ANÍBAL COLÓN ROSADO
FILOSOFÍA DE LA TÉCNICA
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EDITORIAL DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO 1992
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Primera ed...
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ANÍBAL COLÓN ROSADO
FILOSOFÍA DE LA TÉCNICA
i
EDITORIAL DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO 1992
CONTENIDO
Primera edición, 1992 © 1992 Universidad de Puerro Rico Arúbal Colón Rosado Universidad de Puerto Rico Sistema da Bibliotecas Sección de Adquisiciones - Prog. cente Box 23302 UPA Station Río Piedras, Puerto Rico 00931·3302
Catalogación de la Biblioteca del Congreso Library of Congress Cataloging in Publications Data
cultura Libre Colón Rosado, Aníbal La filosofía de la técnica / Aníbal Colón Rosado. p. cm. ISBN 0-8477-2832-3 1. Teclmology-Philosophy. l. Tittle. T14.C574 1990 601-dc20 90-13966 CIP
Presentación
1
Técnica y fenomenología
II.
Técnica y racionalidad
IX 1 40
III. La máquina: perspectivas filosóficas
70
IV. La técnica: consideraciones éticas
93
Tipografía y diseño: José Luis Díaz Portada: Nívea Ortiz Impresoen PuertoRíco Printed in Puerto Rico
EDITORlAL DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO Apartado 23322 Estación de la Universidad Río Piedras, Puerto Rico 00931-3322
V.
Hacia una cosmovisión artificial
133
Glosario
161
PRESENTACIÓN
Damos a laluz pública estos ensayos como una primicia de futuras vendimias filosóficas. Hemosquerido recoger en un solo volumen algunos escritos relacionados con temas filosóficos. El libro contiene cinco piezas dedicadas a la filosofía de la técnica. Estas son fruto de un esfuerzo reciente y forman parte de un proyecto de investigación aún inconcluso. Nuestro propósito consiste en iniciar una crítica - en el sentido filosóficode la razón eficiente, es decir, de ese paradigma que se abre paso en las entrañas de la cultura contemporánea. Podríamos decir que la técnica se ha convertido en una especie de cripto-metafísica que domina los esquemas mentales de la época actual. Tal vez exista alguna relación entre esta hegemonía tecnocéntrica y el proceso denunciado por Heideggery que consiste enla reducción de la metafísica a una mera técnica. En otras palabras, la técnica como metafísica reflejaría un vínculo íntimo y profundo con la metafísica como técnica. Percibimos aquí un juego muy sugestivo entre la metafísica de la técnica y la técnica de la metafísica. Angel J. Cáceres, siguiendo las líneas fundamentales del pensamiento heideggeriano, concluye que, desde Platón y Aristóteles, filosofía, metafísica y lógica, como pautas y elementos de la tekhne, han sellado el destino de Occidente. "En el marco de esta tekhne, entendida
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x como dominación, de la cual es instrumento el Iogos, e instalada en el dominio del ente, surge la concepción 'metafísica' del hombre". No es necesario comulgar con las especulaciones heideggerianas para percatarse de la seriedad del fenómeno técnico. El tema incide, de alguna manera, en las preocupaciones clásicas de la filosofía. Sabemos que existen excelentes tratados que recogen sistemáticamente los tópicos fundamentales del pensamiento técnico. Sirvan nuestras meditaciones como un modesto aporte en este diálogo fecundo del conocimiento. Algunos de estos ensayos han sido publicados en revistas filosóficas de Puerto Rico. Agradecemos sinceramente la gentileza de la dirección de esas revistas. Parte del escrito "Técnica yracionalidad" sirvióde base para la ponencia del autor en el Primer Congreso de la Sociedad Puertorriqueña de Filosofía, y el escrito "La técnica: consideraciones éticas" recibió el primer premio de la Fundación Cultural Hispanoamericana. También deseamos expresar nuestra gratitud a las siguientes personas que han colaborado con nosotros para llevar a feliz término esta obra: Roberto Torretti, Amneris B. de la Mata, Carola Llompart, Idalia Cordero, Félix Santa y la Editorial de la Universidad de Puerto Rico.
TÉCNICA Y FENOMENOLOGÍA
1 Don Idhe publicó una serie de ensayos bajo el título Technics and Praxis. Algunas piezas de la antología discordaban con la unidad temática, pero el lector podía aislar un bloque de escritos que refle~aban un esquema fenomenológico uniforme. El autor slgue ~uy de cerca el modelo de Edmund Husserl (Ego - cogita cogitatum) y el concepto In-der-Welt-sein de Martin Heidegger. Idhe simplifica los complejos laberintos de la filosofía europea con el propósito de adaptarla al p~blico norteamericano. De esta manera, expresa la pnmera intencionalidad con una flecha que parte del ser humano y apunta hacia el mundo (Human-+Warld). El esquema quedaría incompleto si excluimos una. segu~da l~ea, endirección contraria, que representa [amrencionalidad refleja (Human ~ World). La segunda flecha recoge el movimiento "from that which is experienced towards the position from which the experience is had". 1 A la verdad que Idhe no exagera al decir que ha simplificado las intrincadas ideas husserlianas y heideggerianas al reducirlas a una relación bidirecci~nal entre dos polos. La primera línea supone un sujeto virginal-quam tabula rasa-muy lejos de lo que nos revela 'Don Idhe.Techllics alld Prnx;s. Dordrecht: D. Reidel. 1979, p.16.
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la psicogénesis. Lasegundaflecha tampoco es adecuada para reflejar la rica experiencia del Umwelt. Ahora bien, el investigador es consciente de lo anterior, y nos presenta varios ejemplos de una nueva fenomenología que complica el esquema fundamental, e integra los elementos de la tecnología en el análisis del conocimiento. El primer ejemplo coloca la máquina entre el sujeto y el objeto de experiencia: Human - machine --+ World. En este sentido la máquina es un "medio" de experiencia en el foco primario. Nuestra experiencia se realiza a través de las máquinas. Aquí cabe la pregunta: ¿Es la máquina parte del mundo? El guión que separa"ser humano" de "maquina" señala una relación de transparencia parcial entre el yo y la alteridad del instrumento, v .g.la tiza, el lente, etc. Volveremos sobre este punto cuando lleguemos alas páginas de Heidegger. Conste desde ahora el contraste entre la acción a ojo desnudo y la mediación instrumental. Por un lado, la instancia intermediaria confiere extensión y amplificación a la experiencia; por el otro lado, trae reducción y transformación. Piénsese, por ejemplo, en el uso del teléfono. El uso del instrumento no es neutral en lo que concierne a la experiencia: hay correlación entre el objeto de experiencia (noema) y el modo de experimentarlo (noesis). El segundo paradigma fenomenológico responde al siguiente patrón: (Human - machinerwvoríd. N óteseque ahora el sujeto y la máquina se enfrentan como una unidad al mundo. El aparato o instrumento no se encuentra tematizada en semejante coyuntura, y se podría considerar como una parte simbiótica del acto noético o de laexperienciadelcorrelacionado noemático en el mundo. Si la experiencia del primer ejemplo era mediatizada a través de la máquina, esta vez la relación es In-corporada, encarnada. En el caso del piloto,
verbigracia, la máquina muestra cierta transparencia parcial en el sentido de que ella misma no es objetivada o tematizada, sino que es asumida en su experiencia de la alteridad en el mundo. El tercer ejemplo se refiere a la relación llamada hermenéutica: ííuman-« (machine- World). El termínus ad quem experimental primario recae en la máquina. En esta categoría entran los ingenieros, pues se trata de una experiencia de o sobre la máquina. Esta deviene "lo otro", y tiene diversas posibilidades. "The closer to a focal thematized 'other' the machine becomes the more the significance of world must take on machine -Iíke appearance characteristics".' Finalmente, el cuarto modelo indica la constitución tecnológica de nuestro siglo: Human
--+
(MnChine ) World
Hoy nos rodea una especie de tecnosfera; estamos entre máquinas, que sirven de trasfondo a la existencia total. Proponemos otros modelos adicionales quena aparecen enla obra de DonIdhe. Podría concebirse una situación enlaque no sólo vivamos dentro y entremáquínas, sino también albergasaparatos artificiales dentro de nosotros física y psicológicamente. Tal hipótesis ya es una realidad a nivel físico, si pensamos en los diversos artefactos que emplea la medicina moderna para sustituir o regular órganos internos. En la perspectiva psicológica, la mentalidad mecanicista y automatista, sea condicionada explícitamente sea aspirada por ósmosis, nos permite parodiar el deus ex machina con la machina ex persona. Sí, porque tanto ha penetrado el 'Véaso:- Abraharn Moles y André Noiray. HEI pensamiento tecnico filusofiR. Bilbao: Ediciones Mensajero, 1974,. p.504.
N ,
l.D
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maquinismo en la psique actual, que va formando una segunda naturaleza que brota ad extra en solidaria comunión con el sujeto. Ilustremos gráficamente esta nueva realidad con un modelo semejante al cuarto ejemplo de Idhe, pero alterando los términos. La máquina se funde con el sujeto frente al mundo como campo de intencionalidad:
HUman) ( Machine -
World
La ciencia del futuro o el futuro de la ciencia nos dirá cuáles han de ser las interesantes implicaciones fenomenológicas de dichos cambios en el plano antropológico. ¿Cómo se afectarán los sentidos y los órganos vitales al intervenir factores artificiales en su constitución íntima? ¿Qué transformaciones sufrirán la percepción y el resto de las actividades psicológicas? Dejemos estas preguntas al cuidado de los investigadores que ya han dado ala luz las primicias de una nueva fenomenología de la percepción. Mientras tanto, examinemos brevemente los últimos modelos que hemos prometido. Aunque parezca descabellado, quizás podamos intuir un esquema en el que todos los elementos queden trenzados en una unidad orgánica, representada así:
(
HUman)
Machine World
Claro está, surgirá la objeción de que aquí falta el mínimo margen de distancia entre el Ego y el cogítatum requerido por la intencionalidad. Aun así, dada la extrema complejidad de las máquinas y la interrelación evolutiva de los elementos, se impone por lo menos una
relación circular que incluya la dinámica del feedback. No se interprete este esquema como un ensayo de panmaquinismo o una simple fusión mística. El hecho es que el mito de Leviatán desaparece paulatinamente, y el sentimiento de amenaza cede su lugar a una integración del objeto y del hombre gracias a la idea de funcionalidad dentro de un sistema coherente. Se llega a pensar queel medio artificial será el verdaderohabitat, a medida que la "naturaleza" se transforma en vestigio histórico. Todo depende del alcance de la definición de natura y si se descarta el artificio como una etapa o la punta de lanza de la evolución natural. En caso de que se conserve la realidad del llamado mundo natural, se establecerían unos vínculos dialécticos entre éste y el hombre marcado por las creaciones artificiales.
2 Si bien es cierto que el mito de Leviatán pertenece al pasado, no es menos cierto que la tecnología deja su huella en la mitología contemporánea. Habiendo sido superada la imagen ingenua de la naturaleza, urge una interpretación fenomenológica de la física que tome muy en cuenta el factor instrumental. Esta exigencia nos remite, en parte, a la fenomenología de la instrumentalidad segúnla filosofía heideggeriana. Nos remite igualmente al tema del status de la técnica como corresponsable de los instrumentos de observación e investigación y como elemento digno de la reflexión filosófica. Tal vez exista el temor de que el pensamiento técnico degrade la sublime misión de la filosofía y de la ciencia. Por consiguiente, predomina la tendencia a dejarlo en manos de historiadores y sociólogos. Robert Cohen y Mark W. Wartofsky son de la opinión de que la filosofía de la técnica, "as an analysis and critique of the concepts, methodologies, implicit epistemologies and ontologies of technological praxis
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and thought has remained underdeveloped". 1 Es difícil medir el grado de subdesarrollo de la "tecnofílosoña". Por lo menos en Francia y Alemania hay evidencia de un esfuerzo serio y sistemático en ese ámbito de la actividad intelectuaL El estancamiento estriba, como bien apuntan Cohen y Wartofsky, en que se aplican los modos clásicos de interpretación y reconstrucción filosófica. Este es el caso, por ejemplo, de la praxiología de Kotarbinski, quien ha estudiado la lógica del pensar y del hacer técnicos. ¿Por qué no considerar la técnica como un fenómeno sui generis? Cuando se analizan las relaciones entre la ciencia y la técnica, esta última suele mostrar un carácter vicario, peor aún, una carencia ante los cánones del modelo nomológico del saber científico. Sin embargo, tenemos filósofos, como Martin Heidegger, que han ido más allá de las simples apariencias vulgares de la técnica y han defendido una tesis un tanto radical y peregrina: la primacía de la praxis o tekhne respecto de la ciencia y la filosofía. En cierto sentido, la idea de que una teoría de la acción preceda o fundamente una teoría del conocimiento, no es tan extraña. Ultimamente se abre camino como un signo de los tiempos. Desde el materialismo marxista hasta la psicología genética de Piaget, se reconoce cada vez más la primacía de la acción. Ylas palabras de Goethe inilla tempere resuenan frescas en los oídos modernos: "Im Anfang war die Tai",' En el presente ésta sigue vigente, pero encarnada 'Don Idhe, Technics and Praxis, p.XL Ihde agrega, más adelante, que la tradición filosófica supone que la tecnología se reduce, en el mejor de los casos, a una ciencia aplicada. Esta suposición alberga un juicio ontológico latente: la preferencia filosófica pare! "platonismo" (Ibid" p.XVIIl). • Esta frase resume la línea simple de Fausto. Si la primera parte expone el goce de la vida en la pesadez de la pasión, la segunda parte propugna el g.oceconsciente de la belleza que conduce al goce en la acción. La escena que serve de marco al texto nos presenta a Fausto en el gabinete de estudio,
en innumerables instrumentos y orientada escrupulosamente hacia la eficiencia. La técnica se ha convertido en el prototipo de la acción eficiente. A tono con la tesis heideggeriana, Don Idhe propone una fenomenología de las relaciones hombre-máquina "as the basis for subsequent understanding of the fundamental possibilities which pose themselves within technological culture". 5 Como veremos más adelante, Heideggerplanteólacuestióntecnológicaensucontexto de razonamiento calculador y al nivel más básico del análisis de los utensilios. Ambas perspectivas quedan englobadas en una preocupación más profunda que alcanza el significado ontológico del tema.
