa e intencionada de la voluntad. I1uminada por el conocimiento, la voluntad reconoce la vanidad de sus afanes y renuncia a seguir representando la dolorosa comedia de un querer ficticio e inviable. Los ascetas, los santos, han conseguido acallar la voluntad en sl mismos aunque, paradojicamente (el porque no 10 explica Schopenhauer), la sigan afirmando en los demas. Y con la voluntad ha desaparecido en ellos el sufrimiento, la inquietud, la miseria, el miedo, la necesidad y todos los males que hostigan continuamente la vida del hombre inmerso en el fen6meno. Su mirada irradia felicidad y sosiego: pues, estando privados de to do, to do les sobra porque ya no quieren nada. Ellos han llegado a ver claro el senti do de la vida, aunque no nos pueden comunicar ese conocimiento con palabras. Pero su vida nos revela ese «que» del mundo por el que se preguntaba la filosofia: «To do este mundo nuestro tan real, con todos sus soles y galaxias, es nada»26.
7. Observac;ones sobre la traducci6n
La presente traducci6n se ha realizado a partir del original aleman del segundo volumen de la Jubilaumausgabe de las obras de Schopenhauer, publicada en siete volumenes por Brockhaus, Mannheim, 1988. Se trata de la edici6n de Arthur Hiibscher, que sigue a su vez la de Julius Frauenstadt y que en esta cuarta edici6n, posterior a la muerte de Hiibscher, ha sido supervisada por su viuda, Angelika Hiibscher. La paginaci6n original incluida en la traducci6n se refiere a esta edici6n, que sigue la tercera y definitiva que realiz6 Schopenhauer.
26. Die Welt ... I, p. 487 [po 475].
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INTRODUCCION
En la traducci6n de los terminos filos6ficos fundamentales he procurado seguir un criterio univoco, siempre que el sentido 10 permitiese. En casos particulares 0 excepcionales, he aiiadido al texto el termino original aleman 0 las correspondientes notas aclaratorias a pie de pagina. EI apart ado siguiente incluye un glosario con la traduccion de los terminos mas importantes que aparecen en el texto y, en su caso, las pertinentes observaciones sobre su traducci6n. He mantenido los numerosos textos en idioma extranjero citados por Schopenhauer y he corregido las muchas faltas de acentuaci6n y espfritus que presentan las citas en griego. La traducci6n de dichos textos, realizada por mi a partir del idioma original, aparece a pie de pagina y entre corchetes. En los casos aislados en que el propio Schopenhauer ha traducido los textos al aleman, las traducciones aparecen sin corchetes. T ambien he incluido las referencias de los textos citados, para cuya localizaci6n me he servido del apendice que ofrece Hiibscher en el ultimo volumen de su edici6n, asf como de la edici6n de Deussen. El Apendice sobre la filosoffa kantiana incluido en este volumen coincide en 10 esencial con la traduccion del mismo que se public6 separadamente en 2000 por esta misma editorial. No obstante, al ser incorporada aqui ha sufrido algunas correcciones, como tambien las modificaciones precisas para unificarla con el resto del volumen, de modo que su contenido no coincide exactamente con el publicado entonces. Con este volumen concluye la edici6n crftica en castellano de la obra principal de Schopenhauer, que comenzo en 2003 con la publicacion del volumen II, dedicado a los Complementos, aunque tuvo su prehistoria en la mencionada edicion del Apendice sobre Kant. El hecho, para algunos sorprendente, de que se editara en primer lugar el segundo volumen se debi6 a una raz6n coyuntural pero muy real: la total ausencia en el mercado hispanoparlante de traducciones disponibles de los Complementos, dado que las existentes -al margen de su calidad-llevaban muchos afios agotadas. Si habia, en cambio, una edici6n castellana del primer volumen que, aunque con importantes deficiencias y falta del Apendice sobre Kant, en todo caso podia servir de gran ayuda a quien quisiera acercarse al pensamiento de Schopenhauer. Sf quiero, no obstante, hacer hincapie en 10 siguiente: pese a ese peculiar orden en la edicion, esta se concibi6 desde el principio como una traducci6n unica, como corresponde a la obra unica que es, y los mismos criterios se han seguido en un volumen que en el otro. Asi que tanto
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PILAR LOPEZ DE SANTA MARIA
los errores como los aciertos, si los hubiere, tendran con toda probabilidad que achacarse a ambos.
