r
)
1
)
1
� )
) )
)
)
)
)
) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) )
r
He aquí una historia moderna en tor...
389 downloads
2503 Views
9MB Size
Report
This content was uploaded by our users and we assume good faith they have the permission to share this book. If you own the copyright to this book and it is wrongfully on our website, we offer a simple DMCA procedure to remove your content from our site. Start by pressing the button below!
Report copyright / DMCA form
r
)
1
)
1
� )
) )
)
)
)
)
) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) )
r
He aquí una historia moderna en torno a lo práctica secular del
l
católico y chamán peruano. Má� que una biografía, éste es un
'
1 1 1
1
!
curanderismo, y al mismo tiempo un retrato de un individuo ex traordinario, Eduardo Calderón Palomino,
escultor y maestro,
agudo análisis de la visión del mundo de un curandero contem poráneo, de su arte, de sus bregas y de su búsqueda personal de sentidos. Douglas Sharon, antropólogo de lo Universidad de California,a lo largo de cuatro años vivió con Eduardo, lo interrogó largamente y hasta fue su aprendiz. Pocos chomanes han aceptado exponer así su saber esotérico y dejar presenciar sus ritos a los no inicio
e o 'ro ..c. (/) en ro ·O) :::::J o Cl
El Chamán de los Cuatro Vientos Douglas Sharon
1
1
3a. edición
1
'
dos. El resultado de esto labor es la revelación de un sincretismo, pues Eduardo y sus pacientes se tienen por católicos devotos, pero no ven contradicción entre su religión y lo práctica del cu ronderismo. Con ayudo de datos comparativos, Sharon muestro que los chomanes de todo América latino emplean análogos objetos de poder y comporten uno cosmología notablemente similar, de gran antigüedad: los creencias y técnicas de Eduardo el chamán acaso se remonten a tres mil años atrás.
en o +.J e Q)
·-
>
o
•
+.J '-
ro :::::J u en o
Q) \J e 'ro
E
ro ..e u w
s�lo vemtiuno editores
968-23-1006-7
9
�1 1 1�111 111111 1 11 789682
310065
)3((]¡
11 :
1
s lo vemtiuno editores
�
e
\J
)
.
) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) )
) ) ) ) ) ) ) 1 ) 1 )
ft'WGCS&
sg
>. r1 ·
·.
1
tr111lu�úún dt.:
01\VIU HUERTA
,
EL CHAMAN DE LOS CUATRO.VIENTOS por
DOUGLAS SHARO�
)
)
1
) )
) ) )
)
)
)l(J
Siglo vei'1tiuno editOfes
siglo ventiuno editores, s.a. de c.v.
CERRO DEL
lNDICE
AGUA 148, DELEGACION C OYOACÁN, 04310 M80CO, D.F.
siglo veintiuno de españa editores, s.a.
PRINCIPE DE VERGARA, 78
1•
DCHA., MADRID, ESPAÑA
Prefacio
11
Agr:�dccimien tos
17
l . APERTURA D E L A "CUENTA"
2.
3.
19
GERMINACIÓN: LOS INICIOS ESPIRITUALES DE EDUARDO EL CH....MÁN . Regreso de la muerte:
ches de magia, 35
SEi\ULLAS DE DESCOi'ITENTO: EL CONTEXTO SOCIAL DE LA BRUJEÚA ���
La envidia institucionalizada, 43; El "daño": la amarga cosecha, 47; El punto de vista de Eduardo sobre su papel social, 51 4. FLORA MÁGICA: EL SABER DEL CURANDERO ACERCA DE LAS PLANTAS
Yerb a s encan t adas y tahaco del halcón, 55; La historia de una planta mágica, 60; San Pedro visionario, 66
5. SAVIA ASCENDENTE: PODER
portada de anhelo hemández
30
la "llamada" y el "pacto", 30; Nueve no-
Y
ESENCIA EN EL UNIVERSO CHAMÁNICO
�
55
tercera edición en esparlol, 1998
10siglo xxi editores, s.a. de c.v.
isbn 968-23-1006-7
6.
ESPACIO SAGRADO:
7.
t::L
DUALIDAD
Y
LOS CUATRO VIENTOS
TERRENO CÓSMICO: RAÍCES ABORÍGENES DE LA :Mt::SA
© copyright 1978 by douglas sharon
all rights rcservcd. no part of th is book m ay be
72
87
101
8 TIF.MPO SAGRADO: LAS ESTACIONES DE LA SESIÓN
Apocalipsis: mito básico para el equilib rio del poder, 134; El reloj metafísico, 139
reproduced or trasmitted in any form or by
photocopying, recording, or by any information
9.
storage and rctrieval system, without permission
a shaman 's stoiy
publtcado por the free prcss, new york-london
derechos reservados con forme a la ley impreso y hecho en méxico
)
)
)
) )
134
)
any means, electronic or mechanical, including
in writing from the publishc::r
)
Moche, 101; Quechua, 104; Aymará, 112; Inca, 122
primera edición en i nglé s, 1978
título o riginal: w1:r�rd ofthefour winds,
)
)
Conceptos de poder: :•magnetismo" y "cuenta", 72; Piedras sagra· das, 83
primera edición en espai1ol, 1980
) )
10.
PLEJS'O FLORECER: f:XTASIS
Y
DESPLIEGUE PSÍQUICO
"Vuelo mágico" y "v isión" extáticos, 146; La espiral del despliegue psíquico, 152 METAMORFOSIS: REGENERACIÓN EN LAS LAGUNAS SAGRADAS
El valle de los guardianes, !58; El curandero de la laguna Shimbe, 161 ; Peregrinación al lugar de poder, 16-+; La serpiente dorada, 167; Pachamama y metamorfosis, 170 (5]
146
)
157
)
INOIC!.
6 11. EQUILIBRIO
M ETAI'ÍSJr.O:
TRASCF.NOF:R LOS OPUF.STOS
La dialéctica del bien y del mal, 175; El tr�s y el cuatro, 178; La mesa como isla dd tonal, 1fl2
12.
CIF.RRE OF. !.A "CUF.NTA"
175
188 FIGURA 4-1.
APf:NOICES
A. Artefactos de la mesa
200
)
B. Actos de la mesa
212
C. Mesas aborígenes
217
� ) )
) ) )
) )
)
)
)
)
)
Actos cer('monialcs, 213; Actos curativos, 215
Huastecos, 218; Mazatecos, 218; Mayas Tzotziles, 219 ; Mayas Mames, 221; Mayas Tzutuhiles, 222; Warao, 223; Indígenas ecuato ri.¡mos, 225; Atacameños, 227; Otros �>:jemplos, 227 D. Cosmologías aborígenes
Aztecas, 229; Mayas, 230; Hopi, 231 ; Mayas Tzotziles: Zinacantán, 232; Mayas Tzotziles: Larráinzar;-,233; Mayas Tzotziles: Cha mulas, 234; Mayas Tzutuhiles, 235; Mayas Chortis, 236; Kogi, 23(3; W::�rao, 240; Desan:1, 241 ; Siona, 242
Eiblio�rafb
Eduardo ohsfrva altos tallos del cacto d� San Pedro, t>n la costa
pdición origin�l tl�> ��1�> Jihro
1'\
(11]
de
���'
mismo aiio. [T.)
12
PREFACIO
amistad con el curandero. E;te vínculo se vio fortalecido más tarde cuando me volví padrino de uno de sus hijos, en el verano de 1970; en la sociedad latinoamericana, esto inicia un parentesco ritual entre el padrino y los padres del niño. Mi estadía como huésped en el hogar de Eduardo no sólo estableció mi pertenencia a la comunidad sino que también me dio oportunidad de observar la corriente constante de pacientes y de otras personas que buscaban el consejo de Eduardo. .Mi aprendizaje incluyó participación -así como observación en las sesiones de cura de toda la noche. Pasé el primer período de investigación (julio y agosto de 1970) más como observador que como participante; sin embargo, durante la segunda temporada (septiem bre y octubre de 1971), me convertí en uno de los dos asistentes de Eduardo y de mí se esperaba que tomara parte muy activa en todos los rituales ceremoniales y curativos. Además de aprender a través de la práctica y la observación, elaboré también una serie de cuestionarios muy abiertos p:ua Eduardo, que surgieron de la experiencia del apren dizaje, de modo opuesto a lo que hubiera sido llevarle un conjunto de preguntas preconcebidas. Mi interés básico era la versión de Eduardo del curanderismo. Yo sentía que si mi preocupación principal era probar una teoría antro pológica que ya había sido conceptualizada, me perdería aspectos vi tales del trabajo. Así pues, en el trabajo de campo fue aplicada una técnica inductiva, exploratoria. Las entrevistas se desarrollaban fre cuentemente como diálogos, en el sentido socrático, con una pregunta que llevaba espontáneamente a una nueva. Para dar al lector una imagen clara de la interacción de Eduardo y yo, las transcripciones cte nuestras conversaciones en las páginas que siguen incluyen a me nudo el diálogo completo q'Je surgió de cada cuestión. Siento que mu cho material útil se descubrió por medio de esta técnica. Mi metodología de campo estuvo influida por una premisa básica de la antropología. Es la idea de poner a un lado los propios juicios de valor e intentar registrar las categorías y los significados del nativo por los actos y artefactos de su mundo. Por ejemplo, al seguir el ejemplo de Eduardo de tratar sus ceremonias de cura y sus utensilios rituales1 como "dominios simból:cos", o vehículos de un signifi cac!o, fui capaz de descubrir los principios de organización que go biernan su sistema terapéutico. Este acercamiento me proporcionó una gran comprensión de la dinámica de la terapia y de la visión de Eduar1 Ambos -l:u ceremonias y los objetos rituales- son llamados en conjun· to con el mismo término: la mesa. Una mesa es un arreglo, ¡¡arecido a un al!ar, de los objetos de poder que yacen en el suelo para su uso en los rituales de caración, fertilidad y adivinación. En el Perú moderno, el término también se aplica a los rituales efecJUados con los objttos de podC"r.