3 El autor de Sein und Zeirinvestiga, efectivamente, los fundamentos ontológicos de la técnica. Los rudimentos
traduciendo el original del Nuevo Testamento a su amada lengua alemana. Esta tarea, de corte luterano. lo lleva a proponer varias interpretaciones al logos bíblico: palabra, sentido, fuerza, acci~n. He aquí. el text~ íntegro:Gescrieben steht: "1m Anfang war das Worl / Hle: s~k lCh.,schon. Werhilft mi. weiter for?/ reh kann das Wort so hoch unmoghch schatzen.j Ich muss es anders übersetzen./ Wenn Ich ven Geist recht erleuchtet bin/ Geschrieben steht: Im Anfang war der Sinn/ Bede~e wohl die erst~ ZeileJ Oass deine Feder sich nicht übereilel/ Ist es der Smn der alles wirkt und schafft? / Es sollte stehen: Im Anfang war die Kraft! Doch a~.lC~ inde~ ich dieses niederechreíbe/ Sehon wamhnich was, dass lch dabel rucht bleibe.y Mir hilft der Geist! auf einmal seh'ich RatjUnd schreibe getrost: Im anfang war die Tal. (Escritoestá:"Ene! principio era la paiabra..." Aquí me detengo ya perplejo. ¿Quién me ayuda a proseguir? No puedo en manera alguna dar un valor tan elevado a la palabra; debo traducir esto de otro modo si estoy bien iluminado por el Espíritu. Escrito está: "En el p~ipio era el senti~o ..." Medita bien la primera línea; que.tu plumano ~ preC1p~te..¿~el pensamlent~ lo que todo lo obra y crea? ... Debiera estar así: En ~I pnncipio er~ la fuerza ... Pero también esta vez, en tanto 'lue esto consigno por esento, algo me advierte ya que no me atenga ~ ello. E.I Esp,~ritu ac~de.e~ mi auxili?!?,e ímprovésoveo la solución, y escnboconfmdo: En el prUlciPlOe~a la a~Cl~n .J. K. Marx recoge, en una tesis lapidaria, .el p~grama d.e su filosofm: DIe Philosophen haben die Welt nur verschieden mterpretiert, es ko~t aber darauf an,siezu verandern" ("Thesim ü!Jer Feuerbach,MEGA, Lv). Los filósofos simplemente han interpretado el mundo de diversas maneras; ha llegado el momento de transfonnarlo.) >[lon Idhe, Technics and Praxis. p.3.
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de dicha investigación se encuentran en el "análisis de los utensilios", primicia de unafenomenología de rasgos antihusserlianos. La consideración de los instrumentos parecería un modesto apéndice de una elucubración harto abstracta. Sin embargo, es una pieza muy importante en el rompecabezas del pensamiento heideggeriano. Notemos que el tema es parte de la etapa"Die Analyse der Unweltlichkeitund Welt1ich1<eit überhaupt". La mundanidad del mundo es algo más que la res extensa y la res cogitans de Descartes. El fenómenoconocidocomomundosenosrevelanotanto en el estudio de la constitución de las cosas según procedende lanaturaleza (das VorJumdene),cuantoenel análisis de los utensilios cotidianos (Zeug, das Zuhandene). Por ende, el mencionado proceso acaece como el medio por el cual se hace fenomenológicamente aparente la mundanidad del mundo. De esta manera la praxis óntica es condición sineqUfl non hacia la relación ontológica con el mundo: "Bewandtnis selbst als das Sein des Zuhandenen ist je nur entdeckt auf dem Grunde der Vorentdecktheít eíner Bewandtnisganzheit... Diese vorentdeckte Bewandtnisganzheit birgt einen ontologischen Bezug zur Welt in sich". ó Los utensilios, que en el sentido lato abarcan todos los productos del hombre en estado de civilización, nos hablan del carácter instrumental (Zeug) de las cosas y de un arco intencional distinto al de la fenomenología tradicional. La realidad del ln-der-vvelt-eein exige un compromiso concreto y práctico con las cosas. Ya "Martin Heidegger, Sein und Zeit, Tlibingen: Neomarius Verlag, 1949, p.85. La conformidad núsma en cuanto ser de lo Ha la mano" s610 es en cada casodescubierta sobre la base del previo "estado de descubierto" de una totalidad de conformidad... Esta predescubierta totalidad de conformidad alberga en sí u na relación ontológica COn el mundo. Consultamos, con ciertas reservas, la traducción realizada por Iosé Gaos, El sery el tiempo. México: Fondo de Cultura Econ6mica, 1951.
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podemos vislumbrar las implicaciones existenciales de esta postura y los preámbulos deunsistema que concede prioridad a la técnica en su relación con la ciencia. Esnecesario observar el ambiente de lacotidianeidad para percatarse de que la primacía no recae sobre el puro conocimiento perceptivo, sino sobre el interés de manipular y utilizar las cosas. Tales entidades no son de ese modo objetos paraconocer teóricamente el "mundo", son simplemente lo que es usado, 10que es producido.' Se esboza aquí una ontología deja acción, en la que lo presente (Vorhnndenheit) descansa sobre lo que está a mano (Zuhandenheit). Como era de esperarse, Heidegger se remonta a los umbrales griegos con el fin de palpar la raíz de las observaciones ontológicas que culminaron con el destierro de la primacía de la praxis y con la identificación del ente con la res. Señala que los griegos tenían un término apropiado para" cosas": pragmata, es decir, lo que uno tiene que hacer con sus propios asuntos (praxis). Pero ontológicamente los griegos dejaron en la oscuridad el carácter específicamentevpragmético" de los pragmata." "Ibid., p. 67. "Die niichste Art des Umganges ist, wie gezeighl. wurde, aber nicht das nur noch vemehmende Erkennen, sondem das hantierende, gebrauchende Besorgen,das seineeige~e'Erke.:mtnis' hat. (...) Im Bezirk~er jetzigen Analyse ist als das v,:,rthe~atische.Se1e~de das .a~gesetzl, das un umweltlkhen Besorgensich ;<elght.DiesesSeiende 1St dabel níchrCegenstend eines theo""tischen 'Welt' Erkennens, e5 ist das Gebrauchte, hergestellre u. dgl. (pero la forma inmediata ~el ~dar" uno eS, co~,o se most.ró, el conocimiento no más que p Vortnige und Aufsiitu, p. 56. En este texto H,:,id,:,gger concluye q.ue el esquema nopresentativode laciencia moderna no comcldecon el.pensam.lenlo griego: "Dasssíchdas Anwesende, z.B. dIe Natur, der ~en.sch, die Ceschichte. dieSprache a1s das Wirkliche in seiner Gege~llln?igke~therausstellt,. dass in einem damit die Wissenschaft zur Theorie wJrd, d,e dem Wlrkhchen nach- und es im Gegenstandigen sicherstellt, wáre fi.ir den mitlelalle~lichen Menschen ebenso befremdlich, wie es fUrdas griechische Denken besturzend sein müsste." (Ibid., p. 57.). Para una mejor inteligencia de la semá~tica heideggeriana, ch. las notas del tradudor,.particular~entelo que concierne a las palabras Stel/en y Gewirk, The Quest",n COlIcernmg Technology, pp. 15, 167-168. (El hecho de que ~Io presenciante" - e.g.1a naturaleza, ~ h.omb.re, la historia, el lenguaje _se ponga en marcha como lo real en su objehdad, ~I hecho de que, corno complemento a esta ciencia, es tr~for.mado en la teona que entrampa lo real y lo asegura en objetividad, hubiera Sido tan extr~o al hombre medieval como hubiera sido de espantoso para el pensanuento griego.)
16 Lo real deviene, por consiguiente, rastreable, en su objetidad. Comoresultadode lo anterior tenemos esferas
o arcos de objetos -Gebiete von Gegenstdnden-. que la observación científica puede atrapar a tono con su estilo. La característica fundamental del representar por medio del cual la ciencia moderna corresponde a lo real sedesglosa en tres aspectos, asaber: la representación captadora, que asegura todo en aquella objetidad que a su vez puede ser rastreada.
5 Fue la diferencia entre la mirada préxica y la observación teórica la que nos obligó a remontarnos a los contrastes entre la vida contemplativa y la vida pragmática y, por este camino, a preguntarnos sobre la esencia de la ciencia moderna. Heidegger, con su estilo tan peculiar, nos transporta a un mundo de ideas interesantes y agudas. Pero el ropaje de tanta metáfora, de tantos juegos etimológicos tiende a enredar platónicamente la realidad. No nos extrañe, pues, que en su afán de des-cubrir y des-velar el ser, terminemos por arroparlo con su rebuscada terminología. Lo peor del caso es que la ontología del Anwesen y la teoría de la prioridad de la praxis necesitan el complemento de estudios palpables al estilo de [ean Piaget y sus asociados. Después de esta primera impresión hemos de reconocer, no obstante, que el análisis heideggeriano trasciende los planteamientos triviales y los lugares comunes que ahogan al pensamiento técnico en la actualidad. Cuando habla de la técnica, el autor quiere partir de las mismas raíces ontológicas que vinculan la obra del hombre con la revelación del ser. Y es aquí donde encontramos el quiddel asunto, ya que las veredas del ser (Holzwege) pasanpor las preocupaciones ónticas, yta1es preocupaciones no seencarnanenacercamientos
17 teóricos o abstractos a las cosas; tampoco en una clasificación estática de propiedades in vacuo. Volvamos al análisis de los utensilios para verificar el contraste de los enfoques. La fenomenología de Sein undZeitdistingueentreunaobservaci6nte6ricace~trada en la herramienta como objeto adornado de CIertas propiedades, por una parte, y la mira.da práxica que acentúa la manifestación peculiar delmstrumento en uso. De hecho, el instrumento goza de cierto grado de transparencia mientras se utiliza. Esta retirad~ o cuasidisipación trae una connotacíon distinta al objeto,.que ya no aparece simplemente como algo -para-ser-visto. Nuestra vida cotidiana se las arregla no tanto con las herramientas per se, cuanto con e1 trabe¡ aJo. " "Martin Heidegger, Sein und Zeit, p. 69. "Das Eigentümlichedes z~hst Zuhandenen isl es, in seiner Zuhandenheit sich gleichsam z.u~ckzuZlehen, um gerade eigentlich zuhanden zu sejn. Das, wobei der anfaghche Umgang sich zunachst aufhált, sind auch nicht die Werkzeuge ;elbst, sondern das Werk. .." (Lo peculiar de lo inmediatamente "a la Inan? es el r~traerse, ~r decirlo así en su" ser a la mano"' para Ser justa y pfl?plamente a la rr.tano . Tampoco 'aquello cabe lo cual se detiene inmediatamente el cotidiano "andar" son los útiles mismos para obras, sino que es la obra [lo que ha~ ,!~e producir en cada caso...]) Vid. a este respecto los sugeslivos anahsls fenomenológicos de D. Idhe en tomo a los si~uientes. objetos, apa.ratos .y máquinas: tiza, tinta, teléfo,:,o, telescop.ío, microscopio, automóvil, traje espacial, ordenadores (Techmcs and Pra.us, pp. 9-19, 23, 30, 58). ._ Ya Maurice Merlau-Ponty habla estudiado el papel de los utensil,lOs en el desarrollo del esquema corporal, amén del bastón como prolonga.Clón de la mano. La dinámica perceptiva de lo~ cue~~ h~~anos los convle~te en lugares de elaboración y como de una cierta VISIón de~ mundo. La Vida de nuestra comunicación _ vie ouverle - "s'annexe des obj~ts na.turels en les détournant de leursens inmédiat,elle se construit des outils, des mstruments, elle se projelle dans le milieu en objets culturels... le ~he~a corporel ~sur_e lacorrespondance ímmédicre de ce qu'i1 O'enf~nt) vott fall;et d,:cequ 11 fal! et que par la l'utensile se precise come un ttUlmpuUlndum deterrnméet autrUl cornme un centre d'acfion humaine" (Se apropia de objetos na~urales cuando los desvía de su sentido inmediato, const-.:uye herram.entas, . trumentos, se proyecta en el medio ambiente en objetos culturales..: el ~uema corporal asegura la correspondencia inmediata entre lo que el niño quiere hacer y lo que hace, y que por eso el utensilio se pie~ como un m¡mipulllndum detecminado.y ade~c~o una c,:ntro de acción humana). (Phénomeno1ogie de 111 pen:ephon,Paris. Ed.tions Galll~ard,1945, pp:-~6-407.) En otra obra, Merlau-Ponty afirma que la perspecti,:,a del. Re~CImlent? es un hecho cultural, que la percepción c?mo tal es p?limórfica. S.I es:: ~~ se toma euclidiana, es porque penl'llte que el sistema la onen. . direo:ión. (1ñe Visible and the Invisible, gvanstorc Nor!hwestem Umver5lty
18 El ejemplo clásico es el martillo. Aunque éste sirve para explicar la transparencia parcial del das Zuhandene, creemos que responde a un modelo un tanto artesanal y equivale al esquema fenomenológico" ser humanomáquina --+ mundo". La revolución de los instrumentos ópticos, telecomunicadores, ordenadores, el automatismo y la cibernética en general traen una ruptura no s6lo epistemológica, a la manera de G. Bachelard, sino también fenoménica. Los instrumentos y las máquinas no son neutrales o indiferentes. Tampoco debemos inferir que a esta altura el modus vivendi tecnológico constituya unmodo absoluto de existencia. Peroesinnegablequelosaparatosmodemosmodifican profundamente la experiencia humana, bien en lo que concierne a las categorías espacio-temporales, bien en lo que mira a la frontera entre fantasía y realidad. Paulatinamente, el ser-en-el-mundo toma el aspecto de una inmersión tecnológica, que pretende avanzar hacia una configuración en clave de totalidad. Semejante pretensión tecnocrática o pantécnica no logrará tragarse la individualidad del sujeto ni su intencionalidad. Por esa razón, mutatis mutandis, el análisis heideggeriano de la intencionalidad conserva su vigencia. Elsujeto activo seremite, vía el instrumento, al mundo donde aparece el resultado de su esfuerzo. Dado que para el hombre las cosas no están meramente presentes, sino también a mano (zu-Jumden) el entorno aparece como un "mundo" la naturaleza queda al descubierto y accesible. Al llegar a este punto, las intrincadas meditaciones del filosofador toman un giro más sencillo. Observa que en el ambiente ciertos entes devienenaccesibles,entesquesiempreestána-la-mano, pero que en sí mismos, no necesitan ser producidos. Press, 1968, p. 212). Siendo así las cosas, colegimos que el sistema técnico puede elaborar una percepción de corte tecnológico.
19 Vgr. el martillo, las tenazas, la aguja, aluden de por sí al acero, hierro, metal, mineral, madera.encuantoaquellos consisten en estos. 17 Por otro lado, la naturaleza a-la-mano contrasta con la naturaleza meramente presente. El autor ilustra este contraste con una hermosa imagen: Las plantas del botánico no son las flores del prado; la" fuente" que fija el geógrafo para un río no es el manantial en la cañada.
