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Poco a poco, se va esclareciendo el porqué de que hayamos de dormir Jerome M. Siegel
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Poco a poco, se va esclareciendo el porqué de que hayamos de dormir Jerome M. Siegel
as aves, las abejas, hasta las " pulgas amaes tradas" lo hacen, esc rib ió Cale Porter . Se refería a enamorarse, pero podrí a haber dich o lo mismo del dormir, qu izá camb ia ndo las pul gas por las moscas del vinagre . Seg ún Macbeth , dormir "dese nreda la mar añ a de las preocup aciones" y es " bálsa mo de las me ntes atormentadas, seg undo se rvicio en la mesa de la gra n Na tura leza, principal alime nto del fes tín de la vida" . Sa ncho Panza lo ensa lzó , llam ándolo "manjar que quita la hambr e, agua que ahuyenta la sed, fu ego que calienta el frío, frío que templa el ardor. .. balan za y peso que iguala al pastor con el rey y al simple co n el discr eto" . Simp les y discretos no han dej ado de plant earse dos preguntas afines : Dorm ir, ¿qué es? ¿Po r qué nos es necesario? La segunda tie ne una respuesta trill ada: para mau teu erse despier to y alerta hay que habe r dorm ido bi.en. Pero así se elude la difi cultad; es como decir que se co me para no pasar bamb re o que se respira para no asfixiarse, cua ndo la auténtica fu nción de la co mida es proporcionar nutri entes y la de la respiración introducir oxígeno y expeler dióxido de carbo no . Pero acerca de la func ión del dormir uo co ntamos co n una exp licación tan clara . Dicho esto, la investi gación del sueño -no llega a l sig lo que exis te como disciplina- ha apor tado ya conocimien tos suficientes co mo pa ra fo rmular bip ótesis razo nables sob re la fu nción de ese estado letárgico que co nsume un tercio de nuestras vidas.
l : U... PD Potter Stewart, ju ez del Tri bunal Supremo de los EE .UU . en el tercer cu arto del siglo xx, se le recuerda so bre todo porqu e, incap az de de finir la obs ce ni.dad, se ntenció: "La recon ozco en c uanto la veo" . Valdría decir lo mism o del sueño . Pese a q ue resul ta difícil definirlo co n exactitud, lo normal es q ue se pa-
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ma s que alg uien du erme : no parece rá prestar atención a su ento rno, perm anecerá más o men os inm óvil. (S in embargo, los delfines y otros mamí feros marinos nada n mie ntras d uermeu , y alg unas aves pued en dormir dura nte sns largas migrac io nes .) En 1953, un o de los pio neros de l estudio de l sueño, Na tha nie l Kleit rnan , y su alum no Eugene Aserins ky, de la Uni versidad de C hicag o, desacr ed itaran pa ra siempre la común opinió u de q ue dormi r co ns is tía sólo en el cese de la mayor part e de la ac tiv ida d ce rebral. Descubrieron que dura nte e l sueño se distinguí an unos períod os en que los ojos se mov ía n con ra pidez; se los s uele co noce r hoy por 's ueño REM ' (i nic ia les del in gl és ' Ra pid Eyes Move me nt') . S u ex is tencia im pli cab a que mie ntras se dormía, alg una ac ti vidad había. En todos los ma míferos terres tres examinados se de tec ta sue ño RE M, que va alte rna ndo en un ciclo regul ar co n el 'sueño no REM ' , o 's ueño li gero' . Más reci entemente. el mayor progreso ha consis tido en dilu cid ar la naturaleza de l sueño desde un pu nto de vista neuronal. D ura nte los últimos 20 añ os, se ba id o apre ndie ndo a introd ucir e n distin tas regiones del ce rebro unos microelectrodc s (de sólo 32 micras de gro so r, más del gados que el má s fino de los cabellos humanos), Estos dispositi vos no pro duce n dolor una vez impl antados; se los ha ap licado tanto a personas co mo a un a gra n varie dad de anima les de laboratori o, mie ntras desarro lla ba n sus act iv ida des norm ales y mientras dormía n. Se ha demos trado así qu e, co mo era de esperar , la mayoría de las neuronas cerebrales fun cionan , mi ent ras se es tá despierto, al máxi mo niv el , o casi , de ac tiv ida d. So rpre ude, en cambio, la varia bilidad de las activ ida des neu ronal es mientras se du erm e. Pese a q ue d ura nte los sueños REM y no REM la pos tura e ina tención de l que duerm e se parecen , el cere bro se compor ta de modo co mple tamen te distinto en esas dos fases . INVESTIGACiÓN y CIENCI A, enero, 2004