13
PREFACIO
do -consciente e inconsciente- acerca del mundo. Las nociones cos mológicas que subyacen al sistema de Eduardo demuestran la gran antigüedad y continuidad de sus creencias y prácticas, cuando son situadas en un marco histórico y comparativo. Me doy cuenta de que los datos sacados de un solo informante sus citan la cuestión de la confiabiiidad: ¿información semejante refleja adecuadamente el contexto social global? Si uno intenta determinar la estructura social o ponderar la conducta grupal, ésta puede ser una consideración válida. Sin embargo, cuando se trata con algo tan subje tivo como el curanderismo, que involucra a ciertos individuos únicos con los cuales es a menudo tan difícil establecer una relación, el in vestigador no llegará demasiado lejos a menos que él -o ella- enfo que su atención, intensivamente, en el especialista que conoce mejor la profesión. Esta metodología del "informante único" puede propor cionar información valiosa, como lo atestiguan varias obras sobre cha manismo latinoamericano, de manera notable: Furst (1965, 1967, 1968a, 1968b, 1968-1969, 1972, 1973), Furst y Myerhoff (1966), y Myerhoff (1968, 1970, 1974), quienes trabajaron con un chamán hui chol; Castaneda (1968, 1971, 1972, 1974), quien trabajó con un cha mán yaqui; y Wilbert (1972b), quien trabajó con un chamán warao. Reichel-Dolmatoff (1971) tuvo gran éxito para interpretar el simbo lismo religioso tukano al trabajar con un miembro aculturado de esta tribu colombiana selvática. En África, el trabajo de Griaule ( 1965) con un anciano dogón es un ejemplo clásico de información religiosa en profundidad obtenida de un solo individuo. Eliade (1958: 5-6) defiende bien el uso de individuos conocedores en el estudio de las religiones de otras culturas; Spiro dice (1951: 43): "Personalidad y cultura no son denominaciones diferentes o mutuamente excluyen tes; son parte y parcela del mismo proceso de interacción. Ambos, personalidad y cultura, residen en el individuo , y hay tanw cultu ras como personalidades." Al observar y reportar las creencias y prácticas de Eduardo he intentado 6er lo más objetivo posible. Las partes del arte de Eduardo que parecen prestar�e al análisis objetivo son presentadas en un estilo etnográfico convencional. Sin emba�go, puesto que la comprensión de ciertos aspectos de la vida y el arte de Eduardo requirieron una ex periencia personal de mi parte, escogí trasmitir mis propias experien ci<J.s en una forma subjetiva y narrativa. Al escoger esta aproximación espero habérmelas arreglado con dos problemas involucrados en la ob servación de la conducta humana. En primer lugar, ningún observador puede separar totalmente su personalidad de su metodología de cam po. En segundo, el inve�tigador siempre lleva consigo, a su estudio, . . •
• .
)
PREI'IICIO
) )
)
}
)
)
)
ality of Ca li fo rni a, t;Ct.s que pa� como p e:.cador y estibador antes de unirse al proyecto
Chan-Chan. llabía pe�cado en botes de caña, para un solo hombre,
dci tipo usado por los antiguos habitantes del valle de Trujillo; y en
)
)
)
los clíperes atuneros que operaban desde Chimbote, la capital pes
quera de Perú, al sur de Trujillo. El mar le había enseñado a respetar la fuerza y el poder de la naturaleza. Pero sus encuentros con pesca
oores, marineros, aventureros y vagabundos le enseñaron mucho, tam
l;!én. acerca del hombre. Había visto la mezquindad y la codicia hu
manas en la atmósfera, de estilo fronterizo, de la industria más nueva
:r próspera de Perú. Al mismo tiempo, había conocido el coraje y la
cilmaradería en rom¡;añía de ami�os entrañables, cuando juntos en frentaban los peligro� del mar. Los relatos de Eduardo revelaban una �ran riyueza de ronociwi�nto acerca de la naturaleza hu mana.
Las historias de Eduardo
d ejaban ver que el mar lo había
cauti
vado. Había crecido en Trujillo , algunos kilómetros tierra adentro,
pero apenas cumplidos los
20 aiios
se estableció en un pueblo pesquero
ce�rano. Aun ruando ya no esperaba ganarse otra urar.
corno hirina a
me n udo
v ez la vida en el
en �u juventud, Eduardo juraba que
(19]
¡¡¡;;§ 20
APERTURA DE I.A
"(.;ltENTA"
nunca dejaría �u cabaña junto al océano. Decía que fas noeh es que pa · · 11o Siempre er::m de insomnio; . 1?a en TruJ_' �" para estar en paz consi o ��mo, neces1taba cerca el sonido del mar. Escuchando a Eduardo e a t"cd entenderyor que_ los ant1guos habitantes de Chan-Chan adoraban el mar. Parcela ad cuado que este artista-pescador estuviera revivien� do sus fomtas artht1cas. . Conforme proseguían nuc�tras conven.acíones, se me hIZ0 CVI'dente . . · Cllcln a pto �1ado era que Eduardo trabajara en la restauración de 1;,¡ u �ra c ,mu. Un día habló de un estudiante norteamericano que . ta 1a v1v1do el aiio pasado con él. Se hicieron buenos ami(l'os y •
�
�
·
��
,
t,
�
Eduardo notó con placer qut! bien había aprendido español y e a _ bta ad;.�ptado a las costumbres de la comunidad aquel 1·oven En parL · notar el gusto del joven por la chicha la cervezJ. t'ILU · 1ar Eduar do 111Z0 ! d � ma¡z fermentado de la región, y las sesiones de bebida ue habían dts:ruta o .Juntos. un mon1ento de la conversación, me confundí con otra practica trad1c10nal que al joven norteamericano le parecía in_ ,.. sus borrac 1teras teresante. Pensc que Eduardo estaba cont... •ndo toda v1... . e�pe �Jalmente cuando me habló de ver gente y acontecimientos a dis� . . tancia. �J� nmer pensa niento fue: "¡Vaya que estaba fermentada � . ,. �:a �htcha. Pero al co�tmuar su descripción, caí en la cuenta de que Eduardo hablaba de seswn �s nocturnas de cura dirigidas por él mismo Y ob�ervadas por el cstudtante norteamericano. Me estaba diciendo •
·
?
; h
�
���
'
·
p
(!Ue
d era un curandero.
e�
correlato contemporáneo de los médicos preco Los �urand �r�� son . lombmos ag1co-rc1Jgwsos, altamente dotados para practicar curas con � yerbas Y Simples. En el reino de Chimor, estos especialistas' llamados oquetlupuc, eran tratados con " rr ran respeto y m uy b'1en recompen. . . sad �s por sus servtctos. Sm embargo, si un paciente moría en el tratnmJCn �o , el curandc ·o era muerto a azotes. Luego, su cuerpo era at::tdo � al cadaver del pactente, que era debidamente enterrado mientras
;
que el cuer�� del médico era. dejado en la superficie pa a que las · . aves de rupma lo devoraran (Calancha' 1638 · 556) · .1 No dI"amo� · "' nada mas respecto de la responsabilidad profesional! ·
'
�
El c�ran ero moderno tiene también un vasto conocimiento de las yerbas, mclUid� el uso de varios alucinógenos, en especial el cacto de
San
�edro {Tnchoccreus pa�·f¡��oi) y el floripondio (Datura arborea),
q ue �u ven como agentes cataltttcos de sus poderes psíquicos. Recono _ Cidamente capaz de curar algo más que IJs dolencias físicas se dice
�
�
que pue e encont�ar objetos perdidos o robados, adivin::tr ci rtos he ho� Y cu·cunstan('Jas, asegurar el éxito en proyectos personales y ne . ., ocws, c ur�r el alcoholismo y l,t dernencta y anular los filtros de amor . Y la brujena. Desc.�fortunadamenlt', a menudo es difícil distinguir entre
�
APERTURA DE LA
"CUENTA''
21
Por medio de un pacto con el un curandero y un brujo o hechicero. l ejecutar las mismas proezas genera diablo, el brujo puede por regla ar la brujería y elaborar fil practic puede s que un curandero, y ademá unio, mala salud, e incluso tros de amor adversos, que provocan infort s por las cuales ambos, curanderos la muerte. l!.sta es una de las razone la Iglesia. católica y la ley desde la y brujos, han sido perseguidos por que tal persecución forzó a ronquista española. A pesar del hecho de persistido hasta el presente han cas, la clandestinidad las antiguas prácti a aprendiz a través de dero curan de pasa por una. tradición oral que cedido a las presiones clericales los siglos. Las curas tradicionales han ndad, pero han preservado bue al adoptar muchos adornos de la cristia nico de b cultura Chimu. na parte del antiguo contenido chamá a de sesiones nocturnas Cuando me di cuenta de que Eduardo hablab gía y los estilos de tecnolo la con to contac el de cura, se me ocurrió que concepción propia la en poco muy influir puede "{ vida del siglo X.. ción pue concep cas a que tal acerca de lo sobrenatural y en las prácti rimiento, descub este ar confirm de inducir. Escuchar a Eduardo me hizo polita. cosmo al, porque ante mí estaba un individuo racion rio católico de Trujillo Supe que Eduardo se educó en el semina sacerdocio. Aunque su el en entrar pensó y que durante un tiempo contra. !.1 idea de hacer espírit u inquieto y creativo se rebeló a l fin::tl suficiente -en sus aiíos for se sacerdote, estuvo en el seminario lo inado contra los "errores" mativos- para ser cuidadosamente adoctr , un año de estudios de Luego y "supersticiones" de sus antepasados. de una gran ciudad. vida la. con to contac en arte en Lima lo puso en la moderna. industria pes Pasó la mayor parte de su vida adulta inarias pesadas y técnicas mo quera, donde había que lidiar con maqu máquina se reforzó con los dernas. Esta relaci6n con la era de la de Salaverry, el puerto de es muell años de trabajo de estibador en los contemplación mitopo de tuna inopor Trujillo, donde una situación de las congojas del rada inespe ción libera una yética podía llevar a en la cabeza un pesado fardo. siglo xx al recibir perpendicularmente ban a tratar con arqueólogos, Finalmente, sus deberes actuales lo obliga mundo. En el tiempo que del turistas e intelectuales de varias partes lo bien que se mane ver de nidad pasé en Chan-Chan tuve oportu