8. Glosario acci6n y reacci6n: StofS und GegenstofSlWirkung und Gegenwirkung afeccian sensorial: Sinnesempfindung atractivo (en § 40): Reizende autoconciencia: SelbstbewufStsein bien (el): das Gute caridad: Menschenliebe/(reine) Liebe causa: Ursache compasian: Mitleid concepto: Begriff conciencia (moral): Gewissen conciencia: BewufStsein contingente: zufiillig cosa en sf: Ding an sich derecho: Recht discernimiento: Besonnenheit. Aunque este termino se traduce habitualmente como «reflexi6n» 0 «circunspeccian», cuando se utiliza para caracterizar el genio artfstico 10 he traducido asf para no confundirlo con la reflexian propia de la razan. efecto: Wirkung entendimiento: Verstand. Schopenhauer utiliza este termino exdusivamente para referirse a la facultad de la causalidad. Para referirse a la facultad de conocimiento en general utiliza el termino Intel/ekt. esencia: Wesen espfritu: Geist estfmulo: Reiz excentricidad: Narrheit experiencia: Erfahrung fen6meno: Erscheinung genio: Genie. En el doble senti do de genialidad y sujeto genial que tiene tambien en aleman. imaginacian: Einbildungskraft impresi6n: Eindruck impulso: Trieb injusticia: Unrecht instinto: Instinkt intelecto: Intel/ekt. Vease «entendimiento». intuici6n: Anschauung juicio (como facultad): Urteilskraft. En casos de posible confusi6n con Urteil se escribe con mayUscula. juicio: Urteil
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INTRODUCCION
justlcla: GerechtigkeitlRecht mal: Este concepto se corresponde con diferentes terminos alemanes utilizados por Schopenhauer: Bose (0 Basheit), Ubel y el adjetivo schlecht. Aunque son dos caras de una misma cos a -Ia voluntad de vivir-, Schopenhauer caracteriza los dos primeros como las partes activa y pasiva, respectivamente, del dolor, es decir, su produccian y su sufrimient0 27 • En otros contextos, Schopenhauer los caracteriza en oposician directa al bien (Gut) 0 10 bueno, como aquello que no es acorde con los impulsos de una vol un tad individual. La diferencia entre ambos es que Bose se aplica a los seres vivos 0 cognoscentes (animales y hombre), mientras que Ubel se refiere a los seres inanimados. Ubel y Bose vendrfan, pues, a referirse al mal ffsico y al mal moral, respectivamente. EI termino schlecht designa 10 mismo que Ubel, siendo esta ultima expresian mas abstracta e infrecuente 28 • De acuerdo con tad a ello, por 10 general traduzco Ubel como «rna!» y BoselBasheit como «maldad», y los adjetivos boselboshaft y schlecht como «malvado» y «malo», respectivamente. maldad: das BoselBosheit. Vease «mal,.. malo: schlecht. Vease «mal ... malvado: boselboshaft. Vease «rna!». materia: Materie. Principalmente en el sentido estricto de materia prima 0 sin forma. IIStoff. En el sentido de materia determinada 0 con forma, equivalente tambien a sustancia, que en Schopenhauer solo es material. motivacian: Motivation motivo: Motiv necesario: notwendig necesidad: Notwendigkeit objeto: Objekt (normalmente en correlacian con Subjekt 0 en sentido estrictamente cognoscitivo), Gegenstand percepcian: Wahrnehrnung principio de la razan (en Kant): Vernunftsprinzip principio de razan (suficiente): Satz vorn (zureichenden) Grunde razan (como facultad): Vernunft. En casos de posible confusion con Grund se escribe con mayu.scula. razan: Grund realidad: Realitiit (normalmente en correlaci6n con ideaIIIdealitiit), Wirklichkeit receptividad: Ernpfiinglichkeit reflexion: Besonnenheitl BesinnunglRef/exionlUberiegung representacion: Vorstellung sensacion: Ernpfindung sensibilidad: Sinnlichkeit
27. Cf. Die Welt ... I, pp. 416, 418 y 465 [pp. 412-413, 441 Y 456]. 28. Cf. ibid., p. 426 [po 421] y Die beiden... , p. 265 (trad. cit., p. 289).