(Die Pflanzen des Botanikers sind nicht Blumen am Rain, das geographischfixierte "Entspringen" eines Flusses istnicht die "Quelle in Grund".) Sí, botánicos, geográfos, ingenieros y demás grupos sociales desnudan la naturaleza en la praxis del Zuhandenheit. Porque esta tarea no es patrimonio exclusivo del taller doméstico. Es además una obra del mundo público ("¡n der éffentlichen Welt"). En las obras públicas - carreteras, puentes, edificios, etc. - nuestra ocupación descubre la naturaleza como revestida de una dirección definida. Un andén techado previene las condiciones del tiempo; el alumbrado eléctrico apunta hacia la amenaza de oscuridad. El reloj toma en cuenta una determinada constelación del cosmosistema. Cuando usamos el
17Martin Heidegger, Sein und Zeít, p. 70. Elcorolarioque brota de dichas observaciones reza as!: En el instrumento empleado, se descubre la naturaleza" junto a aquél. gracias a ese uso,la u naturaleza" que encontramos en los productos naturales. (Im gebrauchten Zeug íst durch den Gebrauch die "Natur" mitentdeckt, die "Natur im Lichte der Naturproducte). D. Idhe cree captar aqul una anticipaci6n de la idea de Ge-steJl en una ~articular intefJ?retaci6n de la naturaleza que está vincula~a a Zu1w.nden'!fit. Ge-~tell sígníñca maceo, aparato, esqueleto. La importancia de este término consiste en que define la esencia de la tecnologia en el pensamiento heideggeriano: NWic nennen ;etzt jenen herausfordemden Anspruch, der den Menschen dahin ven;.ammelt, das Sichentbergende als Bestand zu bestellen - das CesteJl". (Vortrigeund Aufs4lu, p. V. (Ahoranombramosesereclamodesafiante que reúne al hombre a ese fin para ordenar lo autorrelevante como re!ll'rY8 permanente: Ge-skI/.) Como bien señala el traductor y se deduce del texto, el Ge-sIl!U, (" en_racionalizadón w para algunos) tiene un sentido activo, como reclamo desafiante que reúne y ordena. Se trata de un reclamo que coloca en configuración todo 10 que emplaza a través de un ordenar enCilminado al uso que aqu~1 reestructura permanentemente. M
N
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instrumento-reloj, que es en primer lugar e inconspicuamente a-la-mano, la naturaleza circundante está
a-la-mano junto con éste.
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Sería conveniente auscultar las implicaciones del carácter público e intersubjetiva del descubrimiento de la naturaleza. En el proceso también conocemos a los sujetos tomados individual y colectivamente. Enel caso del reloj vemos otros signos que revelan la configuración del sociosistema. Aunque se dice que el reloj mecánico apareció en el siglo XIV, los chinos lograron construir uno en el siglo XL ¿Por qué el reloj chino murió en el silencio en lugar de marcar la hora de una nueva cronología técnica? Hay explicaciones culturales. Los astrónomos de la corte no difundieron la noticia, pues de otra manera hubieran conmovido las cimientos de la autoridad imperial. A ésta le correspondía la prerrogativa de promulgar el calendario. En otras palabras, el reloj del imperio era el garante misterioso del imperio del reloj. La autoridad política se adueñaba así del tiempo y del espacio. El movimiento de la relojería mecánica condensa la manifestación de las tendencias latentes enlacultura de Occidente y un gran impulso a la llamada civilización delcapitalismo.Encontramosundatocuriosoquerefleja una disparidad de actitudes. Por un lado, sabemos que la Europa occidental aceptó positivamente la exactitud del reloj mecánico. Por otro lado la cultura cristiana bizantina resistió ese tipo de medición cronológica como sifuera una herejía contra su noción de eternidad. Las torres de las iglesias ortodoxas le han negado posada a ese extraño pájaro de ruedas, resortes y manecillas que es el Jwrologium. La tradición católica, en cambio, miró con buenos . ISNIrnGebrauch lbid., p. 22. En cuanto a las consideraciones etimológicas de Bestlmd y Herausfordern consúltese The Questi"" Concerning Technology, pp. 17, xxix y 14,. respectivamente. Algunos usan la palabra "ectancia" para traducir Bestllnd. Aunque a un nivel más superficial, los tecnócratas norteamericanos propusieron una teoría del desarrollo de la civilización y de los cambios sociales tomando como punto de referencia los cambios en el uso de la energía. Howard Seoll y sus epigonce opinaban que la teoría del campo unificado de Einstein era más simple que las matemáticas de la teoría tecnocrálica. (Henry Elsner, The TedmocTllfs. Syracuse: Syracuse Universily Preee, 1967, pp. 4,. 31, 33, 138).
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esta visión del mundo como" reserva permanente" van por la línea de la penetración, transformación, el almacenamiento, la distribución... El hombre es protagonista en el proceso de la ordenación, promotor dela técnica; nuncaes transformado en mero Bestand. Por otro lado, la técnica no permitirá ser dominada, sea positiva o negativamente, por el hacer humanofundado meramente en él mismo. A este respecto, Heidegger corona un intrincado argumento en "Die Kehre" con la siguiente conclusión: "Die Technik, daren Wesen das Sein selbst ist. Iasst sich durch den Menschen niemals überwinden. Das hiesse doch, der Mensch sei der Herr des Seins."" ("La técnica, cuya esencia es el ser mismo, nunca se permitirá ella misma el ser dominada por los hombres. Eso significaría, después de todo, que el hombre era el señor del Ser.") Esto no quita que la cooperación de la manifestación del hombre sea imprescindible para que el alumbramiento de la técnica lO Martin Heidegger. uDie Kehre", en Die Technik und die Kehre, Pfulligen: Neske, 1962, p. 38. Dos párrafos más abajo, el filósofo nos remite a los rasgos fundamentales de la ontología de Sein und Zeit. "Damit aber das Menschenwesen achtsam werde "uf das wesen der Technik, damit zwischen Technik und Mensch hinsichtlich ihres Wesens sich ein WesensverhiiltIlis stifte, muss der neuzeitliche Mensch zuvor a11ererst in die Weite seines Wesensraumes zuriickfinden." (Si se desea lograr que el hombre en su esencia contemple la esencia de la t~cnica, y que se establez.:a una relación esencial entre la técnica y el hombre respecto a sus esencias, el hombre moderno debe, primero y sobre lodo, recobrar la plena holgura del espacio propio de su esencia.] Ciertamente, el camino hacia la esencia de la técnica y la fundamentación de una relación esencial entre la técnica. Y el homb~ exígenqueésterecobre la plena holgura desu WesenSrllUm,es decir, del espacio apropiado a su esencia. Este espacio esencial recibe la dimensión que lo une a algo más allá de ~I sólo desde fuera de la relación vinculante [Ver-halttnis] quees el modo en el que la custodia del ser mismo concierne a la esencia del homb.re como aquel que es útil y necesario para el Ser. Al extremo contrano de la autenticidad cuelga la amenaza de que el hombre sea tomado como una "reserva permanente u. A la ilusión de ser el señor de la tierra sigue la desilusión de encontrarse sólo consigo mismo. Heidegger secunda a W. Heisenberg en esta percepción y agrega que hoy el hombre no encuentra su esencia en ningún lugar. Para captar la relaci6n entre la esencia. de la técnica, el destino y la libertad, véase 1M Qu5tio11 Qman!ing Tedrnology tmd 0tMr F.ss8ys, pp. 25-26.
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sea dirigido hacia el cambio de su destino (telos). Semejante realidad descansa en el hecho de que el Ser, como esencia de la técnica, se ha adaptado a la "enracionalización" (Ge-stell), y enque la manifestación del hombre pertenece a la manifestación del Ser. No olvidemos que en la metafísica heideggeriana la "parusta" del ser - perdónese la redundancia - necesita la manifestación del hombre si quiere pernumecer seguro comoSer conservando su propiamanifestaciónenmedio de todo 10 que es, y así en cuanto Ser perdurar como presente. Todo da a entender que la esencia de la técnica es de índole existencial sin perder de vista la relación que media entre los factores ónticas y los ontológicos. De estas hondas consideraciones surge una aparente paradoja. Aunque la tecnología moderna es cronológicamente posterior a la ciencia moderna, la primera precede históricamente desde el punto devista de la esencia que gobierna su futuro interno. La prioridad ontológica de la técnica sirve de fundamento para definir el modus essendi de la época contemporánea. Si es cierto que la técnica actual supera a la antigua porque descansasobre la exactitud de la física moderna, no es menos cierto que la física, por ser experimental, depende del progreso enla construcción de los aparatos técnicos. Este razonamiento podría colocarnos en un callejón sin salida o en un camino ad infinitum. Los instrumentos también nacen para responder a necesidades teóricas. Regresamos al punto de partida y nos preguntamos si en el principio era la acción, la praxis. Indudablemente, la ciencia contemporánea se encuentra inmersa o encarnada en el contexto instrumental que provee la técnica. Más todavía: el espíritu de la técnica inspira y hace posible el carácter calculador de la ciencia hodierna.
35 Ihre Art des Vorstellens stellt der Natur als einem berechenbarenKraftezusammenhangnach. Die neuzeitliche Physik ist nicht deshalb Experimentalphysik, weil síe Apparaturen zur Befragung der Natur ansetzt, sondern umgekehrt: weil die Physikund zwar schonals reineTheone die Natur daraufhin stellt, sich als einen vorausberechenbaren Zusammenhang von Kriiften darzustellen, deshalb wird das Experimentbestellt, namllch zur Befragung, ob sich die so gestellte Naturund wie sie sich meldet. JI (El modo de representar de la ciencia moderna persigue y entrampa a la naturaleza como una coherencia calculable de fuerzas. La física moderna no es una ciencia experimental porque aplicainslrumentos a la investigación de la naturaleza. Más bien debemos decir lo contrario. Puesto que lafísica, realmente ya como teoría puraconstituye la naturaleza para mostrarse así mismacomo red de fuerzas calculable previamente, organiza, por consiguiente sus experimentos previamente para preguntar si y corno la naturaleza se presenta cuando es colocada de esta manera.)
Los presupuestos teóricos ya establecen un marco de aplicación, anticipación y explicación. Detrás de los presupuestos teóricos late la técnica en su aspecto ontológico que responde a un mundo concebido bajo el signo del Bestand. Creemos que en esta parte de la reflexión heideggeriana se verifica un salto o hiato injustificado. Tal vez proceda de una ambigüedad en la delimitación de los niveles gnoseológicos: técnico, científico, filosófico. ¿Cuándo comenzamos a usar la naturaleza como una reserva explotable? ¿Cuándo se pasó del uso al acto reflexivo explícito? ¿Están limitadas las teorías científicas a una cosmovisión basada en el Bestand? ¿Contribuyeron las ciencias, por su parte, a elaborar esa cosmovisión? ¿Cuál ha sido la función de la filosofía eneste proceso? ¿Habrá otro modus technicus "MarnnHeidegger, VortrQ'ge undAufsiltu, p. 29.Dos páginas másadelante Heidegger afirma que la física jamas podrá prescindir de este hecho: la natureleza se del..ta de una m¡mera u otr" que es identificable por medio del cálculo y que permanece ordenable como un sistema. de información.
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más importante que el Bestand? ¿Es el fenómeno técnico el rasgo distintivo de nuestro mundo actual? Heidegger señala que conocemos la primacía de la técnica gradualmente. Corresponde a la ciencia moderna, históricamente, anunciar la técnica, preparar los caminos de su esencia; la física actual es el heraldo de la en-racionalización, heraldo cuyo origen aún se desconoce. ¿Se desconoce realmente? Si la respuesta es afirmativa, podría quedar en entredicho la prioridad de la técnica. Nuevamente entra en acción la dialéctica ocultación- revelación, porque todo 10que se manifiesta se mantiene dondequiera oculto hasta el final. Aun así, la técnica como Ge-stell es la condición de la posibilidad de la ciencia moderna. La ilusión de que la técnica equivale a la ciencia física aplicada hunde sus raíces en el hecho deque la esencia de la técnicamodema consiste en la "en-racionalización" y debe emplear la ciencia física exacta. Pero es necesario neutralizar las ilusiones.
9 A pesar de que la esencia de la técnica es ambigua y misteriosa, no es indiferente. Cuando nos abrimos expresamente a aquélla, nos encontramos inesperadamente embarcados en un reclamo liberador. Para Heidegger el misterio libera, y la libertad es lo que oculta de una manera que abre a la luz. Si olvidamos que la revelación propiciada por la técnica es a la vez una ocultación, entonces naufragamos en una peligrosa confusión: el totalitarismo del modus revelationis tecnológico. No toda revelación se identifica con el ordenar ni todo se desvelará sólo en el modo típico de la técnica. De ser así, las repercusiones serían óntica y ontológicamente desastrosas. Las al ternativas para superar el peligro radical de la técnica apuntan hacia un cuestionarniento critico tanto en el ámbito de lo que es afín a su esencia cuanto en lo
37 que es fundamentalmente diferente a ella. En "Die Kehre" Heidegger cita unos versos de Holderlin en el sentido de que, donde está el peligro, también allí crece la fuerza salvadora. J2 En "Die Zeit des Weltbildes" trae otros versos del mismo poeta con el propósito de hacer hincapié en la importancia del cuestionar creador y de la reflexión genuina para conocer lo incalculable. La reflexión transporta al hombre del futuro a una zona intermedia en la que pertenece al Ser y todavía permanece extraño entre aquello que es:"Wenn die Seele dir auch über die eigene Zeit/ sich die sehnende schwingt, trauemd verweilest du/Dann am kalten Gestade/Bei den Deinen und kennst sie níe. ("Aunque el alma, ansiosa, se te agite por encima del propio tiempo, permaneces apesadumbrado en la fría ribera, junto a los tuyos y no les conoces.") En "Die Kehre" había señalado que sólo cuando el hombre, como pastor del Ser, cuida sobre la verdad del Ser, puede esperar la llegada del destino del Ser en lugar de descender al nivel del mero deseo de conocer. La crítica reflexiva o la reflexión crítica es una nota constante en ese itinerario que trasciende el almacenamiento cognoscitivo para culminar en una misión cuasi-mística en los predios de J:I Martín Heidegger, Die Tech"ik u"d die Kehre, p. 41. El filósofo comenta al respecto: "Die Gefahrist das Reltende, insofern s.ieaus ihre~ verborgen kehrigen wesen das Retiende bringt. [ "." . 1 Die ~fahr íst abee das Nachstellen als welches das Sein selber m der weíse des Gestells der Wahrnis d~ Seins mit der Vergessenheit nachsetzt." (El f:":ligroes la ~erza salvadora, en la medida en que aquél pone de manlflest,o la pUjanza soteriológico de la esencia oculta del peligro. [ ... ¡.Más el ~llgro radlc.a en la acechanza, es decir, en la manera en que el propio ser, baJOla modalidad de GesÚ'/1 procura con negligencia el cuidado:> que. corresponde.al5er.) Son las dos caras de una realidad: la pujanza soteríológíca de la ~C1a oculta del peligro y la acechanza de esa modalid.a.d que a?an~ona el cUld.ado d~15er. Al final de este erulayo Heidegger crmca la hlsto,,:,ograf~a universalista y catastrófica calcada sobre el modelo de la mentalidad técnica. ¿Será una critica solapada a O. Spengler y semejantes? En "Die Zeit des Weitbildes" (Holzwege, Prankfurt: Klosternmann, 1950, p. 103), advierte sobn: la uniformidad organizada coma el más seguro instrumento del total-técnicodominio sobre la tierra.