jaba en ese ambiente. tenido un encuentro con Antes de conocer a Eduardo sólo había. exploración arqueológica en la un curandero. En 1964, durante una , nos tocó el inicio de la tem zona de las selvas altas cerca d e Cuzco amos dificultades para ronse tendrí porada de lluvias; sabíamos que temente, y macheteros que urgen os tábam �uir cargadores, que necesi sos tropicales. El jefe de la lluvio es bosqu los en os entraran con nosotr
)
22
)
) \
)
)
)
)
)
)
)
) )
expedición decid ió entonces alquila r un curandero rituales que asegu para lle\'ar a cabo rasen el buen éxito y l a se�u ridad Argüía que no impo de la expedición. rtaba que los ritual ayudarían a vence es func ionaran o r los temores de no, pues nos la gente que nos garantizaba n queríamos alquilar, así la suficiente y fuerza humana. randero, y aunque Se encontró un el clima no podía cu ser peor pudimos los que necesi tábam alquilar a todo� os. Al principio, nuestr os hombres no parec el curandero alquil iero n impresiona ado para la exped dos ron ición. Empero, con hojas de coca cuando adivi naba o invocaba a los espíritus de la fue obvio que montaña y la selva, ejercía en ellos un efecto pro{undo. pedición, yo admi Oe�pués de esa ex tía· de buen �rado creencias tradiciona que había !Jna c-omu nidad de les -al menos en el úrea del tentaba las activid CU7:co.- que sus ades de los cura nderos contemporá que esto era verda neos. Pero creía d sólo en áreas donde la influencia moderna no habí:t de la sociedad penetrado todavía. Mis conversaciones con Eduardo en los cuaranderos Chan-Chan me se estaba n adapt sugirieron que ando a la mode urbanos. Pues Edua rni7ación y los rdo estaba cierta medios mente muy lejo� indígena de habla del prac tican te quech ua que cono cí cerca de éu7C' en el proyecto Chan-Chan , conta o. Estaha aquí. ndo sus experiencia de una manera s romo curandero muy seria y realis ta. Eduardo estaba org ulloso de sus Cuondo S< entec haf)ilidades romo ó de que yo euob cura ndero. a ;""'"ado en quiso discutirla e.,. pocte de •u con todo detall v;d,, e 1fe hizo una para asistir a sus invitación abierta se�iones noc turna.s de cura. Su hone dad y su confiama stidad, su .�críe en sus poderes curativos eran muy Pero nunca era solem ne, y mostr aba una capacidad impresionantes. reírse de sí mism o. Cuando no� mara\·illosa para veíamos conversaciones sobre su labor de curand , luego de nuestras primeras burlona y decía en ero, me veía ron .su mal ingl�s, una seriedad ron una vo:�. profu Luego ponía los nda: "Soy ma�o.'' ojos en blanco y fruncía la boca en fingido. A esto un gesto de miedo seguía una amplia �onrisa y una carc En mis conversaci ajada. ones con Eduardo, que iluminaron su descubrí detalles temperame nto. de su \·ida Nació en 1930 en sus padres .se estab lecieron después Trujil lo, donde de andinas cerca de emigrar desde las Cajabamba. A edad altas tierras hacer su propia con temprana , Eduar do empezó a tribución al gasto de la familia. De quince años de edad, trabajó ron los ocho a los su padre hacien chocolotes fccote do zapatos, vendi a lo, teotco, ó lo"'" • fue "'renatu ral. La "trasnrisión hereditar ia·· de las aptitudes chamánicas de los abuelos es también muy frecuente (Eliade, 1964 : 20-23). En cualq uier caso, Eduardo se recuperó de su enfermedad. Esta experienc ia. personal lo capacitó para, final mente, curar enfermedades y padecimie ntos similares, sufridos por aque llos que compartían su medio cultural. En aquella época, Eduardo no entendió lo que habb pasa do, pero sintió apremio de aprender curandcrisrno. Ya había asist ido a unas pocas se�iones cuando un ar11ig o, que sentía que sufría un hechh:o de amor, decidió ir en busca de un especialista capaz de desh acer d enredo. Eduardo �e ofreció a aco1 11paíiarlo. En el pueblo de Moc upe fueron a la "clínica" de una famosa curandera. Sin embargo , se ha vía vuelto alcohólica y ya no poseía poder. A�í que Eduardo y w amigo fueron a Chiclayo en busca de un curandero. .\hí se encontraron con un bruj o, reputado como buen engu ayun chero ( h acedor de filtros de amo r), que usaba una guitarra con su mesa. Pero también quitaba hechizos -si le llegaban al precio. El amigo de Eduardo e�taba dc�e sperado y quería intentarlo todo. .\�í t¡ue lo!> dos :11nigo) !>C arreglaron para una sesión. La terapia d!.'l enguayancher o tuvo éxito. Durante la sesió n se hizo evidente que Eduardo tenía buena "visión" y penetra ción psicológica, lo cuU asistente, pero Edu ardo no aceptó. Aunque sin experiencia en el curanderismo, sabía insti ntivamente que su temperam ento no se inclinaba por el camino de la oscuridad y la truculencia. De vuelta en Trujillo una vez más, Eduardo empezó a experimen tarrol! ó �U!> po-
LA
"LLAMADA..
Y
' 33
EL "PACTO"
deres a 1 Punto de que• durante una importante sesión, sintió súbita, · para efectuar una mente que e 1 '·Cristo de la mesa" lo habra escogrdo parte del ritual curativo: Una vez l.a mes a me llamó a la "cuenta".l Me llamó. Cristo me llamó; Bl me . ·· . "Ven acá." y me hizo tomar la sonaja y el puna - 1 en rrus manos y sendiJ tar e en el lugar del maestro [el curandero]. Y los ayudantes del c��an �ro . notaron c¡ue la cuenta me llevaba. En otras palabras, ésta fue la mlctaclOn: . · i stancia suprema en la cual me llevó el Juez nlvmo. la n
:
?
Después de esa sesión, Eduardo decidió que había superad? a su maes tro. Pcro aún no se sentía listo para establecer su prop1a mesa. En de eso
e
se
fue al norte para trabajar con curanderos famosos en
��iclayo, Mocupe ferreñafe. El relat? d.e _su e�trenamiento en e.stos ueblos revela la naturaleza altamente mdrvtdualista de esta expenen. Como �ia iniciática en el norte de Perú, reflejo de una cultura meshza. drá verse en lo que sigue, esto contrasta. marcadame�te con el en fr�namiento Ja iniciación indígenas, en las cuales un s st � co�moi mitológico -�e�ativamente no al�e��d� 1� pr lógico o�orcJOna a a . y
y
y
e
1
a
maestro un bagaje defmtdo para su trasmtston al m tcrado.
donde de veras me inicié fue cori un maestro, también del norte, un
p
�;;:
bre de Ferrcñafe. . . Él me inició. Ya tenia yo algunos artefactos, y m: e gustaba el curanderismo desde que fui jalado por la !"e�a. · · Per · . � creando mis propias cuentas porque él fue el que me m�CIÓ y me 1 . J conseJO muy bueno· Di"o· "El que quiera entrar en b vida de curandero,
h
���
·
que le gus te el arte, debe ser franco y, más que nada, de be crear sus prop·as l aest ro le cosas Nada que sea de otro [debe ser suyo] porque cuando un
fi
ense a a otro es como seguir la misma línea sin crear. Con
.
7
m� a cuenta,
y / � e�:�;:
ellas (l:!.s fuerzas dirigidas por un brujo al que se le opone) lo
su
omman,
los
j
otros (sus estudiantes] se van también. Sin embargo, tú, s�blen o que t� cuen �n e ta es tuya, nadie te conoce, nadie pue e alcanzarte, nadie se t ..� camino porque tú ya tienes algo propio, que no has tomado e ( Pre nta: ¿Cuánto tiempo estuviste con ��te homb�e de Ferrenafe.: ) ' . oche, ll baJe Trab e con él en los altos, trabajé en TruJtllo, trabaJé en
�
�
�
:�
t
�:
varios sitios. Estuve con él como seis meses, no fu� mucho �e po l él i ició en el sentido iniciático, que es cuando uno e e arte ac os n "ajusta" por medio de su cuenta dentro del campo e curandero. É'l ajustó
en
��
�
mi sonaja, él aju:.tó mis dos varas y mi puñal, y con esto empece a tra-
bajar
Éi ·,�izo el signo de la
�
· "6 en e m ·illiCI cruz sobre mí; en otras palabras, '1 esto bendicíéndome. Me bendijo enfrente de su mesa, enfrent� e sus a� . tdacto�, junto a mis artefactos como iniciado. Luego yo segu¡ mi propia 1
Ver el capítulo 5 para una explicación completa
del
término.
)
34
\
)
) )
)
)
)
) ) ) ) ) )
)
)
)
INJ.11 1nas. · un IIIU· ehac1a 1 que estaba en la última etapa . . a · de un pad ec1m1ent o que 1a 1'ba a e Ioca por las calles. Y mi tío char ., estab a en ' mala .· . SJt u a cJon econó . tuve que mterven1r porq m1·ca . EJllonccs ue me lo suP11co, . c - . . . po1qu . . yo no quena Y empece, a hacer la prim mterfcrir. era cura de mi VI.d a. N �-recue talles de la enfermed rdo todos lO$ dead de la muchacha, p ero ocurno en Ch!Cama, · blo do�de un puecantidad de brujos. Ahí llc é ara c ,. �rarl� no. pod1a m1rar los espejos mu hacha porque veía en , llo � al ·
.