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PILAR LOPEZ DE SANTA MARIA
ser: WesenlSein sufrimiento: Leiden sujeto: Subjekt sustancia: SubstanzlStoff virtud: Tugend voluntad: Wille
9. Agradecimientos De nuevo he de expresar aquf mi agradecimiento a todos los que han contribuido a la conclusion de este trabajo, aun a sabiendas de que muchos nombres se me han de quedar injustamente en el tinteroo Doy las gracias en particular a los profesores Gemma Vicente, Juan Arana, Montserrat Negre y Jose Mora, que me han sustituido en mi tarea docente durante la licencia septenal que me ha permitido terminar este volumen; a mis compafleros del Departamento, en particular al profesor Jose M.a Prieto, que me ha animado continuamente a seguir adelante en este empefio. Y tambien de nuevo he de concluir dando las gracias a mi marido y a mis hijos, en especial a Javier, que han soportado pacientemente mis muchas horas con Schopenhauer. A ellos y a todos los que de una u otra manera me han apoyado, les dedico este trabajo, que es tambien un poco suyo.
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Por Arthur Schopenhauer
Primer volumen Cuatro libros, con un Apendice que contiene la critica de la filosofia kantiana
«CY si al final no se puede sondear la naturaleza?» Goethe [En los poemas «A personas con ocasi6n de celebraciones», Weim. Ausg. IV, 15]
I PROLOGO A LA PRIMERA EDICION
Me propongo aquf indicar como ha de leerse este libro para poder10 entender en la medida de 10 posible. - Lo que en el se pretende transmitir es un unico pensamiento. Sin embargo, y pese a todos mis esfuerzos, no pude encontrar un camino mas corto para trasmitirlo que todo este libro. Opino que ese pensamiento es 10 que durante largo tiempo se ha buscado bajo el nombre de filosofia y que, precisamente por ella, los sabios de la historia consideran tan imposible de descubrir como la piedra filosofal, si bien ya Plinio les dijo: Quam multa fieri non posse, priusquam sint facta, judicanturl? (Hist. nat., 7, 1). Segun los distintos aspectos desde los que se examine aquel unico pensamiento que se va a exponer, este se mostrara como aquello que se ha denominado metafisica, etica 0 estetica; y, desde luego, tendra que ser tambien todo eso si constituye aquello que, segun he declarado, yo pienso. Un sistema de pensamiento ha de tener siempre una conexion arquitectonica, es decir, de tal clase que en ella I una parte soporte otra sin que esta soporte aquella, que el cimiento sostenga todas sin ser sostenido por ellas y que la cuspide sea soportada sin soportar nada. En cambio, un unico pensamiento, por muy amplio que sea, ha de guardar la mas completa unidad. Si se 10 descompone en partes a fin de transmitirlo, la conexi on de esas partes tiene que ser organica, es decir, tal que en ella cada parte reciba del conjunto 1. [cCuantas cosas se juzgan imposibles de hacer antes de que se hayan hecho?]