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la ontología. Cuando hablamos de almacenamiento del conocimiento abrimos una brecha sugestiva sobre el carácter técnico del aprendizaje, de la literatura, la investigación, las bibliotecas, el sicdeceteris. Heidegger ha insinuado algunas pistasalrespecto, específicamente el nuevo estilo de vida del investigador ("Die Zeit de Weltbildes"). Las amenazas congénitas del modus technicus no desaparecerán por virtud de un fiat del ser humano. Es posible que en la misma raíz primigenia de la técnica demos con la salida de la aporía. La clave no consiste en huir hacia el pasado. Pensamos, más bien, en el parentesco entrepoiesis y tekhne,entre elartey la técnica. El arte remite a la praxis y a la poesía; es técnico, pero su modus revelandi abre nuevos caminos hacia el Ser. El siglo XX ha sido testigo de una síntesis orgánica entre los adelantos técnicos y la creación artística. Gropius, creador de la escuela Bauhaus, pensaba que el artista tenía el poder de insuflar vida al producto muerto de la máquina; su sensibilidad debía combinarse con el conocimiento del técnico para crear nuevas formas en la arquitectura y el diseño. 33 Curiosamente, un diseño de Gropius, levantado en acero y cristal, resalta la transparencia de la estructura. Los edificios siguen el esquema inconspicuo de los instrumentos. En la experiencia de Gropius la fenomenología de la arquitectura registró una etapa de conspicuidad ya que sus modelos eran muy innovadores. Pero, sobre todo, su obra representa una simbiosis de la forma y el material, de lo estético y lo útil. La escuela Bauhaus puede ser un paradigma de una fusión positiva del arte ydelatécnica,conunefectosoteriológicoenlacoyuntura actual.
"'Gillian Neylcr, The Buu!ulus, tondon: Studio Vista,. 1968, p. 34.
Heidegger enumera cinco fenómenos esenciales de la modernidad: la ciencia, la técnica de la máquina, el desplazamiento del arte hacia la esfera de la estética, la concepción y consumación de la actividad humana como cultura, la pérdida de los dioses (Entgdtterung) . .>< En cuanto el desplazamiento del arte a la esfera estética, el autor lamenta el que la obra de arte se convierta en objeto de Iameraexperiencia subjetiva. Si comparamos esta tesis con la conclusión de "Die Frage nach der Technik" no sólo percibimos una relación entre los cinco fenómenos y una añoranza de un arte a-estético y a-cultural, sino también la nostalgia de la presencia de los dioses. Es necesario morar poéticamente sobre la tierra y que la verdad brille en el esplendor del toekphanestaton, lo ultra-resplandeciente. Mas la reflexión en torno al arte ha de mantener los ojos abiertos ante laconstelación de la verdad.
"M, Heidegger, "Die Zeit des Weltbildes", Holzwege, pp. 695. En este pasaje la máquina adquiere un valor hermenéutico extraordinario. La técnica maquinista aparece como una transformación autónoma de la praxis, un tipo de transformación donde la praJ(is exige primero el emple de la ciencia física matemática. Por otra parte, según su propio testimonio, la técnica de la máquinasiguesiendo,hastae¡ presente,la consecuencia más visible de la esencia de la técnica moderna. Heidegger no explica este punto conamplitud y profundidad ni siquieraenel ensayodedicadoexclusi:,,~nte a la técnica. Una incursión seria por esta vereda hubiera contribuido a precisar ellogos de la re/chne y a evitar la carga retórica o romántica.
II
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TÉCNICA Y RACIONALIDAD Nihil est sine ratione. Leibniz
1 A pesar de que la técnica provocó una ruptura en la imagen ordenada -cósmica- de la naturaleza, solemos hablar de una racionalidad tecnológica. Esta racionalidad sería la nota distintiva de la civilización contemporánea. Y no se refiere sólo a la coordinación efectiva entre medios y fines, sino también a la justificación lógica de su modus essendi y a la reagrupación de los conocimientos en tomo a sus peculiaridades como quehacer humano. El fundamento logocéntrico de la técnica no procede del vacío. Es fruto de tantos conatos racionales que han germinado en el pensamiento occidental. Tal vez la concepción vulgar de la razón la reduce a un aparato mentalquecapacitaalhombreparacaminarrectamente a lo largo de unas ca-ordenadas predeterminadas. Las respuestas no son tan sencillas cuando preguntamos: ¿En qué consiste concretamente la razón? ¿Cuál es su psicogénesis y su fundamento real? ¿Qué diferencia hay entre razón, racionalidad y racionalismo? Las investigaciones científicas han dado al traste con el determinismo universal burdo. Laplace fue plácidamente desplazado. Aunque vive, de alguna manera, su sueño de dar con una fórmula que abarque los movimientos de los más grandes cuerpos del universo y los del átomo más ligero. W. Heisenberg
también anhelaba encontrar una simple ecuacion fundamental que explicara la propiedad de todas las partículas elementales y los procesos de toda la materia. Laplace concibe a principios del siglo XIX una inteligencia que en un instante determinado conociese todas las fuerzas de la naturaleza y la situación respectiva de los seres existentes y fuera capaz de analizar tales datos. Esta inteligencia alcanzaría la fórmula mencionada anteriormente, y nada sería incierto para ella. Aquí late un presupuesto teórico, la suposición de la seguridad, de la regularidad rítmica e infalible. Precisamente,laratioinc1uyeensuabolengoetimo16gico significados que remiten a notas de exactitud: cálculo, cuenta, medida, regulación, constancia, peso, norma, proporción. Más que nada, el racionalismo laplaciano desnuda una cosmología bien establecida. Se partía de un universo definido, imperfectamente captado por nuestros sentidos. En palabras que E. Cassirer atribuye a Montaigne, diríamos "Was wir Natur nennen das ist in Wahrheit die Regel der universellen 'Vernunft'". ("Lo que denominamos naturaleza es, en realidad, la regla de la 'razón' universal'") Correspondía ala ciencia penetrar enlos diversos niveles de la realidad, de forma que el conocimiento humano alcanzara una completa adecuación al orden de la naturaleza. En la ciencia decimonónica todavía sobrevivían algunos resabios de la cosmología aristotélica. Y esto, a pesar de que se había superado el mito del mundo sublunar y de la inmutabilidad de los cielos. El descubrimiento de lasupernova-enrealidad una estrella supervétera inestable que estalla, v.g. la estrella de Tycho-contribuyó a desmantelar el dogma aristotélico. Los avances de la astrofísica y de la microfísica adelantaron la causa de los conceptos de probabilidad y aproximación. Quedó atrás la imagen de una realidad
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estable y poseedora de estructuras fijas. Por consiguiente, "el mundo no es sino la representación que nos hacemos de él, representación siempre provisional; todos estos ajustamientos o reajustes han puesto fin al mito de una razón conquistadora que enardecía antes la imaginación de los científicos y los
filósofos" .' ¿En qué consistía esa razón conquistadora? Tanto racionalistas como empiristas enaltecen la razón como facultad cognoscitiva y suponen que lo real es racional Decía Parménides que sólo es predicable lo puramente racional: el ser infinito e inmóvil- indivisible y único. "Pues 10 mismo es el pensar y el Ser (...) Sólo un discurso como vía queda: Es. En éste hay signos múltiples de que lo Ente es ingénito e imperecedero, pues es completo, imperturbable y sin fin. No ha sido ni será en cierto momento, pues es ahora todo a la vez, uno, continuo."> Con el moderno racionalismo queda explícita la reducción de lo real a lo ideal, la identidad de lo existente con lo inmanente. El siglo XVIII ve el apogeo de la razón agresiva, una 'Abraham Moles y André Noiray, "El pensamiento técnico" en La Filusofia (Bilbao: Ediciones El Mensajero, 1974), p_ 506. La relatividad del llamado polo objetivo 'llaca también la clásica integridad del sujeto, Ianto en su constitución íísica cuanto en su configuración psíquica. Hasta la cuestión del arjé se ha complicado malamente, pues ya eS insuficiente identificar los últimos elementos y su principio de interacción. 2J:emando Montero Moliner, Parménides, fragmentos transcritos por Pedro E. Badillo, Antología de la filosofia griega (Rio Piedras: Editorial Universitaria 1974) p. 35. Aunque esta versión del fragmento ha sido criticada porGuidoCalogero (Studi su//' Eleatismo, p. 1411, Cl'€(} que la exégesis del es/in no afecta la intención de nuestro pensamiento, particularmente si nos fijamos en el contexto de la relación entre lo real y lo racional sin despreciar por eso los matices hennenéuticos. Según Ferrater Mora, el racionalismo que atraviesa la filosofía antigua y penetra en la medieval debe distinguirse del racionalismo moderno. El moderno racionalismo es principalmente u n claro intento de progresiva racionalización de toda la realidad" (Dicóonariode filosofia [México, D.F.: Editorial Atlante, S.A., 1944], p. 576). La confianza en la razón da lugar a una cosmovisión que pasa a través de una reducción de lo real a lo ideal. En cuanto a los desdoblamientos del racionalismo a partir del siglo XVII- cfr. Ibid. p. 577. H
razón que pretende modificar la naturaleza y la historia, irradiar luz desde su santuario profano. Ese siglo es precisamente el escenario de un filósofo que quiso depurar y conciliar los ingredientes del conocimiento y del quehacer humanos. Para Kant la razón es lafacultad que proporciona los principios del conocimiento apriori; contrasta, por tanto, con la mera experiencia. Immanuel Kantconsideró la especulación filosófica como un arma enderezada a conjurar las preguntas fundamentales del saber,hacer,esperary de la definición del hombre. La Critica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft) pretende investigar la naturaleza, las posibilidades y fronteras del conocimiento humano. En la Criticade larazón práctica (Kritik derpraktischen Vemunft) Kant plantea el asunto de la conducta humana, es decir, la acción corno problema ético. Los títulos de los tratados kantianos suelen confundir al lector. Enefecto la Crítica delarazón práctica enuncia en una primera formulación el imperativo categórico: "Obra de tal modo que la máxima de tu conducta pueda valer en todo tiempo como principio de legislación universal", y le llama ley fundamental de la razón pura práctica. Aquí aparecen los dos adjetivos juntos modificando al sustantivo razón. Para desenredar este pequeño imbroglio debemos referirnos a los tres modos de saber que integran el esquema gnoseológico kantiano: la sensibilidad (Sinnlichkeit), el entendimiento discursivo (Verstand) y la razón (Vernunft). Esta última es la que adama los títulos originales de los libros mencionados en el párrafo anterior. Al añadirle el adjetivo pura-reine- se indica la calidad apriorística de la razón, en cuanto actúa independientemente de la experiencia. Por lo tanto, la pureza se identifica con los principios apriori. Más aún, la razón pura equivale a las condiciones racionales de un ser racional en general, es decir,másalládeunindividuoenparticular.Sedistingue
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del entendimiento, pues le concierne investigar la condición de todo lo condicionado. La acepciónfilosófica de la crítica no es sinónimo de censura, sino de una indagación sobre las posibilidades cognoscitivas del horno sapiens. Es una crítica de la facultad de larazónen general. ¿Puede la razón humana conocer la realidad? Aquí tiene vigencia la raíz etimológica de la crítica, pues se trata de someter a juicio la capacidad cognoscitiva de la razón. Admirado de la ciencia y despierto del sueño dogmático, Kant se lanza a justificar la validez, universalidad y necesidad del conocimiento científico, amenazadas por el empirismo inglés. Enla Crítica delarazónpura,el filósofo de Konígsberg no sólo acentuará la iniciativa principal del sujeto cognoscente frente a la cosa conocida, sino que además concluye que realmente lasmaternáticas y la física están constituidas por juicios sintéticos a priori. Por consiguiente, las matemáticas y la física son verdaderas ciencias, superan los juicios tautológicos, incrementan el saber, un saber universal y necesario. Por otro lado, el idealismo trascendental postula que es imposible conocer cómo son las cosas externas (cosas en sí o nóumenos); conocemos las cosas tal como se nos presentan por medio de las formas apriori (fenómenos). Kant critica las teorías metafísicas, pues no es posible formularjuiciossintéticos a priori sobre el universo, Dios y el alma. Si la razón pura definía el lado teorético de la mente humana, la razón práctica mira a la manifestación de esta racionalidad en la acción, es decir, como voluntad. Porque además de conocer, existen el querer y el obrar. Lograda la síntesis del racionalismo y el empirismo en la teoría y metodologías trascendentales, los juicios metafísicos quedan enmarcados en el ámbito de los postulados de la razón práctica. La Crítica de la razón
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práctica examina esos supuestos teóricos que permiten entender los hechos morales. Se establece que los postulados están allende el mundo fenoménico y constituyen cuestiones de fe: inmortalidad del alma, libertad y Dios. A pesar dequeaKantse le señaló como el demoledor de la metafísica, su objetivo consistió en contrarrestar el escepticismo introducido por los empiristas ingleses. Kant se enfrentó a la metafísica racionalista e intentó formular una ciencia de estricto valor universal y necesario. La fundamentación crítica del conocer explora la posibilidad de reedificar la metafísica y se pregunta, en más de una ocasión, ¿cómo se puede edificar la metafísica como ciencia?' En efecto, la Crítica de Kant es una propedéutica a la metafísica, entendida como conocimiento filosófico a priori. Ahora bien, desterrar las ideas llamadas metafísicas del marco de la razón pura especulativa abre la brecha hacia un dualismo en el corazón de la antropología, cuyas repercusiones tocan las riberas del mundo contemporáneo. Quede claro, pues, que la razón práctica no se opone ala pura. Ambas son puras. La razón práctica contrasta más bien con 10 especulativo o teórico. "La expresión completa sería, pues.razón pura especulativa (o teórica) y razón pura práctica... La razón especulativa se refiere a una teoría, a un puro saber de las cosas; la razón práctica en cambio se refiere a la acción, a un hacer, en un sentido próximo a la praxis griega y es el centro de la moral kantiana".' Aunque la praxis kantiana está 'Und nun ist auch von dierser die Frege: Wie est Metaphysik als naturanlage moglich? ( ... ) Diese lezte Frege. die aus der obigen allgerneinen aufgabe Iliesst, wtirde mit Recht diese s~i.n: wie .isl Metapbyaik a~s Wjssenschaft mógllch? Immanuel Kant, Knhk der rernen Vernunt, Kant s gesamme lte Schriften, Band nI, Berlin: Druck und Verlag von Georg Reímer, 1911. 'Julián Marias, Historia de la filosofía (Madrid: Revista de Occidente, 1973), p.Z78.