· ·
�ay
veJa monstruos y una serie de cosa · s
� ;
�
n,ablo, ve•a _ animales,
. como 51 hub'•eran · con �u pelo, cosa común en trabaJado bruJ'ería. Enlonce$ . . , eu , C ' h i c ama, mesas para mJ co1oquc do� · ma la curé. Ahí fue dond e cm
pn
puñado de artefactos.
Parec1a
y
·35
CliAMÁN
inic.:iativa y desde entonces c111pc cé a traba · r sol ·r �, creando mis cosas y es tu diando mis libros, etc. Mis sue ños me reve aron Ciertas cosas acerca de obtencr mis artefactos' cómo hace cómo r m·15 varas; Y de esta manera, poco a poc crecí en el arte. o,
pece Y fui iniciado con un
Así es como dio principi o la carrera de Edua rd0 como trabajando con su propia curandero' . a . c.n mes L' g-ra t• tu d a Dios h' de nunca abusar de sus , ·• 17.0 1a prome�a poderes y de trab . aJar solo para el servicio de la humanidad . bien, al Esto es lo que t1ene . . . · · que deCtr postenor crecJmtento: acerca de su •
En tonces empecé con fuerz a en mi vida en es· t· a rama d e estos ritos, lo fue creciendo más y más conf que orme beb'•a yo estos brebaJes · problema de los famosos Y entraba en el "encanto ' · s" -como se le llama al cu . ría1a bCUJe . randensmn hasta que parecía que m . y e ha blaban en l s Fui, así, adquiriendo con � noches, en suei1os. ocimientos cada vez que mampulaba tos, de noche, adquiriendo "•tos a rtefac,_, mucho m á•., conoci. . , miento supenor · -y mas y cada vez más, hasta hoy, ahora que me ves rvr · co�t�ndo estas ('OS;)s QIIC los artef cosas. Sé tantas r actos me han ense ñado . . JS cnoso ¿no? Pero existe. Ahora
t:on e l pa�o d•: lus a1io•. . . h e llegado ..1 una condusión : 1'1 conocumento se adquiere por medio dt· la práctica . Una cosa lógica y si mple ¿no? Nadi& puede entender esto. Sin embargo, uno llega a algo tau simple, tan sencillo. es que pr�cticat do, pr:.11;ticaudo, uno alcanza el en tendimiento. Eso es � Jo qur me paso a 1111.
r¡ue
,1\hora, luego de casi veinte años como curandero enteramente madu
ro, Eduardo aún sigue aprendiendo y creciendo. Su conocimiento y su poder aumentan con la práctica y la experiencia. Él lo atribuye al he
cho de que nunca ha abandonado su "pacto". Sabe que está tratando
con fuer.:as peligrosas, pero su fe lo mantiene alerta y fuerte. Por
añadidura, su activa mente está constantemente probando y buscando nuevos problemas, como cu rso de enfermería.
)U
se
evidencia por sus copiosas lecturas y por
Pero �u erudición únicamente complementa su sabiduría acerca
de la naturaleza humana, ganada en s u vasta experiencia en el mun do c.otidiano. Es abierto, directo y sincero en el trato con sus seme jantes. �o cree en mantener su conocimiento como un secreto y gus tosamente comparte sus ideas con cualquier persona sincera que le
pregunte sobre curandcrismo. Para Eduardo, el curanderismo es sim plemente una cuestión de "visión" ganada por aquellos que tienen un
sincero deseo de aprender y que practican regularmente. Pero, aunque el curanderismo requiere una labor ardua y una práctica constante, �ospecho que los curanderos nacen, no
se
hacen;
son
los miembros in
habituales, dotados y perceptivos, de sus comunidades. Como quiera
que fuere, Ed u ardo mismo no es una persona común y corriente. Él resume su filosofía muy sencillamente :
Trabajo bajo una fe ruás que nada, una promc�a que hice cuando fui ini ciado como curandero -pues uno debe h at:er una promesa, por su puesto-: la promesa de servir al hombre sin Sfntimientos de lucro, quienquiera que sea el hombre, sean cualc� fueren la� circunstancias.
N u·:vE NOC!-n:s nP.
MAGIA
Durante los períodos de investigación cubiertos en este libro (el verano 1970, el otoño de 1971, el otoño de 1973 y el invierno de 1974), participé en nueve sesiones nocturnas dirigidas por Eduardo. Ofrezco a continuat.:ión un breve sumario de estas sesiones, para ayudar al de
lector a conceptualizar las prácticas de Eduardo como curandero . Asistí a tres �e�ione) con Eduardo durante el verano de 1970. La primera no of•eció lllayores acontecimientos. Se desarrolló en el patio de un taller de reparaciones automotrice�, entre herramientns,
36
' 37
INICIOS .ESPIRITUALES I>E EIJUARLJO EL CH¡.MÁN
llantas y camiones desmantelados. El propietario del taller sufría de un dolor de espalda, que él sentía causado por una maldición lanzada
un cliente disgustado. ( ¡ Me recuerdo deseando semejante recurso contra los mecánicos chapuceros, por
que tuviéramos en los
Estados
Unidos ! ) Estaba acompaíiado por un amigo que llegó para darle su
apoyo
moral.
Durante el segmento adivinatorio de la sesión, Eduardo,
inopinadamente, ofreció una descripción del criminal, que se avenía con la del hombre del
sospe�haba el
cual
paciente.
Eduardo
hizo notar
que había buena cantidad de mala fe de por medio, pero insistió en que
no era un caso de brujería; era la angustia mental causada por el
incidente lo que estaba afectando la salud del mecánico. Eduardo le
dio al paciente algú n el taller.
Cuando llegó
mi
consejo y
ejecutó _un
rito
de purificac ión para
turno ante la mesa, Eduardo adivinó una serie de
acontecimientos en mi vida. En primer lugar, vio a
mi
a mi
ella quería un hijo.
derecha, llevando un bebé en brazos. Dijo que Luego vio a mi hermano, e hizo notar que estaba
esposa aparecer
preocupado por el
envío de una balsa peruana de cañas y que tenía la garganta dolorida.
En relación con mi trabajo, dijo que mi estudio sería muy exitoso y que éste no sería mi último viaje a en cinta todo lo
una
suma
que me en el
Perú;
añadió que debía yo grabar
fuera posible. También me vio recibiendo
de dinero
futuro y estudiando maneras de invertirlo.
Le pregunté sobre un antiguo empleador, que había anunciado su
retiro de la exploración arqueológica, y Eduardo lo vio planeando una
nueva expedición. En los meses mó.
En
siguientes,
cada
la época de la sesión,
mi
una
de estas adivinaciones se confir
esposa había estado visitando a unos
amigos que tenían
un hijo recién nacido y había tenido en sus brazos hijo nuestro nació cuatro aiios más tarde. Cuando visité a mi hermaro, supe que efectivamente había estado pensando mucho en una balsa de cañas que había conseguido para entreaarla a un mu al bebé. Un
sco canadiense, y había sufrido una infección de la �araanta en la
época de
(Puesto que Eduardo era quien habí� h�cho la bar la preocupación de m i hermano no era tan discernir ; pero la adivinación de la garganta enferma se salía de lo ordinario.) En relación con mi trabajo, ese primer la
sesión.