Durante el sueño no REM , las neuronas efec túan en regi ones diferentes tare as distintas. La mayorí a de las que se encuentra n en e l tall o cere bral, jus to sobre la médula espinal, redu cen o suspenden su actividad mientras qu e la mayoría de las neur on as de la cor teza cerebral y regione s co ntiguas en la parte an terior del cerebro (prosencéf alo) , aunqu e redu cen su es tado de excitación, lo hacen en menor medida. El cambio más llamativo se da en la paut a global de ac tividad. En el estado de vigilia, cada neur ona se ded ica más o menos a cumplir su pr opi o come tido. Durant e el sueño no REM, por co ntra, las neuronas cor tica les co ntiguas actúa n sincro nizadas, co n un ritmo de baj a frecuen cia. (Por paradój ico qu e parezca, es ta actividad elé ctrica sincrónica genera ondas cerebrales de un voltaje super ior al de las ondas qu e se produ cen en es tado de vigili a. El cerebro gas ta así menos energfa.) La re spiración y el pul so sue len ser entera mente regulares duran te la fase no REM ; pocos cuentan que hayan tenido sue ños en ella . Un grupo muy pequeñ o de células cerebr ales (unas 100.000 en los seres humanos), situado en la base del pr osencéfalo, desarrolla su máxim a actividad sólo durante el sueño no REM . A es tas células se les den omin a neur ona s adormec edoras; al parecer , inducen el sneño. Aún no se sa be qu é señales las activan, pero cuando aumenta el calor corporal en estado de vigilia se activan algunas de es tas células; ell o podrí a expl icar la somno lencia qu e aco mpa ña tan a menudo a un baño cali en te o a un día de verano en la playa. Durante el sneño REM , en ca mbio, la acti vid ad cerebral se asemeja a la de su es tado de vigi lia. El vol taje de las ondas cerebra les es baj o porque las neur onas actúan indiv idu almente. Y la mayoría de las células del pro sen céfalo y del tall o están plenament e ac tivas;
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env ían señales a otras neur ona s en proporcion es tan altas como las obse rvadas en estado de vigilia; si no más altas . Durant e el sue ño REM el cer ebro gas ta tant a en ergía co mo despierto. La má xima actividad nenronal acomp aña a los espas mos y movimientos del ojo que dan su nombre al sueño REM. Las células espe cializadas del tall o cerebra l induc toras del sueño REM se vuelven especialme nte activas dur ante éste. Par ecen ser las responsables de ge nerar tal es tado. Soñamos sobre todo dur ante la fase REM . Lo s sueños van acomp añado s de una ac tivación frec uente de los siste mas motores del cerebro, qu e, si no, sólo funcio nan mientr as nos mov emos despiertos. Por fortun a, dos acciones bioquími cas complementarias inhiben en su mayor part e el movimiento durante el sueño REM. E! cere bro suspe nde la lib era ción de ciert os neurotransmi sores (moléc ulas que tran smiten señales de un a neur ona a o tra en las sinapsis, o puntos de conexión entre do s neu ron as) y libera otros; es decir, el cere bro suprime lo s que acti varían las moton eur onas (las célul as cere brales que contro la n los músculo s) y da vía libre a los qu e las desactivan . Es tos mec ani smo s, empero, no afec tan a las motoneuron as co ntro ladoras de los mú sculos que mue ven los ojos , posibilit ándose así los rápido s movimientos oculares que dan su nombre a la fase del sueño REM . El sueño REM afecta tambi én profund am ent e a los sis temas cerebrale s qu e contro lan los órga nos int ern os del cuerpo. Por ejemplo , el pul so y la respiración se vu elv en irre gul ares durante su transcurso, tal y co mo oc urre mien tras es tamos despiertos. Asimi smo , la regulación de la tempera tura del cuerpo se torna men os fin a y va siguie ndo, co mo la de un reptil , la de! ambieut e. Adem ás, en los macho s se producen con fre cuencia ere cciones y las hembr as experim entan dila-
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