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vinculada a unhacer de carácter ético, el cono-cimiento sólido pertenece al reino de las matemáticas y la física. habría que discernir, consecuentemente, la magnitud de la deuda que ha contraído el ethos de la razón eficiente con el idealismo trascendental. Por otro lado, tal especulación se torna más sugestiva si tenemos en mente la herencia de la Ilustración en el espíritu de Kant. Su rechazo del racionalismo de Wolffno le impide reconocer en la razón el centro generador del progreso. El progreso surge de la iniciativa humana y se orienta hacia la sociedad perfecta, regida por la racionalidad. 2 Pero la síntesis kantiana no logró acallar la tensión entre razón y fe. Algunos pensadores terminaron negando el polo de la razón. Otros, como [ean-Paul Sartre, optan por justificar el mesianismo marxista mediante la razón. Sartre quiere encontrar métodos para comprender el ser a partir de una comprensión dialéctica. El motor de la historia ya no es la simple razón, sino la unidad práctico-inerte, integrada por dos términos irreductibles, la praxis y la materia. Iean-Paul Sartre intenta, en su Critique de la raison diatectioue, conciliar las ideas del existencialismo con el pensamiento marxista. De acuerdo con Sartre una antropología estructural e histórica" trouve sa place á l' indépassable philosophie de notre temps et paree que je tiens l'idéologie de l'existence et sa méthode 'comprehensive' pour une enclave dans le marxisme Iui-meme qui l' engendre et la refuse tout á la fois".' 'Jean-Paul Sartre, CriJiquede la raison dialectique, I (paris: Editions Gallimard, 1960), p. 29. Existe versión castellana, por Manuel Lamana, CríJiCJJ de III razán dirúéclicll 1 (Buenos Aires: Ed. Losada, 1963), p. 34. Judith Botti ha escrito un interesante ensayo sobre la conceptualización cristiana de Sartre. ("Verdad y enmascaramiento en la doctrina filosófica de Jean·Paul Sartre", en AcllISIICongm;oNacirmal deFilowfill [Buenos Aires: Editorial Suramericana, 1973J, pp. 283-3(1).
47 Argüir que el marxismo es la filosofía irrebasable de nuestros tiempos porque se han superado todavía "les circonstances qui l' ont engendré" parece un razonamiento endeble. En esta obra el filósofo francés concibe la filosofía como una manera en que la clase dominante toma conciencia de si. Consecuentemente con el esquema marxista, el pensamiento filosófico es un epifenómeno de la realidad social, determinada en última instancia por las relaciones de producción. La verdad de la filosofía -más bien filosofías- radica, entonces, en una instancia exógena, es decir, en la praxis que la ha engendrado. El autor de L'Étre el le Néant había invertido los términos tradicionales, concediendo prioridad a la existencia sobre la esencia. En su ensayo de ontología fenomenológica había expresado que la relación con el otro se manifestaba como una lucha alternante, entre él yyo, para convertirnos mutuamente en objetos y afirmar nuestra respectiva condición de ser -para-eí. Ahora es necesario salir de lo concreto, justificar la existencia de la realidad social, una síntesis que salve la coexistencia entre los hombres. Superada la aporía existencialista, observa Sartre, el beneficio alcanzará también al marxismo, el cual degenerará en una antropología inhumana si no reintegra a sí al hombre como fundamento suyo. La constatación de este defecto fundamental de la ideología marxista no significa que Sartre haya renunciado a las categorías básicas del materialismo dialéctico, si bien subraya la prestancia del sujeto:" ... el fundamento de la antropología es el hombre mismo, no como objeto del saber práctico, sino como organismo práctico que produce el saber como momento de su praxis"." Tomemos nota de esta dimensión pragmática de un saber que se produce como momento de una
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praxis. Ciertamente, la coyuntura sartreana nos coloca a un nivel mucho más profundo que la praxeología técnica, pero ya vislumbramos las tendencias más elegantes de una ratio dominadapor la vertientepráctica. Kant y Sartre, con sus respectivas críticas y respondiendo a circunstancias diversas, postulan las exigencias de una razón ilustrada. El anciano de Konigsberg se propuso limpiar el expediente epistemológico de la física y de las matemáticas. Asimismo.concede primacía a la praxis sobre el saber y aboga por una sociedad perfecta yprogresista, regida por laracionalidadSartre, por su parte,concibealhombrecomoorganismopráctico que produce el saber como momento de su praxis. La verdad de las filosofías está supeditada a la acción de los sujetos. Kant pensó que su edificio teórico sería la base de cualquier metafísica futura que mereciera el nombre de ciencia. Ironías de la vida: ni siquiera logró colocar los fundamentos de la física. Lafísicamodema demolió los juicios sintéticos a priori. La teoría de la relatividad cuestiona radicalmente las clásicas concepciones del tiempo y del espacio. El nóumeno es, para la física atómica, una estructura matemática, que se deduce indirectamente de la experiencia. La teoría cuántica hace revisar nuevamente la noción de causalidad. Finalmente, con el correr del tiempo, la razón práctica no se detiene tanto en las consideraciones éticas, cuanto 6Jean-Paul Sartn:>, Criticade III rllzóndialéctica, p. 154. Véase Cario Augusto Viano, "La razón, la abundancia y la creencia" en Crisis de /Il razón (México: Siglo Veintiuno Editores, 1983), pp. 306-307. 'Weiner Heisenberg eltamina la idea kantiana de ratio. La investigación científica rresume que, al percibir un evento, existe un hecho previo que produce e primero siguiendo alguna regla. ¿Es legítimo aplicarestecriterio a la física atómica? El conocimiento contiene la incertidumbre que surge de la interacción entre el núcleo y el resto del mundo. Los conceptos kantianos son condiciones de la ciencia, con un limitado campo de aplicabilidad. Nunca será posible que la razón pura alcance alguna verdad absoluta. La ciencia moderna realiza el paso del realismo metafísico al realismo práctico (Physicsllnd Philosophy ["New York: Harper and Brothers, 1962], pp. 80-92).
49 en la efectividad técnica, en la línea de la razón pragmática actual. Tal vez hoy sea más evidente la mentalidad dominada por la preocupaciónpráctica como respuesta a necesidades concretas. No cabe duda de que las condiciones sociales o materiales han conducido al hombre a fijar su mirada en la autonomía de las realidades terrestres y en la solución de problemas muy específicos e inmediatos. Ahora no vamos aexaminar el asunto relativo al grado de determinación que ejercen las llamadas infraestructuras materiales sobre los cuadros ideológicos. Pero sí sabemos que, por lomenos, a partir del Renacimiento se da un viraje continuo, en casi todos los saberes, hacia lo particular y dinámico. En la cultura occidental se fragua un modo de pensar muy a tono con la nueva racionalidad tecnológica. Algunos preferirán insistir en el hiatus o salto cualitativo que media entre el saber de corte clásico y lo que en este ensayo bautizamos con el nombre de "tecnociencia". Sin embargo, y aun reconociendo la nobleza de ciertos saberes, creemos que el proceso del supuesto conocimiento racional no es unívoco ni lineal. En la síntesis del dinamismo racional se registra, ciertamente, la observación de la regularidad de los acontecimientos y la relación efectiva entre las cosas. Luego sigue un proceso dialéctico y cíclico, en el que se integran elementos teóricos y prácticos. De esta forma es posible concebir un continuum que vincula 10técnico a la ciencia y a la filosofía. Esta perspectiva supone un cambio radical en los planteamientos epistemológicos. Cuando el movimiento se estudia como un proceso y no como un hecho.entonces las preguntas kantianas también entran en crisis. Las epistemologías tradicionales aceptaban la imperfección de las ciencias, pero miraban el conocimiento adquirido como algo estático, es decir, se
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situaban de golpe sub specie aetemitatis. Semejante actitud noes exclusiva de las grandes doctrinas filosóficas. Iean Piaget esgrime el argumento de que los científicos cayeron en la misma desgracia: ... durante mucho tiempo el pensamiento científico creyó haber conquistado un conjunto de verdades definitivas, aunque incompletas, lo cual permitía preguntarse de una vez para siempre enqué consiste el conocimiento (... ); incluso ciencias tan recientes como la sociología o la psicología, si bien no han podido presumir de un saber muy firme, tampoco han vacilado, hasta estos últimos años, a la hora de atribuir a los seres humanos, y por tanto a los sujetos pensantes, objeto de su estudio una "lógica natural" inmutable como quería Cornte (quien a pesar de su ley de los tres estados insistía en que los procedimientos de razonar eran constantes y comunes paratodoeellos),o invariables instrumentos
de conocimiento."
Según el agudo análisis de Miguel A. Quintanilla, la ciencia es uno de los grandes mitos de nuestros tiempos. Esta veneración se traduce en la ascendencia social del científico, el prestigio de las asignaturas vinculadas a las ciencias naturales y, sobre todo, en el tabú de un ámbito casi sagrado de la actividad humana. Sin embargo, hablar sobre la mitificación de la ciencia no equivale a menospreciar las virtudes de un método que ha beneficiado a la humanidad. "lean Piaget, PsiwlogÚl y epistemoJOgÚl (Barcelona: Editorial ArieJ, 1979), p. 8. En una interesante controversia COn Lakatos, Kunh Y Popper, Piaget defiende la hipótesis de una cierta continuidad entre el sujeto "natural" precientíñco y el sujeto científico. Suponemos que esta hipótesis debe de ser un anatema contra la "ruptura epistemológica" de Gastan Bacbelard. Dice Piaget que a partir de la continuidad funcional, "se puede afinnar una generalidad mucho mayor de los dos caracteres que hemos reconocido en todo conocimiento científico: una inconsciencia relativa de su propio mecanismo y un devenir continuo en su construcción". (Psicogbtesis e his!OrÚl th 14cienci".(México: Siglo Veintiuno Editores, 1984), p. 244).
La concepción positiva de la ciencia supone un dogmatismo donde el saber se identifica con el conocimiento absoluto, definitivo. El concepto de ciencia, afirma Quintanilla, no es algo dado de una vez portodas,sinoprecisamentealgoquehayquecoIlStruir. Para lograr ese propósito, es necesario superar ciertas concepciones ideológicas, imágenes que atribuyen a la ciencia notas fantásticas, a saber, infalibilidad, objetividad y progresividad absolutas, neutralidad y autonomía. El mito de la infalibilidad de la ciencia incluye las siguientes ideas: la verdad científica es absoluta y definitiva; el conocimiento científico es total y seguro; por consiguiente, las predicciones científicas son infalibles. Pero el tiempo, maestro inefable, se encarga de desengañar alosconstructores de supuestos sistemas definitivos del mundo. La mecánica newtoniana sucumbió ante la fuerza gravitante de la evidencia. La geometría euclídea ya no goza de carta de exclusividad. Las ciencias sociales también sufrieron las consecuencias de la corriente mitificadora. Recuérdese, por ejemplo, la pretendida demostración de la necesidad del socialismo (Engels). "Paradójicamente, hoy el mito de la infalibilidad está muy desprestigiado en las ciencias naturales, donde nació. Sin embargo, en las ciencias sociales se sigue manteniendo a veces de forma dogmática" ." La historia de la ciencia nos indica que en la evolución científica hay múltiples errores, retrocesos, modificaciones... Por otro lado, la certeza es más una actitud de carácter subjetivo que una nota intrínseca de la ciencia, pues ésta carece de un medio para proporcionar un conocimiento cuya certeza esté
fía
"Miguel A. Quintanilla, "El mito de la tiendaN, en Dicciun"rio th filosocontempor67U'tl (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1976), p. 67.
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52 garantizada. El criterio de la falibilidad o falsabilidad de K. Popper contribuye a desmontar el mito de la irúalibilidad. No obstante, él también cae en un nuevo mito: el de la objetividad y el progreso absoluto del conocimiento científico. Enningúnmomento pretendemos negar la relación entre los conocimientos científicos y la realidad, y el progreso de esa relación. Pero sí cuestionamos el sentido absoluto de una sola objetividad posible y una sola línea de progreso. ¿Existen otros parámetros de objetividad y otros criterios de progreso diferentes? Dado que la ciencia es una representación del mundo, habría que justificar la objetividad de esta creencia. Un mismo fenómeno puede recibir interpretaciones diferentes, avaladas por correspondientes verificaciones jurídicas. Tampoco es plausible elcriterio del consensus o acuerdo de los científicos: se trata de un argumento sociológico, relativo. En cuanto al progreso, faltan las garantías a priori de que un derrotero determinado sea el más adecuado. El mito de la neutralidad corre igual suerte al apoyarse sobre algunos prejuicios que desfiguran el verdadero rostro de la ciencia. La postura radical de esta concepción mítica postula la dedicación exclusiva de la ciencia a los hechos independientes de las teorías. Asimismo, entre el dato fáctico y los valores se levanta una gruesa pared de cal y canto. Ahora bien, la filosofía de la ciencia ha acorralado últimamente la tesis del neutralismo ingenuo al adelantar la causa de estos dos principios casi axiomáticos: no hay hechos sin teorías, ni ciencia sin valores. M. Bunge ha insistido en la naturaleza de la propia ciencia como un valor o unsistema devalares. w Conste
igualmente la dimensión axiológica de la metodología científica considerada como un sistema normativo donde deben prevalecer la verdad, la sinceridad. En lo que mira ala ontología o cuestiones últimas, el lenguaje científico apunta hacia la existencia de determinadas entidades, de un mundo real. Finalmente, ¿hasta qué punto hemos de aceptar la autonomía de la ciencia y su poder determinante o primacía con respecto a otras esferas de la vida social? El mito de la autonomía y de la primacía está emparentado con una visión idealista de la sociedad: la idea como un motor del sistema social. La respuesta a la pregunta depende de la ubicación del esfuerzo científico en la superestructura o en la infraestructura de las comunidades humanas. El estudio del carácter institucional e histórico de la ciencia arroja un diagnóstico realista de su lugar relativo en la compleja red de las fuerzas sociales.
'"Mario Bunge, Materialismo y ciencia (Barcelona: Editorial Ariel. 1981) pp. 141-154; E/iea y cienCÚl, 3a ed. (Buenos Aires: Edílorial Siglo Veinte. 1976). En otra oportunidad analizaremos la tesis de Bunge sobre la relación
teoríaclentlñca-tecnoiogta, verdad-eficacia (cfr. FiloSI.J~ delafisica (Barcelona: Editorial Ariel, 1982]. pp. 20, 26; La investigación científica[Barcelona: Editorial Aríel, 1969J, parte m.)
3 La matemática, la lógica y la física debieron revisar sus posturas absolutistas. Aunque Piaget protege su espaldacon declaraciones deneokantianos, de P. Natorp y de T.5. Kuhn para sostener que el conocimiento no es un estado y queel método lo es todo, debemos tomar en consideración que el proceso se cristaliza, y existe un [undamentum in re. Ahora bien, la cristalización resulta provisional, al margen de la validez de los paradigmas de Kuhn, y la constitución de la res parece cada vez más indeterminada. Por otra parte, Piaget ha puesto de manifiesto, a través de investigaciones empíricas, la continuidad entre las formas correspondientes de pensamiento analítico y sintético.