ca, su conocimiento de
difícil de un poco
veran? con Eduardo me llevó a hacer varias publicaciones, una di sertactón, la presente obra y tres visitas más a Perú. Tres meses desputs de mi
suma
regreso
en cuenta de
ese primer
viaje, recibí efectivamente una inesperada
ahorros. Cuatro meses más tarde me encontré a mí mí�mo esa bonificación e invirtiendo el dinero, luego de considerar maneras de hacerlo. ( Dcsgraci:�damcnte, no le pedí a Eduardo
contando
varias
de
de dinero en forma de una bonificación, que rápidamente puse
pérdida su tancial!) E� cuantq ningún consejo; ¡ a l final sufrí una � despues de esa pnmera. se semanas algunas or, a mi antiguo emplead amigo me informaba de una nueva sión con Eduardo, la carta de un s de los periódic ?s poc� expedición, que fue confirmada por informe pn ses16n esta de la secuela tiempo después. Y así por el estilo, con ". imientos mera que "no ofreció mayores acontec descrita en Sharon, La segunda sesión a la que asistí (primeramente una familia en de ento tratami el para da conveni 1972b: 43-44) fue s, de espíritu práctico, que negocio de hombre un era padre El tera. sus negocios iban mal, había tenido mucho éxito en el pasado. Ahora camin�r. La. atención y estaba postr�do en. cama, in�a ilitado para . Al mtsmo tiempo sus estado. su médica no habia explicado 01 ahv1ado ando la ;scue abandon estado habían bles, hijos, normalmente responsa . ses10n del segunda la Era ear. haragan para empleos la 0 dejando sus de nuevo, aún hombre con Eduardo, y aunque ya empezaba a caminar ro para curande d del se encontraba muy escéptico acerca de la habilida Eduar con r consulta ayudarlo. No creía en la brujería y había decidido pues mucho, apremió lo s negocio do sólo después de que un socio de
�
él había sido ayudado. terapéutica En el curso de esta segunda sesión, la manipulación atmósfera la o principi Al clara. de artefactos y rituales se hizo muy tomó familia la de o miembr cada e Conform estaba cargada de tensión. ellos de acerca ciones adivina hizo o su turno ante la mesa y Eduard obvio. hizo se e crecient asombro su vidas, sus de y sobre acontecimientos r la vara" -esto Luego de la adivinación, un paciente debe "levanta de San Pedro y cacto de cocido brebaje un o perfume un es, inhalar Eduardo por de mágicas varas las de una sostiene s tabaco, mientra encima de su cabeza. Eduardo define la operación de la "levantada" s y los pacientes (que es efectuada por el curandero, sus dos asistente o tributo varias veces durante la sesión) corno una "libación, ofrenda al cosmos, para aclarar el espíritu". Durante esta sesión particular, cada persona tuvo un momento de
de la adivinación: signo cierto bles de de que había brujería involucrada y de que las fuerzas responsa o, una moment cierto un tal brujería estaban resistiendo la terapia. En grito un escapar lechuza voló por encima de nuestras cabezas y dejó le la que puesto mo, nerviosis misterioso. Con ello aumentó nuestro re malo damente extrema chuza está considerada como un augurio Entonces la lacionado con la magia ne�ra y h hechicería maligna. cedió, sesión, la ría transcur capota de un camión, en el patio donde sión pre ejercido hubiera alguien si repentinamente doblada, como ión explicac una había ente m ble a b o r P metal. y lur�o �oltado d dificult.ad al levantar la vara
después
38
INICIO�
f.SPIIUTI'AI.I'l< I>P. EPI'AIIIJO Y.L
natural para este sonido, pero todos saltamos. Para entonces, teníamos
una sensación de oscuros presagios. En este punto una hija de la familia tomó su turno ante la mesa. Cuando estaba adivinando, Eduardo le advirtió sobre ciertos ami..,os envidiosos que le querían hacer mal. Lo� hechos se sucedieron norr��l mente hasta que ella trató de levantar la vara. Después de varios intentos y mucha tos y accesos, empezó a salirle el brebaje por la n:l ri;r. La tensión aumentó. No parerí:1 que ella pudiera conserruir rete
)
)
�
ner en la nariz el flujo de la mezcla de San Pedro y tabaco· Empezó a inclinarse enloquecidamcnte hacia atr-ás. Se hizo el pánico, y al.,.uien exclamó que un monstruo estaba jalando el cabello de la much cha
� ,
desde atrás, para llevársela. Repentin::�mente, sin avisar, Eduardo ayu dó a la muchacha con el brebaje, agarró una de las espadas que esta ban en la cabecera de la mesa, y cargó contra el área abierta. a espaldas de ella. Antes de que pudiéramos darnos cuenta, ya estaba enfrascado
en un furiosa batalla de espada, tirando reveses y b landiendo el am13 como un bucanero. Entonces, r.cn increíble agilidad y gracia, ejecutó : . s1ete saltos suces1vos y fulgurantes, sosteniendo la espada sobre su cabeza con la hoja hacia afuera al principio de rada vuelta. La dirección de movimientos sobre el piso formó una cruz. El espectáculo entero había casi terminado antes d.. que entendirramos lo que estaba pa sando, y Eduardo regresó a su asiento en la mcs:1 respirando agita damente.
sus
�
!
d �ardo �ecobró el al ento y reinició la rutina de la cura, pasando al s1gu1ente ntual como SI nada ubiera pasado. L:� te nsión se aplacó, y desde
ese
�
momento ha�ta el fmal de la se�ión todo prog-resó
a
su
vemente. Posterio ;nente, 1� mu�hacha le pidió a Eduardo que le explic�ua r lo q�e h;).bta suc 1do. En el colmo del paternalismo positivo y la . _ confianza en m1smo, se no y le dijo simplemente que se había en frentado con fuerzas c?n las qu� no estaba famili:�rizada, pero que,
SI
�d
como con todo lo ciernas en la vada, uno podía vérsclas con ellas una
)
)
) )
)
� �IJO
vez ue h biera entendido su �nció n. Más tarde yo le pedí una expli � .� rac1on �as completa, � me que el hechicero responsable por las . desgrac1as de la famtha hab1a atacado la sesión, haciendo necesaria una acción urgente. La batalla con la rspada y los saltos (llamados siete
mortales), adem;Ís de romper el hrrhii'o del brujo, se efectuaban pcubrir no sé qué hecho, uno de ellos dijo: "Tú te comiste a mi hijo." "Es verdad", contcMÓ el otro, "ya se Jo dije al vbitador. Me lo comí porque tú me quitaste mi parcela."
E)tt.: episodio ocurrió casi un siglo después de la conquista. En el in tc:rvalo, las políticas coloniales españolas, que incluían el abuso y el maltrato de los indígenas, tuvieron tiempo de hacer sentir todo su efecto. Hemos hecho notar que ya tan tempranamente como a media dos del siglo xvr la pobreza indígena y el desmoronamiento social ha bían causado un enorme aumento en la cantidad de hechiceros. La pmecución religiosa sólo exacerbó las condiciones sociales que estimu lal:an la práctica de la magia maligna. Así, hacia el siglo xvu las semi llas del descontento habían sido sembradas y estaban dando fruto ; la bruje ría se había vuelto parte de la vida en los pueblos costero�, en e'pecial la variedad que provenía de la. baja Edad Media cristiana, la c:ual a su vez había �ido fomentada por la opresión, la intolerancia religiosa, la ignorant:ia y la pobreza. :\ lo largo del período colonial, el norte de Perú permaneció en la pe1 iferia de todas las revueltas importantes y de los hechos que ocu rrían en las regiones del centro y el sur, alrededor de los grandes centros mineros. Los datos históricos que tenemos del período colo11ial tardío en el norte nos dan una clave de las raíces de la quietud allí. .\demás del hecho de que la rique..:a mi11eral del norte no era tan gran..... , , de como la de las rcgione� central y �ureña, apenas había pueblos nativos que quedaran para la leva laboral en gran e�cala o la rebelión.
EL "vAÑO" : LA ,\MARGA COSECHA
47
El hecho de que el despoblamiento observado por Cieza de León en 1548 no se haya superado hacia 1760 está verificado en los escritos del corregidor de Trujillo, Feyjoo y Sosa. Von Hagen ( 1 964: 17, 19) resume así sus observaciones: Aquí lee uno que la provincia estaba casi vacía de gente. Había solamente 2 513 indígenas en los muchos valles que formaban el área, y estaban em
pleados en la agricultura, sobre todo azucarera, y en los valles altos trabajaban en factorías de vestidos. El lector fue informado de las grandes haciendas en Jos valles vecinos, con vasta� extcmionc� dt' vaciedad desértica entre una y otra. . . [La] población de estos valles desiertos del norte había disminuido, y la tierra era mantenida en vastos latifundios por sólo una pizca de la aris tocracia, mientras que la gente, en su mayoría descendientes indios o mestizos de Jos imperios Chimu y Mochica, vivían al borde mismo de la penuria.
Von Hagen ( 1964: 18) observa más adelante que "las guerra�, la en fermedad y los servicios médicos inadecuados diezmaron la pobla ción. . . los recursos naturales habían sido reducidos al punto de la desaparición" . Así pues, la indigencia y la marginalidad social, nu trientes de la brujería. reinaban todavía en los valles costeros del norte de Perú durante el último período colonial.
EL
"DAÑO":
LA AMARGA COSECHA
Al principio, la independencia de España y el establecimiento de una república en la década de 1820 hizo poco para cambiar el estatus de la vasta mayoría de la gente del Perú. Tributos al estilo de la en comienda siguieron cobrándose hasta 1895. La minería declinó durante el siglo xvm y no se reanimó hasta fines del XJX, pero el trabajo forzado se siguió utilizando para (;"s haciendas y para las obras públicas. Un fenómeno similar al sistema de la encomienda del siglo XVI fue el rápido crecimiento de las grandes propiedades de tierras (latifundios) , hecho posible cuando los señores, libres de las restricciones comerciales de la Colonia impuestas por España, empezaron a producir cosechas es pecializadas de exportación para el mercado mundial. �luchas comu nidades corporativas tradicionales, atraídas por esas operaciones mo netarias, empezaron a producir también cosechas de ganancia fácil. Esto condujo a menudo a la individualización de la tenencia de la tierra, lo cual, además de erosionar la consistencia de la comunidad a través de la competencia, causó pérdidas de tierras porque el pequeño propietario no podía competir con los grandes hacendados. Como en el período colonial, el norte figuraba apenas en la polí tica de los caudillos que dominaron el temprano período republicano.
..
48
:'CI::X.TV SOCIAl. OE I.A 8RUJ
EKLA PEKUANA
No obstante, en la década de 11.l80 varias corporaciones propiedad de extranjeros empezaron a comprar tierras y a mejorar los sistemas de irrigación de los valles co�teros del norte para plantar y procesar caña de azúcar para exportación. E�to aceleró los cambios socioeco nómicos y la modernización iniciados por el latifundismo. Como resul tado de la participación creciente en el mercado mundial, la natura leza "cerraC!a-corporativa" de la estructura social le abrió paso a un tipo "abierto" de comunidad campesina, lo cual preparó el camino para la predominancia de la clase media en e l siglo xx.
vez mayores innovaciones tecnolóaicas las me;:, ' e1 transporte y los medios de comunicación, la mayor participación en u na moderna economía de mercado y la educación pública, _ la clase medta es hoy el segmento dominante de la población de la región �astera del ?orte. Así pues, la mayoría de la gente vive ahora, y trabap, en amb1entes urbanos, o participa en una red económica intcrdependiente que regula el flujo de bienes y servicios. La inver
.
A causa de las cada
JOras
en
sión de capital está concentrada, en gran escala, en el azúcar, el al godón y las industrias pesqueras. La mayor parte de las pequeñas haciendas azucareras se han consolidado y convertido en !!'Tandes· fueron propiedad de intereses norteamericanos, ingleses / alema� nes, rusta la nacionalización en 1969. Aparte de la clase media
urbana, existe ahora un proletariado rural que trabaja y vive en las haciendas, así como una pequeña población campesina que vive en \Jnas pocas "comunidades indígenas" marginales que se han preser vado para mantener cierta producción alimentaria para los mercados locales.