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tanto como este de ella, que ninguna parte sea la primera y ninguna la ultima, que todo el pensamiento gane en claridad por medio de cada parte y que ni aun la mas pequefia pueda entenderse del todo si no se ha comprendido ya antes el conjunto. - Pero un libro ha de tener una primera y una ultima lfnea; y en esa medida seguira siempre difiriendo de un organismo por muy parecido a este que sea su contenido: en consecuencia, forma y contenido se hallanin aquf en contradiceion. Va de suyo que, en tales eircunstancias, para penetrar en el pensamiento expuesto no cabe mas consejo que leer el libra das veces; y la primer a, por cierto, con una gran paeieneia, nutrida solo por la libre creeneia de que el comienzo sup one el fin casi tanto como el fin el comienzo, y cada parte anterior supone la siguiente casi tanto como esta aquella. Digo «casi» porque no es asf del todo; pero he hecho honradamente y en concieneia to do 10 posible por anteponer 10 que en menor medida se explicaba por 10 siguiente, como tambien, en general, he hecho todo 10 que podfa contribuir a la mas faeil comprension y claridad: e incluso podrfa haberlo 10grado en cierto grado si no fuera porque ellector, como es natural, al leer no solo piensa en 10 que a cada momento se dice sino tambien en sus posibles consecueneias, con 10 cual I a las muchas contradicciones reales con las opiniones de la epoca y presuntamente tambien del lector, se pueden afiadir aun otras anticipadas e imaginarias; tantas, que entonces se tendra que presentar como viva desaprobacion 10 que es mera incomprension. Pero no se reconocera como tal, tanto menos cuanto que la claridad de la exposicion y la precision de la expresion, conseguidas con gran esfuerzo, no dejan nunca lugar a dudas ace rca del sentido inmediato de 10 dicho, pero tampoco pueden expresar al mismo tiempo sus relaciones con todo 10 demas. Por eso, como se dijo, la primera lectura requiere paciencia, alimentada por la confianza de que en la segunda se veran muchas cosas, 0 todo, bajo una luz total mente distinta. Por 10 demas, el serio afan por conseguir una inteligibilidad completa y hasta facil, en un objeto sumamente complicado, habra de justificar que se produzca alguna que otra repeticion. Ya la construccion organica y no encadenada del conjunto obligaba a que a veces se mencionase dos veces el mismo pasaje. Y es precisamente esa construccion y la estrecha conexi on de todas las partes 10 que no me ha permitido la division en capftulos y paragrafos que en otros casos tanto aprecio, sino que me ha obligado a conformarme con cuatro divisiones fundamentales, algo asf como cuatro puntos de vista del pensamiento unico. En cada uno de esos cuatro libros hay que tener
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especial cui dado de no perder de vista, por encima de los necesarios pormenores a tratar, el pensamiento unico al que pertenecen, como tampoco el progreso de toda la exposici6n. - Con esto queda expresada la primera exigencia, ineludible como las siguientes para ellector reacio (el filosofo, porque ellector mismo 10 es). La segunda exigencia es esta: que antes que el libro se lea la introduccion a el, si bien esta no se encuentra en ellibro mismo sino que ha aparecido cinco arios antes bajo el I titulo Sabre fa cuddruple raiz del principia de raz6n suficiente: un tratado filos6fico. - No es en absoluto posible comprender el presente escrito sin conocer esa introduccion y propedeutica, y el contenido de aquel tratado esta tan supuesto aqui como si se hallara en ellibro. Ademas, asi seria si no 10 hubiera precedido en varios arios, aunque no estaria antepuesta a el como introduccion sino incorporada al primer libro, que ahora, al faltarle 10 dicho en el tratado, muestra con esas lagunas un cierto caracter incompleto que ha de rellenarse haciendo referencia a el. No obstante, era tan grande mi aversion a transcribirme a mi mismo 0 a repetir fatigosamente con otras palabras 10 que ya una vez se ha dicho cumplidamente, que preferi esta via; ella pese a que ahora podria ofrecer una mejor exposicion del contenido de aquel tratado, sobre todo depurandolo de muchos conceptos que hay alli, tales como las categorias, el sentido externo e interno, etc., y que son debidos a que entonces me hallaba demasiado inmerso en la filosofia kantiana. Con todo, aquellos conceptos se encuentran alli unicamente porque hasta entonces