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El hecho de que la fuente de todo conocimiento remita al nivel mínimo de las acciones, la continuidad de las formas de pensamiento y la importancia de la estructuración que procede por medio de equilibrios y auto-regulaciones progresivas nos persuaden de que el aspecto funcional es un factor imprescindible a la hora de ponderar la nueva racionalidad técnica, o mejor, la nueva dimensión de la racionalidad enclave técnica. La técnica pretende someter a razón, en un cálculo asegurado, todo 10que está a disposición. Los modelos tradicionales de conocimiento se sienten impotentes ante las complejas estructuras de un mundo cada vez más complicado. Es necesario poner orden en este complejo sistema integrado por componentes naturales y artificiales. (¿Hasta cuando será válida tal distinción?) Elmétodocibemético, por ejemplo, proponeunaespecíe de"trialéctica" para sustituir la antigua dialéctica de lo real y lo racional, del ser y el pensamiento. Los tres términos serían: lo real, lo racional y lo funcional. El último fungiría de mediador entre los otros dos. Actualmente la construcción del modelo eficaz aparece como algo intermedio, como puente entre dos orillas hasta entonces tan distantes que era preciso quedarse en una (la del sujeto: el idealismo) o en otra (la del objeto: realismo). n ¿Será una exageración decir que la filosofía de la técnica ha trastornado la técnica de la filosofía? En todo caso, percibimos serias implicaciones epistemológicas, pues se modifica la tensión sujeto-objeto, conocer-ser. Quizásse agranda la grieta entre la física y la metafísica, mientras se organizan las piezas de una metafísica montada sobre otros postulados. Si el cientificismo se empeñó en explicar y fundamentar toda la realidad y todo el hombre, el tecnismo no se instalará en una "Abraham Moles y Andrés Noiray, NEl pensamiento técnico N' p. 519.
verdad absoluta, a no ser ésta: funcionar, y funcionar con la máxima eficacia. Más que emular la actitud de Prometeo, la ratio tecnológica parece desembocar en el nonplusultradeSísifo. El primero ridiculizó alos dioses y hurtó el fuego del cielo. Fue encadenado a una roca sobre el monte Cáucaso, donde un buitre se alimentaba diariamente de su hígado, El segundo, al terminar su vida desordenada, fue castigado a llevar una pesada piedra a la cima de una colina; la piedra rodaba cuesta abajo inmediatamente que él alcanzaba la cúspide. A pesar de todo, Homero llama a Sísifo "el más astuto de los hombres". Irónicamente, la astucia y el artificio proceden de la misma raíz etimológica. La pregunta que late en nuestra mente es la siguiente: Si la razón eficiente se convierte enla razón dominante, ¿agonizará el hombre en la noria del eterno retorno, en una funcionalidad sin trascendencia? Poniendo entre paréntesis la escatología religiosa y la teleología especulativa, ¿cuál sería el plus ultra de la racionalidad técnica? El hombre creó la técnica a imagen y semejanza de su inteligencia. Los profetas demal agüero comienzan a temer que el proceso tome un giro a la inversa, es decir, que la técnica re-cree al hombre, que del modus aperandi pasemos al modus cognoscendi y luego al modus essendi artificiales. Mas he aquí que la razón tiene muchas caras. Un día sucumbe en profunda crisis; otro día se levanta de las cenizas, más resplandeciente que antes. Ayer fueamicus curíae de la civilización artificial, mañana será abogada del diablo. Afirmar que la razón ha acompañado los avances tecnológicos no significa que las diversas formas de racionalismo aboguen por el conocimiento técnicocientífico. Hay opiniones que sostienen todo lo contrario, es decir, que los racionalismos del siglo XX se han configurado como formas de crítica a ese tipo de conocimiento. Carlo Augusto Viano señala que "el
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tema de fondo de esta critica podrá ser indicado en el tipo de especialización y de clausura propio del conocimiento científico ( ... ) El recurso a la razón se configura. por eso, como intento de hallar horizontes más amplios en los cuales insertar el propio saber científico". 12 En este sentido la razón se ubica en un contexto de creencia y finalidad. De nuevo brota una cuestión básica: el fundamento de la razón y la razón del fundamento. Precisamente, Heidegger escribió un libro intitulado VomWesen des Grundes. A pesar de que Grund significa fundamento o principio, el título de la versión inglesa reza así: The EssenceofReasons. Este dato es sugestivo ya que vincularazóny fundamento, si bien Heidegger trata aquí mayormente del concepto de "mundo". El mundo heideggeriano no equivale a la totalidad de las cosas, sino a aquello que les da medida, propósito y validez en nuestros esquemas. Por eso se remonta críticamente al arjé aristotélico, según lo expresado en la Meta.física. En el análisis aristotélico de la palabra arjé se enumeran las diversas clases de lo que llamamos comúnmente fundamento (Grund): los principios relativos a que un ser es, a qué es y a su verdad. A la clasificación anterior Aristóteles añade la división de las causas: material, formal, eficiente y final." Es interesante notar que, en tiempos de "Cario Augusto víenc, "La razón, la abundancia y la creencia", en Crisis de /Q rezón. p. 322. Según víano, el racionalismo de base histérica ha visto en la ciencia moderna el froto de una época particular y de una estructura sccíoeccncecca. el racionalismo de base naturalista la reduce al extravío de la idea de naturaleza como proceso; las teorías del horizonte teórico general encuentran en ella un ClllIO particular de fonnas de saber más generales. "Aristóteles, }ktufisia¡, trad. Patricio deAzcarate (Madrid: Espasa-ealpe, S.A., 1972), pp. 99-100. Hemos seguido más de cerca la traducción de Heidegger. Irn la versión castellana los principios son el origen de donde se derivan o la existencia, o el nacimiento, o el conocimiento. Heidegger vierte estos tres términos de una manera más a tono con los matices originales: ..... des Grund des Was-seins, des Dass-seins und des wahr-seíns." (VOl! Wesm des Grundes [Evenston: Northwestem University Press, 1969", p. 4). Patricio de Azcárate cita a Asdepio paca indicar que la palabra principio tiene una acepción más general que la palabra causa. En general,. Aristóteles
Aristóteles, se llamaban también principio las artes y, entre ellas, las artes arquitectónicas. La palabra arquitectónica debe entenderse en toda su extensión etimológica que alude al arjé y a la tektosine e incluye a la misma ciencia política. La arquitectura sería el principio del hacer. Igualmente inspirador es el dato relativo a la familia filosófica de teknóo. La teknogonía abarca todo lo concerniente al parto, al alumbramiento, a la procreación. Idéntico significado encontramos en tekno-poiéo. Pero advirtamos que aquí se emplea otra palabra que no habíamos examinado en otro ensayo, cuando intentábamos vincular la técnica con la poiesis griega. Si unimos estos verbos con los verbos afines a la arquitectura-tektaínomai: carpintear, construir, hacertenemos entonces la tónica de la producción como la describe Aristóteles en la Metafísica (Lib. VII, Vll). Bien sea por obra de la naturaleza o del arte, siempre topamos con un hacer concreto que implica una causa eficiente. Aristóteles denomina creaciones (poieseis) a las producciones que no son de la naturaleza. Sin embargo, a la producción del hombre se le da el nombre de procreación, cosa que sereflejaenellenguajecomún griego (v.g. teknopoiéo).14 emplea indiferentemente estas palabras. Tam¡;lOcc;' ~t6tele~ estaba satisfecho con la distinción de las cuatro causas ( Anstoteles hat sích auch nichtbei den 'víer Ursachen' alsnucaufgerafften beruhigt. ..", M. Heidegger, Ibid., p. 6). "José M. Pab6n, DicciotUlrio Griega-EsprJñoI (Barcelona: Biblograf. S.A., 1978), p. 578. Se nos antoja interesante el hecho de que la palabra"artesano" sea punto de convergencia o terreno común de kkhne y fdnóo. i5 Immanuel Kant, Kritik der mnm VmllJ.njf. A 322 "Al5o ist der trarezendentale Vemunftbegriff keín anderer als der von der ottllitaf ~ lkdingungm zu einem gegebenen Bedingten. Da nun das Unbdingfe allem die Totalitiit der Bedingungen mOglich macht, und umgekehrt die Totalitiit der Be~ingunen jederzeit selbst unbedingt ist, so kann ein reiner Vemu . überhaupt durch den Begriff des Unbedingten.. 80Íem er einen Gmn der Synthesis des Bedingten enthiilt, erklirt werden." Gtado por M. Heidegger, Von We:;en des GnuuIn, p. 66. Heidegger cree que la tRscendencia,. entendida a su modo, es el ámbito dentro del cual podremos confrontar el problema del fundaml'nto: "Die Tnaswrdmz ist derrIrach del"
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Este breve excursus no debe distraernos de la cuestión sobre el fundamento de la razón. De ninguna manera, ya que desde los albores del pensamiento occidenta11a técnica mira, por un lado, a los principios, Y, por el otro, a la praxis. Ciertamente, la búsqueda del príncipium ratíonie nos eleva a alturas lógicas y metafísicas. No obstante, también nos obliga a penetrar en el humus de las realidades cotidianas, pedestres. Leibniz hace descansar el principio de la razón sobre la natura veritatis. ¿En qué consiste la naturaleza de la verdad? De no encontrar un criterio definitivo y firme entraremos en un círculo vicioso o en una fuga ad infinitum. ¿Cuál debe ser la suprema instancia crítica? Más allá de la conjunción entre un sujeto y un predicado están las condiciones reales del sujeto y del predicado. Kant previó este escollo en la Crítica de la razón pura al proponer el concepto transcendental de la razón, es decir, el concepto de la totalidad de las condiciones de un condicionado dado. Puesto que el incondicionado sólo hace posible la totalidad de las condiciones y, a la inversa, puesto que la totalidad de las condiciones es en sí incondicionada, un concepto puro de la razón puede ser explicado generalmente a través del concepto del incondicionado en cuanto este contiene un fundamento de la síntesis del condicionado." Kant quiso salvar, por medio de la idea, la unidad sistemática del conocimiento y la pureza de la razón, dejando la referencia del datum ala suerte del entendimiento. Lahistoriasehaencargado de revisar radicalmente el idealismo trascendental de Kant. Bezirk, innerhalb dessen das Problem des Grundes sich muss antreffen lM5en (Ibid., p. 32). Aunque sea difícil creerlo, Hegel, a quien muchos identifican con el dimax de la especulaCión idealista, tachó de puramente intelectual el conocimiento ineficaz de Kant y levantó sus armas filosóficas a favor de la razón consciente y eficaz (Enciclopedia de las ciencias filosójials (Mb:ico: JuanPablos Editor, 1974], pp 296-297; DiePluienomenologiedesGeistes, V<J7'rnk, en Siiml/idre Werk.., Jubilaumsausgabe von H. Glockner, vol. II, pp. 50-51; Fmommologill del Espirifu [Mbico: Fondode Cultura Económica,.1966], p.36). R
Mientras tanto, seguimos tras las huellas de la suprema instancia crítica, aunque ya no se hable de la virginidad de la razón. Corremos tras la utopía de un saber absoluto, no en virtud de especulaciones filosóficas, sino penetrando eficazmente en los micro y macroelementos del universo; y, sobretodo.observando el paso concreto del hombre a 10 largo de la historia. Dicha observación describe una razón que se configura gradualmente en procesos semejantes a la bioretroacción. Muchos inventos nacieron de la imitación de la naturaleza: v.g. la fotografía, la congelación, la transportación aérea... Distingamos, por consiguiente, la razón fundante de la razón eficiente. La primera se sitúa en el espacio de la creencia, en el sentido profano. La segunda recoge los esfuerzos del hombre encaminados a lograr unos resultados específicos empleando unos medios efectivos. La dimensión de la racionalidad que se ubica en la creencia apunta hacia un saber que contiene necesariamenteensísu propiajustificación. Laracionalidad tecnológica, ala corta o a la larga, también se apoyará en un pensamiento que le confiera legitimidad. Sin embargo, ese pensamiento se nutre de su propio desarrollo siempre abierto a nuevas posibilidades. Las potencialidades están orientadas de alguna manera en la dirección de la evolución más que en una teleología propiamente dicha. Consecuentemente, le repugna una metafísica petrificada, ya que lo que pueda llamarse ser queda expuesto a una continua transformación. La misma evolución pemanece supeditada a la dialéctica de la producción técnica. Los factores de la técnica estarán, probablemente, muy atentos a los factores pragmáticos y a las presiones inmediatas, sin "cumputare" fundamentaciones metafísicas. Las críticas y reflexiones exógenas abrirán uncampo de racionalidad más amplio a la mera efectividad del homo technicus.
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5 Esta profecía arranca del paradigma de las ciencias positivas. Estas no podían satisfacer las exigencias de un saber que es a la vez saber verdadero, certeza, creencia. Si la verdad es el correlato del completo carácter racional de la protodoxa, de la certeza de la ciencia, como señala E. Husserl, entonces el camino hacia el saber absoluto cruza por predios ajenos a las ciencias positivas. La ciencia, en cambio, alenriquecer su propia metódica, contribuye a ensanchar el trabajo de la esfera del pensamiento simbólico. las ciencias devienen lo que son, fábricas de proposiciones preciosas y prácticamente útiles, en las que se puede trabajar como obreros y como técnicos descubridores, a las que, encalidad práctica, se puede llegar aun sin una íntima comprensión, entendiendo de ella, en el mejor de los casos, simplemente la racionalidad técnica. 16
Tememos que Husserl haya sido demasiado optimista en su apreciación de las"fábricas de proposiciones". La racionalidad de la técnica se ha complicado enormemente, y el abismo entre ciencia y técnica se esfuma incesantemente en aras de la tecnociencia. El pensamiento teórico suele juzgar la constitución de la actividad tecnológica. Ahora la conciencia irrumpe en los lugares más recónditos para desvelar los secretos del pensamiento teórico. En otras palabras, la técnica I6Edmun~ J:lusserl, l~ relativas" Unll jenumenologúl pum Y" Unll filoso-
Júz fmollU:1lolog¡aJ.ill (Me:xICO: Fondo de Cultura Económica, 1962), par. 18.