�
Otr� su cul�ura que ha empezad a crecer es la compuesta por � c:unpesmos mm1grantes de las comumdades "corporativas" de las tie rras altas, que viven en pueblos de chozas que se levantan, rápida mente, en los bordes no productivos de los oasis de los valles norteños. Esta gente llega a la costa con la esperanza de hallar mejores oportu _ mdades de trabajo, pero la falta de suficiente diversificación industrial
y de medios educativos impide la creación de empleos nuevos y pro gramas de entrenamiento para el trabajo. El azúcar y el algodón {y, en
menor grado, la pesca) han monopolizado a tal punto la economía que ya sólo hay espacio para la diversificación en el empleo de los servicios. Además, ha habido poca movilización ascendente en las in dustrias del azúcar y el algodón. Como resultado de ello, las ciudades del norte, como tantas ciudades latinoamericanas, sufren un exceso de servicios alzados sobre una base industrial limitada -lo cual causa mucha duplicación y re�tricciones graves a la expansión de oportuni
dades para la mayor demanda de trabajo por parte de todos los estratos de la sociedad. �i qué decir tiene, hay gran competencia
!L
49
""IJA�v'": I.A A�IAI· no dcJ .tlo n dor ull le ntos l'S· ' en tos (jUC des . . rril¡,·' t·an ·•·· uS. pct:ie de boba individuo ha almacenado todos sus recuerdos, todos sus valores. . . Uno debe tratar. . . de hacer que el individuo "salte por encima" de su mente consciente. esa es la tar..:a principal del curandrrismo. Por medio de las plantas mágicas y de los cantos y de la bú,qucda de las raÍles del p�o blemJ, el Sllbconsciente dd individuo se abn: como una flor, y liber-a estos bloqueos. Por sí mismo cuenta las �:osas. Una manera muy práctica. . . que era conocida por los antiguos.
donde l"l
Una y otra vez Eduardo reQ:n::�aba al logro de la visión por parte del curandero como el foco principal de l.l sesión de cura. La visión no implica solamente ver problem::ts ''a gran distancia" sino que se refie re a�imismo a experiencias en viajrs t•xtá ticos, en trances producidos por el San Pedro ;
)
Cuando un padecimiento ha sido producido por la maquinación de un hechicero, la visión inducida por el vuelo en Eduardo lo ayuda a ver que el espíritu de la maquinación
En algunos casos graves, se cree que las fuerzas causantes de la enfer medad son lo bastante poderosas para atacar al paciente durante la se�ión de cura en curso, en un esfuerzo para frustrar las medidas te rapéu ticas del curandero. Esta situación es extremadamente crítica y requiere una vigorosa acción de emergencia. El curandero lleva adelan te una feroz batalla con las fuerzas atacantes (que sólo él puede ver, en su visión de trance con San Pedro) . Entonces ejecuta sus siete m()rtaler mientras aferra la espada horizontalmente, con las dos ma nos, el filo d irigido hac:ia afuera; la dirección de sus movimientos sobre el suelo forma una cruz. Esto se hace para ahuyentar a los espíritus atacantes e im presiona r al hechicero que los diri¡;e.
)
fEL
't 4
70
PLORA MÁClCA
Si las fuerzas hostiles son lo suficientemente fuertes, pueden incluso atacar al curandero mismo. En tal caso, éste debe confiarse a la ayuda y l:l protección de seres más altos : En algunos trances, por caminos cerrados a la mayoría de los hombres, bes
tias extrañas se me han enfrentado con intenciones dañosas. Y la presencia Señor y su poderosa luz me hao ayudado a salir ileso de esos lugares.
del
) )
)
)
)
) )
)
) )
)
Y siempre he salido ileso porque hay seres en la otra "mansión" (reinol como· grandes curanderos. . . [Al) llamar a estos espíritus por medio de las plegarias que sé, vienen y ayudan en cualquiu trance.
Tal como han sido descritas -visitas a lagos sagrados u ojos de agua, entrada en la tierra o en colinas, proyección del espíritu, combate físico contra demonios de la enfermedad y animales feroces que obe decen a hechiceros, la introducción mágica de objetos ajenos en el cuerpo para provocar enfermedad y ayuda de chamanes muertos y espíritus sobrenaturales benevolentes-, todas estas experiencias de trance son típicamente chamánicas (véase Furst, 1973-1974 ) . Los saltos mortales son también un fenómeno chamánico común, utilizado para propósitos de transformación. En la vecina Bolivia, por ejemplo, los chamanes de Tacana ejecutan saltos en una dirección para con vertirse en jaguares (sus alter ego) y en la dirección contraria para volver a tomar forma humana (véase Hissink y Hahn, 1961). La infusión alucinógena de San Pedro, pues, es la sustancia mágica que activa los poderes interiores del curandero, así como aquellos po deres inherentes a los objetos de su mesa. Para el paciente, abre el sub consciente "como una flor" y manifiesta las fuerzas que lo han puesto enfermo, susceptibles a los poderes terapéuticos del curandero. Por medio del San Pedro el curandero despierta todos sus sentidos, inclu so un vital sexto sentido, y por la interacción de éstos alcanza la visión : el auténtico objetivo de la sesión curativa y el logro supremo del curandero. Para su ayuda, su guía y su protección durante estas arduas y peligrosas sesiones, el curandero pone su fe en seres espiri tuales, superiores, incluidos los de la fe cristiana así como los del pan teón indígena aborigen. Quizás el más importante aspecto aislado de la terapia del curan dero es el elemento simbólico de la utilización de San Pedro. El San Pedro produce hermosas flores aromáticas que florecen aproximada mente hacia la medianoche. El objetivo de bs sesiones nocturnas de cura es hacer que la mesa, sus artefactos -y por extensión el curan dero, sus ayudantes, sus pacientes y sus amigos- florezcan. Cuando ocurre, el momento cumbre es a la medianoche. De entonces en ade lante, hasta que la sesión finaliz:l, rl podr acumubdo por medio de
sAN P.EURO VISIONARIO
71
tal acción simbólica se aplica a la terapi:l mágica. /\si pues, en esencia, lo que hace un curandero durante una sesión es imitar simbólicamente el ciclo de crecimiento del San Pedro, el cual proporciona el prototipo para el curanderismo tradicional. (Tendremos m::ís que decir acerca de este aspecto en el capítulo 8.) Como resultado de ello, el contexto simbólico de la utilización del San Pedro -perpetuada por una tra dición· cultural de más de tres mil años y manipulada por los curan deros carismáticos- es tan totalmente vital para la terapia afortunada como el factor alucinógeno. Pues, como ha apuntado el estudioso pe ruano Tamayo Herrera ( 1 970: 253 ) , el hombre andino se ve a sí mismo como "una planta más en el campo, fijada a la tierra y depen diente de ella". Respecto de esto, Castaneda ( 1972: 7-8) reconoce como "errónea" su primera suposición de que los aspectos alucinógenos de las enseñanzas de su chamán mentor representaban "la única vía para comunicar aquel saber que don Juan trataba de enseñarme". Finalmente, para situar la metáfora de la planta precisamente a nues tra puerta, es extremadamente interesante observar que aparecían "cac tos que florecían de noche" en las visiones de un paciente norteameri cano luego de culminar en él, con éxito, la psicoterapia junguiana (véasc Jung, l972: 6'�, n. 172).
m
se
""!
5.