no me habia ocupado a fondo de ellos, razon por la que aparecen como un asunto accesorio y total mente al margen de la cuestion principal; por eso la correccion de tales pasajes del tratado se producira por si misma en el pensamiento del lector segun este se familiarice con el presente escrito. - Pero solamente cuando con aquel tratado se conozca perfectamente que es y que significa el principio de razon, hasta donde se extiende su validez y hasta don de no; cuando se sepa que aquel principio no es previo a las cosas ni el mundo existe como consecuencia y en conformidad con el, como si fuera su corolario; sino que, antes bien, no es nada I mas que la forma en la que se conoce cualquier clase de objeto, siempre condicionado por el sujeto, cuando este es un individuo cognoscente: solo entonces sera posible penetrar en el metodo filos6fico que se ensaya aqui por primera vez y que difiere plenamente de todos los habidos hasta ahora. Solamente la misma aversion que siento a copiarme a mf mismo literal mente, 0 tambien a decir por segunda vez 10 mismo con otras y peores palabras tras haberlo escrito antes y mejor, ha ocasionado
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una segunda laguna en el primer libro de este escrito, ya que he suprimido to do 10 que aparece en el primer capftulo de mi tratado Sabre la vision y los colores, y que en otro caso habrfa encontrado aquf su lugar reproducido textualmente. Asf pues, tambien se supone aquf el conocimiento de ese escrito anterior. Finalmente, el tercer requisito que se ha de plantear al lector podrfa incluso suponerse tacitamente: pues no es otro mas que el conocimiento del fenomeno mas importante que se ha producido en la filosoffa en los dos 61timos milenios y que se hall a tan proximo a nosotros: me refiero a los escritos principales de Kant. EI efecto que producen en el esp!ritu al que en realidad hablan 10 encuentro de hecho comparable, como ya en otros casos se ha dicho, a la operacion de cataratas en un ciego: y si queremos proseguir con la comparacion, se puede caracterizar mi proposito diciendo que he querido proporcionar a aquellos en quienes la operacion ha tenido exito unas gafas opacas para cuyo uso es requisito necesario dicha operacion. - Pero por mucho que yo parta de 10 realizado por Kant, precisamente el serio estudio de sus escritos me ha permitido descubrir en ellos defectos significativos que he tenido que aislar y presentar como reprobables, I a fin de poder suponer y aplicar 10 verdadero y excelente de su doctrina de forma nftida y depurada de ellos. Mas, para no interrumpir y confundir mi propia exposicion con frecuentes polemicas con Kant, las he dispuesto en un apendice especial. De acuerdo con 10 dicho, en la misma medida en que mi escrito supone el conocimiento de la filosoffa kantiana, supone tambien el conocimiento de aquel apendice: por eso serfa aconsejable a este respecto leer primero el apendice, tanto mas cuanto que su contenido tiene estrechas relaciones con el primer libro del presente escrito. Por otro lado, en virtud de la propia naturaleza del asunto no podfa evitarse que tambien el apendice remitiera aquf 0 alla al escrito: de donde no se sigue sino que, al igual que la parte principal de la obra, ha de ser lefdo dos veces. Asf pues, la filosoffa de Kant es la 6nica cuyo conocimiento profundo se supone directamente en 10 que aquf se va a exponer.Pero si ademas el lector ha parado en la escuela del divino Platon, tanto mas preparado y receptivo estara a ofrme. Y si encima ha participado del beneficio de los Vedas, cuyo acceso, abierto a nosotros a traves de las Upanishads, es a mis ojos el mayor privilegio que este siglo, todavfa joven, puede ostentar frente a los ante riores; pues supongo que el influjo de la literatura sanscrita no penetrara con menor profundidad que la recuperacion de la griega en el siglo xv: as! pues, como digo, si el lector tambien ha recibido y
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asimilado la iniciaci6n en la antigua sabiduria hindu, entonces sera el mejor dispuesto a oir 10 que he de exponerle. A el no Ie resultara, como a muchos otros, extrano 0 incluso hostil; porque, si no sonara demasiado orgulloso, yo podria afirmar que cad a una de las I sentencias aisladas e inconexas que componen las Upanishads podria inferirse como consecuencia del pensamiento que voy a comunicar, si bien en modo alguno puede, a la inversa, encontrarse este en ellas.