Cario Augusto VI~ asevera que, con la crisis del positivismo, se disuelve el círculo entre I~ ~ gIoball'5 de la hisloria y su marcha por un lado, y el desarrollo ~e la cienCia (en Comte) o de la cosmología científica (en Spencer) por el otro. Se abren entonces d05 alternativas: 1) la ciencia es considerada ~ ~rma de ~Iidad técnica y utilitaria,. disponible para muchos fines ~Ies; 2) la C1~ es la forma de racionalidad que corresponde al punto antl!rior, pero preasamente por ello depende de una forma particular de la SIJI:il'dad.IacapililIistaoindustrial.", rLafilZÓflolaabundanciay lacreenciort, p.324).
pretende descifrar los mismos resortes íntimos de la racionalidad. El cerebro ya no es una esfera misteriosa,
separada de los filósofos por una gruesa pared de huesos y especulaciones, sino una intrincada"central eléctrica" cuyos proceso afectan las funciones del
aprendizaje, la personalidad y las emociones. "La única función que s610el cerebro puede realizar es aprender. La deducción parecía inevitable: probablemente existe alguna relación entre el aprender y la actividad física que únicamente se encuentra en el cerebro: sus ritmos eléctricos" ." Laracionalidad tecnológica pretendeserunasíntesis englobante, más que una racionalidad vicaria o una tercera alternativa entre el hombre y la naturaleza. El modus technicus amplía los horizontes, modifica las relaciones entre el hombre y el mundo, y de los hombres entre sí; influye igualmente en los modelos de aprendizaje y en las condiciones del conocimiento. Evidentemente, esta racionalidad no procede por vía machina ex coeío. ni en una perspectiva lineal. Más bien responde a un patrón semejante al "cierre categorial" de G. Bueno. La técnica, como la ciencia, surge en continuidad con operaciones anteriores, a partir de las cuales se ha logrado construir un cierre. Gilbert Simondon superó el análisis tradicional de las etapas de la técnica al proponer un esquema más orgánico.v Simondon distingue tres edades: la de los elementos (siglo XVII!), la de los individuos técnicos o máquinas (siglo XIX) y la de los conjuntos (siglo XX). Por el momento, nos ocuparemos de la tercera edad, que es cuando se verifica la independencia de las máquinas, el control y la regulación de su funcio"W. Grey Walter, nla actividad eléctrica del cerebro", "n FísiC41 y quimiC41 de 1" vi¡J,¡ (Madrid: Alianza Editorial, 1969), p. 282. lIGilbert Simondon,. Du moded'e;ristena des alljects techniques (Faris: Au-
bier-Montaigne, 1958).
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namiento. El sistema funciona eficazmente gracias a una relación orgánica entre las partes y el todo. La automación es un paso adelante respecto de la automatización, donde la función es única e invariable. La clave hermenéutica del proceso consiste en alcanzar un control que garantice la economía y la eficacia. Pero también se dan unas consecuencias laterales muy interesantes. " A medida que aumentan la complejidad y la integración de los conjuntos, se ve disminuir progresivamente la distancia que separaba, a juicio de los filósofos de los siglos pasados, la materia de la vida, y la vida de la conciencia; la máquina, del organismo biológico, y a éste del organismo social, por un lado, y, por otro, de los comportamientos 'inteligentes' o del pensamiento' " '" Vivimos en una época de confluencias impresionantes, mientras, paradójicamente, larealidad sepulverizaenconcepcionesgranularesysubatómicas. En un tiempo de totalismos orgánicos y, frente a la ultraespecialización, se impone una"ciencia sintética". Hay varios criterios de clasificación, o mejor! de organización que quieren explicar el denominador común de los diversos ensamblajes. La cibernética representa una revolución frente a la clásica configuración de las ciencias. Al igual que otras tendencias actuales-signos de los tiempos-aquella persigue una constante racional en las relaciones constitutivas de las organizaciones. Este conato holístico no respeta las fronteras de las clasificaciones tradicionales de reinos, saberesomaterias. Su aplicación arropa todo tipo de organismo: mecánicos, biológicos, sociales. Para los propósitos de este ensayo, 10 más significativo de la teoría cibernética es que utiliza la 19Abraham Moles y Andrés Noíray, "El pensamiento técnico", p. 509.
analogía como método de investigación y como principio de razonamiento. A. Moles y A. Noiray han explicado claramente este método de una ciencia que tomapor objeto loqueescomúna todos losorganismos,» Consideramos que la teoría cibernética guarda en su seno una de las vertientes más ricas y vulnerables de la ratio tecnológica. Ricas, porque su construcción de modelos de objetos abre nuevas alternativas a la intención de introducir orden en un sistema complejo. Vulnerables, porque puede ser peligroso desentenderse de la naturaleza de los órganos o partes de un todo. Siempre cuelga, cual nube amenazante, la tentación de reducir los fenómenos biológicos y sociales a un sutil panmaquinismo, hipotecar el sentido del universo a la efectividad de simulacros.« La analogía estructural o funcional como nueva clave gnoseológica se vale de un modelo que a su vez establece un diálogo entre la explicación racional y el objeto. La noción de simulacro no es una novedad en la ciencia. La novedad radica en que el pensamiento fenomenotécnico acentúa el elemento funcional y traza un círculo de exclusión en torno al mundo en sí mismo. La verdad de las construcciones analógicas y el sentido del mundo dependen de la eficacia del modelo. Eficacia y perfección, dos palabras de una misma raíz, son los valores de un saber resueltamente pragmático. La preocupación de la ciencia de las máquinas no se conforma con rehacer idealmente lo real, ni con integrarse en él en vez de descomponerlo, sino que se esfuerza por hacer realmente lo ideal. La construcción de dispositivos caracterizados por una gran capacidad de adaptación y plena autonomía es un testimonio de la ruta ascendente de ese nuevo reino de la complejidad. "'Ibid., pp. 51()..520. El estructuralismo contemporáneo muestra ciertos vínculos con el pensamiento técnico cibernético. uIbid., p. 517.
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La noción de complejidad, medida universal del universo tecnológico, revela una dimensión esencial del lagos, no ya como fuerza racional que suscita obediencia (Fedro 253 d-e; Eíica a Nicómaco, 1, 13, 1102 a 27-1103 ai), sino como justificación de la distinción entre la totalidad y las partes en el mundo de los organismos. Todavía está en pie la búsqueda de la proporción, del criterio de semejanza y constancia para neutralizar la complicación en la etapa actual de la evolución. La machina speculatrix, la machina philosophíea y tantos otros artificios que rayan en la ciencia ficción son acercamientos a una ordenación o computación donde estructura y función se funden en objetivos específicos. Hubo una época cuando las bibliotecas podían almacenar, de un modo más o menos organizado, las conquistas del ingenio humano. Ese mismo ingenio ha debido crear ordenadores supereficientes para computar y poner a disposición de la sociedad la inmensa reserva de los conocimientos humanos, en un lenguaje apto para expresar la renovación del universo artificial. Si la complejidad era la medida del universo tecnológico, la información es la medida de la complejidad. G. Simondon compara la teoría de la información con el energetismo termodinámico, correspondiente a la primera revolución industrial, La información, que es el pensamiento tecnológico de la era de los conjuntos, tiene uncontenido eminentemente reguladoryestabilizador. Lamáquinadebesuexistencia a la organización y a la información; como la vida y con ella rechaza el desorden y la nivelación que anula el cambio. La máquina es instrumento al servicio de la vida, de la energía y de la estabilización del mundo. Una visión optimista como la de Simondon supone, a nuestro juicio, un locusrationismás amplio que la miopía del simple maquinismo. Ha deser así porque la vocación
de totalidad de la razón no se limita a ponderar la efectividad de las creaciones ad Me. Al contrario, se lanza a examinar las consecuencias más amplias de la complejidad, sabiendo que los sutiles artefactos de la macro y microtécnica trascienden o traicionan los fines originales. Asimismo, parece "razonable" calcular los imponderables psicológicos y sociales de la tecnociencia y disminuir el margen de irracionalidad de los sistemas. Si se desea poner orden en el nuevo cosmos, no conviene desordenar al ordenador principal.
6 Ahora que nos asomamos al campo de la preocupación moral, vemos que el nuevo pensamiento técnico se presenta como una versión ontológica y gnoseológica de la ética utilitarista. Por supuesto, no deja de plantear cuestiones de carácter ético, Sucede que los conceptos de bien y de mal son sustituidos por los binomios eficacia-ineficacia, éxito-fracaso, consecuenciafavorable-eonsecuenciadesfavorable,etc. La teleología de cuño clásico tambiénsufreuna profunda revisión. La acción apunta hacia ciertos objetivos, pero se descartan los fines existentes en sí como algo absoluto. Los objetivos hacen referencia a otras etapas en una jerarquía de niveles, identificándose con la función. Lo importante, en última instancia, es la organización científica de los medios y los fines. En ningún momento estamos insinuando un expediente de neutralidad en lo que concierne a la ciencia o a la técnica. Ni siquiera es necesario recurrir a la realidad institucional de la llamada tecnocracia para detectar las implicaciones axíológicas. En la misma contrastación de teorías se produce un desplazamiento sutil del es al debe. Antes de pasar a la lógica de contrastación, permítasenos aludir a la ratio de la tecnocracia, SegúnjeanMeynaud,latecnocracia"trouve
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son fondement initial dans le culte de I'efficacité qui traduitle souci d' obtenir le maximundes résultats pour le minimum d' efforts. Cette attitude (... ) implique une grande confiance dans le valeur du raisonnement expérimental POU! la solution des problems sociaux". La tecnocracia, en el mejor de los casos, estaría en las antípodas de la burocracia. El gobierno fundado en la 22
técnica pretende organizar racionalmente todos los elementos del organismo social para conseguir la máxima eficacia. El ideal de la eficacia no es impugnable perse. El aspecto contestable sería la falta de controles superiores, los parámetros o la definición de la propia eficacia y la tentación de crear un superorden o una superrazón sin referencias ulteriores. Es redundante insistir enla carga de valores que inyectan las sociedades a la actividad tecnocientífica. Anteriormente cuestionamos la neutralidad de las ciencias. Algunos conceden que haya una relación externa y unilateral entre la ciencia y los valores. La relación iría de los valores a la ciencia, pero no a la inversa. Como la ciencia en sí misma no crea valores, nunca trascendería a la región deontológica. Aquí es donde acudimos a la lógica de la contrastación. J. Muguerza, M. Bunge y M. Quintanilla han tratado de relativizar la antinomia entre el es y el debe, es decir, la exención deontológica de la ciencia. J. Muguerza revisa el esquema de la lógica de la contrastación partiendo de la lógica de la explicación científica, la lógica de la predicción científica y la "Jean Meynaud, La tech"'x:ra/ie: mythe o.. Tea/ile? (paris: Payot, 19(4), p. 8. Nos extraña que J. Meynaud considere el razonamiento técnico comorfecteur d'objectívité et d'fmpartielité". El atribuye a la ideologí¡¡ la selección de los objetivos. Debemos matizar este juicio y preguntar hasta qué punto se dan la objetividad y la imparcialidad en la totalidad del fenómeno. ¿No depende la objetividad de la ontología, y ésta, de la fil000fia?Tampoconooconvence fa marcada distinci6nque Meynaudestablece en~ ciencia y lécniD. (Ibid.• p.l9).
aplicación tecnológica de la ciencia. Nos interesa particularmente el tercer miembro de la tríada. La aplicación tecnológica de la ciencia se suele presentar como una variante del esquema de la explicación científica. ElterminusaquoesunacontecimientoA,como objetivo que se desea conquistar, y la teoría T que proporciona un conocimiento basilar con respecto a la producción de A La tecnología crea las condiciones C que, obedeciendo alos presupuestosteóricos, permitirán alcanzar el objetivo específico. Por ejemplo, si queremos calentar un gas y conocemos la teoría cinética de los gases, construiremos unaparato que cree lascondiciones apropiadas. En este caso de aplicación existe un enunciado normativo: T=C--+A
A es deseable (como objetivo de la acciónde alguien) Constrúyase C La conclusión práctica - Constrúyase C - "es desde luego un mandato, no una declaración, pero su fundamento no residesóloenT (puramente declarativo), sino en la conjunción de T y 'A es deseable' siendo aquí ya este último un enunciado valorativo." '"La lógica de la tecnología parece excluir, por consiguiente, el paso axiológico. Ahora bien. el esquema de la contrastación nos remite a un valor meta-eientífico fundado en la misma necesidad de la contrastación. Aunque, lógicamente, la teoría es independiente de lanecesidad de contrastarla, "desde el punto de vista de la realidad material de la investigación científica T y 'es preciso contrastar T son inseparables, de lo contrario T no sería "'Migue1A.Quintanilla, NElmitodelaci~ia",en~jcri~rWdela~ rontemporúne¡¡, p. 75. Téngaseenmenteque el SIStema industriabubvíertede forma radical la lógica de la investigación científica y de su apliolci6n (cfr. Ibid., pp. 79-81).
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una teoría científica, sino, por ejemplo, una expresión poética, mística, etc"." Esto significa que T es en la práctica inseparable de " Constrúyase e": para contrastar T es preciso que C. La ciencia crea normas; y los valores científicos son internos a la ciencia y consecuencias de ella. Nos percatamos, entonces, de lafunciónascendente que ejercen la acción y los procedimientos operativos en la misma esencia de la ciencia, por no decir en toda la cultura Occidental. Precisamente, aquí resulta patente uno de los signos más importantes de la. crisis de la razón clásica. La contrastación, el empeño de verificar los problemas mediante la acción, abona el terreno de una nueva forma de racionalidad que pasa cada vez más por la mediación de la técnica. "La disolución de las formas jerárquicas y del orden absoluto de las verdades, propias de la racionalidad clásica, pasa por ese acercamiento del saber desde un plano elevado y sublime al de las actividades intelectuales de los hombres que son especificadas por los procedimientos efectivos de las circunstancias a través de las cuales las formas del saber son practicadas, construidas y vividas." z; El interés se ha desplazado desde las categorías teoréticas y abstractas hacia la disponibilidad pragmática de los objetos. De ahí la importancia de las referencias extraintelectuales, las pruebas de realidad, las representaciones simuladas y las pruebas de contrastación.Ensuma,larazóneficienteseabrecamino "¡bid. Se colige que la técnica puede servir de instrumento de contrastacíón a la ciencia y es un elemento indispensable de ésta. En la prá~tica es posible que la técnica sea el puntode partida de la investigación. QuIenes reducen la ciencia a la técnica ven en la primera un ~"istema de racionalización dominado por el desarrollo técnico que a su vez dependerá de las "",:""idadcs de la industria y por lo tanto la ciencia habrá perdido su primacía" (lb,d., p. 79). Como sabemos, ésta no es la Unica manera de proclamar la primada de la praxis. "'Aldo Gargani,. Hlntroduceiónw , en Crisis Esta postura da por sentado que la cosmovisión mecanicista fue una condición previa que permitió la hegemonía del imperio de las máquinas. La tesis de Murnford es aceptable siempre y cuando mantenga los resortes ideológicos del mecanicismo arraigados en unas circunstancias materiales muy reales. En todo caso, la máquina discriminó contra las cualidades secundarias y se convirtió en paradigma de las cualidades exclusivamente primarias, calcando una falsificación de la naturaleza. ¿Regresamos hoy tras las huellas de las cualidades secundarias por los caminos artificiales? La conquista de la naturaleza no es un sometimiento simple e ingenuo, sino una reconstrucción o re-síntesis a partir de las descomposiciones realizadas por el pensamiento.