73
OS OE PODER cONCEPT
SAVIA ASCENDENTE: PODER Y ESENCIA EN EL UNIVERSO CHAMANICO
wa1eS Puede ser descrito. Las ideas para la siguiente descripción. de· n de lo que se sabe acerca del concepto de poder en el chamantsmo nva
1 h b do en el d í uena de California. Corresponden a lo que e o serva Cast�ne por concepto del descripció la a y Eduardo de smo ani � ;a . _ da ( 1974). De acuerdo con esta ormulacton (que he amphado ltge ·
:�
ramente), los aspectos del poder
CONCEPTOS Dr. PODER : "MACNETISMO " Y "CUENTA"
Acaso el concepto central del chamanismo, en cualesq uiera lugares don. de se le encuentre, es la idea de poder. Dicho sencillamente, se trata de la noción de que subyacente a todas las formas visibles en el mun do, animado e inanimado, existe una esencia vital de la cual emeraen y por la cual son nutridas. A fin de cuenta s todo regresa a este a ao · desconocido inefable, misterioso e impersonal. Las diversas expresion s religiosas de la humanidad son intentos para alcanzar una relación significativa yfo práctica con este poder. Los antiguos chinos lo lla maban fuerza de l a vida o energía vital; los antiguos hindúes se refe rían a él como prana; entre los polinesios es conocido como mana. Su manifestación en el universo es descrit a por la moderna ciencia física por medio de conceptos como la ecuaci ón masa-eneraía y el . � contmuum espacio-tiempo. El psicoanálisis moderno se refiere a su manifestación en la psique humana como libido. Pero únicamente el chamán y el místico se identifican con el poder a través de la experien cia personal directa. Aparentemente, toda la humanidad tiene el po tencial para tal identificación, pero sólo muy pocos entienden este potencial; acaso porque la mayoría no se da cuenta de ello o no sa ben cómo desarrollarlo. Quizás la mejor definición del poder chamá nico es la que le dio a Carlos Castaneda ( 1968: 213) su charnán mentor yaqui, don Juan. Al describir al "aliado", postulado princip al de sus enseñanzas, don Juan lo define como "un poder capaz de transportar a un hombre más allá de los límites de sí mismo". Esto concuerda muy bien con la definición de chamanismo proporcionada por .:VIircea Eliade ( 196+: 4). Sobre la base de un análisis cultural transversal de la literatura sobre el chamanismo, Eliade lo define como una "técnica de éxtasis". El diccionario Webster define el éxtasis como un "estado en el que está uno fuera de uno mismo", lo cual paralelo a la definición de don Juan. Aunque el �xtasis y el poder están íntimamente relacionados, pospondremos la discusión del primero hasta el capítulo 9. El elusivo concepto de poder queda como el eje del chamanismo. Aunque no hay sustituto para la experiencia personal cuando se trata de este tema, parece haber algunas caract erísticas observables por las
l �
es
(72]
�
meluyen:
l] Conocimiento, en especial el conocimiento ritual, y una �er�epción co rrecta de la realidad, los a ugurios y los símbolos. El conoctm1cnto es la sabiduría acerca de la verdadera ·naturaleza de las cosas, la capacidad para "ver" -expuesta extensamente por Castaneda ( 197 1 ) . . , 2] Destino. El poder puede ser buscado, pero la busqueda no garant11a que uno vaya a alcanzarlo. Los modos �e bus�rl? incluyen dr�gas� ,ayuno. mortificación de la carne, sueños, pleganas o suplicas, .Y la . mednacw� o 1� concentración. Pero el destino, o la propia naturaleza mtenor, det�rmma SI . puede uno o no recibir efectivamente el poder. Con mayor frecuencta, rectbe uno una "llamada" o sufre una "enfermedad vocacional" (como en el caso , de Eduardo) . El verdadero poder busca al chaman. 3] Individualidad, es decir, que llega solamente a in��viduos, y sólo a aquellos que lo merecen o están prP.parados. No se mamftesta a grupos, Y no puede ser dado por un chamán a otro (aunque los chamanes pueden trasmitirlo parcialmente por medio del intercambio de objetos de poder). Tratar de hacerlo es peligroso para el dador y el recipiendario. Los que lo han alcanzado, saben; se muestra en sus personalidades carismáticas. 4] Variabilidad. Todo mundo tiene algún poder, pero su cantidad e in tensidad varían de persona a persona. Puede aumentar o decrecer a lo largo _ de la vida. Los chamanes tienen más que el individuo medio, y hay dife rentes grados entre los chamanes. Nadie nace con un poder c�amánico. Drbe adquirirse por medio de un esfuerzo tenaz, aunque el destino deter minará su recepción. Se considera que los chamanes más viejos tienen mayor poder, puesto que han tenido mayores oportunidades de reci�irlo. 5} Éxito. Sin poder, una persona e�tá desamparada. �on el, uno alc?nza t"l éxito, especialmente al curar o al pr:�cticar la. mag1a c?ntra e�e�mgos. El chamán puede garantiz:lr buena fortuna (que tncluye dmcro, St este es un valor sustentado por su sociedad). 6] Enfoque. Aunque el poder lo invade todo, está enfocado en ciertos individuos (los chamanes), en los objetos de poder (especialmente cristales, sonajas y báculos o varas), en 1:\s plantas (especialmente las alucinógenas) y los pais:1jcs n:lturales (en especial las montañas y los ojos de agua). 7} Ambivalencia. El poder puede ser usado para el bien o para el mal -sea como fuere que se los defina rn la sociedad del rh:'lmán-; ello d en relación
con los objetos de poder de una mt>sa y denota su relación mágica
especial con los poderes del chamán.
Eduardo explica el magnt'lismo como "est nci a
l
e
importante" :
La fuerza magnética es una de las esencias innata� en el individuo, en d hombre. Para la persona que no la pone a tr:1bajar en su cuerpo, la esencia se manifiesta casi automáticamente sin que uno se dé cuenta. Pero quien aplica esta esencia con principios, c0n �abiduría, C'On conoC'imiento, es una persona cuyos actos conducen a un triunfo esenl.'ial, profundo. La mayoría de los curanderos -pues ello� conocen rstos principios naturales de l a fuer za magnérira ,;,-¡ hnmhrl' y dr lo� r(¡·m,.urno;- lo� aplir:m d!' un mndo rm·
CONCEPTOS
75
DE PODER
, · 0 sin conocimiento científico. Pero ellos saben que est o es bueno, que p1nc ' acer este · acto es bueno· Si supieran, cómo aplicar. estos principios de una científica o semicientHica, sena mucho meJor. anera m El magnetismo opera en todo aquello que concierne a los elemento� naturales.· el hombre el lugar por donde carnina, la misma tierra. La tierra · está atravesada por redes de agua que s�� buenos �ond�ctore� de la cor�1cnte . t terrestre que gobierna al ind1v1duo. El m s p1e rn�s do dlv Iene Iduo magnética . . . y dos manos. La. . . corriente magnética sube por 1a pierna tzquterda Y bap , por la derecha. . . Es lo mis�o con Ias man.o�. . . Ast pues, hay casos en el tra. . · del curandero que requteren la 1mposicwn baJO de las manos. La fuerza mag . . . ' de una mano de· nética del individuo es muy fuerte. Así que la lmpOSICIOn
h
•
-:
pende de cuál se coloque- sobre un lugar donde hay �lor prov?':a la hhe. . . 'n 0 el alivio del dolor por la fuerza de la mtutcJOn magneuca. . La racw , . mente corresponde al campo [magnético o] electromagnet1CO y actua como · uempo e1 acumu 1ador · la batería general. La cavidad encefálica es al m1smo el generador de las corrientes que gobiernan est.1s cosas. . . Las manos, las untas de los dedos, son las antenas de las cuales emana o chisporrotea la corriente magnética.
�
,
·
�
Eduardo menciona frecuentemente un sexto sentido que juega. un
papel clave en la terapia del curandero. He aquí cómo se relaciona. con
el magnetismo:
El magnetismo es la fuerza eléctrica artivadora del individuo para qu; se . . una con los demt.s. Todos tienen un punto magnéuc:o, una fu�rza m::��neuca vinculada con la tierra, puesto que todos son elementos de la tierra. As1 pues, . al formar una cadena magnética, la atracción de los indiv1duos, la fuerza telepática, el esfuerzo intelectual, unifica a todos �os seres a 1� largo de �ste nexo, de un modo magnético. Esto es, el magnetismo es el hilo � la fuerza telepática es la trasmisión de la fuerza elemental a lo largo del h1lo. Los objetos de poder de la. mesa. no son mer�me�te una colección . . azarosa. de cosas, reunidas cuando el curandero lfliCta su trabaJO. An
tes bien, han sido gradualmente acumulados durant� los años de s� práctica. El curandero empieza apenas con los esenctales: sus ute�SI . lios y unos artefactos cl:\ve. A tr:wés d: los años aum�nta la col�cc10n. . Cada objeto es cuidadosamente selecc10nado o adqumdo en ctrcuns
tanC'ias especiales ; por ejemplo, como un regalo de u� curandero co . lega o de un paciente agradecido, o co�o un desc�b�rmtento en el l�cho de un río, en una montaiia, o en un SttlO arqueologtco. ada uno ttene
�
C:
una significación especial p:ua e curande:o, e� su pro� t� cuenta, que , , es activada por la. acción cataht1ca de la. tnfus10n aluc10ogena de San Pedro. Muchos artefactos
son
hechos p0r el curandero de materiales
cuidadosamente seleccionados de acuerdo con la in�pira.ción recibida en suriios.
Dentr
o
dr! marro simhóliro ronvrnrional que pa�a de cu-
�--
76
POIIF.R
\'
f:SF.NC:IA
F.N
�:1.
I'NlVt:RSO CHAMÁNICO
randero a iniciado, queda espario para la elaboración personal una vez que se ha ganado maestría en el arte curativo. Lo mismo es verdad de los tarjos del curandero, .o sea los cantos rituales. El iniciado aprende los ritmos tradicionales pero, como con los variados objetos de poder
-positivo y
también
negativo-, él elabora sobre el complejo básico
con sus propios talentos particulares y d e acuerdo con la inspiración que recibe de variadas fuentes extrapersonales y sobrenaturales.
Para entender cómo funcionan los artefactos es importante recor dar que para el curandero no son objetos sin vida. Cosmológicamente,
cada uno representa una fuerza particular de la naturaleza. Psicológi
camente, cada uno es una proyección del propio poder interior del curandero, que se activa cada vez que la mesa y sus cuentas son mani pulados en conjunción con la bebida de la infusión de San Pedro.2 Según Eduardo, Ja cuenta de un artefacto es
su relación con el mundo, con el mund o mágico [yJ el mundo. . . real en el que uno vive. Tomemos, por ejemplo, la cuenta de San Cipriano [una estatu a que es uno de los objetos de la mesa de Eduardo y que se considera "gobe r nador" de una importante zona simb ólica relacionada con sus poderes cu rativos]. San Cipriano le hace recor dar a uno, por medio de la cuen ta, cómo actuaba dentro del campo de los "encantos" mágicos. El está muer to, pero su espíritu persiste, vive. Así, por medi o de la cuenta uno hace una espec ie de "llamada" al campo espiritual. Cuando activa uno la cuenta de San Cipriano, su espíritu empieza dentro de uno. (Pregunta : En otras palabras, ¿cada artefacto tiene una cuenta que uno debe invocar cuando la mesa está trabajando ?) Sí. Por ejemplo, la cuenta de un artef acto, de un objeto que tenemos sobre la mesa, está relacionada con el sitio del cual fue traído. En realid ad, la cuenta es todo lo concerniente a la historia, los puntos geográfico s y, más que nada, el poder que contiene. Si uno "cuenta" un artefacto para cierto fin mágico, el espíritu de uno tiMe que impregnar poco a poco el artef acto, r.l material del artefacto, el instrumento. Por ejemplo, tenem os· una vara, una chonta [hecha de la madera tropical dura de ese nombre], que es una madera especial que se va impregna ndo -por me-dio del espíritu de uno, de su potencia- con la forma espir itual del curandero, el mago, de modo que este artefacto tenga todas las características inherentes del espír itu de quien lo prepara. Entonces, de una sola vez, la cuenta se convierte en toda la memoria esencial de aquel que haya formado esa plegaria, esa histo ria, esa referencia. Y por medio de esto, todo el tiempo que sea mani pulad o, contiene mayor cantidad de potencia -esto es, de magia- dentro del campo de su aplicación; por ejemplo, para una enfermedad, para algo que anda buscando uno, en relación con un robo, en relación con un encantam iento de amor, y así por el estilo. El artefacto proyecta su cuenta para lo quP. 2 Aqui está la implicació n de ser uno con el cosmo�, la cual es dr::rmatizada ' en la sesión, como v�rrm os t'n lm capít11los fl y 8.