Pero ya la mayoria de los lectores se habran impacientado y habran lanzado el reproche, penosamente contenido durante largo tiempo, de c6mo me puedo atrever a presentar un libro al publico planteando exigencias y condiciones, de las cuales las dos primeras son presuntuosas e impertinentes; y eso en una epoca en la que hay tal riqueza general de pensamientos originales, que solo en Alemania cada ano se hacen del dominio publico gracias a la imprenta, dentro de tres mil obras ricas en contenido, originales y totalmente imprescindibles, ademas de en innumerables escritos peri6dicos u hojas diarias. Una epoca donde en especial no hay la menor car encia de fil6sofos profundos y plenamente originales, sino que solamente en Alemania de ellos viven a la vez mas de los que otros siglos sucesivos hubieran presentado. ~C6mo, entonces -pregunta el indignado lector- se ha de acabar la tare a, si con un solo libro hay que trabajar de una forma tan complicada? Dado que a tal rep roche no tengo nada que alegar, s610 espero de esos lectores algun agradecimiento por haberles advertido a tiempo para que no pierdan una sola hora con un libro cuya lectura no podria resultar provechosa sin cumplir los requisitos establecidos y de la que, por 10 tanto, han de abstenerse; sobre todo porque se puede apostar mucho a que no les va a gustar, a que, antes bien, siempre sera un libro paucorum hominum 2 y, por 10 tanto, I tendra que quedar abandonado y resignado esperando a los pocos cuya inusual forma de pensar 10 encuentre provechoso. Pues, aun prescindiendo de las formalidades y del esfuerzo que se supone al lector, ~que hombre culto de esta epoca, cuyo saber haya llegado cerca del esplendido punto en que 10 parad6jico y 10 falso son una misma cosa, podria soportar encontrar casi en cada pagina pensa-
2. [«De pocos hombres». Cosa accesible a pocos. Cf. Horacio, Sat. I, 9, 44.]
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mientos que contradicen directamente 10 que el mismo ha establecido de una vez por todas como verdadero y resuelto? Y luego, 2de que forma tan desagradable no se sentida alguno engaftado al no encontrar aquf ningun discurso sobre 10 que cree tener que buscar precisamente aquf, dado que su modo de especular coincide con el de un gran fil6sofo todavfa viv03 que ha escrito libros verdaderamente conmovedores y solamente tiene la pequefta debilidad de considerar pensamientos innatos del espfritu humano todo 10 que aprendi6 y a 10 que asinti6 antes de los quince aftos? 2Quien esta dispuesto a soportar todo eso? Por eso mi consejo es tambien que deje ellibro. Pero temo que ni aun asf saldre libre. EI lector que ha lIegado hasta un pr610go que Ie rechaza, ha comprado ellibro con dinero contante y sonante, y pregunta quien Ie indemniza por el. - Mi ultimo recur so es ahora recordarle que un libro, aunque no se lea, puede tener diversas utilidades. Puede, igual que muchos otros, lIenar un lugar en su biblioteca donde, bien encuadernado, seguro que had buen efecto. 0 tambien puede dejarselo a su amiga instruida en el tocador 0 la mesa de teo 0 finalmente, 10 que con seguridad es 10 mejor y Ie aconsejo especialmente, puede recensionarlo. I Y asf, tras haberme permitido la broma -en esta vida generalmente ambigua apenas hay un aspecto demasiado serio para admitir un lugar para ella-, entrego ellibro con profunda seriedad, en la confianza de que antes 0 despues encontrara a aquellos a los que unicamente esta dirigido, y resignado ademas a que tambien a elle aguarde en su plena dimensi6n el destino del que en todo conocimiento, y tanto mas en el mas importante, particip6 siempre la verdad, a la que solo Ie es dada una breve fiesta triunfal entre los dos largos periodos en los que es condenada como parad6jica y menospreciada como trivial. Y la primera de estas suertes suele alcanzar tambien a su autor. - Pero la vida es corta y la verdad actua a distancia y vive largo tiempo: digamos la verdad. Dresde, agosto de 1818.
3. F. H. Jacobi.
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No a los contemponineos, no a los compatriotas: a la humanidad dejo mi obra ahora terminada, en la confianza de que no carecera de valor para ella aunque este tarde en ser reconocido, segun es la suerte de to do 10 bueno. Pues solo para ella, y no para la generaci.6n-que pas~ corriendo ocup'ada con su ilusi6n-rranSitoria, podia mi ment~ casi en contra de mi voluntad, dedicarse sin descanso a su - ---trabajo durante una larga vida. Mas tampoco la falta de interes me ha podidoTnducir durante ese tiempo a equivocarme ace rca del valor del mismo;'porque constantemente vi 10 falso, 10 malo, y al ~allo absurdo y sin senti dOl , ser objeto de general admiraci6n y !:.,espeto; y pense que, si los que son capaces de conocer 10 autentico ):':)0 justo no fueran tan infrecuentes que a algun.os se los puede Quscar en vano por alrededor durante veinte ailos, los que de entre_ el!os son capaces de producirlo no podrian ser tan pocos que sus-,