2 El asunto es más serio aún. Se trata de la reconquista del mismo medio forjado antiguamente por el hombre. Analicemos un ejemplo literalmente"doméstico". Las 'Lew;s Murnford, Technics and Civilizali01l, p. 51. En la página 59 aparecen algu~os e~mentos~el contexto social e i.deológico d-:l maquinismo:
-creee-
makmg: I~e-keep~ng: space exp~ora.h?':l: monas~c regularity: burgeoís order: technical devtces: prolestant Inhibjtícns: maglCal explorations: finally Ihe magistra~ order, accuracy, and .c!arity of the physical sciences therns-:Jves'". Aquiel au~r mezcla actividades y movimientos sin ningún orden Jerárquxo. En la págma 70 Mumford hae una sugestiva comparación entre la ciencia Yel mundo conceptual de los físicos del siglo XVII.
moradas antiguas eran concebidas mayormente como abrigos, es decir, techos que servían derefugioy amparo a los que vagaban a la intemperie. Todavía las casas conservan esta función. pero apenas nos damos cuenta. El hecho se hace conspicuo cuando luchamos en medio de una tempestad o quedamos a merced de los elementos. Aparentemente el domicilio moderno relega a un segundo lugar la finalidad de refugio. Toma precedencia el conjunto de aparatos y objetos que co-habitanconlos usuarios de lacasa. La incorporación de estos artefactos hacen del hogar un centro de actividad, es decir, una gran máquina. Hace poco tiempo que un sector de la humanidad logró escapar del ritmo de vida impuesto por las estaciones. Gracias a las condiciones creadas artificialmente por el hombre - luz, calefacción, refrigeración y otras - la casa es un microcosmos que goza de cierta autonomía. Los gruesos muros de las casas antiguas eran una defensa contra el frío y los intrusos, pero entorpecían las posibilidades de la vida intelectual. A este propósito J. Fourastié sostiene que "la premiere conquéte du machinisme est celle du Verre vitre. (...) Seule la technique der verre a vitre a pu résoudre le dilemme et ouvrir nos demeures nordiques a la lumiere, sans laquelle il n' est point de civ ilisation écr ite"» (la primera conquista del maquinismo es aquella relativa al vidrio o cristal. (...) Sólo la técnica del cristal ha podido resolver el dilema y abrir nuestras moradas nórdicas a la luz, sin la cual no se da la civilización de la escritura). Ciertamente, los climas de tipo mediterráneo favorecieron, en el pasado, la civilización intelectual, pero sería una enorme exageración atribuir mayormente a las ventanas de á
'lean Pcureetíé, .MWúnisme et /1im-itn, pp. 199-200.
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cristal la ilustración de los países fríos. Las culturas meridionales también están endeudadas con las rutas del comercio y otras hipotecas del progreso material. Por otro lado, la presencia indiscreta del sol puede atrofiar la vida intelectual Indudablemente, el maquinismo ha provisto una base sólida para asegurar el avance de la civilización, para neutralizar la fragilidad humana. (R. Descartes, pensador robusto y aventurero, sucumbió ante el
invierno de Estocolmo). Sin embargo, esta apreciación no es más que un primer acercamiento. El pensamiento técnico detecta un reino absoluto, totalizante que abarca tanto al hombre como a la naturaleza, sustituyéndolos y colocándolos en relaciones hermenéuticas. El medio antropotécnico elabora una síntesis enlaque se integran el yoy el mundo. Ene! capítulo "Técnica yracionalidad" habíamos distinguido tres etapas en la evolución técnica: elementos, máquinas y conjuntos. En la edad de los elementos sobresalen las herramientas y los instrumentos del taller. El hombre es el centro del progreso que se verifica paulatinamente en los elementos. La máquina cancela el antropocentrismo, al conquistar cierta autonomía como individuo técnico. Finalmente, la edad de los conjuntos establece la interdependencia de las máquinas¡ se acentúa el control y la regulación de su funcionamiento. Paradójicamente, los artificios que negaron originalmente las realidades orgánicas, dan lugar a un tejido muy semejante a un organismo. Este fenómeno escapa a las clasificaciones vulgares del desarrollo de la técnica. No basta con descubrir las características externas de los autómatas en comparación con las herramientas y las máquinas más heterónomas. Un análisis realista penetra hasta las configuraciones sistemáticas de unos componentes que entran en juego de variables fundadas en estructuras y funciones. Las partes pueden variar su funcionamiento
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según el estado del conjunto y la finalidad propia. El paso de la automatización a la automación puso en escena la obra de los conjuntos integrados, allanándose el camino entre la materia, la vida y el pensamiento. La complejidad y la integración son claves hermenéuticas en la llamada civilización tecnológica. "El concepto de complejidad es, pues, esencial en la civilización tecnológica, ya que el horno faber ha desplazado lentamente su papel desde la fabricación de objetos unitarios, hechos a mano, a la idea de ordenación o combinación de partes simples, de elementos cuyas propiedades trascienden de sí mismos: el todo es más que la suma de las partes".' En el siglo XX convergen las condiciones idóneas para edificar una especie de" sistema modular". Es la época de la ultra-precisión y de los moldes que permiten garantizar la unidad en la diversidad. Semejante novedad de los objetos técnicos resulta patente desde los juguetes infantiles -rtransformers" - hasta los más complejos juegos combinatorios. Junto a esta nota de la tecnología moderna percibimos la tendencia cada vez más compulsiva de invertir la relación entre tamaño y eficacia. Aunque el factor cuantitativo sigue ejerciendo cierta fascinación en la psicología del hombre común y corriente-¿hombrecomún ycorriente?-, pierde vigencia el dicho popular "Barco grande, ande o no ande". A la verdad que los medios de transportación masiva exigen cierto volumen, pero el núcleo de la maquinaria se reduce vertiginosamente. Tantoenlas máquinas bélicas como en los aparatos electrónicos la funcionalidad se mide en proporción inversa al volumen del objeto. No sólo se reduce el tamaño de las piezas o circuitos, sino que también se simplifican los procesos complicados, gracias a nuevos métodos y materiales. Si la naturaleza 'A. Moles, Trorí~ de los objetos (Barcelona: Ed. Gustavo Gil, S.A., 1975),p. 36
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humana tiene horror ante el vacío, la razón eficiente siente náuseas ante el despilfarro en la consecución de los fines. Posiblemente fueronantimonias corno éstas las que inspiraron las reflexiones de Pedro Salinas en torno a los procesos técnicos. Decía Salinas, irónicamente, que tales procesos, "complicados y abstrusos siempre, hijos detantoytanprofundocavilar,serematanenresultados de tal sencillez que recuerdan a juegos de infantes".' Si bienla técnica es un esfuerzo para ahorrar esfuerzos, no por eso debemos concluir que los resultados son necesariamente sencillos. Por lo menos, éste no es el caso de las supermáquinas contemporáneas. Curiosamente, los mismos juegos infantiles se han tecnificado y ya no son tan siro pIes como antes. La obra de Salinas contiene abundantes pistasfenomenológicas, aunque revestidas de poesía y bajo una gran armazón ética. Nadie le restará valor a los planteamientos éticos y sociales de la técnica, en línea optimista o pesimista, pero creemos que se ha dedicado poca tinta a analizar el fenómeno en sí. Las actitudes ante el instrumental mecánico, sean románticas u optimistas, revelan una cripto-inteligencia de la realidad técnica, es decir, una concepción implícita de la civilización de las máquinas. De lo anterior se desprende la urgencia de una fenomenología de las máquinas, particularmente de las relaciones entre éstas y el hombre. No obstante, hemos de aclarar desde un principio que, dada la complejidad del maquinismo actual, esas relaciones no se limitan a un esquema lineal hombre _ máquina -e naturaleza, corno si sólo existieran dos reinos y un intermediario. Ya dijimos que el reino de las máquinas tiende a revisar lPedro Salinas, La bambaincreíble(Río Piedras: Editorial Edil, 1970), p. fó. A juicio nuestro, esta obra condensa las consecuencias de la irrupd6n de lo sobrenatural en la supuesta panacea racional de la tecnocracia, y encuentra el sufrimiento en la misma raiz del ser humano.
los términos de la dialéctica y aadelantarnuevas síntesis englobantes. Igualmente, en el capítulo "Técnica y fenomenología" presentamos distintos modelos de la inserción de la máquina en el mundo del hombre o de la inserción del hombre en el mundo de la máquina. Considerando la rica variedad de máquinas y las diversas modalidades de la relación mecanoantropológica, es prudente rechazar un paradigma absoluto o primario.
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Apesardequeeldesarrollotecnológicoestáflechado hacia la total autonomía de la máquina, relevando al sujeto humano de ser un anej~ del univ~rso mecánic?, sería ingenuo pensar que exíste una independencia entre el maquinismo y las concepciones ,perso~es_ Cada máquina, o mejor dicho, cadacategona mecánica, dicta las pautas de una percepción fenomenológica particular. La relación entre el ~uj~to y la ~~quina varía, dependiendo de la constitución específica de cada artificio. Varía también el tipo de inserción en el medio creado por la máquina particular, y la proyección hacia el mundo corno tal. Claro está, el mundo corno tal se confunde cada vez más con la tecnosfera. Las máquinas están recortadas según el patrón ~e la precisión y del cálculo, pero los vínculos entre ~I sujeto y los instrumentos mecánicos no son necesarI A (SI) J, donde!G. riqueza social), DN (~ dominio de la naturaleza), (- contradicción], UR (uso represivo), RD (- riqueza. y .d,;,minio), ~----:> produce), A (agresividad), SI (_ nivel social e individual). Cfr. Ibíd., pp. 67-68. . Varias décadas atrás, Jacques ElIui había compara.do el desplazamíenrc de las decisiones en la máquina automática con el rtusmc fenómeno en las organizaciones: uDe meme que la machine automatique élimine l'homme qui n'a plus qu'¡'¡ la contróler et a veiller 1u'e~e ~e se déregle, .d~ muemeune organisation au point fonctionne avec e :mn~~ de déclSlon . (De la misma manera que una máquina automática ehmIna al hombre que s610 debe controlarla y velar por su buen funcio~,:"iento,.de esa m~oera una organización bien afinada funciona con el mmI.mo de íntervencjones.) (Úl techniqueau I'enjeu du siede (parís: Armand Cohn, 1954).
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losobjetosnoesunEenómenoexclusivodedeterminados sistemas sociales, aunque sí puede ser favorecida por ciertas ideologías y praxis. También habrá que matizar la apodíctica afirmación marcusiana en el sentido de que el progreso técnico significa un continuo aumento de enajenación. Aunque Marcuse veenesta enajenación un factor positivo y una condición del reino de la necesidad, el ámbito del trabajo socialmente necesario podría disminuir a la vez que se crean espacios para el desarrollo de las facultades humanas. ¿Habrá alguna manera de espiritualizar la tarea técnica como sucede en las artes, para que reine allí la libertad? Enla perspectiva marxista este tipo de desiderátum no se cumple a la manera del deus ex machina del teatro antiguo. Laformaciónsocial responde a un determinado desarrollo de las fuerzas de producción y al correspondiente surgimiento de nuevas relaciones de producción: "Eine GeseIlschaftsformation geht nie unter, bevor alle Produktivkrafte entwickelt sind, für die sie weit genug ist, und neue hohere Produktionsverhaltnisse treten nie an die Stelle, bevor die materiellen Existenzbedingungen derselben im Schoss der alten Gesel1schaft selbst ausgebriitet worden sind" y (Una formación social no desaparece nunca antes de que todas las fuerzas productivas para las cuales es suficiente se hayan desarrollado, y las nuevas relaciones de producción, más elevadas, no vienen nunca a ocupar el lugar de esa formación, antes de que las condiciones materiales de éstas hayan sido engendradas en el seno de la antigua sociedad misma.). Aunque Marx no previó todas las consecuencias de la
"Karl Marx, Zur Kritik derpol.itischen Oekonomie, en Karl Marx, Friedrích Engels, Werke ~nd 13 (8erlí~; Dietz Ve~lag, 1969), p. 9. En los párrafos que preceden a ja Cita, Marx analiza la relación entre la estructura ecOnómica y las formas ideológicas.
113 sociedad industrial avanzada, sí logró señalar algunas pistas para interpretar la conducta del ser ~~ano en las novedosas condiciones del mundo tecnificado. En su obra Grundrisse der Kritik der politischen Oekonomie el pensador alemán había dicho que cuando el capital crea la apropiación universal de la naturaleza, ésta se convierte en pura cosa de utilidad. Entonces l~ naturaleza deja de ser reconocida como poder por SI misma, "y el movimiento teórico de sus ley~s independientes se presenta simplemente con:o asiucía, para someterla a las necesidades h~manas, bien .co~~ medio de consumo, bien como medio de produccíón . Hemos subrayado adrede la palabra a:n.:cia porque ésta recoge uno de los significados orIginales de la técnica. La actividad del trabajador y de la máquina juega un papel de primer orden en la apropiac~ón';lniversal de la naturaleza. La génesis de la maqumarra ~ ~an escala está endeudada principalmente con la dIVISIón del trabajo, responsable a su vez de transform~r las operaciones de los trabajadores en operaclO~es mecánicas. Asílamano rítmica del obrero abre el carruno ala hegemonía del mecanismo. Dala impre~iónde que K. Marx vislumbró el efecto del proceso técruco sobre la acción del trabajador y el cambio social. El desarrollo de la industria hace que la riqueza dependa más de agentes (Agentien) mecánicos que del tiempo y ~e .lacantidad de trabajo utilizado. La poderosa efectividad ,de ;~les agentes remite más bienal estado de progresoclen~lfrco tecnológico. Aquí conviene tener en mente la teSIS que
"Karl Marx Línea;; fundamentales de la economía política, en Obras, 1" Mitad VoL 21 (Barcelona: Grijalbo, 1978), p. 366. Es interesante ~cer :~a cómo Marx corona las diferentes metamorfosis del instrumento e Ira JO con el "sistema automático de máquinas". Pero todavía nos e,:,contramos ante autómatas rudimentarios en los que el trabajador es determinado como miembro consciente de los mismos. (Ibíd. 2"Mitad, Vol. 22, p. 81.)
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aparece en Zur Krítik der politischen Gekonomie: el desarrollo de las ciencias está en relación con el desarrollo de la producción material Coneladvenimientodelneo-maquinismo el hombre deviene vigilante y regulador dentro del proceso de producción. Si bien en la actualidad las máquinas se a~torr~gulan, alterando así la presencia del sujeto en el dinamísmr, de la producción superindustrial, creemos oportuno citar un texto de K Marx muy sugestivo a la hora de ponderar las repercusiones sociales del fundamento creado por la gran industria: El.trabajador ya no es el individuo, que interpone el objeto natural modificado como miembro intermedio entre el objeto y sí mismo; sino que interpone el proceso
natural, que él transforma en un proceso irtdustrial, como medio entr~ sí mismo y la naturaleza inorgánica, a la cu~ él domina El se coloca junto al proceso de producción, en lugarde ser su agente principal. En esta transformación, no es ni el trabajo inmediato realizado por el h~m~re mismo, ni el tiempo que él trabaja, sino la aprop~aclón de su propia fuerza productiva general [Pro~u~tlVkraft], s.u comprensión de la naturaleza y su domínío de la nusma a través de su existencia como cuerpo social; en una palabra, el desarrollo del ~dividuo social, el que se presenta como la gran ple~a angular de la producción yde la riqueza. Elrobo de tiempo de trabajo ajeno, sobre el que descansa la riqueza actual, se presenta Como una base miserable frente a ~ta bas~ recién descubierta, creada por la misma gran ~ndus~a. Tan. pronto como el trabajo en forma ~e