77
coNCEPTO� DE POOER ·
110 hay cuenta, nu hay natla . Los artcfados se muesea qu_e se lt: de�tine. Si . . eo 1 : d' . o el maestro que los hace moverse con su 1 . 1 su manuca, uenen , ven . fuerta magnética. Todo esto mfluye. . . (Pregunta: ¿El artefacto tiene que tener una espec1e de cuenta, o h'tstoria personal, para el curandero?) . ., Sí. Cad:1 curandero tiene su propia cuenta. Tambren hay cuentas adqm. -esto es, cuentas descubiertas o cuentas dadas como �egalos. Por rr.das _ eJ n lo un artefacto que me dio el señor X.; este artefacto ha Sido contado tr . Entonces se añade a Jos otros artefactos, pero es contado de �n p: m�d0 personal con la vieja cuenta y la nueva cuenta de su nuevo propte o Uno tiene que dominarlo. Uno debe tratar de "llamar" al artefacto : u propia cuenta. En otras palabras, uno debe darle la fuerza profunda de la persona que va a poseerlo. . su (Pregunta: ¿El curandero empieza con pocos artefactos y aumenta . dotación de ellos durante su v1da?) Sí. En mi opinión esto es de lo más esen�i�l. Pero hay cur � ero que han adquirido el arte de sus padre , de su famtl1a; que lo han re'-1brdo como · do· y puesto que están acostumbrados a la cuenta del clan, del grupo un 1ega de curanderos, entonces es más probable que ya sepan y pe�tenez�an a la llene uuo fanll·¡·ra. . . s ·l uno halla un artefacto con una cuenta desconoc1da, . . ' d el arteracto que somete!·1o a Ul1a "localización" o un "trazo" [acl!vacwn . . ' sobre la mesa con los otros artefactos]. Y, por medw de esta locaL1zac1o�, uno descubre para qué es, de dónde es y por qué; todo se revela por medw de la localización.
;��
�� �
�� s
s
.
-
La descripción de Eduardo de lo que s�cedió cuando encontró u . .
�
anti"UO equipo de hechicero (una ceram1ca precolombma que con
) ) )
� piedras en forma de ani��les, seres hu�anos, ¡;artes del cuerpo,
tení
y demás) en un sitio arqueologtco, y lo llevo a �asa con la espera�za .
de "dominar sus cuentas" para usarlo en su propto trabaJO' demuestra . . 1a 1'mportancia ' para el curandero, de localizar nuevos Objet?s de po •
der para asegurarse de que sus cuentas armomzan con su propro poder· ·
Lo recogí para localizarflu] y para ver de qué tip? era. Como resul�ado, estos artefactos se rebelaron. Animales raros y best1as monstruosas sahe r n de .ah'1, e0n hambre y con el deseo de agarrar a la gente. Entonces, cuan o use el equipo en la mc:,a, wdo se distorst·�no y se puso negro. · .Lo·s arteactos empezaron a sangrar. Varios personaJeS con gra� es colmtllos cho ; rrcando sangre salieron y pidieron a mi esposa y mr_� htJOS. Entonces trate . de expulsarlos. Purifiqué el equipo con agua be�dna Y 1? queme, pm cue d día que ¡0 traje a casa habb empezado tar�b1én un rurdo en el techo, lomo de animales salvajes galopando. Y no me depron �n paz asta que h1ce p·l' scs cabalísticos con mis espadas y contrarre:.te_ estas mfluenc1a . . · Para mí [el equipo] no tenía utilidad. Era un a ne acto negr�o, un _ artefacto de hechicería. Esto es, fue utilizado en hech1cen . . . en _epocas . . pa1a destrUir parremotas, ancestrales, por los puebl os mochrca o chrmu
r
�
•
�
..
�
�
�
s
)
2$!1)
M
78
· celas., cosechas, ór¡;;mos [humano)), cte. Y toúo el mal había sido preservado . por siglos por una razón, que es que é�te (el equipo] está diseñado, o con. tado, bajo l a influencia de una persona con esta personalidad. . . Cuando es contado, el objeto absorbe la potencialidad, digamos, la potencialidad inte lectual del hombre que lo manipula y se queda impregnado para siempre.l
Uno de los más importan tes objetos de poder de Eduardo activado por 1� infusión alucinógena de San Pedro y utilizado en ci rtos casos es�eci �lme nt e, Virulentos de brujería o hechicería, es "el gato" Su des
�
.
) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) ) )
.
C�JpcJOn de como lo ob t uvo y cómo lo usó es de particular interés, no s� o por el papel de los · a t s" en el saber mágico europeo, sino tam � � . b �t:n � causa de la relacJOn mt1ma de los felinos con el chamanismo . tradJcwnal sudamen.cano y el considerable simbolismo felino que se encuentra en el antiguo arte ritual de Perú.' La descripción de Eduar .
)
�
:
dem uestra también cómo algo de la ideología cazadora del nJsmo arcaico persiste hoy en día:
d?
chama
T�ngo al�nos talismanes que he preparado por medio de mis propias ideas . e dumi�a?�o es que h tenid? en sueños. El g-..t to juega un papel principal � � en la bruJena y su m1 ada llene un gran poder. Cuando un gato muere. . . � . los OJOS permanecen abiertos. Entonces ahi se refleja todo lo concernien te a 1� tragedia que ha ocurrido en la hora de su mucne. Y lleva en sus pu prlas el momento de [su] rapto hacia la tumba . . .
�
sí pue�, preparé deliberadamente este talismán. Agarré un gato y Jo . mate Y bebi tres vece� la sangre y luego le saqué los ojos. Luego que saqué . , I los OJOS, le corte a garra derecha, la zarpa derecha. Junté todo esto y Jo _ puse en un receptaculo con agua cananga [perfume rojo] durante un rielo completo de la luna. . . Después de eso añadí agua rlorida. Y despué� del . agua flonda añadí alcohol de caña al final, para darle a este felino valentía Y poder para embriagar con su mirada. Cosí juntos los ojos con hilo de seda verde Y roja y los até a una cabeza de fletha de pedernal que hallé en . una ant1gua tumba. Llevo este talismán conmigo, y lo uso de noche, cuando quiero contra r:estar el poder de un gato, de un felino, de algún espíritu atacante del exte rror usado por un hechicero que quiere atacarme o perturbarme. Todo Jo que hago es lanzar mi gato salvaje por medio de una� pocas chi,pas sacadas con la punta de pedernal de la flecha. Y tieuc su pud cr. El gato se va por . las colmas, gnt:mdo y �:hillandu. . . Lo uso en un. bloque de cristal. Este uluquc de �:ristul es como un espejo, Y :1 ga o ve que se mu ve en este o:spcjo. Para la [perturbación] que sea, : . esta alu, mrrando. Los OJOS se encicudcn corno si fueran focos. :este es uno
,t
incident� fue pri�eramente descrito en Sharon 1972a: t 27). Para e l .Papel del fd1no en el ch.1manismo sudamericano, véase Furst ( 1968c) y Re1Chel-DolmatofC 1975). Para este simbolismo en el arte perua· no ¡m•colombino, \· éase Tello (1923). J
79
PODER Y ESENCIA EN El, UNIVERSO CHAMÁNICO
Este
(
(
tali�u1aues dclibcrada1ncntc pre¡K1radus por uusutrus CJI concordancia de Jos idea que uuo tiene, o la inspiración de un sueño, o la intuición.s la ,011
agen vívida de la sig Los ejemplos de Eduardo proporcionan una im sobre su mesa. puestos s individuale er d po de los objetos de nificación
mesa, tomados en conjunto, Por aiiadidura, dice él, los objetos de la cosmo un micro uyen constit
lo de los poderes y misterios de la natu en el cual está representado todo sus varas, con todas esas cosas. raleza situados en ese pequeño espacio con y trasmiten radiaciones. emiten y atraen que antenas como son Las varas de los lugares del universo -esto ones representaci como n o s piedras las y
mundo, la tierra. . . ' el (Pregunta: En otras palabras, ¿tenemos la tierra y también el espacio o
es
l Por supuesto, la tierra (o materia), el planeta, el espacio y en genera del curandero, con las ¡0 agreg::�do -todo con el espíritu del individuo, inherentes ahí. Armonizan con o. . . componen potencial idades físicns, etc., 1 . • un mrcrocosmo. cosmos, E pequcno s un rosmos. el (Pregunta: Supongo que el curandero emite una influencia sobre este mi crocosmo para poder ser capaz de influir sobre el macrocosmo.) Sí, por supuesto. ti es como un pequeño receptor y trasmisor que c�tpla
el óelo?)
estado de sue y emite. Por eso yo digo que cuando un individuo está en un sí mismo. . . En ño o adormecido, el subconsciente se abre por él, se abre a o proaea ton )O, por ejemplo- que están a tono
( Prc¡.,rr mta: En olr:ls pal,,bra�. ¿tr;�bajar con el "reme�io'' y las cuentas la mt••a e� romo tener un poder consciente sobre el sub
este trabajo.
. tt·fa.:tos de y lo� u cun�riente y t0das
la�
fut>rt:ls del uuiHrso � )
t·�.tnamcnte. Con
(•1 rt'lllt'C io, e l rspíritu - o más correct:Jmente, las más farult;u.ks fí�ira�·- �e vut.l ..Jt,�l ip�ión
127).
C11C JH•hlit:�o.la
orí�in.dlllf'lll